*ૢ Capítulo 30*ૢ
Taehyung se obligó a calmarse antes de ponerse a llorar como un niño chiquito después de que tantos malos pensamientos se agolparan en su mente. Desvió la mirada hasta la mesita de la noche, encontrándose lo que parecía ser una nota. La tomó entre sus dedos, y la leyó despacio, mientras conservaba esa mueca de tristeza en el rostro.
"Imagino que te levantarás tarde, y no querrás comer nada como desayuno, por lo que he decido que nos esperemos hasta el almuerzo. Toma una ducha, sé que te hará bien. Yo estaré arreglando unas cosas en la casa. Cuando termines ven a buscarme".
De la forma más obediente hizo lo que el azabache le dijo, porque tenía razón. Justo ahora no tenía ganas de comer nada, solo quería refrescarse un poco. Así que luego de comprobar que eran pasadas las once de la mañana, fue hasta el baño con el único objetivo de relajarse por completo bajo la lluvia artificial que no tardó en acariciar su piel canela. Mientras sus manos recorrían su menudo cuerpo con el jabón de olor a fresas y el shampoo que creaba espuma en sus cabellos celestes, como si de alguna forma eso se llevara los retazos de su cansancio físico y emocional.
Se sentía revitalizado, por lo que estaba dispuesto a actuar con completa naturalidad.
Taehyung salió del cuarto de baño, luciendo una ropa cómoda y un tanto abrigada, porque últimamente el clima estaba muy frio y el odiaba la idea de que por un descuido pudiera resfriarse. Mentalmente se dio ánimos y fue dirección a la sala.
—Hola... —saludó al azabache, quien estaba limpiando la sala con una escoba y recogedor, dejando todo en completo orden.
—Hola.
Jungkook regresó a verle, pues estuvo dándole la espalda. De forma inmediata, Jeon le dedicó una pequeña sonrisa que Taehyung correspondió como pudo.
—Debiste dejarme ayudarte.
—No, cómo crees. Ya estoy terminando con esto.
—Ya veo—respondió y su mirada no pudo evitar detallar que a esa sala le faltaban unas cuantas cosas—. Es mi idea o aprovechaste a...
—¿Empacar? Sí, mientras dormías ya acomodé todo en mi maleta.
La realidad chocándolo de lleno una vez más. Independientemente de lo que sucediera en la noche del viernes, Jungkook debía irse el domingo de aquella casita en medio del bosque que lo había estado resguardando por todo un mes.
—Genial...
—Sí, bueno ya acabé, así que voy a ir a preparar algo rápido. Puedes quedarte en la sala—le aconsejó y el chico asintió quedito—. No me tardo nada.
—De acuerdo.
Antes de que si quiera pudiera replicar, Jungkook pasó por un lado de Taehyung sin mirar atrás. No pudo leerle en absoluto, su cara era demasiado neutral para su gusto. Muy a pesar de que existían veces en las que Jeon era como un libro abierto para él.
Pero tenía una corazonada sobre que tampoco quería decirle nada con respecto al beso. Porque no le fue difícil apreciar su intención de actuar como si nada, y de paso tratar de darle más credibilidad al asunto, regalándole una de esas sonrisas tranquilizadoras que poseía.
Solo que esta era muy falsa.
No podías engañar a alguien que también usaba esos métodos como defensa.
Cargar con una máscara que oculta como te sientes en verdad, es de las peores cosas que una persona puede hacer, pero es mucho más común de lo que se cree.
Pues de esa manera, uno puede protegerse así mismo; a pesar de que la realidad sea que estás ahogándote en un profundo abismo del que cada vez se vuelve más difícil escapar.
Taehyung suspiró cansino y tomó el control de la televisión, encendiéndolo y buscando alguno de esos programas que tanto le gustaban. Para ver si en esta ocasión también podían cumplir su objetivo de distraerlo de su mente embotada de tantos pensamientos que lo llevaban a una sola conclusión, la cual sentía como una espina más clavándose en su frágil corazón.
Mientras tanto, estando ya en la cocina, Jungkook se dedicaba a hacer un Kimchi jjigae, totalmente sumido en sus pensamientos. El azabache tuvo la intención de actuar extraño con Taehyung, pero se sentía nervioso. Realmente creyó poder enfrentarlo a primera instancia, pero ahora tenía miedo de la respuesta. No podía ser excesivamente directo, ya que se trataba de una situación que debía ser tomada con calma para comodidad de ambos.
