*ૢ Capítulo 35*ૢ
Poco después de que el castaño y sus padres llegaran al acuerdo apoyarse entre sí en esta situación tan impresa, supusieron que aquel secreto no podría ser guardado por mucho tiempo, así que no les quedó de otra más que compartirlo con la gente cercana para ellos.
Era mejor prevenir que lamentar.
Los primeros en enterarse fueron los hermanos mellizos de Taehyung.
Y su reacción fue la que más le animó a creer que no todo estaba perdido.
—¿TaeTae hyung es un doncel? —preguntó Taejun, el más pequeño, a lo que su madre asintió acariciándole el cabello—. ¿De verdad?
—Así es, cariño. Nuestro Tae tiene esta condición que lo hace más especial que cualquiera, por eso deben darle mucho amor, ¿sí?
El infante asintió muy convencido y no se resistió a abrazar a su adorado hyung con cariño. El menor estaba al tanto de que los donceles podían concebir, y para ser sincero nunca lo vio como algo malo. Por eso era que una parte suya no comprendía que, a pesar de las palabras de su madre, algo parecía no estar bien del todo.
Su hermano seguía siendo el mismo, ¿qué tenía de raro eso?
En realidad, no le importaba, porque sabía que eso no cambiaría el cariño puro que poseía por él.
—Es decir, ¿podrá tener una vida en su interior? —cuestionó Taesung con auténtica curiosidad, sorprendiendo a su mellizo que no fue capaz de indagar más al respecto. Su hermano mayor afirmó despacio con un movimiento de cabeza, sin poder evitar cohibirse por la intensa mirada del niño—. ¡Wow hyung! Eso es genial, Taejun y yo prometemos cuidarte mucho.
El chiquillo sonrió en grande, incorporándose con la intención de unirse al abrazo que su mellizo había iniciado. Taehyung le recibió con los brazos abiertos, comprobando de reojo como sus padres parecían igual de aliviados que él.
—Gracias mis pequeños, los quiero mucho.
—Y nosotros a ti, hyung—aseguraron al unísono con seguridad en sus palabras. El castaño también les regaló una sonrisa brillante, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Manteniéndolos cerca de su cuerpo como si quisiera que nunca se separaran de su lado.
Porque los adoraba con el alma y corazón. Y eso no iba a cambiar por nada.
Por eso, Taehyung gozó de la sensación de sentirse aceptado por las personas que más amaba, rogando que así fuera con el resto de gente que era parte de su vida.
Muy equivocado no estuvo, porque cuando llegó el momento de que sus progenitores hicieron saber aquella noticia a sus familiares y a las personas que trabajaban para ellos, su condición pareció ser tomada de la mejor manera, lo que alegró a Taehyung en demasía.
Pero como siempre dicen, cuando todo parece ir de maravilla, falta poco para que la situación empeore de la peor manera posible.
Taehyung seguía impresionado; dado que los síntomas que le aseguraban el ser un doncel, aparecían a partir de la edad de trece años. Pero ahí estaba, con dos años tarde descubriendo que era muy distinto al resto de adolescentes.
Sin embargo, era fiel partidario a que por algo sucedían las cosas, ¿no?
Quizá la vida le tenía preparado algo más grande a futuro.
Nadie podía quitarle esas ilusiones, mucho menos el hecho de que tendría la oportunidad de tener un vínculo más fuerte con los retoños que pudiera concebir.
Amaba a los niños, así que podría soportar como un verdadero guerrero lo que se le viniera, o eso fue lo que creyó al inicio.
Sus desgracias comenzaron cuando a sus padres se les ocurrió la maravillosa idea de llevarle a una reunión que tendrían con otras personas influyentes de la dinastía Joseon. Donde se conversarían temas de importancia política y cultural, en las que los herederos de cada familia podrían aprender más sobre el tema.
Sin embargo, antes de que el castaño pudiera negarse, sus progenitores le aseguraron que a pesar de que no podría hacerse cargo de su legado como cualquier hijo primogénito, al menos debería saber cómo adaptarse a la sociedad para apoyar correctamente a quien se convirtiera en su esposo.
