*ૢ Capítulo 25*ૢ
—Sí, es un gusto verlos, hyungs.
Jungkook atinó a responder, consiguiendo un asentimiento de los mayores. Ellos también se sentían felices de ver al azabache de ojos grandes y brillantes.
—Lo es, Kookie—concordó Seokjin con una sonrisa amable, para luego posar la vista en aquel peliceleste de pestañas espesas y piel canela que se encontraba a un costado de su querido primo. Su marido Namjoon imitó su acción en el proceso, deseoso por escuchar lo que el menor estaba por decir—. Este jovencito debe ser de quien me hablaste por mensajes, ¿verdad?
Jungkook asintió con un movimiento de cabeza, pero antes de poder decir algo más, Taehyung lo interrumpió.
—Sí, soy yo. Kim Taehyung—se presentó haciendo una pequeña reverencia a pesar de estar sentado—. Es un gusto conocerlos, no saben lo agradecido que estoy por el hecho de que le creyeron a Kook. Sé muy bien que no es algo fácil de digerir, pero es la más pura verdad.
—Oh, no te preocupes por eso. Desde que tengo memoria soy muy creyente de este tipo de cosas, porque bueno, a veces la misma realidad supera la ficción—alegó el mayor de todos con una sonrisa—. Y mi marido aquí presente lo tiene arraigado a su ser por su profesión de historiador, así que no nos pareció tan descabellado, más bien alucinante, y nos sentimos bendecidos por tener la oportunidad de hablar contigo personalmente, ¿verdad, amor?
—Exacto, Taehyung-ssi. Siéntete libre de hablar con nosotros, tienes nuestra total confianza y discreción—aseguró el moreno, dejando relucir esos hoyuelos que se formaban cuando sonreía.
—Lo sé, Jungkook me ha comentado algunas cosas sobre ustedes, entre ellas la confianza que inspiran para entablar una charla de manera amena.
—Me alegro de que hayan sido solo cosas buenas—bromeó Seokjin y los demás rieron.
—¿Por quién me tomas, hyung? —cuestionó el azabache fingiendo indignación—. Obviamente no tengo razón para decir mentiras, ustedes son geniales, aunque dejaré que lo descubra por él mismo.
—Y estoy ansioso por ello, tampoco es como que me haya dicho mucho, porque hace nada me enteré de esto—Taehyung confesó rascándose la nuca—. Creo que sé lo más básico, realmente me dejó una impresión muy agradable de ustedes y sé que esa percepción no cambiará.
—Awww—musitó el pelirrojo con total confianza—. Eres un encanto, cariño.
Taehyung le sonrió de vuelta, aquel apodo se le había hecho muy tierno a pesar de que apenas estuvieran conociéndose. Sin duda se notaba a kilómetros de distancia que eran personas buenas de corazón. Seokjin cayó en cuenta de un pequeño detalle. ¡Se le había escapado decirles cuales eran sus nombres!
—Oh, que tontos que somos, Taehyung-ssi. No nos hemos presentado como debíamos, disculpa nuestra descortesía por favor.
—No se preocupen, no se disculpen por algo así—el peliceleste le restó importancia al asunto haciendo un movimiento de negación con sus manos, motivo por el que Jungkook sonrió de lado. Ese chico lo tenía mal. Era demasiado dulce.
Y eso no pasó desapercibido para Seokjin. Aunque no lo culpen, es raro notar algo así por mensajes, el pelirrojo creyó verdaderamente que solo eran amigos, pero los menores desprendían una innegable química y complicidad.
Obviamente era algo que ni para alguien tan despistado como Namjoon pudo pasar inadvertido. Jeon Jungkook estaba rendido ante los encantos de aquel jovencito poseedor de una maldición tan jodida como la de estar atrapado en un lago.
Así que, en un instante en el que la pareja conectó sus miradas, supieron lo que el otro pensaba.
Debían ayudar a ese par de tortolitos, o dejaban de llamarse Kim Seokjin y Kim Namjoon respectivamente.
El pelirrojo fue quien tomó la palabra una vez más, y se presentó a sí mismo y a su pareja. Taehyung nuevamente les hizo una reverencia en señal de respeto y ellos correspondieron a la misma por cortesía.
Ya estando listos con eso, sabían que no había razón para alargar la charla, porque debían concentrarse en lo importante. El tiempo era oro para ese jovencito.
Porque tal vez, solo tal vez, cuando se cumpliera el mes desde que Jungkook le conoció, no habría vuelta atrás.