Cuando estuvo listo, el azabache ubicó la comida en la mesa, y a un costado los respectivos cubiertos. Antes de sentirse más extraño con lo que estaba experimentando, llamó a Taehyung que sabía se encontraba viendo uno de sus adorados programas de cocina, pues el volumen era más alto de lo normal.
Lo que no sabía el menor, es que esa era la única forma para que el mayor no se volviera a encerrar en sus escabrosos pensamientos.
El peliceleste apareció en su campo visual, apenas regalándole una sonrisa labial mientras ocupaba el puesto en el que estuvo sentándose los últimos días. Jungkook imitó su acción, quedando justo frente a él, mientras se llevaba una buena cucharada de comida a la boca.
Tratando de concentrarse en el sabor, en nada más que eso.
El almuerzo transcurrió en completo silencio. Aquel ambiente que estaba rodeándolos era como si tuvieran mucho que decir, pero a la misma vez ninguno de los dos se animaba a iniciar una charla profunda. Eventualmente se dio una conversación trivial cuando el azabache comenzó a lavar la vajilla, mientras Taehyung la secaba y la ponía en su respectivo lugar.
—¿Crees que tengas mucho que hacer cuando vuelvas al trabajo?
La pregunta le tomó por sorpresa a Jungkook, pero supuso que de algún modo el peliceleste quería ser el que rompiera el hielo entre los dos.
—Bueno, tan solo espero que no se haya acumulado mucho.
—¿Se vuelve muy pesado?
—Demasiado diría yo—confesó, abriendo la llave del agua para quitar los restos de espuma en cada uno de los trastes—. Más si se trata de una empresa como en la que trabajo.
—Cierto, es de la más famosas de Corea—concordó, secando las cucharas que habían ocupado—. Gracias a ella es que has logrado tanto en muy poco tiempo.
—Exacto. Aunque como ya sabes, he tenido que sacrificar otras tantas para estar donde estoy.
Jungkook sufrió mucho en ese aspecto, pero se sentía orgulloso de todo lo que había conseguido en tan poco tiempo. Aunque el éxito y dinero que poseía fueran la mayor razón por la que muchas de sus exparejas estuvieran con él. Dejando de lado lo verdaderamente importante, como sus cualidades, talentos y noble corazón.
—Eso no lo pongo en tela de duda, yo mismo he visto lo dedicado que eres—aseguró con una pequeña sonrisa, que el menor no pudo apreciar por tener la vista en el fregadero—. Y por eso sé que seguirás cosechando muchos más logros.
—Gracias...
—No estoy diciendo nada por lo que tengas que agradecer.
Jungkook se volteó hacia el mayor, cerrando la llave en el proceso. Taehyung también terminó de secar los trastes, por lo que dejó el trapo colgado en un gancho de la pared para que pudiera secarse.
—Bueno, ya que terminamos podríamos hacer algo...
—Como gustes.
—¡Genial! Entonces veamos esa película que guardaste anteayer en Netflix—opinó con emoción y Jungkook asintió conforme con la propuesta, a lo que el mayor hizo un ademán con el que le invitó a que fueran hasta la sala, donde ambos tomaron asiento.
Jungkook analizaba los gestos del contrario, quien ni siquiera se inmutaba al estar en el lugar donde ocurrió ese contacto que un poco más y le quitaba el sueño. Por lo que un pensamiento no tardó en instalarse en su cabeza.
Si Taehyung actuaba tan raro era porque estaba cohibido por lo borracho que se había puesto cuando claramente le dijo que podía soportarlo, y no porque supiera lo que hizo. Pues todo indicaba que no recordaba el beso. Lo que era un punto a su favor, ¿no?
—Y... ¿Te encuentras bien?
—¿Yo? ¿Por qué lo preguntas? —cuestionó encendiendo el televisor con el control—. En lo que cabe, me siento de maravilla.
—Bueno, la resaca suele ser difícil de manejar.
—Es cierto que me desperté un poco cansado y con dolor de cabeza, pero ya me está pasando. Nada que no pueda soportar.
—Ya veo... Ayer no te veías muy bien, Tae, que por un momento me arrepentí de animarte a beber.
—Ohh, ¿de verdad?
"Demonios, demonios, demonios, estamos entrando en terreno peligroso, por lo que no debo dar mi brazo a torcer, disimularé hasta el final".
