*ૢ Capítulo 3*ૢ
El azabache se había ido a dormir temprano, luego de que aquella cena que preparó le hiciera efecto, causándole mucho sueño. Estaba cómodamente tapado hasta la cabeza, durmiendo tan profundamente hasta que una sensación extraña comenzó a atormentarlo.
De a poco empezó a removerse sobre la cama, de un lado al otro hasta que se sintió incómodo entre las sábanas y cobijas que hace momentos atrás consideró como su refugio. Enojado por eso, Jeon se terminó sentando. Bufó hastiado y tomó el móvil que estaba en su mesita de noche, comprobando que faltaban aproximadamente unas tres horas antes de que el sol volviera a aparecer dando inicio a un nuevo día.
—Mierda... Tal vez la comida estuvo muy pesada, pero igual intentaré volver a dormir—se dijo a sí mismo, volviendo a acostarse en la suave superficie. Dejando su teléfono inteligente donde había estado desde hace horas atrás.
Cerró los ojos nuevamente para descansar como lo había estado haciendo, y cuando en su inconsciente creyó que lo había logrado, el azabache no tardó en escuchar una voz. La cual era aterciopelada y profunda. Dicha persona estaba cantando, siendo comparable a un ser divino que quería atraerle haciendo uso de una melodía tan suave y bonita.
Como si de una canción de cuna se tratara.
Jungkook volvió a abrir los ojos de golpe, creyendo que había estado soñando, sorprendiéndose al seguir captado aquel precioso canto a lo lejos.
—¿Qué es eso...? —se preguntó dubitativo—. ¿Y de dónde viene?
Rápidamente salió de la cama, y guiándose por el precioso sonido se quedó parado frente a la ventana de su habitación. Abriendo la cortina con cuidado para ver si casualmente- y por más extraño que fuera- alguien estuviera cantando justo fuera de la casa.
Totalmente intrigado por la particular situación, e innegablemente conmovido por lo que sus oídos captaban. Percibiendo la manera en la que su corazón estaba siendo arrullado por ese precioso canto, como si el mismísimo dueño de esa voz quisiera consolarlo.
Jeon sin pensárselo dos veces o siquiera meditarlo, tomó un gran abrigo de su armario y se lo colocó encima de su pijama para ir en busca de la persona que era dueña de esa voz tan cautivadora.
En esos momentos no estaba pensando correctamente o planteándose lo peligrosa que podría ser la experiencia. Pero eso era lo de menos, ya que únicamente quería saciar su curiosidad.
Así que aun cuando notó que la voz le dirigía hasta los adentros del espeso bosque, el azabache no se detuvo y continuó sintiéndose confiado con su imprudente accionar.
💙
Estuvo caminando por varios minutos. Atravesando toda la naturaleza que había a su disposición hasta que logró divisar un lago que estaba siendo iluminado por la luz de la brillante luna, y a un lado de esta pudo observar a una persona con la mirada perdida en el agua cristalina.
Era un joven sumamente precioso, vestido de blanco en su totalidad. Su piel era de un tono canela y su cabello era completamente celeste como el mismo cielo.
¿Acaso estaba siendo testigo del canto de un ángel?
Porque si así era, Jungkook podría describirlo como mágicamente increíble.
El susodicho no tardó en notar que había alguien detrás suyo, por lo que por pura inercia volteó a ver y se encontró con un joven de cabellera azabache, piel clara como la nieve y ojos redondos sumamente brillantes como una galaxia llena de estrellas, el cual estaba totalmente cubierto por un abrigo oscuro.
Decir que se asustó fue poco, porque su canto finalizó de manera abrupta denotando ese hecho. Sin embargo, se sentía mucho más incrédulo por la situación que se le estaba presentando.
¿Aquel chico podía verle?
Después de tanto tiempo, ¿alguien había escuchado su melancólico canto?
¿Al fin una persona estaba siendo consciente de su presencia?
Hubiera podido afirmar que estaba soñando de no ser porque era un espíritu atrapado en el plano terrenal desde hace más de un siglo y que, por obvias razones, ya ni siquiera recordaba lo que era dormir.
Cuando tenía la oportunidad de materializarse simplemente terminaba mucho más deprimido, por el cruel hecho de que sentía una fuerza que le obligaba a quedarse cerca del lago. Sin poder ir más allá como tanto anhelaba.
Así que por esta ocasión como ya era una costumbre cada que había luna llena, el peliceleste decidió ponerse a cantar hasta que el sol reemplazará al precioso satélite natural de la tierra.