El pobre adolescente no tuvo de otra más que aceptar al ser imposible negarse. Este sería el inicio de sentarse a escuchar como un montón de adultos hablaban de temas aburridos que seguramente le harían quedarse dormido, pero ni cómo evitar un destino distinto a ese.
Tal vez sería una oportunidad para congeniar con más personas de su edad de las que ya conocía, sí, eso sonaba mucho mejor.
Pero con ello solo descubriría lo ignorantes e hirientes que las personas podían ser.
Aquella reunión se desarrolló con normalidad, no obstante, Kim pudo notar como los otros jovencitos del lugar le veían de una manera demasiado extraña. A tal punto de generarle una incomodidad que esperaba pronto pudiera disiparse.
Algo que nunca antes le sucedió. Aunque pudo tolerarlo de mejor manera al tener a sus padres con él, incluyendo las miradas amables de los mayores que le daban ese apoyo silencioso que nunca creyó necesitar, pero que estaba agradecido de recibir.
Con el sonido del gayageum de fondo, el representante de la familia Lee, pidió de favor a todos los herederos que se retiraran de la habitación, pues ahora solo se requería la presencia de gente adulta.
Los menores salieron rápidamente de lugar, y Taehyung, quien estaba poco convencido los siguió a una distancia prudente.
Algo dentro suyo le decía que lo mejor era mantenerse alejado.
Eso fue lo que debió hacer eso desde un principio.
Pero jamás imaginó que cuando tomara asiento en un pequeño rincón de aquel inmenso patio trasero, lo acorralarían solo para hacerle sentir miserable.
—¿Qué hace un doncel aquí? ¿Acaso no te da vergüenza? —le cuestionó con dureza y cierta burla el hijo de la familia Kang—. Este no es lugar para ti.
—¿Perdón? —¿Acaso lo iban a atacar con ello? —. Yo no le estoy haciendo daño a nadie como para que me falten el respeto de esta manera—se defendió, tratando de sonar seguro de lo que decía, por más que su temor creciera al ver como un montón de jóvenes de su edad le cerraban el paso hasta acorralarlo.
—¿No? —el primogénito de la familia Lee rio con sorna—. Claro que sí, tu presencia nos incomoda. No entiendo como mis padres fueron capaces de consentir que alguien como tú pise nuestro hogar.
—Así es, tus padres deben haberse dejado convencer por los padres de este para que le permitieran entrar—intervino otro de los chicos que formaban aquel grupo, pero que Taehyung desconocía a que clan pertenecía—. Seguro con argumentos tales como que a pesar de todo sigue siendo alguien normal, cuando es obvio que no lo es.
—Yo soy normal—aseguró el castaño incorporándose del suelo. Debía alejarse, el mismo ambiente había activado sus alertas de peligro—. Y no voy a discutir eso con gente tan ignorante y prejuiciosa como ustedes.
Aproximadamente ocho personas le rodeaban, y para Taehyung siempre sería algo difícil de olvidar como todas ellas se reían al unísono. Haciéndolo sentir vulnerable y humillado.
—Que buena broma, Kim. Hasta tú te la crees. ¿Acaso no sabes para que sirven los donceles en esta época?
De un solo movimiento, el dueño de la vivienda que le abrió las puertas, le inmovilizó de tal forma que lo empujó hasta que su cuerpo impactara contra la pared. Un quejido salió de los labios de Taehyung, quien por inercia cerró los ojos dejándose consumir por el miedo que le atormentaba. Pero eso no pareció importarle a ninguno de los jóvenes que le veían con asco y diversión.
Oh, que ingenuo que había sido. Creyendo que había hecho amigos, cuando estos detestaban lo desconocido.
—¡Responde! Te hicieron una pregunta.
—Yo...
—Como parece que le mordieron la lengua, yo mismo responderé la pregunta—musitó el heredero de los Lee, quedando más cerca del castaño que se retorcía por el dolor de haber sido tomado de los brazos por los agresores a sus costados—. Eres un error de la naturaleza Kim, entiéndelo desde ahora para que no sufras tanto cuando crezcas.