Taehyung carraspeó, sin quitar la mirada en la pantalla.
—Lo lamento, Jungkookie, yo en serio me vi capaz de soportarlo como en el pasado, pero creo que ese vino estuvo demasiado fuerte para mí.
—Entiendo, fue algo que se te salió de las manos.
—Así es.
"¿En serio no recuerda haberme besado? ¿Se comió un borrador o qué? Solo a mí me pasan estas cosas".
—¿No recuerdas nada de nada?
—¿Hay algo tan importante que deba recordar? —inquirió lo más firme que pudo. No quería hacer contacto visual con el chico, porque sabía que no lo resistiría y metería la pata a lo grande, por lo que siguió muy concentrado en buscar la aplicación de Netflix en el menú de aquella smart tv—. Toda mi memoria está borrosa.
Había llegado tan lejos, y no daría marcha atrás.
Mucho menos después de que Jungkook tampoco le invitara a que lo acompañara a la cocina para más que sea conversar sobre cualquier tontería. Estaba más que claro que lo del día anterior fue un error que lo tenía incómodo. Sin embargo, no comprendía el motivo por el cual parecía estar buscando una respuesta de su parte con tanto interrogatorio.
—Taehyung, mírame.
El mencionado no pudo evitar sentir como la piel se le ponía de punta. Por pura inercia, regresó a ver al azabache que se dirigió a él con la voz en unos tonos más bajos a los que usualmente poseía.
—¿Qué...?
Sus ojos no daban crédito de lo que estaba viendo. ¿Acaso Jungkook iba a llorar? Se veía decepcionado, y eso le dolió mucho al peliceleste, pues nunca lo vio en tal estado. ¿Era por su culpa?
—¿De verdad no recuerdas como me besaste antes y después de caer en este sofá que estamos compartiendo?
—Yo...
—Solo dímelo mirándome a los ojos.
Aquella petición la hizo sintiendo un escozor en el corazón. Jungkook de verdad quiso tomárselo bien, pero luego de escuchar la forma en la que Taehyung le dijo si era algo tan importante como para recordarlo, no pudo aguantarlo más.
Para él eso significó tanto, pues el mismo peliceleste buscó dicho contacto con su persona. Por lo que Jeon después de tanta incertidumbre, creyó que podía ser recíproco.
Si bien era cierto que debió ser más directo desde un principio, no pudo evitar querer indagar levemente en lo que el contrario sentía, pero ahora veía que fue la peor idea que se le pudo ocurrir.
Y no es que fuera una obligación que Taehyung le correspondiera, claro que no. Pero... ¿quién en su sano juicio no se haría ideas con tantas señales, como la complicidad que tenían y aquel beso que lo llevó hasta más lejos del cielo?
En definitiva, el amor no parecía ser para alguien como él.
No después de que esas palabras hirientes alcanzarán sus oídos.
—Fue un beso de borrachos—declaró, sin poder notar la estupidez que estaba diciendo. Mucho menos ser consciente de que se lo estaba diciendo a la cara de una forma tan ruda y cruel.
—Comprendo, fue algo sin importancia para ti.
Jungkook se levantó con toda la intención de irse de ahí. Estaba sintiéndose asfixiado en medio de la sala en la que habían compartido tanto. Pero antes de hacerlo, el menor le dedicó unas últimas palabras a Kim, quien le observaba con los ojos muy abiertos como si apenas estuviera procesando lo que sucedía entre ambos.
—Ese beso fue tan poca cosa para ti, a pesar de que deseé con todo mi corazón que me lo dieras una vez más cuando estuviéramos sobrios.
—No...
—Me quedó muy claro Taehyung, no te preocupes por eso—aseguró, tratando de no quebrarse en el proceso—. Por ahora quiero estar solo. Quiero sentirme bien para cuando los hyungs nos llamen.
El peliceleste no hizo más que afirmar con la cabeza, se había quedado sin palabras.
El azabache imitó su acción y lo dejó en la sala. Con un amargo sabor de boca, y con unas inmensas ganas de llorar.
Hirió a Jungkook de la peor manera posible. Todo por sus conjeturas sin fundamentos. El azabache no merecía estar con alguien como él.
Recogió sus piernas hasta pegarlas a su pecho, abrazándolas mientras por fin dejaba que las lágrimas fluyeran por sus mejillas.
Ojalá y hubiera continuado teniendo un poco de alcohol en su sistema como para que hiciera el trabajo sucio de sacar a relucir su sinceridad.