El espíritu quiso desaparecer sumergiéndose en el lago como siempre hacía. Lástima que su cuerpo en esos momentos no se lo permitiera, pues ya no era una simple alma en pena.
Jeon comenzó a acercarse a su acompañante con sigilo. Con la única intención de comprobar que no era una alucinación suya. Sin embargó, se fijó en el detalle de que a cada paso que daba, el desconocido retrocedía más y más, pues no sabía cómo actuar delante de aquel azabache.
Jungkook rápidamente se detuvo, ya que lo menos que quería era incomodar al contrario que mantenía el rostro desencajado por su inesperada presencia.
Y esto fue algo que el peliceleste agradeció de todo corazón.
El azabache recorrió con su mirada el bonito lugar en el que había terminado gracias a su curiosidad, y luego volvió a centrarse en el joven de piel canela.
Se aclaró la voz y preguntó—. ¿Puedo saber quién eres y qué haces a estas horas en el bosque?
—Yo podría preguntarte lo mismo—le cuestionó con cierto recelo—. Nunca te he visto por aquí.
—Buena jugada, pero... ¿no se me permite siquiera saber la razón por la que estás tan a la defensiva?
—Simplemente hace tiempo que no veo a nadie por estos lares.
El peliceleste respondió de manera escueta, intrigando más al joven de piel nívea.
—No puedo creer algo así...
—No lo creas si no quieres, porque de todas formas no creerías lo que te pudiera decir. Ya que se trata de una verdad demasiado disparatada.
—¿Es así? —Jeon le vio asentir, por lo que continuó con la conversación—. Entonces podrías contarme.
—¿Por qué debería hacerlo? —Jungkook suspiró cansino. El chico sin duda era demasiado desconfiado y con un carácter muy definido, muy distinto a la impresión tan encantadora de su apariencia, pero no por eso menos cautivante.
Le gustaba la gente con personalidad.
En serio estaba tratando de ponerse en su lugar. Realmente lo hacía a pesar de que el contrario parecía no procesar como le había conocido. Ni mucho menos cuestionar que aquella situación debería ser suficiente para alejarse lo más rápido posible, porque sabría Dios si ese peliceleste no era peligroso.
—Porque me despertaste a mitad de mi profundo y reparador sueño. Además de que he venido hasta aquí solo para encontrarme contigo, aun cuando estoy muriéndome de frio ya que he salido a mitad de la noche.
Taehyung le observó dudoso. Aquel azabache no le daba mala espina ni nada por ese estilo, pero todo se sentía tan extraño después de tanto tiempo en soledad. Así que no podían juzgarle por actuar de esa forma. Además de que, en su defensa, nunca nadie le había escuchado como para venir a reclamarle.
—Está bien, lamento haberte despertado.
—Te perdonaré si lo que me vas a contar me convence—le condicionó con una sonrisa de lado, que avergonzó al otro joven que no pudo evitar fruncir sus labios en un puchero—. ¿Te parece?
—De acuerdo, pero prométeme que escucharás todo con mucha atención y luego puedes decidir si me crees o no.
—Me parece un trato justo, pero... ¿qué tal si primero me dices tu nombre? —el azabache se acercó lo suficiente para quedar cara a cara, alegrándose por el hecho de que el contrario no le rehuyera.
—Hazlo tú primero.
—Vaya, sin duda eres muy desconfiado.
—La vida me volvió de esa manera—Jungkook no comprendió mucho eso, por eso decidió ignorarlo por más que llamó su atención la manera tan tosca en la que se lo dijo—. Empieza por favor.
—Soy Jungkook, Jeon Jungkook. Un gusto... —extendió su mano hacia el peliceleste, y este la tomó ya sin pensárselo mucho.
—Un placer Jungkook... Soy Kim Taehyung.
—Lindo nombre—halagó el azabache de improvisto, todavía manteniendo entre su mano la del joven vestido de blanco.
A la par que ambos se perdían en la mirada profunda del impropio en cuestión de segundos—. Gracias, el tuyo también es bonito.
Los jóvenes deshicieron su agarre, todavía sintiendo esa electricidad que les había recorrido con ese simple gesto, además del intenso contacto visual que habían compartido por segundos que se percibieron eternos.
—Si quieres puedes sentarte conmigo en esta roca—la señaló con su dedo índice y Jungkook afirmó con un movimiento de cabeza, de acuerdo con la propuesta—. Es que la historia es larga...
—De acuerdo, no hay nada que me impida escucharla así que siéntete cómodo contándolo.
—Bien, eso haré—Taehyung tomó asiento, y Jungkook imitó su acción quedando a su lado, mientras los dos se dedicaban a observar el lago que seguía siendo bañado por la preciosa luz de la luna—. Primeramente, lamento haber sido tan brusco contigo, pero hay una razón para que mi actitud sea así.