Su voz era gélida como el hielo. Lo que provocó que su piel se erizará.
—Por ser de una familia noble tal vez nada grave te suceda, pero ten en cuenta que en el momento más inesperado alguien podría arrebatarte de los brazos de tus padres y hacerte vivir la vida que el destino les tiene preparados a los que son iguales a ti. Una vida donde no eres más que un objeto sexual, sin voz ni voto. O que sirve solo para traer hijos al mundo en contra de tus propios sueños y propósitos. No serás nadie relevante, Kim Taehyung. Podrá desecharte cuando se les dé la gana.
Los ojos de Taehyung se cristalizaron por la impotencia y el dolor. Tenía razón, él sabía de la vida dura que tenían los donceles, pero eso no le quitó el anhelo de creer que todo sería diferente en su caso.
Que las oportunidades no se le cerrarían. Que a pesar de que no podría dar la cara por su familia, encontraría a alguien con quien tendría una y estaría llena de amor.
Porque el hecho de ser diferente jamás debería ser visto como algo repulsivo, todo lo contrario, eso era lo que volvía únicas e irrepetibles a las personas.
Ese pensamiento era con el que quería criar a sus futuros hijos.
Y obvio también anhelaba fuera el que compartiera con la persona que decidiera aventurarse a pasar una vida a su lado, hasta que la muerte les separara y el último de sus suspiros fuera dedicado a ese complemento perfecto.
Al ver que como el joven de piel canela comenzaba a llorar en silencio lo soltaron, dejándolo caer por su propio peso al sentirse incapaz de continuar en pie. Sus rodillas escocieron por el golpe que sufrieron y apenas pudo sostenerse con sus manos para evitar perder el equilibrio por completo hasta caer al suelo.
Pensó que todo había terminado, pero rápidamente sintió como bruscamente le tomaban del cabello para levantarle la cabeza.
—Ten presente todo lo que te dijimos, y no te acerques a nosotros si tus padres vuelven a traerte a alguna de las otras reuniones, porque esa vez si te daremos una lección de la que no te olvidarás jamás.
—Aprende tu lugar, Kim—vociferó el hijo de los Kang, soltándolo con fuerza y el sucesor del clan Yoon le dedicó una última mirada antes de darle una orden—. Piérdete ya. Tú no perteneces aquí, ni hoy ni nunca.
No supo cómo, pero logró ponerse nuevamente de pie y salió corriendo de ahí sin mirar atrás. Gracias al cielo su casa quedaba cerca, por lo que no le fue difícil llegar, evadir a todos sus sirvientes y a sus propios hermanos para encerrarse en su habitación con muchas ganas de llorar, mientras se encogía en su propio sitio cómo si quisiera desaparecer.
Poco después sus padres llegaron al lugar, muy preocupados al darse cuenta de la desaparición de su hijo mayor. No obstante, el alivio les inundó al encontrarle sano y salvo. La pareja Kim no demoró en interrogar al joven y aunque se sintieron mal por su sufrimiento, le dijeron que debía hacer oídos sordos a esos comentarios, porque jamás permitirían que algo malo le sucediera.
Una promesa que sería rota años después al ser ellos quienes entregaron en bandeja de plata a su propio hijo.
Y así fue, sus padres jamás reclamaron la situación que se había presentado aquel día para evitar represalias por parte de las otras familias. Pero tampoco desistieron a la idea de seguir llevando a Taehyung a esas reuniones, con la única diferencia de que no dejaban que se separara de ellos por nada del mundo.
Hecho que desencadenó la increíble sobreprotección de los mayores hacía él.
Aunque para ser sinceros, no todo fue terrible.
Con el pasar del tiempo, Taehyung conoció a verdaderos amigos, los cuales también compartían su condición. En ellos pudo apoyarse genuinamente como lo hacía con su familia. Y a pesar de que esas personas eran contadas con los dedos y muy pocas veces tenía la oportunidad de compartir con ellos, al saber que también le comprendían, le fue más fácil digerir los comentarios mal intencionados y sus hermanos siempre se encargaron de hacerlo sentir menos solo. Lo que influyó a que el castaño no se perdiera así mismo y siguiera poseyendo esa personalidad naturalmente extrovertida.