Era un pobre tonto cobarde.
El joven de piel nívea corrió escaleras arriba, escondiéndose en el cuarto que ocupó la noche anterior. Se quedó justo detrás de la puerta, y lentamente se dejó caer en el piso. Cubriéndose el rostro para así romper a llorar con ganas.
No había podido más con la indiferencia. Simplemente explotó y dejó ver lo que estuvo reprimiendo. Más tarde saldría a disculparse por su actitud, porque a pesar de todo no quería perderle, y tampoco que sintiera que debía corresponderle como para que aceptara su ayuda.
Porque cuando se lo ofreció, lo hizo sinceramente y no porque esperara algo a cambio.
Sin embargo, así habían resultado las cosas, por lo que debía responsabilizarse por ver señales que nunca existieron.
Y una vez más, meterse la idea de que el universo conspiraba en contra suya.
Porque cuando al fin creyó que encontró a su mitad, se topaba con esta triste realidad.
Y tal parecía que su mala suerte no terminaría ni hoy ni nunca.
💙
El reloj marcaba las cinco de la madrugada cuando Seokjin se despertó hiperventilando, y Namjoon no pudo no asustarse cuando lo vio en ese estado.
—Cariño, ¿qué sucede? —interrogó curioso, encendiendo la luz de la lámpara de su mesita de noche—. ¿Tuviste una pesadilla? Estabas durmiendo muy tranquilo.
—E-El álbum, N-Nam...
—¿Cuál álbum, Jinnie?
—El de fotos, el que me regaló mi abuelo—le explicó a su pareja, ahora siendo más claro y sin entrecortarse—. ¿Dónde está?
—En el librero de la sala.
Después de aquella declaración, el pelirrojo se puso sus cómodas pantuflas, y salió de la cama lo más rápido que su cuerpo se lo permitió.
—Acompáñame—pidió agitado—. R-Recordé algo importante.
Un Namjoon muy confundido acató la orden de su marido, siguiéndole de cerca. Ambos cuidando de no hacer mucho ruido para que el menor de su hogar no se despertara o se alterara al verlos levantados, escabulléndose como ladrones en la casa.
Al llegar a la sala, el de cabellos cenizos fue quien prendió el interruptor para que la sala se aclarar y así el mayor pudiera encontrar lo que estaba buscando.
No le tomaron más de cinco minutos para dar con el dichoso álbum. Era grande y pesado. Su cubierta era color café, estando un poco desgastado por el tiempo. Y en el medio se podía leer con una caligrafía perfecta Familia Jeon.
Cuando Seokjin lo tuvo entre sus manos, Namjoon se acercó lo suficiente para ubicarse a su costado.
—¿Qué oculta ese álbum como para que te levantaras a media noche Jinnie? —susurró y el susodicho hizo contacto visual con su pareja.
—No te haces una idea, Nam. Si esto es real, superará a la ficción de cualquier película o serie.
—¿Más que la misma maldición de Taehyung-ah?
—Le gana con creces, pero está relacionado—expresó, abriendo aquel libro bajo la mirada atenta de su esposo—. Por aquí debe estar...
El doncel pasó las páginas con lentitud, tratando de no perderse nada. Hasta que finalmente dio con la hoja de plástico que contenía la foto que vio en sus sueños.
—Es esta—informó. Dicha página era un poco más gruesa que el resto, pues no solo contenía una fotografía, por lo que Namjoon se quedó boquiabierto cuando el pelirrojo la abrió, sacando una carta de la parte trasera. La cual yacía cubierta con esa imagen en donde se podía apreciar al abuelo Jeon y a un Jungkook de la misma edad de Soobin.
—¿Qué es eso? ¿Una carta de tu abuelo?
—Exacto, Joon, es una carta escrita por el puño y letra de Jeon Hwan—aseguró, dejando el álbum nuevamente en su lugar. Y, por consiguiente, tomando la mano de su marido para llevarlo hasta el sillón antes de que le diera algo.
—Pero...
—Taehyung y Jungkook estaban destinados a conocerse—soltó y el contrario solo pudo abrir los ojos en grande.
¿De qué rayos hablaba su mayor?
—Antes de que creas que estoy loco, déjame decirte que más que un sueño, lo que tuve fue un recuerdo vívido. Una charla entre el abuelo y yo, unas semanas antes de que falleciera por su enfermedad.
