*ૢ Capítulo 39*ૢ
Jungkook se movilizaba por el bosque lo más rápido que podía. Pues no era del todo fácil hacerlo cuando cargaba a Taehyung entre sus brazos. Si bien el joven era liviano, justo ahora que estaba desmayado era un peso muerto. Pero no importaba, no ahora que iban con rumbo al lago dispuestos a terminar con esta maldición.
Cuando Namjoon y Seokjin terminaron de explicarle los últimos detalles de vital importancia al azabache, este se despidió, prometiendo avisarles los resultados cuando todo acabara. Con destreza buscó los materiales que necesitaría, para luego guardarlos en una bolsita de plástico que llevaría en uno de sus brazos.
Mientras se desplazaba entre toda la naturaleza de aquel bosque, no pudo evitar rememorar los ánimos por parte de la pareja. Los cuales agradecía infinitamente. De verdad que se sentía pleno al contar con su ayuda, porque de no haber sido el caso, no hubiera tenido ni la más mínima idea de cómo ayudar a Taehyung.
Por eso hecho es que ahora podía afirmar que nada fue una simple coincidencia.
Esa bruja parecía tenerlo todo calculado. Hasta el más ínfimo detalle.
Y es que desde que Seokjin hyung le contó esa loca historia en la que su abuelo era el protagonista, su mundo se aclaró. Era como un puzzle que se acomodaba por sí solo. Cada uno de sus recuerdos pareció cobrar un nuevo sentido, y hasta el hecho de que hace unos días tuviera un sueño de su infancia, fue lo que terminó por reafirmar su situación.
Él estaba destinado a conocer al peliceleste.
Pero no por eso debía aceptarlo.
Ya que la bruja le dio libre albedrío para decidir.
Pero eso no había sido necesario, porque cayó rendido por Taehyung desde que lo conoció.
¿Y es que cómo no hacerlo? Si ese joven era lo que siempre soñó.
Amable, dulce, ocurrido, sabía escucharle y compartían una complicidad innegable.
Estar con él era como sentirse entre las nubes.
En el mismísimo paraíso. En ese edén en el que sentía que podía perderse libremente. Ya fuera por esas facciones etéreas, en esos particulares gestos o en sus palabras hechas de terciopelo, en sus manos suaves como los pétalos de una rosa, en sus labios rojizos sabor a frutos rojos que escondían sonrisas cuadradas y en esos ojos profundamente coquetos e hipnotizantes.
Definitivamente le agradecía al destino tener esa oportunidad única en la vida.
Porque si no hubiera sido él... Tal vez Taehyung no correría con la misma suerte.
La fémina había sido muy clara cuando le transmitió su mensaje al abuelo.
"Los sentimientos debían ser recíprocos para que la maldición desaparezca".
Pues de darse el caso que esa otra persona de verdad hubiera querido ayudar al mayor, sin enamorarse en el proceso, el resultado sería el mismo.
Taehyung siendo condenado sin la más mínima posibilidad de salvarse y con el corazón nuevamente roto al saber que esta vez sería para siempre.
Con un movimiento de cabeza despejó esa desastrosa imagen que apareció en su mente, y mejor decidió perderse por un instante en el pacífico rostro que descansaba a unos centímetros suyo.
Sintiéndose mejor con esa simple acción, nuevamente volvió a concentrase en el camino por el que iba. Tan solo bastaron unos segundos más para dar con el árbol que el peliceleste le mostró semanas atrás, afirmando que ese fue su límite desde que se quedó atrapado en el lago.
Sonrió confiado, estaba muy cerca de su objetivo.
Cinco minutos más tarde, Jungkook encontró el que fue el hogar de Taehyung por tantos años. Visualizó una gran roca en la cual el mayor adoraba sentarse, y en la cual decidió ubicarlo con sumo cuidado para despertarlo. Además de que en ese sitio la luz de la luna lograba cubrirlos a los dos a la perfección, porque hasta un detalle tan vano como ese era de gran importancia.
Como su hyung había previsto, los síntomas que atormentaban al joven eran debido a la maldición. Pero al encontrarse cerca del lago, este había comenzado a recuperar el color en su piel, el brillo en su cabello y se removió entre sueños, lo que significaba que estaba más consciente que antes.
Ahora solo le quedaba darle una pequeña ayudadita.
Tomó un pañuelo y lo empapó con un poco de alcohol. Lo acercó a su nariz, y rápidamente obtuvo la reacción que necesitaba.
—¿Fantasía? ¿TaeTae, me escuchas?
