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*ૢ Capítulo 23*ૢ

—Eres malo. Me engañaste—le reclamó, escuchándose muy molesto según el menor—. Jugaste con mis sentimientos.

—TaeTae...

—TaeTae, nada—dramatizó, dejándose caer en el sofá mientras Jungkook le seguía de cerca, hasta acomodarse a su lado—. Me prometiste que tenía que aguardar un poco para tomar el vino. Y lo hice, además de que mi estómago ya está lo suficientemente lleno como para soportar un poco de alcohol.

—Lo sé, pero nunca afirmé que sería después de aquel delicioso almuerzo que preparaste. Tú solito sacaste esa conclusión.

—Habla con la mano—el peliceleste mostró su palma, en señal de desaprobación por lo que el azabache expresó. Por lo que Jungkook se permitió reír con ganas—. Y encima te burlas de mí. Con que esas tenemos, Jeon, pero está bien. Yo perdono, pero no olvido.

—Por dios, Kim Taehyung. Mereces un Oscar.

—¿Quién es Oscar?

—Ay—Jungkook sintió como pequeñas lágrimas salían de sus ojos, mojando sus mejillas como producto de la fuerte risa que lo invadía.

Pero entiéndanlo, la cara de Taehyung valía oro.

—¡Yaaaa! No te rías o me voy a enojar de verdad, bobo.

—E-Entonces admites que estabas exagerando la situación.

La única respuesta que recibió fue el chasquido de lengua por parte del mayor, quien se sentó correctamente, en posición de flor de loto solo para cruzar sus brazos e ignorar al azabache.

—Vamos... No es para tanto. Te va a dar indigestión si sigues así.

Nada, seguía aplicándole la ley del hielo.

—De acuerdo—Jungkook comenzó a caminar con lentitud por la sala, como si quisiera parecer desinteresado. Sin embargo, sabía que sería todo lo contrario, porque no tardó en sentir la mirada del mayor sobre él—. Si no permití que bebieras después del almuerzo, es porque a mi parecer sería preferible que lo guardaras para una ocasión especial.

—¿A qué te refieres?

—Pues... Hay algo que todavía no te he dicho.

—No me digas que eres un espía secreto al que enviaron a investigar los secretos que este bosque pudiera poseer, el cual es territorio de algún país extranjero.

—¿Qué? No.

—Oh, lo siento. Creo que dejé volar mucho mi imaginación.

—Más bien has estado viendo muchas películas de ficción.

—Hemos—Taehyung recalcó con comillas imaginarias—. No solo yo. Para que no hagas como si no es contigo.

—Ya, tienes un punto a tu favor.

—Gracias por decirlo.

—Pero ese no es el punto, nos desviamos del tema, Tae. Concéntrate y no me desconcentres en el proceso.

—¿Yo te desconcentro? —preguntó con fingida inocencia—. ¿En serio?

—Kim...

Jungkook le retó con la mirada. Esto era un tema serio.

—¿Ves que feo que es que te tomen el pelo? —el mayor rodó los ojos, y con un ademan le invitó a continuar—. Lo siento, prosigue. Ya no te interrumpiré.

—Bien... Pues esa ocasión especial podría ser cuando hayas roto tu maldición.

—¿De qué hablas, Jungkook? —cuestionó el peliceste con duda—. Mejor sé sincero y admite que te tomaste el vino tú solito, y por eso estas diciendo sin sentidos.

—¿En qué momento? Claro que no—se defendió.

—¿Cómo qué no? Te recuerdo que hay momentos en donde no estás cerca mío, así que el hecho de que sea un espíritu, no me hace capaz de ver todo lo que haces. Peor ahora que estoy con mi cuerpo materializado.

—Pero eso tampoco significa que esté haciendo algo así, solo me la paso metido en mi móvil.

—Bueno, no lo sé. De todas formas, cualquiera es culpable hasta que se demuestre lo contrario.

Jungkook suspiró ante la dramática acusación. Era terco de verdad, y aunque sonara estúpido, era de las cosas que más le gustaban de Taehyung. Llámenlo masoquista o como más gusten, pero a su concepción aquella faceta era demasiado sexy. Lo hacía ver muy atractivo, y le daban ganas de seguir replicándole porque a pesar de aceptarlo, él también era otro cabeza dura.

—Si en esas estamos, tengo evidencia que corrobora mi versión, oficial Kim—informó, mostrando el teléfono móvil que sacó de su bolsillo.

—Le escucho, joven Jeon.

Y sí, la complicidad era tanta que hasta podían bromear con libertad entre ellos.

