*ૢ Capítulo 34*ૢ
Ya fuera por el cansancio físico o por el arrullo de su madre, Taehyung volvió a caer en un profundo sueño que duró hasta el día siguiente. Con lentitud abrió sus párpados, enfocando la vista lo mejor que pudo, pues seguía estando un poco adormilado. Se estiró sobre la cama, y al sentirse mejor se decidió por a levantarse. El dolor en su vientre había cesado, así que aquella molestia ya no era algo por lo que tuviera que preocuparse.
Sin embargo, al tener tan buena memoria, no pudo evitar querer descubrir lo que el doctor les dijo a sus padres. Y si notaba que sus progenitores le mentían al respecto, el castaño no descansaría hasta saber la verdad.
Porque mil veces enterarse de una dolorosa verdad, antes que vivir en una perfecta mentira.
El castaño fue con dirección a la habitación que su familia usaba como comedor. El día apenas se estaba aclarando gracias a la luz solar, por lo que le fue fácil suponer que se encontraban desayunando. Y tal como lo imaginó, sus padres y hermanos estaban terminando de comer, charlando de temas triviales.
Sus orbes avellana se cruzaron con los de su padre en un contacto que el menor no supo cómo descifrar. Y por primera vez, Taehyung no pudo sostenerle la mirada. Se veía más fría que de costumbre, y hasta por un mínimo segundo sintió como si le estuviera juzgando por el simple hecho de existir.
¿Acaso había hecho algo mal?
Sí era así, tendría que disculparse.
Los mellizos levantaron sus caritas de los platos vacíos frente suyo. Al estar mocionados no se lo pensaron dos veces antes de soltar grititos al ver a su hermano en un mejor estado como para venir directamente a donde ellos se encontraban.
El día anterior se preocuparon muchísimo, y al ser niños pequeños, su madre optó por darles muy poca información sobre el estado de su hermano. Por lo que no les quedó de otra más que continuar con la incertidumbre y pedir que aquel desmayo que presenciaron el día anterior fuera algo que jamás se volviera a repetir.
—¡Hyung! ¡Estás bien!
Taesung, el mayor de los infantes se abrazó a una de sus piernas, y Taejun no tardó en imitar a su contrario. Una sonrisa conmovida apareció en el rostro del castaño. Sus hermanos eran su gran adoración y saber que se preocupaban por su salud le llenó el corazón de una preciosa calidez.
—Nos preocupamos mucho, hyung... No vuelvas a asustarnos de esa manera.
—Lo siento pequeños, lamento haberlos preocupado—el adolescente se puso a la altura de los infantes, mientras sus progenitores le observaban en completo silencio—. Pero tranquilos, a cualquiera le puede pasar, ya me siento mucho mejor—les calmó, y los menores asintieron más convencidos por escuchar esa información de la propia boca de su hermano.
—De acuerdo, hyung—el más pequeño de la familia Kim, dejó un beso en la mejilla de su querido hermano, y este por inercia les regaló caricias en sus cabellos castaños. Los niños sonrieron encantados por los mimos del adolescente, pero aquella felicidad les duró muy poco cuando la voz firme de su padre resonó por todo el lugar.
—Taejun, Taesung. Retírense en este momento, ya acabaron de comer así que vayan a jugar. Su madre y yo tenemos que conversar con Taehyung. Es un tema de adultos.
—Pero papá...—Taesung quiso intervenir, pero la mirada suplicante de su madre fu suficiente para que no finalizara la oración.
—Es una orden. No sean maleducados, en esta casa se criaron a personas obedientes y correctas. No me decepcionen.
Taehyung observó a su padre con los ojos muy abiertos. Rara vez era tan duro con los menores, porque adoraba consentirlos. Ya no cabía duda de que algo estaba muy mal como para que su mayor no tolerara que quisieran quedarse más tiempo a su lado.
Los mellizos asintieron cabizbajos, y sin más salieron de la habitación, dejando atrás a su hyung que no tenía ni la más mínima idea de lo que se le venía.
—Padre, creo que fuiste muy rudo con ellos.
—No me digas lo que debo hacer, Taehyung—pidió con un semblante serio, su esposa simplemente dejó escapar un suspiro mientras el susodicho le observaba confundido.
—¿Qué sucede padre? ¿Hice algo? ¿Te falté el respeto de alguna manera o por qué me estás tratando así?
Su actitud y palabras eran demasiado desconcertantes para su corazón que se sentía pesado por los nervios. Más su carácter fuerte era el que lo seguía manteniendo de pie frente a ese hombre que parecía no ser el mismo de siempre.