—Sí... ¿Q-Qué me sucedió? —preguntó un tanto desorientado. Sus párpados se sentían pesados, y cuando logró abrirlos apenas podía enfocar su vista en el rostro ajeno.
—Te desmayaste, pero lograste recuperar el conocimiento con algo de alcohol—informó con voz suave—. Por favor trata de mantenerte despierto. No cierres otra vez tus ojitos.
—De acuerdo, Kookie...
—Eso es, solo debes aguantar—con su mano libre acarició el rostro ajeno y dejó un casto beso en su frente. El mayor no contuvo su sincera sonrisa por más agotado que se sentía, y eso enterneció al azabache—. Bien, eres muy valiente Tae. No lo olvides.
El peliceleste asintió con suavidad, y ahora sí pudo detallar el lugar en el que se encontraba. Obviamente esa no era la casa en la que Jungkook y él se habían estado quedando. Su corazón se aceleró de manera inevitable al estar en el lago de aquel bosque.
—¿En qué momento...?
—Te desmayaste el tiempo suficiente para que pueda traerte hasta aquí—comentó con tranquilidad—. Y hablando de eso, ¿estás listo para escuchar lo que debes hacer?
—S-Sí y lo siento por no haber podido oír nada de lo que los hyungs dijeron...
—No fue tu culpa Tae, nadie puede controlar un desmayo.
El peliceste le dio la razón con un movimiento de cabeza y no tardó en comenzar un pequeño interrogatorio—. ¿Estamos bien en cuestión de tiempo?
—Así es... Pensé que me demoraría en llegar hasta aquí, pero no lo hice.
—Ahora que lo mencionas, tuviste que cargarme por una larga distancia.
—No fue nada, así que no te atrevas a disculparte por eso, ¿sí?
Cuando recibió una respuesta afirmativa, Jungkook soltó un suspiro y se preparó mentalmente para lo que debía decir.
No es que fuera algo difícil, pero justo ahora sentía que el color rojo se estaba apoderando por completo de sus mejillas.
Y es que una de las cosas que hacían parte de la solución era nada más y nada menos que confesarse al mayor.
Cuando Jungkook lo escuchó entró en confusión porque se suponía que ellos ya habían hablado de sus sentimientos, así que no dudó en cuestionar ese hecho ante sus hyungs.
—¡Pero nosotros ya conversamos sobre eso!
—¿Qué? —interrogó Seokjin con sorpresa y Namjoon abrió la boca con sorpresa—. ¿Cuándo fue eso?
—Ayer... Sucedieron unas cosas y terminamos besándonos.
—Por Dios... —el pelirrojo no podía creer lo que se había perdido por culpa de los fallos técnicos de su internet. Porque lo más seguro era que Jungkook si se lo hubiera contando, ya que era más que obvio que el ambiente entre ellos era de luna de miel, pero con el desmayo de Taehyung, toda la situación se volvió preocupante—. ¿Y qué más sucedió?
—Bueno, Tae con sus palabras me dio la impresión de que aquello no había significado nada para él, por lo que no pude evitar sentirme mal—relató jugando con sus dedos, y relamiéndose los labios—. No le di tiempo para decir nada, así que cada quien estuvo por su lado hasta que en un determinado Taehyung volvió a mí y me aclaró todo. Me dijo que estaba enamorado de mí y yo le dije que también.
—¿Entonces él fue el que tuvo que dar ese paso? —cuestionó Namjoon y al recibir un asentimiento por parte de Jungkook, Seokjin solamente atinó a que se golpeara la frente con la palma de su mano, decepcionado.
—Con razón... Posiblemente si hubieras sido tú el que hubiera dado ese paso Tae ahora seguiría como si nada.
—¿De qué hablas, Jin hyung?
—Tú debes ser quien declaré su amor—puntualizó el mayor—. Pero bueno, eso ya no importa. Lo harás mientras llevas a cabo el ritual, ¿bien?
—¿Cómo lo hago?
—¿En serio me estás preguntando eso? Como si no hubieras tenido parejas antes, Jeon Jungkook—resopló—. El abuelo dijo que debes ser muy sincero, así que deja salir lo que lleves en tu corazón. Ahora que tenemos la confianza de que lo suyo es recíproco, además de que ya lo han mencionado con anterioridad, debería ser mucho más fácil, ¿no?
Para el azabache las palabras de su primo tenían mucho sentido, por lo que haría todo al pie de la letra llegado el momento.
Sin embargo, una cosa era decirlo, y otra hacerlo.