—Dios... Es mucho que procesar, tengo tantas preguntas.
—Preguntas que serán resueltas cuando leamos esta carta. Solo confía, como hemos estado haciendo desde que el caso de Tae llegó a nuestras manos.
—De acuerdo, Jinnie, confío. Porque como ambos sabemos, la realidad a veces hasta puede superar a la ficción.
—Estoy de acuerdo, querido—Seokjin sonrió y sin perder más tiempo abrió el sobre. Su contenido era una carta conformada por dos hojas, y una tercera que estaba impresa.
—Es...
—Sí, la leyenda del espíritu del lago y su falso amor—afirmó y Namjoon se llevó las manos a la cabeza. Era una completa locura, ni su raciocinio y sus creencias a lo sobrenatural daban crédito a ello. Jamás estando en su sano juicio pudo imaginar una posibilidad así. Le sorprendía que el mundo fuera tan pequeñito—. Me ves muy tranquilo, pero yo también me siento igual que tú Nam.
—¿Cómo es que...?
—Al parecer mi abuelo fue tan precavido como para poner la leyenda y que así yo no dudara de lo que sea que haya escrito en la carta. Pues todo indica que imaginó que olvidaría la charla que tuve con él.
—Fue algo ingenioso de su parte—opinó el moreno, acomodándose el cabello como si con eso pudiera relajarse más efectivamente—. Pero dime Jinnie, cuando leíste la leyenda ayer, ¿no sentiste nada a parte de la impotencia y el dolor de conocer a la víctima?
—Dejando de lado esos sentimientos, lo cierto es que la leyenda se me hizo conocida. Y por eso todo está tomando tanto sentido para mí.
—¿A qué te refieres?
—Esta era la leyenda que le gustaba tanto a Jungkookie.
—¿Qué?
—Sí, creo que fue la manera que utilizó el abuelo para darle señales a Kookie sobre que su destino estaba unido a Taehyung.
—Más lento, Seokjinnie, que me estoy perdiendo.
El pelirrojo suspiró y tomó una bocanada de aire antes de proseguir con una explicación sencilla pero lo suficientemente detallada para que su esposo se pusiera en un mejor contexto.
—Y por eso es que Jungkookie se ha encariñado tanto con TaeTae. A fin de cuentas, su decisión y sinceridad es lo que podrán romper la maldición.
—Sí, pero igual tenemos que decirles esto. Es muy importante como para dejarlo pasar.
—Claro que sí, y lo de la carta también.
—Y lo de tu sueño—completó Namjoon y el pelirrojo asintió, dándole la razón a su marido.
—Sí, son muchas cosas. Ahora vamos a preparar el desayuno, mientras te cuento cada detalle que reviví en mi sueño—el reloj ya marcaba las seis y cuarto, tan solo faltaban quince minutos para que fuera la hora a la que usualmente se despertaban entre semana—. Porque estoy seguro que la carta dice lo mismo, así que esa dejémosla para más tarde, ¿te parece?
—Sí, está bien, Jinnie. Igual debo irme a trabajar.
—Lastimosamente...
—Sí, pero trataré de desocuparme pronto para que podamos contarles esto con toda la tranquilidad que el caso amerita.
—De acuerdo amor.
Y así lo hicieron, Namjoon una vez más quedando alucinado con lo que Seokjin le relataba. Por lo que el moreno se fue de su casa, con la idea de completar lo que tenía pendiente en su trabajo. Para estar tranquilo con lo que se venía a continuación.
Sin embargo, lo era una pena es que un detalle se saldría de entre sus manos.
¿Podrían ser capaces de resolverlo a último momento?
Continuará...
Les dije que venían más revelaciones, así que sigan esperando con ansias los próximos capítulos, pero más el próximo en donde se dará la resolución de Tae y Koo. Su sufrimiento por fin tendrá recompensa cielitos, y de antemano me disculpo por el mal momento que seguramente les hice pasar con la mitad de este capitulo.
Pero era justo y necesario, además de que ambos son el tipo de persona que saca conclusiones apresuradas en lugar de preguntar. Igual no olviden que ambos tienen pasados donde las decepciones amorosas los han dejado muy mal, así que sean comprensivos con su dolor e inseguridades, siguen siendo humanos con corazones sensibles y puede que cometan errores, pero no se preocupen, eventualmente trabajarán en esos aspectos para ser mejores personas y tener una relación muy sana.
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