—Claro que sí, ¿por qué no pudiste ser normal como cualquier otro primogénito de una familia noble? —escupió sin poder contener más el dolor que tenía al enterarse de esa horrible verdad que posiblemente dañaría a su familia, levantándose de su lugar en la pequeña mesa. Su mujer se quedó boquiabierta, esta no era la actitud que se suponía debían tener con su hijo—. ¿Por qué hijo? Dime la razón...
—¿Perdón? ¿A qué te refieres, padre?
—No digas más querido, ¿no ves que le estás haciendo daño con tus palabras? —le cuestionó dolida. ¿Cómo se le ocurría abordar el tema de esa manera? —. Por favor, hijo, ve con tus hermanos, más tarde hablaré contigo.
—Ya mejor dile la verdad. De nada sirve aplazar más esto—soltó el hombre, tocándose el puente de la nariz en un gesto de relajación—. Es más, nosotros tuvimos la culpa por no darnos cuenta cuando era más que obvio.
—¿Qué estás insinuando?
La fémina encaró a su esposo con auténtica duda. A su concepto ni Taehyung ni ellos tenían la culpa de nada, era algo que no se podría evitar porque el destino así lo predispuso. Por eso en lugar de estarse recriminando las cosas, deberían sentarse a hablar como personas civilizadas y apoyarse en esta situación donde quiera que no, Taehyung sería el que terminaría pagando la peor parte.
—Taehyung siempre tuvo ese don con los niños, es cuestión de ver lo cariñoso que es con sus hermanos en comparación con otros hermanos mayores que no se llevan con los más pequeños por la diferencia de edad. Todo niño que le ve se le pega como si fuera un imán. Es obvio que tiene una sensibilidad especial, eso es lo que les caracteriza a los donceles en su mayoría o ¿no?
—Y-Yo... ¿Un doncel?
Taehyung tocó su vientre con cierto temor y nervios. Jamás se imaginó algo de ese estilo, pero para ser sincero, la idea de tener esa capacidad le emocionaba más que cualquier otra cosa. A pesar de saber que un camino lleno de obstáculos a superar era lo que le esperaba a futuro.
—Creo que estás siendo demasiado prejuicioso, cualquier chico común y corriente podría ser así. No necesariamente eso significa que es una prueba de su condición, ¿no es así, Tae?
—Mamá tiene razón... —el castaño estaba dispuesto a no quedarse callado, aquella idea preconcebida de su padre no tenía ningún fundamento—. Ustedes no comparten mucho tiempo con nosotros, por eso desde que me enteré que mamá estaba embarazada me prometí a mí mismo que trataría de llevarme bien con mis hermanos para que ellos no sintieran su ausencia.
Estaba siendo muy sincero, y cuidadoso con sus palabras. Cualquiera sería capaz de percibir el ambiente un tenso. Por lo que Taehyung dejó que la increíble madurez y su corazón fueran los que hablaran por él.
—Lo mismo con los otros niños que han acudido a mí. Porque muchos padres creen que con darles cosas materiales basta, cuando lo que más necesitan es el amor y calor fraternal que solo sus progenitores pueden darles.
La cara de los mayores era un completo poema. Ninguno se imaginó esa respuesta, y ahora que Taehyung tenía el mínimo coraje para hacerles saber sus más secretos pensamientos, no dudaría en aprovechar la oportunidad.
—El hecho de que ahora sepamos que soy un doncel no significa que por eso tengo más afinidad con los niños. Siempre me ha gustado compartir con ellos, en lugar de ejercer un poder sobre estos al ser el mayor. Y con todo el respeto que se merecen, les hago saber que no me siento mal por mi condición, así que, por esta vez lo menos que pido es que me acompañen en el proceso. Sé que los donceles no son muy bien vistos, pero que pueda concebir no me hace menos humano, ni menos hijo tuyo, ¿verdad, padre?
El mayor asintió avergonzado por las certeras palabras de su hijo. Se había estado comportando como un grandísimo idiota, aun cuando por muy estricto que fuera, siempre les recalcó a sus hijos que a pesar de la época en la que estaban, su mayor deseo era que fueran capaces de tener libre albedrío según sus creencias.
—Es cierto... Lo lamento, Taehyung. Me da miedo lo que te tocará vivir, no será fácil, ¿lo sabes?
—Lo sé, pero al menos quiero sentirme tranquilo sabiendo que cuento con ustedes, y que a la primera dificultad no me darán la espalda.
—No hay problema, pero por favor, no vuelvas a darme esa mirada, ni esas palabras, padre. Ninguno de los dos—pidió como si fuera una súplica con sus orbes aguados—. Nuestra familia se supone que es más racional al resto, mantengámonos de esa forma hasta el final.