Sin embargo, como ya era la costumbre, la curiosidad pudo más con Jungkook y terminó haciendo una pregunta que los mayores no pudieron evitar.
—Se ven muy colorados, ¿qué les paso? —interrogó Jungkook—. No me digan que están así por esto, primero es su salud, hyungs.
Pero no lo malentiendan, no lo hacía para avergonzarlos. Él en serio se preocupó por la temperatura corporal de sus hyungs. A veces el azabache también podía ser tan ingenuo con lo que sucedía en su entorno, logrando avergonzar a la gente.
En definitiva, Taehyung y él eran tal para cual.
—Aquí está haciendo mucho calor, el clima últimamente es infernal—respondió Seokjin con perspicacia, a pesar de sentir que el sonrojo que ya poseía se acentuaba aún más en sus mejillas luego del comentario descuidado del azabache.
Sin querer recordó que casi se habían puesto hacer cosas con su marido, en lugar de realizar la videollamada.
La situación no era muy diferente para Namjoon, que a pesar de volverse un descarado cuando se trataba de su esposo. Cuando se trata de una persona ajena inmiscuyéndose en esos asuntos, la pena le invadía porque se sentía expuesto.
Así que apenas y podía asentir a lo que su pareja decía.
—¿A pesar de que es de noche?
—Mmm... Sí.
—Ohh, que terrible—Jeon contestó imaginándose estando en el lugar de los contrarios. Le gustaba el calor, pero cuando las temperaturas eran muy altas, escapaba de este. Por lo que agradecía internamente que esos días que estaba teniendo de vacaciones, hayan tenido un clima esplendido. Muy disfrutable, como la compañía que encontró sin esperarlo.
Taehyung simplemente escuchaba todo sin imaginar el verdadero trasfondo de la vergüenza que atacaba a Seokjin y Namjoon. Sin duda él era el más ingenuo en todo esto.
—Bueno, bueno. El clima es lo más irrelevante ahora Jungkook-ah—opinó el de cabellos cenizos, llamando la atención del susodicho y su acompañante, quienes decidieron brindarle concentrarse en lo que el mayor les diría—. ¿Les parece si iniciamos?
—Claro que sí, Namjoon hyung—musitó Jungkook a la vez que Taehyung completaba con un "por supuesto Namjoon-ssi". Ante esto, Seokjin se dirigió al peliceleste con una petición.
—Taehyung-ssi, si gustas puedes llamarnos hyungs. Veo que te has vuelto cercano a Jungkookie, así que dejemos las formalidades para estar más cómodos, ¿sí?
El joven de piel canela estuvo de acuerdo, por lo que con la voz bajita pero lo suficientemente alta para que los mayores le escucharan, hizo caso a su petición llamándolos "hyungs".
El pelirrojo sonrió complacido, y sintiéndose en mayor confianza comenzó a decirle "Taehyung-ah", algo que le agradó en demasía al susodicho, pues se estaba sintiendo más que aceptado por las personas importantes para Jungkook.
Porque Seokjin tenía razón, el azabache y él se habían vuelto tan cercanos, que hasta dormían en la propia cama, por lo que, aunque no lo dijera en voz alta, el saber que le agradaba a la gente del menor, le llenaba el corazón de regocijo y ese sonrojo en sus mejillas lo delataba.
La esperanza naciendo en su interior. Anhelando la posibilidad que lo que Jungkook le había dicho se volviera realidad, y posiblemente pudiera lograr su final feliz.
Ese que tanto esperó, pero que fue arrebatado por la persona que juró amarle hasta su último suspiro.
Serían unas horas largas, pero valdrían cada segundo y cada minuto.
💙
—Por favor pásame el folder, Jinnie—Namjoon pidió con tranquilidad y su esposo se levantó a buscar lo que el de cabellos cenizos requería. No se demoró ni un minuto, y cuando se lo entregó ya se había acomodado a un lado de su pareja, mientras los menores les observaban expectantes desde el otro lado de la pantalla—. Gracias cariño.
El pelirrojo asintió, y el historiador tomó una bocanada de aire antes de iniciar con esa profunda conversación.
Tanto él como su marido se habían esmerado muchísimo al buscar información, llevándose una que otra decepción por la escasa información que encontraron en libros o en bibliotecas virtuales.
El moreno hasta tuvo que conversar con algunos de sus colegas, para poderse orientar, porque si bien contaba con una que otra especialización sobre relatos de su país natal, no se podía comparar con gente que se dedicara a ello día con día.