La discriminación era un pan de cada día, pero tal y como sus agresores se lo dijeron, al menos tenía la suerte de no vivir llena de abusos. Y aunque sus privilegios le garantizaron una vida "digna", tenía presente que de cierta forma se había vuelto un títere y lo peor era que estaba bien con ello.
Porque el coraje que Taehyung tuvo para decirles unas cuantas cosas a sus padres cuando se enteró de su realidad, no le duró mucho, pues la misma inexperiencia fue la que le hizo ceder ante el miedo.
Y con eso, se condenó a una vida que jamás pudo decir que era suya.
No hasta que apareció él.
Park Seojoon.
💙
Taehyung nunca antes se había enamorado, porque ciertamente tenía temor de que las palabras de las personas mal intencionadas se hicieran realidad. Así que se mantuvo soltero por varios años, muchos según las personas más tradicionalistas a su alrededor. El joven de piel canela no tenía la mínima intención de casarse, ya que los sueños que tuvo cuando era un adolescente se habían ido desvaneciendo como agua entre sus dedos.
Y para suerte de Kim, sus padres respetaron su decisión, aunque dentro de ellos anhelaran que eso prontamente pudiera cambiar, porque su hijo ya no era tan joven como antes.
Por ser doncel no se le permitía enlistarse en la milicia, mucho menos trabajar para el emperador a pesar de contar con los estudios requeridos, ya que lo más seguro era que cuando pusiera un pie en dicho lugar, le enviarían directo a su harem. Por lo que ser condenado de esa forma no estaba entre sus planes.
El castaño se dedicaba a realizar una de las cosas que mejor se le daban para ganar dinero por su propia cuenta, porque, aunque tuviera todo a su disposición, dentro suyo nunca le gustó ser una carga para nadie. Sin embargo, lo hacía desde la comodidad de su hogar y estaba tan acostumbrado a ello por órdenes de su padre que ya ni siquiera le importaba salir de ahí.
Un día como cualquier otro en el que hacía uno de muchos bordados, su sirviente y buena amiga Hyejin apareció emocionada, comentándole que un joven muy guapo había llegado a su hogar afirmando que necesitaba de sus servicios.
—Taehyung-ah, recíbelo por favor. Parece muy interesado en tu trabajo, por eso deberías aprovechar, ya que eso te ayudaría a seguir consiguiendo más clientes.
—Tienes tanta razón, Hye. No creo que mis padres se molesten si recibo a alguien sin su presencia, ¿cierto?
—Claro que no. Y si lo hacen, de ser necesario yo ayudaré abogando por ti.
La fémina le sonrió con genuina complicidad y el joven correspondió de la misma forma. Sus padres solo aceptaban que trabajara si podían vigilarle de cerca, ya que nunca se sabía cuándo podría aparecer un aprovechado.
Una pena que no lo notaron cuando estuvo en su propia casa, haciéndoles creer que le bajaría el sol, la luna y las estrellas a un alma tan pura como la de su primogénito.
Con un ademán le indicó que podía hacerlo pasar a la sala en la que se encontraba. Y la muchacha no perdió tiempo en acatar la orden de su amigo.
A un lado de sus materiales, Taehyung dejó la tela en la que había bordado unas preciosas flores de colores, que seguramente se ocuparía para algún hanbok, con el único objetivo de esperar con paciencia al sujeto que le buscaba con tantas ansias según la fémina mayor.
Minutos después vio ingresar en la habitación a un hombre que parecía ser unos años mayor a él que apenas tenía veintisiete años recién cumplidos. Era alto y fornido. Su cabello era oscuro y sus facciones muy definidas. Tan atractivo. La ropa que usaba demostraba lo pulcro y elegante que era, por lo que Taehyung no descartó que fuera de una buena familia.
—Mucho gusto Taehyung-ssi, mi nombre es Park Seojoon—se presentó con una reverencia que el menor imitó al verse deslumbrado por la intensa presencia ajena.