Volviendo a la realidad, Jeon tomó la bolsita de plástico, y sacó una navaja que siempre llevaba a cargar porque uno nunca sabe en qué situación puede verse envuelto.
Era una herramienta muy útil, pero jamás imaginó que la ocuparía para un ritual.
Taehyung abrió los ojos con impresión luego de estar escudriñando cada uno de los movimientos del menor, ¿qué se suponía que Jungkook iba a hacer con eso?
—No te asustes—pidió como si leyera sus pensamientos.
—No lo hago, ¿pero para qué necesitas esa cosa tan filosa?
—Para el ritual—respondió tratando de ser lo más claro posible—. Tengo que cortar las palmas de nuestras manos para unir nuestra sangre.
—Ay no... me siento en un pacto satánico...
—Pero qué dices, Tae. Es por tu bien. Fue una muy mala idea que descubrieras las películas de terror—expresó divertido. Solo Taehyung podía salir con un comentario de ese tipo en una situación tan seria—. No me ayudas si te pones nervioso, porque yo también lo haré. Y si lo hago se me va a ir el coraje que conseguí para esto.
—¿Por qué? —interrogó con un tierno puchero. El que su comentario relajara el ambiente fue muy satisfactorio para el peliceste, por lo que se sintió más despierto para lo que sea que tuvieran que hacer.
—Aunque no lo creas nunca fui muy bueno con la sangre, pero lo estoy haciendo por ti.
—Vaya, eso es lo más románticamente perturbador que alguien me ha dicho.
—Lo que hace el amor, ¿no? —Jungkook esbozó una sonrisa labial, y con cuidado tomó la mano de Taehyung—. Relájate, prometo que no dolerá mucho. Será un corte muy superficial.
—Confío en ti...
Después de soltar esas palabras, el azabache realizó un pequeño corte en la palma, abriendo la tersa piel de la cual no tardó en brotar aquel líquido rojizo.
—Auch... —Taehyung se quejó, observando de reojo la pequeña herida. - Me arde un poquito, pero es soportable.
—Pronto los dos diremos lo mismo—musitó, y sin vacilar imitó la acción anterior en su propia mano—. Maldición...
—¿Te lastimaste mucho? —cuestionó curioso, pero luego su semblante decayó apenado—. En serio lamento que tengas que hacer estas cosas tan locas.
—Solo me dolió cuando hice el corte, ahora simplemente me arde al igual que tú. Y ya te dije que no te preocupes por nada, siendo sincero creí que podía ser peor—confesó, pues al tratarse de una maldición fuerte y de mucho tiempo, había tantas posibilidades que su creativa mente podía imaginar, pero agradecía que no fuera el caso—. Lo que se viene es más fácil y no es nada que atente contra nosotros mismos.
El azabache bromeó tratando de sonar lo suficientemente dramático como para despejar los malos pensamientos de la mente ajena. Porque no merecía tenerlos, no cuando el dichoso corte a lo mucho era de dos centímetros.
—¿Y ahora qué procede? —inquirió mientras se incorporaba lo suficiente como para quedar sentado—. Estoy curioso al respecto.
—Esto—el joven de piel nívea entrelazó su mano con la impropia. Ambas encajando perfectamente como si hubieran sido creadas para ese fin—. Primer paso para romper tu maldición listo.
Aquel pacto de sangre simbolizaba la unión que habían creado y lo comprometidos que ambos estaban con el otro en términos de brujería.
—Gracias...
—Puedes agradecerme cuando te haya liberado fantasía. Ahora sí, lo único que deseo es que escuches todo lo que voy a decir a continuación. - expresó, comprobando de paso cuantos minutos faltaban para que llegara la medianoche, donde la luna llena estaría más radiante que nunca sobre sus cabezas.
—De acuerdo, soy todo oídos, Jungkookie.
El susodicho tomó una bocanada de aire, se acomodó lo mejor que pudo, sin la mínima de intención de soltar la mano ajena. Y siendo guiado por su propio corazón, dejó fluir en palabras esos pensamientos rebosantes de preciosos sentimientos.
Los cuales tenían nombre y apellido.
—Desde que te conocí Kim Taehyung puedo asegurarte que comencé a replantearme muchas cosas. Pues después de tanto sufrimiento causado por personas equivocadas, cualquier persona con el mínimo sentido común ni siquiera podría imaginar que existiera la posibilidad de encontrar a alguien que valga la pena. Pero yo puedo afirmar que tuve esa oportunidad de una en un millón.
—Jungkookie...