Al contar con esa ayuda extra, y el trabajo a parte de su marido hicieron una recopilación de leyendas que contaran con varios tipos de maldiciones hechas por brujas o chamanes en tiempos antiguos.
El de cabellos cenizos les explicó que ninguna se parecía tal cual a lo que le había sucedido a Taehyung, no obstante, la pequeña esperanza que les motivó a contactarlos fue porque notaron que en los mismos textos estaban escritas algunos indicios que funcionarían como posibles soluciones.
Las cuales daban rienda suelta a algunas deducciones que la pareja Kim hizo, y de las cuales tomó apuntes para tantear el tema de más efectivamente con el propio involucrado.
—Jungkook le comentó una que otra cosa a Jinnie, pero quiero escuchar de tu propia boca lo que sabes de tu maldición, Taehyung-ah.
—Bueno Namjoon hyung, yo tampoco sé mucho y supongo que es lo mismo que le he dicho a Jungkook—se sinceró el peliceleste, jugando con sus dedos al tratar de pensar que información podría ser útil—. Como sabrán, la pareja que tenía en ese entonces fue quien contrató a una famosa bruja, conocida por hacer los más efectivos encantamientos.
—Sí, ese es un punto muy importante. Por lo que en el registro que estoy llevando tengo a una que otra candidata. Sé qué tal vez sea una gran equivocación basarnos en leyendas, pero es lo único que tenemos—explicó el moreno con seriedad—. Además de que, en nuestra historia, hay respaldos que aseguran que algunas de estas brujas y chamanes si existieron, lo que es un gran avance. Porque si logramos averiguar de quien se trata, sabremos su modus operandi.
—En pocas palabras queremos saber si tienes algún dato que nos pueda llevar al nombre de esta mujer—intervino Seokjin—. Piensa un poco, Taehyung-ah.
El peliceste trató de evocar ese recuerdo en su memoria. Habían pasado tantos años que sin querer había enterrado lo que sabía en lo más profundo de su ser.
—Solo sé que la gente de mi pueblo la llamaba por su apellido... Moon. Era una costumbre que cuando te maldijeran, lo hicieran en persona, así que la conocí—Todos abrieron la boca ante esa declaración inesperada. A esto se referían los Kim, hasta la mínima cosa se podría volver excesivamente valiosa para encontrar un camino entre tanta oscuridad.
—Su cara es borrosa en mis recuerdos, pero lo que jamás podría olvidar es que se trataba de una mujer joven. Su edad rondaría entre los treinta o treinta y cinco años—Taehyung puntualizó, pues lo más seguro es que desde que escucharon bruja interpretaron que sería una mujer mayor como ya era costumbre. Dado que se suponía que mientras más fuera la edad, más experiencia, pero este no era el caso.
—Poseía unos cabellos negros como la noche y la piel blanca como la nieve, siempre iba bien vestida, por lo que muchos creían que talvez pertenecía alguna familia de nobles, sin embargo, se independizó para poder dar rienda suelta a su increíble capacidad para realizar brujería.
—Anotado, gracias por brindarnos estos detalles Taehyung-ah—el pelirrojo cerró la libreta y la dejó a un lado. Mañana ya tendrían algo más concreto que buscar.
—Con esto se reducen las opciones, así que trataremos de conseguir información lo antes posible, porque a Jungkook ya se le terminan las vacaciones y algo me dice que este suceso no es al azar, así que no hay que desaprovechar la oportunidad de la luna llena por nada del mundo, pues lo más seguro es que sea el momento idóneo para romper la maldición.
—Sí, Joon tiene razón. El hecho de que pudieras materializarte así de la nada por más tiempo de lo usual, no debería ser tomado a la ligera.
—Tiene sentido lo que dicen hyungs—concordó Jungkook luego de procesar todo lo escuchado en las últimas tres horas—. Estaremos en contacto, ¿verdad?
—Por supuesto, cualquier detalle es importante Jungkookie.
El azabache afirmó con la cabeza, Esa noche fue provechosa, aunque bueno, con gente tan dedicada como sus hyungs, todo indicaba que los resultados serían los mejores. Porque si solo él estuviera involucrado en esto, realmente no sabría ni por dónde empezar o buscar, así que agradecía contar con ellos.
—De acuerdo, si Tae recuerda algo más también se los haremos saber—el menor volteó su rostro al peliceste que con solo una mirada le expresó que estaba de acuerdo con eso. A la pareja también le pareció una excelente idea—. Gracias por tomarse el tiempo de ayudarnos.
Los mayores observaron a ambos jovencitos hacer una leve reverencia, por lo que sonrieron.