—Igual, es un placer, Seojoon-ssi. Me informaron que estabas interesado en lo que hago.
—Así es, y vine a pedirte que me ayudaras con eso, porque amo el arte que haces con las manos—aseguró, señalando las telas en las que estuvo trabajando con mucha dedicación—. Tus bordados son hermosos, aunque eso no debería de sorprenderme mucho, porque el creador de estos parece un ángel caído del cielo.
El castaño se sonrojó con fuerza y sintió que sus piernas temblaban por los nervios. ¿Le estaba coqueteando tan directamente? Increíble, nunca se imaginó que eso pudiera suceder, pero le agradaba más de lo que podría decir en voz alta.
Si bien era cierto que muchas personas le decían que les gustaba sus bordados, nunca nadie sonó tan convincente como Seojoon. Aunque tal vez era porque se trataba de un hombre que además de regalarle cumplidos a sus trabajos, lo hacía también con su persona.
A ese Taehyung que no conocía lo que era ser admirado por alguien, ya que desde que todo el mundo se enteró que era un doncel, los "pero" se hicieron tan comunes cuando se referían a él.
"Eres hermoso, pero no es normal que puedas concebir".
"Posees un gran talento, pero eso no te llevará muy lejos por ser quién eres".
"Serías un buen padre, pero a los hombres les gusta más la idea de tener a una mujer como su compañera de vida y madre de sus hijos".
Ya estaba cansado de eso. Y escuchar a Seojoon tan convencido de lo que decía fue lo que le dejó caer sus barreras y volver a ser el adolescente lleno de ilusiones que alguna vez fue.
—Gracias. Aprecio mucho que te guste. ¿Te parece si conversamos más al respecto?
Seojoon asintió y tomó asiento frente suyo, acción que el castaño imitó totalmente embelesado. Y al dedicarle una sonrisa y continuar halagando lo que hacía, para Taehyung no fue difícil encariñarse con aquel hombre que parecía ser igual de sincero que las personas que le querían por ser quien era.
Los padres de Taehyung se enojaron por lo que había hecho, pero cuando el mismo Seojoon fue el que intervino a su favor dejando de lado a la fémina que quiso hacerlo desde un principio, ellos quedaron más deslumbrados que su propio hijo.
Y al enterarse de todos los pedidos que le había hecho al castaño, esto solo aumentó que le tuvieran una verdadera confianza. De tal manera que en unos meses ya lo recibían con los brazos abiertos.
Lástima que no se pudiera decir lo mismo de los hermanos del castaño. Que ya eran unos jovencitos muy apuestos y celosos por la intromisión de aquel hombre de treinta años que siempre tuvo otras intenciones que las de solo ser un buen amigo de su hermano.
—¿A dónde vas tan arreglado, hyung? —cuestionó Taejun con semblante serio, su mellizo no tardó en dejar de hacer lo que estaba haciendo para comprobar con sus propios ojos lo que su hermano decía—. ¿Vas a verte con Seojoon?
—¿Qué dijimos sobre no usar honoríficos Taejunnie? —le regañó con falso enojo—. Pero sí, me voy a ver con Seojoonie. No creo tardar demasiado.
—Es increíble como nuestros padres te dejan irte con él como si no fuera nada—refunfuñó Taesung. Desde que su hermano presentó a Park, le detestaba con toda el alma. Pues existía algo en ese hombre que no le gustaba para nada, pero todos parecían no estar de acuerdo con eso, obviando a su mellizo que lo apoyaba con aquel sentimiento—. Es inaceptable, pero nosotros somos los que exageramos.
—Bueno, chiquillo celoso y protector, es obvio que me dan permiso porque se trata de mi prometido. Aunque ahora puedo afirmar que sé defenderme bien, así que no se preocupen mucho por mí.
Taehyung le restó importancia acariciando los cabellos de su menor que seguía manteniendo un semblante molesto. Mientras al contrario se le escapaba uno que otro bufido de indignación.
—¿En serio piensas casarte con él, hyung?