¿Le estaba confesando sus sentimientos más explícitamente para poder liberarlo?
Sin duda aquello era muy romántico.
—Por más que quise negarlo me enamoré de ti desde el primer momento. Tu voz fue capaz de cautivarme a tal punto que no consideré el hecho de que tan peligroso podría ser divagar en medio de la noche en un bosque en el que jamás había recorrido. - dijo con cierto toque de diversión, provocando una risita en el mayor. - Pero ahora que lo pienso con detenimiento, tal vez fue porque pude sentirme identificado con las emociones que me transmitiste con esa canción tan triste.
El rostro del menor se volvió serio, pero la dulzura seguía presente en su voz.
—Fue el arrullo que mi alma necesitaba. Por eso no lo pensé dos veces antes de salir en tu búsqueda y cuando te encontré, quedé más que fascinado. Tu belleza era irreal, pero tu personalidad la superaba con creces. Jamás imaginé toparme con alguien tan divertido, ocurrente, sensible, curioso, e interesado en quererse superar para ser alguien mejor por sus propios méritos. Porque mientras más compartía contigo, más me quedaba claro que eres de esas personas que aparecen para iluminar la vida ajena y que al mismo tiempo están hechas para triunfar por su perseverancia.
Unas traviesas lágrimas no tardaron en descender por las mejillas de pan de Taehyung, pero ni eso sería capaz de detener la sinceridad con la que Jungkook se expresaba.
Aunque para ser sincero, el peliceleste no quería que se detuviera por nada del mundo.
—Comprendías o hasta compartías mis gustos, disfrutándolos de todo corazón. Ya que es más fácil fingir solo para agradar, pero tú siempre fuiste auténtico en ese aspecto. Por lo que siempre valoré mucho esa actitud de tu parte, ya que sabía que, si algo no te hubiera gustado, me lo hubieras dicho sin problema.
El mayor asintió de acuerdo, su corazón parecía querer escapar de su pecho mientras el azabache seguía recitando las razones de que enamoramiento.
—Y cuando tu forma física se quedó por mucho más tiempo, y yo pude sacarte de este lugar, me permitiste conocerte más a fondo. Descubrir lo que te apasionaba y de cierta forma me adapté a ti, a tus costumbres, a tus comentarios, a tu todo. Siendo sincero, ahora no me imaginó a nadie más que tú llenando el otro lado de mi cama.
Una sonrisa se cruzó en los labios rojizos de Taehyung, y Jungkook devolvió el gesto al notar como las mejillas impropias se encendían tanto como las suyas.
—Tu calor y tu cuerpo son mi nuevo refugio. Tus ojos y labios son mi perdición a la que no temo volverme adicto. Pero los pequeños actos que has hecho haciéndole caso a tu bonito corazón es lo que me hacen querer ser el mejor para ti. Quiero bajarte la luna y las estrellas, para que no dudes del deseo de mantenerme a tu lado hasta que mi cabello se torne grisáceo, mis fuertes músculos se vayan y las arrugas cubran mi dermis.
A este paso Taehyung comenzaría a hipear sin control, porque el llanto amenazaba en convertirlo en un verdadero desastre.
—Sin embargo, antes de que eso suceda, te ayudaré a cumplir tus más preciados sueños, porque te lo mereces como ningún otro, mi fantasía.
Con su pulgar limpió las lágrimas del mayor mientras este afianzaba la unión entre sus manos como un acto reflejo a tan bonitas palabras.
—Naciste para triunfar y nadie me quitará esa idea de la cabeza, porque el hecho de que seas doncel nunca te hizo menos, solo te volvió más especial al resto y si ese idiota no lo valoró y te condenó por pura ambición e ignorancia, se puede ir al demonio, porque yo haré lo que no hizo, Taehyungie.
La decisión se desbordaba de los ojos de Jeon. Sin duda esto era lo que Kim siempre había soñado, el tener a una persona que lo amara tanto como él haría.
—Me crucé en tu camino por algo más allá de nuestro propio entendimiento, pero es más que obvio que por algo suceden las cosas, y a estas instancias puedo jurar que lo nuestro no es ni será una simple coincidencia. Tu llegaste a mi vida para ponerla patitas arriba, pero también para darme tanto amor sin esperar nada a cambio.
—Amor...
Susurrar esa palabra provocó un torrente de emociones en el mayor. Porque se sentía bien decirla en voz alta ya que se volvió una realidad. Pues dejó de ser una ilusión desde que Jungkook lo aceptó tal y como era.