—No te preocupes por eso, yo también lamento si te parecí muy invasivo al principio. Pero me quedé muy impresionado por encontrar a alguien en medio del bosque.
—Lo noté—Taehyung soltó una suave risa, al sentirse más tranquilo con la actitud despreocupada que estaba tomando el azabache. Sin aquella tensión del inicio, que logró ponerlo con los nervios de punta—. Tan solo espero no hayas creído que soy algún extraño que pasa suelto por el bosque.
—¡Claro que no! —le interrumpió sonando seguro de lo que iba a decirle—. Te juro que eso fue lo menos que pensé, porque yo creí que eras un ángel que había bajado del cielo.
Taehyung no podía creer cómo podía decir algo así, sin el mínimo ápice de vergüenza. Parecía que los tiempos si habían cambiado, pero le agradaba en demasía. Al menos la sensación que le invadía podría describirla de cualquier otra forma menos incomodidad.
—Bueno, entonces creo que lo tomaré como un cumplido—el peliceleste comenzó a jugar con sus dedos, para tratar de no cohibirse. Pues ahora que había dejado su barrera de lado, y estaba cerca de alguien tan guapo como Jungkook le sería un tanto difícil no sentirse nervioso.
—Estúpidos años de soledad—se quejó internamente—. Por su culpa estoy así.
—Lo es, continúa por favor...
—Pues no soy ningún ángel, más bien soy un espíritu, que se ha pasado por mucho tiempo encerrado aquí en el bosque. Atrapado por una maldición que no me permite distanciarme de este lago que se ha vuelto mi hogar...
Ante el tono confiado de Taehyung, Jungkook no quiso ser grosero con el joven y soltar alguna tontería como: ¿De verdad crees que me podría creer algo así?
Por lo que mejor optó por una pregunta mucho más cautelosa.
—¿Hay alguna forma de que pruebes lo que dices?
—La hay, solo que tendrás que esperar hasta que salga el sol.
—Ya veo... Pero si eres un espíritu, ¿no se supone que deberías no tener un cuerpo físico?
—Pues eso es lo que te quiero mostrar cuando comience un nuevo día.
El azabache le observó con curiosidad y Taehyung se encontró con su mirada expectante, por lo que decidió explicarle más explícitamente para que pudiera comprender a dónde quería llegar.
—Cuando el sol se ponga en el alba, mi cuerpo físico desaparecerá y volveré a ser un espíritu, completamente translúcido y nuevamente deberé esperar a que sea luna llena para materializarme.
—Wow... ¿Prácticamente esperas un mes para poder sentirte nuevamente como un humano?
Jungkook inquirió con sorpresa, y a la vez con un poco de tristeza por el chico que debía vivir una vida que jamás se podría llamar vida. Sin embargo, aquello no podría considerarlo como lástima, porque realmente se sentía conmovido por la fortaleza del peliceste. Ya que, en el caso de estar en sus zapatos, Jungkook se hubiera vuelto completamente loco.
El espíritu asistió quedito, encogiéndose de hombros, como si fuera nada.
—¿Y desde cuando estás viviendo de esa manera? —las preguntas que hacía el azabache nacían de manera espontánea y Taehyung no sentía para nada incorrecto el darles una respuesta, porque sabía que no eran mal intencionadas—. ¿Y por qué tu color de cabello es celeste?
—Ya he perdido la noción del tiempo, poco más de un siglo, pero eso es lo de menos... Y con respecto a mi cabello, antes tenía un castaño oscuro, aunque cuando me volví un espíritu este inmediatamente tomó esta coloración, y si me di cuenta fue solo porque vi mi reflejo en el agua cristalina de este lago que con el pasar del tiempo se volvió mi hogar.
El chico explicó eso último con un deje de nostalgia en su profunda voz.
—Es demasiada información que procesar—musitó con sinceridad—. Pero ¿cómo es que terminaste así?
—Justamente te lo iba a decir, pero me ganaste—una débil sonrisa surcó su rostro, a lo que el contrario respondió sin vacilar.
—Soy todo oídos, Taehyung.
—Bien... Entonces presta mucha atención al pequeño relato que te contaré...
Continuará...
Al fin se conocieron ¿quién creen que caiga primero por el otro? ¿ o lo harán al mismo tiempo? Descúbranlo próximamente. Este par son unas masitas, así que esperen los próximos capítulos. Háganme saber en los comentarios su opinión y si les gustó dejen sus lindas estrellitas.
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