—¿De verdad no van a apoyar mi decisión? —respondió con otra pregunta y un suspiro escapó de sus labios cuando sus hermanos se quedaron en silencio—. Bueno, eso parece responder mi duda...
—Nosotros somos los primeros que queremos tu felicidad, hyung, pero con él sabemos que nunca la tendrás.
—¿Por qué lo odian tanto? —cuestionó, quitando sus manos de la cabellera ajena. Sus menores le ponían de los nervios cuando se ponían así. Haciéndole dudar de quien creía conocer como la palma de su mano—. Seojoon siempre ha sido bueno con ustedes, con mis padres y conmigo. Desde que comenzamos a salir juntos ha sido muy respetuoso y nunca me ha hecho sentir de menos por mi condición de doncel. Es más, me ha aceptado tal y como soy, y eso es algo que estoy seguro no volveré a encontrar, mucho menos a mi edad.
La presión ajena puede ser uno de los mayores detonantes para ceder a cosas a las que antes no les das importancia.
—Eso es una mentira. Si te acepta tanto es porque sabe que casándose contigo tendrá un buen lugar asegurado en nuestra familia, además de tener acceso a todas nuestras riquezas. Y lo de tu edad no tiene nada que ver. Ese hombre sigue siendo un desconocido para nosotros. Pero ni tú, ni nuestros padres están listos para esta conversación.
Al fin y al cabo, las verdades siempre duelen más que las mentiras. Y los mellizos Kim parecían tener un sexto sentido cuando de malas personas se trataba.
—¿Cómo te atreves a insinuar algo tan bajo, Taejun?
Taehyung frunció el entrecejo mientras la ira le consumía. No creía que sus hermanos fueran los que le estuvieran destrozando las ilusiones.
Tal vez debió dejar de hacerse el ciego, prestar más atención a su entorno y no idealizar tanto a una persona que de un momento a otro apareció en su vida prometiéndole un final de cuento de hadas.
—Porque se le nota en la cara lo interesado que es cada vez que le das un regalo costoso o cuando mis padres le reciben con los mejores banquetes que nuestros cocineros pueden ofrecerle.
Taesung fue el que dio sus argumentos esta vez, y eso dejó sin habla al castaño que se negaba a creer tales barbaridades del hombre que siempre que podía le endulzaba la oreja. Seojoon se había presentado tan perfecto ante él que esa idea quedaba descartada, por más que existieran tantas señales que de verdad le mostraban que estaba eligiendo el camino equivocado.
Pero así sucede cuando un ingenuo se enamora con todo el corazón, sin usar un poco de razón. Aunque esto le serviría a Taehyung para reflexionar por muchos años después de que su vida se viera truncada por culpa de Park.
—Parece que nunca llegaremos a un acuerdo con respecto a este tema, pero no se agobien. Jamás les obligaré a que lo acepten a pesar de que el rechazo que le tienen me duela en el alma.
—Nosotros estamos seguros que hay alguien allá fuera que te amará por ser quién eres, y no por lo que tienes, hyung.
Y después de esas palabras por parte del más pequeño de la familia, Taehyung salió de su hogar sin querer escuchar más declaraciones que herían su ingenuo corazón. Seojoon era todo lo que alguna vez pudo imaginar y eso era más que suficiente. La vida no podía ser tan desgraciada con él, ¿o sí?
Aunque lo cierto era que se trataba de un lobo disfrazado de oveja que acechaba a su presa en turno.
A Kim nunca se le pasó por la mente que, en tan solo unos cuantos días, su vida tal y como la conocía, desaparecería con él al caer en lo más profundo de un lago, y todo a manos del hombre que creyó era el único amor de su vida.
Continuará...
Ya solo falta una parte más del trágico pasado de nuestro peliceleste favorito, pero esa será revelada cuando llegue el momento de la verdad. Espero les haya gustado saber más sobre lo que le sucedió a Tae, mientras tanto en el próximo capítulo ya volvemos a la actualidad. Gracias por leer, deseo con ansias ver sus comentarios y votitos que me animan a continuar hasta darle su merecido final a este fic.
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