Conociendo sus virtudes y defectos, abrazándolas sin temor a lo que pudiera pasar en un futuro que parecía tan incierto. A diferencia suya que no se creyó digno de ello, pero al encontrarse con el corazón abierto logró verse con los mismos ojos con los que el azabache siempre le vio.
—Sí, amor, TaeTae. Y aunque no lo creas puedo pasarme toda la noche enumerando las cosas por las que me enamoré de ti. Así que, si quieres aceptarme para llevar un compromiso de por vida, solo guía nuestras manos hacia la orilla del lago.
El peliceleste no vaciló cuando acotó el pedido del menor. Estar convencido era muy poco. Además, supuso que esa última parte era parte del ritual, así que obviamente no se negaría por más que quisiera soltarse para atraerlo y besarlo con tantas ganas.
—Bien, ahora sepáralas lo suficiente para dejar caer al agua nuestra sangre, que se ha vuelto una sola, porque así es como estaremos de ahora en adelante. Siempre juntos, siendo sinceros y recíprocos con lo que verdaderamente sentimos. Justo como ahora.
Jungkook revisó su reloj, faltaba menos de un minuto para las doce, por lo que dándole una suave mirada a Taehyung, este asintió llevando a cabo dicha acción. Y en el instante justo en el que aquellas gotitas cayeron al lago, una fuerte luz salió de dicho lugar, envolviendo a la pareja.
Y ahí es cuando Jungkook supo que debía decir esas palabras para terminar de sellar su promesa, de la misma forma en la que Taehyung lo haría. Dejando de lado cualquier impresión por la fantástica situación que estaba viviendo en carne propia.
—Te amo. Tienes lo mejor de mí, así como yo tengo lo mejor de ti.
Porque todos merecen que alguien esté igual de enamorado de nosotros, así como nosotros lo estaríamos de esa persona.
—Yo también te amo, como nunca amé a nadie y sé que estando juntos seremos tan felices.
El azabache lo atrajo hacia sí mismo, acariciando la espalda baja con su mano libre, mientras seguían con sus dedos entrelazados. Besándolo tan suavemente, llenándolo de ese amor que había florecido tan preciosamente como lo hacen las rosas.
Sin pretenderlo ambos terminaron acomodados sobre esa gran roca, acortando toda distancia posible entre sus cuerpos. La luz que los cubría comenzó a rodear con intensidad a Taehyung, pero como los dos estaban con los ojos cerrados ni siquiera notaban lo que pasaba.
Y en realidad no importaba, porque ahora que sus labios se encontraban conectándose tan mágicamente como la primera vez, nada más era digno de su atención.
Unos pequeños brillos cubrieron los cabellos celestes, provocando que comenzaran a tornarse castaños como habían sido en el pasado, de la misma forma en la que Taehyung pudo experimentar en lo más profundo de su piel la sensación de sentirse en paz consigo mismo.
Ya no había dolor, ni arrepentimiento por las malas decisiones, solo reinaba la calma.
El beso finalizó, robándoles al aliento. Pero cuando Jungkook se separó por inercia, abriendo sus párpados para visualizar el rostro ajeno, lo primero que notó es como Taehyung se desplomaba una vez más frente a sus ojos. Sin embargo, no era como la vez anterior en la que cayó desmayado, si no que parecía auténticamente dormido.
Su respiración era tranquila y su semblante era el mejor retrato de la felicidad que vivió segundos atrás con su confesión y la unión entre sus labios.
Como pudo lo tomó entre sus brazos, dejando que acomodara su rostro en la curvatura de su cuello. Notando de paso que a pesar de ser el mismo, algo había cambiado en su aspecto, por lo que supuso que su plan había tenido éxito y ahora solo debía esperar.
Sí, aquel castaño por fin era libre de su maldición y volvía a ser el mismo joven común y corriente que jamás debió dejar de ser. Pero para ser libre del todo, primero se debe dejar al pasado atrás y eso era lo que Taehyung debería enfrentar en medio de ese sueño tan vivido en el que se había vuelto partícipe.
Pero... ¿sería capaz de vivir con ello?
💙
Luego de que esa paz lo invadiera por completo, el castaño se sintió desfallecer nuevamente. ¿Acaso no había sido suficiente? ¿Hicieron algo mal?
Muchas preguntas y muy pocas respuestas.
A fin de cuentas, con las brujas nunca se podía confiar del todo.
Todo era negro a su alrededor. Y eso le llenó de miedo.
Tal vez ya había muerto y lo peor era que estaba siendo consciente de ello.