—Perdóname, hijo, lo que dices es la pura verdad.
—Jamás lo haríamos, Tae, disculpa a tu padre. Esta no se suponía que sería la forma en la que te diríamos sobre tu nueva realidad.
—Todo bien, mamá—el castaño sonrió levemente—. Nosotros estamos adelantados a la época y eso no debería cambiar. Ni por esto, ni por nada.
Los mayores asintieron conformes con lo dicho por su niño, acercándose a Taehyung para darle un abrazo. Aquello era cierto, y no tenía que ser distinto. Lo único que debían hacer era enfrentar esta nueva prueba untos como una verdadera familia.
Así nada podría salir mal, ¿verdad?
Que gran mentira.
💙
—¿Es normal que quiera decirle unas cuantas cosas poco amables a tu padre?
Jungkook cuestionó con seriedad, manteniendo en su regazo a Taehyung. En algún momento del relato, el peliceste fue atraído hacia el cuerpo ajeno, y ahora por nada del mundo, ninguno de los dos quería separarse del calor contrario.
—Si fue un poco hiriente, pero me pongo en sus zapatos y sé lo mucho que debió afectarle la noticia. No creo que en una época como la mía haya sido fácil aceptar como si nada algo que les parecía tan extraño. Más si se trataba de su hijo primogénito, al que se suponía le ibas a entregar todo por lo que habías trabajado desde que decidiste formar una familia que siga con tu herencia.
El peliceleste explicó a detalle, sintiendo suaves caricias en su cabello, como si con eso Jungkook quisiera reconfortarlo de alguna forma.
—Siempre me convencí que fue el miedo hablando por él. Ya sabes, a veces la gente dice cosas que ni piensa cuando se deja llevar por emociones fuertes.
Y él era un gran ejemplo, porque de haber pensado con calma, jamás hubiera herido los sentimientos de Jungkook.
—Tienes razón. Los humanos somos tan tontos e idiotas por sacar conclusiones apresuradas, ¿no es así?
El azabache sabía que lo último estaba haciendo referencia a lo sucedido hace unas horas atrás, sin embargo, ahora ese dolor lo sentía tan lejano. De cierta forma, ambos fueron unos tontos desesperantes, así que lo menos que podían hacer era remediar los errores que cometieron y que seguramente cometerían en el futuro.
Porque nadie nunca estará libre de fallar y herir a los demás sin pretenderlo.
—Sí...
Taehyung recibió un beso en su frente, y se acurrucó más en el pecho ajeno. Jungkook era como un refugio que podía mantener sus emociones a raya, y solo por eso se veía capaz de contarle todo sin quebrarse en el proceso. Aunque esta parte de la historia apenas era la punta del iceberg que definía su triste pasado.
—¿Y luego que sucedió, fantasía? ¿Se cumplió la promesa de apoyarse mutuamente?
—Se podría decir que sí, nunca más volvió a decirme nada sobre el tema. Me apoyó a continuar con mi vida como la conocía, en lugar de cumplir con lo que se tenía establecido para las personas como yo desde un principio.
La voz del joven de piel canela había sonado tan decaída, logrando preocupar a Jeon.
—¿Cómo así? —interrogó el azabache, usando su mano libre para tomar el mentón ajeno, y obligar a su fantasía a hacer contacto visual con él—. ¿A qué te refieres con eso, cariño?
—La vida de los donceles nunca fue fácil, se podría ser que era el mismo trato equivalente para con las mujeres en la época, por lo que estoy seguro que estás al tanto de eso si estudiaste un poco de historia.
—Por eso te lo pregunto, Tae... ¿S-Sufriste de alguna barbaridad?
"No, por favor no..."
Jungkook pedía para sus adentros que la respuesta fuera negativa. Alguien tan bueno como Tae no se merecía más de lo que ya le había tocado. La impotencia caló en su cuerpo y su ceño de frunció. Quería cuidarlo y mimarlo mucho. Verlo reír, y apoyarlo a cumplir sus deseos.
—No Kookie, tranquilo—Taehyung se removió con lentitud, poniendo su mano sobre la que reposaba en su piel—. Aquello fue remplazado con mucha sobreprotección al ser hijo de personas adineradas. El costo de vivir una buena vida fue equivalente a mi poca libertad.
Los ojos de Taehyung se tornaron un tanto brillosos. Esa parte era una de las muchas que seguían escociendo en su lastimado corazón.
—Si no quieres seguir, no lo hagas, Tae. Lo comprendo.