—Ya les dijimos que no es nada, gracias a ustedes por confiar en nosotros para esta tarea tan importante—respondió Namjoon con una sonrisa sincera—. Es algo fascinante en todos los sentidos y que podamos ser de utilidad nos llena como no tienen idea.
—Así es—concordó el pelirrojo con lo dicho por su pareja, mientras recostaba su cabeza en su hombro, sintiendo como el susodicho lo abrazaba por la cintura.
—Si esto resulta bien, estaré eternamente agradecido con ustedes Seokjin-ssi, Namjoon-ssi.
El peliceleste expresó esas palabras sintiendo su corazón hacerse pequeño, con un nudo formándose en la garganta. Esto de verdad estaba pasando y aunque seguía manteniéndose a la posibilidad de que todo podía pasar, la ilusión en él no hacía más que incrementar.
Se sorprendió de no haberse quebrado a media oración, pues sentía que sus ojos estaban reteniendo esas lágrimas traicioneras.
—¿Qué te dije de tratarnos con tanta formalidad Taehyung-ah? —el mayor regañó, y solo en ese instante Taehyung fue consciente que se le había escapado aun cuando ya se había estado dirigiendo a ellos como sus hyungs.
—Al fin y al cabo, estamos unidos por esta investigación, estrechando los lazos, para que cuando la maldición termine oficialmente te integres a nuestra familia. Porque saldrá bien, ya lo verás.
Seokjin animó y Namjoon levantó su pulgar en señal de aprobación a las palabras de su marido.
—Y que sepas que rara vez Jinnie se equivoca, así que te estaremos esperando con los brazos abiertos, Taehyung-ah.
Luego de esas palabras, para el joven fue inevitable no llorar. Pero no era por la tristeza, sino por la felicidad que esas promesas causaron en su corazón. Por pura inercia, y conteniendo su impulso de abrazarlo, pues no quería incomodarlo, Jungkook optó por acariciar su espalda y el sedoso cabello cielo. Como queriendo reconfortarlo con ese tierno gesto, para que ese bonito chico sintiera que no estaba solo en esto. Contaba con su apoyo, ahora también con el de sus hyungs, por lo que quería que lo tuviera más que presente.
Esos ojitos no tenían que desgastarse llorando, solo brillando como cuando compartían de una buena comida, competían en los videojuegos, veían alguna película o disfrutaban de ese silencio tan cómodo entre ellos.
Seokjin levantó su cabeza de ese lugar que era tan cómodo para él, después de ver la reacción del jovencito de cabellos color cielo. Y sin pensárselo dos veces, le regaló palabras tranquilizadoras que eran secundadas por su marido, hasta que el fuerte llanto finalizó.
Era obvio lo mucho que Taehyung había sufrido. El menor se veía tan frágil, pero a la vez tan fuerte. Porque si se ponían en sus zapatos, ellos jamás lograrían mantenerse tan cuerdos como él lo había hecho. Viviendo solo, atormentado, y con los años desvaneciéndose como agua entre sus dedos.
Por lo que una vez más la pareja de los Kim obtenía esa motivación tan necesaria para no rendirse y agotar hasta las últimas opciones para que aquel chico pudiera ser feliz después de tanto.
Minutos después, la pareja ya se despidió de ambos jóvenes pues habían estado tan inmersos en esa videollamada que ni cuenta se dieron que el reloj ya marcaba más de la medianoche.
Jungkook no había tardado en pasarle unos pañuelos de papel a Taehyung, quien un poco avergonzado se limpiaba las mejillas que se quedaron empapadas por sus lágrimas.
No es que le diera vergüenza llorar, pero lo había hecho frente a esos hyungs tan buenos, cuando apenas tenían horas de conocidos. ¿Qué impresión tendrían sobre él? Lo más seguro de que alguien muy llorón y sentimental. Tan feliz que había estado por sentirse aceptado desde el principio, y ahora pasaba esto.
—Tus hyungs me agradaron mucho, pero mira cómo me comporté con ellos—musitó apenado y Jungkook negó.
—No ha sido nada. Créeme cuando te digo que ha pasado lo mismo que con Jimin y Yoongi hyung, te adoraron.
De todas formas, Taehyung se sentía mal, aquella situación no se le podía comparar a cuando Jungkook fue su pañuelo de lágrimas, pues este ya le conocía de más tiempo y su relación era más estrecha como para que lo comprendiera mejor.
El menor le dijo que no se preocupara por eso, que jamás le juzgarían por algo así, porque conocían su situación y que no se olvidara de la forma en la que lo trataron.