Hubiera comenzado a llorar y torturarse por sus desgracias, de no ser porque una voz femenina lo sacó de sus pensamientos.
—Hey... Nos volvemos a ver.
Taehyung volteó su rostro con rapidez, y trastabilló de la impresión.
—Tú...
—Sí, Taehyungie. Soy Byulyi, la bruja que te obligó a permanecer por más de un siglo en completa soledad—se presentó, acercándose a paso lento como lo hace un animal salvaje con su presa—. Es un gusto...
La mujer le extendió la mano, y con cierto recelo Taehyung la tomó.
—Sé que no debes estar muy feliz de verme por todo lo que te ocasioné, pero por esa misma razón estoy aquí. Quiero remediar mi error antes de irme por completo de este mundo.
—No te preocupes. Solo me tomó por sorpresa volverte a ver, pero aprecio que quieras hacer esto por mí...
—Sin duda eres un ser de un corazón puro—musitó con una sonrisa labial surcando sus belfos. Taehyung apenas curvó sus labios para corresponderle. Se sentía un tanto desorientado—. ¿Puedes permitirme unos minutos de tu tiempo?
—Gracias, pero antes de que me digas lo que quieres decirme, ¿puedes explicarme que es este lugar? ¿Por qué me desmayé?
Byulyi asintió despacito, el chico era muy curioso así que lo menos que podía esperarse de él era ser interrogada.
—Estamos en tu propia mente. Y como yo fui la causante de tu maldición puedo formar este tipo de vínculo contigo, en el que puedo hacerte dormir por un rato mientras charlamos a solas.
—Comprendo, ahora me siento más tranquilo al saber que sigo en el plano terrenal.
Hasta podría afirmar que el color había vuelto a su rostro.
Como diría la gente de esta época: "sustos que dan gusto".
—Tu sentido del humor tampoco cambió, eso es bueno—expresó y el castaño asintió, remojándose los labios por la intriga que le causaba esa mujer tan enigmática
Ahora que la observaba con más detenimiento seguía teniendo la misma apariencia que el abuelo de Jungkook había mencionado. Cabello gris, pero con ese rostro de jovencita que recordaba a la perfección, porque hubo una época en la que ella era la mayor protagonista de sus pesadillas.
—Bien, primero que nada, lamento todo lo que sucedió.
—Estás perdonada de todo corazón, porque a pesar de mi desgracia te preocupaste a tal punto de que me enviaste a un joven que me ama por lo que soy.
—Era lo menos que podía hacer, Taehyung-ah. Porque créeme cuando te digo que yo también deteste con mi alma a Seojoon después de enterarme que me engañó.
—Me lo puedo imaginar. Pero él fue quien cultivó los frutos de sus malas acciones y ahora sé que lo pagó muy caro.
—Lo hizo, pero sé que muy dentro de ti su recuerdo te sigue afectando—concluyó, y el joven bajó la cabeza, avergonzado porque tenía razón—. No porque lo sigas amando o algo así, lo que te atormenta es no saber toda la historia detrás de su traición. Por lo que me tomé las molestias para puedas descubrirlo y cerrar este capítulo en tu vida.
—¿De verdad?
Kim levantó su rostro, y al cruzar miradas con la mayor supo que no estaba jugando.
—Sí, ventajas de ser una bruja muy antigua—aseguró con confianza, para luego pedirle con suavidad—. Cierra tus ojos y a ti vendrán las verdades que tanto tiempo estuvieron ocultas.
Taehyung hizo caso, completamente obediente, porque de esa forma estaba seguro que sus heridas podrían sanar más rápido. Y, por ende, podría comenzar una vida buena al lado del joven de sonrisa de conejito que le cautivó desde su primer encuentro.
Ese alguien tan especial con el que sería verdaderamente feliz y con la que estaba dispuesto a compartir su paso por este mundo hasta su último aliento.
Porque no era el tiempo, si no la persona.
Y Taehyung sabía que Jungkook era el indicado.
Su destinado, la otra mitad de su alma.
Hoy, mañana y siempre.
Continuará...
Nuestros chiquillos ya confesaron su amor explícitamente por lo que la maldición se rompió, pero en el siguiente tendrán el último contexto antes de pasar a los últimos capítulos que estarán llenos de fluff para despedirnos bien a gusto. Gracias por leer y comentar, no olviden recomendar este fic a más personitas. Y espero no les haya impactado lo del pacto de sangre, pero tenía que hacer uso de algo que es tan usual cuando se trata de brujería.
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