—No, quiero hacerlo mi suerte. Por favor... —murmuró, regalándole una mirada que a pesar del dolor también mostraba determinación. El joven de piel nívea asintió, no queriendo interrumpir más de lo necesario aquella confesión de su adorado ángel.
—Yo tuve la dicha de seguir estudiando a pesar de ser un doncel. Pues no fue culpa de nadie que los síntomas me llegaran tan tarde, ya que la edad estimada es a los doce años. Mis tutores veían un gran futuro en mí, así que solo por eso accedieron a la petición de mis padres que alegaban ese hecho como un punto a mi favor. No obstante, estos mismos fueron los que me obligaron a ser más recatado de lo que ya era. Nunca podía salir solo o en altas horas de lo noche.
—Y eso en algún momento llegó a ser muy asfixiante, ¿verdad?
—Así es, mis padres cedieron a esa presión social solo porque estos maestros les dijeron que mi realidad había cambiado. Por lo que, al ser un noble, debían de cuidarme más que a un tesoro.
—Por Dios...
—Sin imaginarlo me volví un títere, y no hice nada para cambiarlo. Aun cuando se suponía que seguía teniendo la potestad para decidir. Y tal vez si me dejé llevar fue porque dentro de mí supuse que era lo menos que podía hacer por mis padres, pues según yo así no les daría más problemas, mientras que en mi interior aquel vacío seguía creciendo como una bola de nieve.
—Cariño...
—"Es que yo corrí con tanta suerte a diferencia de otros donceles". Esa fue una de mis excusas cuando en las noches no podía conciliar el sueño.
El semblante del azabache se tornó triste, ¿cuánto dolor había tenido que cargar Taehyung por tanto tiempo?
Mucho, más del que pudo imaginar alguna vez.
—"Ellos viven vidas horribles, donde no tienen ni voz ni voto, yo al menos puedo seguir estudiando, manteniéndome en un hogar con las personas que quiero".
La primera lágrima descendió por su mejilla, siendo limpiada por el azabache.
—"No puedo ser un egoísta, esto es la parte que me corresponde y debo hacerlo por mi bien y por el honor de mi familia".
—Tae...
—Sí, fingí ser alguien más, tanto que llegó un momento en donde me perdí a mí mismo, y de paso mis ilusiones—una sonrisa triste apareció en su rostro, pero no por eso no continuó con su monólogo—. Claro, y esto siguió así por mucho más, hasta que apareció una persona que me hizo creer lo contrario...
—Bebé, puedes tomar una pausa, no te fuerces tanto, ¿sí?
—Está bien, Kookie. Ya no duele tanto como antes—el mayor cedió y Jungkook suspiró, tenían toda la noche para conversar—. Mmm...
De repente, el rostro del mayor se volvió pensativo y eso le causó curiosidad al azabache.
—¿Quieres decirme algo, Tae?
—¿No te sorprenda que sea un doncel? —preguntó sin tapujos, quería resolver su duda—. Es que desde que comenzamos a hablar sobre mi pasado, no me has dicho nada al respecto.
—¿Por qué debería hacerlo? —inquirió con una sonrisa que llenaba de paz y confianza al chico en su regazo—. Como tú mismo dijiste, esto no te vuelve menos humano, ni nada por el estilo. A mi parecer te hace más especial, TaeTae.
Sin duda fue una sorpresa, pero ahora comprendía porque no se lo había dicho desde un principio. Kim parecía ser muy receloso con esa parte de su vida, y él no era nadie para presionarlo a hablar si no quería.
Dentro suyo sabía que apenas era el comienzo, por lo que pondría todo de sí mismo para escucharle hasta el final y luego dedicarle las más sinceras palabras que pudieran brotar de su alma y corazón.
Taehyung soltó una risita, sintiéndose más aliviado y dejando un casto beso en la nariz ajena. Todavía seguía con las emociones a flor de piel, y eso se notaba en su mirada cristalizada, pero no por eso podía evitar conmoverse con la dulce actitud de Jungkook.
—Ojalá esas palabras me las hubieran dicho más personas.
—A partir de ahora te prometo recordártelo siempre que pueda. Eres tan admirable, mi fantasía.
—Gracias, mi suerte. Gracias por escucharme.
En definitiva, ese chico era como haberse ganado la lotería y tal vez por ese motivo es que podía hablar de esto sin miedo a ser juzgado.
Continuará...
Tae es una masita que no merecía muchas cosas que lo sucedieron y Koo es un amor con él, realmente esta parte me duele mucho, pero es necesaria. Perdonen la poco creatividad en los nombres de los hermanos de Tae. Gracias por leer cielitos, como siempre me termino alargando más de la cuenta, sin embargo me alegra seguirlos teniendo aquí a pesar de todo.
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