—¿L-Lo dices en serio?
El peliceleste puso los pañuelos sucios en la basura que estaba a su lado, notando de reojo como Jungkook volvía a acomodarse a un costado suyo en ese sillón que habían estado compartiendo por un largo rato.
—Claro que sí, Tae, no pienses tonterías. Te consolaron.
—Es que... —el azabache puso un dedo entre sus labios, silenciándolo. Kim lo observó con los ojos muy abiertos.
Lo que el chico estaba a punto de decirle, simplemente sería un nuevo recordatorio de porque se había enamorado de alguien tan especial como lo era Jeon.
—Es que nada. Llorar no es débiles, Tae. Tú has tenido que sufrir tanto, que obvio necesitas desahogarte, y no solo conmigo, si no con cualquier persona que te inspire confianza. Ninguna persona dejaría ver su alma con gente que no crea que pueda sentir la mínima empatía con uno mismo.
Con lentitud alejó su dedo, y solo porque lo sintió correcto acarició con su pulgar esas mejillas de pan que estuvieron cubiertas por sus lágrimas.
—No te niego que puede haber casos donde se aprovechen de la debilidad ajena, pero lo único que deseo es que sepas que conmigo o con estos hyungs puedes mostrar todas esas cruces que llevas en tu alma, ¿bien?
El peliceleste asintió quedito y cerró los ojos por ese suave tacto. Ese que tanto había apaciguado su corazón con solo unas caricias en su espalda y cabello. Aunque cuando se trataba de Jungkook, Taehyung siempre quería más.
—No son algo malo. Al contrario, demuestran que, a pesar de tu dolor, las sigues llevando contigo. Lidiando con ellas, pero, sobre todo, no se han vuelto un obstáculo para ti. Más bien son esa fortaleza que te ha traído hasta aquí, a las puertas del encuentro con la felicidad que te mereces.
Y sin más, cuando el contacto se detuvo, y Taehyung abrió los ojos encontrándose con ese rostro tan pacifico, abrió sus brazos, atrayendo al menor en un fuerte abrazo.
Un tanto sorprendido, el azabache correspondió rodeándolo con sus brazos.
Aunque el peliceleste fuera el que inició aquel gesto, Jungkook sabía que sentirse tan en paz con algo así significaba una sola cosa.
Taehyung era su lugar seguro, y esperaba que, si el mayor tenía la misma concepción de él, no dudara en usarlo como su refugio. Porque el azabache estaría más que complacido siendo su soporte, eso y mucho más.
Estuvieron así por un largo rato, con el silencio rodeándolos tan perfectamente, mientras Jungkook se deleitaba con el olor a fresas de la piel del chico que estaba afianzado a su torso como si de eso dependiera su vida.
No obstante, todo lo bueno tenía que terminar en algún momento, y eso fue cuando Taehyung se separó con un leve sonrojo en sus mofletes.
—Gracias, Kookie...
—No es nada, TaeTae—Jungkook también estaba sonrojado, pero trataba de disimularlo, desviando la mirada—. Ya es muy tarde, ¿no?
—¿Eh? Oh... Sí, lo es—Taehyung se relamió los labios, igual o más nervioso que su acompañante. Lástima que no lo notara y creyera que era el único en ese estado—. Ya es la una de la madrugada...
Informó el mayor luego de observar el reloj que estaba a unos metros suyos.
—Lo que significa que es hora de irnos a dormir.
—Adelántate, Tae. Iré a tomar un poco de agua.
—De acuerdo, Kookie.
El chico se levantó e hizo lo que el azabache le pidió. Alejándose lo más rápido posible porque si seguía ahí, no dudada que en cualquier momento Jeon pudiera notar el fuerte latir de su corazón. Jungkook también imitó su acción, tomando su teléfono y yendo hasta la cocina, donde se sirvió un vaso de ese líquido vital para todo ser vivo.
De un momento a otro su garganta se había sentido tan seca.
No obstante, cuando dejó el vaso en el fregadero, su cabeza dolió.
Cerró los ojos y escuchó una voz masculina.
"Solo basta creer para que la fantasía se vuelva realidad, no lo olvides pequeño".
¿Qué rayos había sido eso?
Continuará...
Modus operandi es una expresión latina que significa 'modo de obrar' y se usa para referirse a la manera especial de actuar o trabajar para alcanzar el fin propuesto. Gracias por leer cielos, espero este capítulo les haya parecido interesante. Si fue así, espero leer sus comentarios y ver sus votitos.
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