El menor no tardó en explicarle a detalle que la persona con la que había estado charlando en esos días, en cada momento que tenía libre, era nadie más que su primo Seokjin. Quien estaba casado con Namjoon, un reconocido historiador que junto al pelirrojo estaba más que dispuesto a ayudarles a investigar todo tipo de leyendas tradicionales que pudieran darles un indicio sobre como deshacer la maldición impuesta al joven de tez canela.

Taehyung primero no le creyó, argumentando que cómo era posible que alguien creyera lo que Jungkook contó sin antes primero comprobar que era cierto. Motivo por el cual, el menor le tranquilizó comentándole que los dos mayores eran muy creyentes a lo sobrenatural, además de que estos sabían de sobra que él jamás jugaría con algo así.

Así que, una vez superada la etapa de negación, vino el quiebre de la estabilidad emocional del peliceste. Por lo que Jungkook, no tardó en tomarlo entre sus brazos, tratando de transmitirle seguridad y un poco de consuelo.

—Tranquilo, Tae—el susodicho estaba afianzado a su pecho, tomándole con fuerza de la ropa, mientras hipeaba a causa del llanto que dejó salir minutos atrás—. Una vez más te pido que confíes.

—P-Pero no quiero ilusionarme, Kook—su cabeza estaba apoyada en el pecho del azabache, que estaba regalándole suaves y reconfortantes caricias en sus brazos—. Todo este t-tiempo he vivido sin esperanza de r-recuperar lo que alguna vez fue mi vida... Y que a-ahora vengas a decirme que realmente hay alguien que puede ayudarme con esto, es mucho para mí.

—Tal vez no fui claro en su momento, pero realmente jamás tuve la idea de que después de estas vacaciones haría como si nada y continuaría con mi vida.

—Kookie...

—Sí, creo que fue mi error no decirte que ese era mi plan desde un principio, porque llegó un momento en el que ambos dejamos el tema de lado. Casi no lo mencionábamos, además te veías tan contento haciendo lo que querías, que no me vi capaz de atormentarte con eso antes de tiempo—explicó, suavizando su voz para que el mayor se relajara mucho más—. Pero ahora es distinto, si ellos me autorizaron que te contar esto es porque consiguieron buenos resultados en la investigación.

—¿Y si no es así?

Taehyung levantó su rostro para hacer contacto visual con Jungkook. El joven de piel clara detalló aquel rostro triste, con ojitos hinchados y nariz roja por la congestión que le produjo gracias al llanto.

—No completes la frase, Tae, que no se te ocurra.

—Gracias... En serio, una vez más confiaré en tu palabra.

—Me alegra saber eso. 

Con una mano, Jungkook acomodó los cabellos rebeldes del mayor, que le analizaba con atención. Sus rostros estaban tan cerca, y por una fracción de segundo sintieron que el mundo se había paralizado cuando ambos pares de ojos se encontraron. Compartiendo una mirada mucho más profunda que cualquier otra.

Sin querer, el azabache tragó duro al notar como Taehyung se quedaba con los labios entreabiertos.

¿Aquello era una invitación a probar sus belfos o su imaginación le estaba jugando una mala pasada?

No lo pensó mucho cuando notó como el contrario alzó su rostro como para quedar a la misma altura. Parecía que iba a tomar la iniciativa, así que sus párpados se cerraron anhelando aquel contacto.

Uno que jamás llego como imaginó, pero que sí sintió.

Y fue tan profundo como para derretir su corazón en la más pura dulzura.

Taehyung le había dado un beso esquimal.

Rozó sus narices con suavidad, para luego separarse y regalarle una de sus preciosas sonrisas cuadradas. Esas que opacaban todo a su alrededor.

Aquello había sido muy soft de su parte.

Pero le dejó más embobado que nunca.

—Gracias, muchas gracias, Jungkookie.

—N-No fue nada, Tae.

—Bien, entonces supongo que no nos queda de otra que esperar.

—A-Así es... ¿Quieres ver una película mientras tanto? —propuso. 

—Solo si es de ciencia ficción. Últimamente me gusta fantasear mucho...

"Pero si tú ya eres una fantasía, mi fantasía".

—Como quieras, Taehyungie.

Jungkook le devolvió la sonrisa, y se permitió quedarse con la linda sensación que aquel gesto otorgó a su corazón, sin contar las mariposas que revoloteaban en su estómago por defecto.

¿Para qué apresurar las cosas? Por ahora no necesitaba nada más.

Estaba muy, pero muy feliz.

💙

—Jiminnie, ¿ya estás listo?

—Sí amor, ya voy. Solo estaba buscando mi abrigo—informó el menor y su pareja respondió desde la sala.

—De acuerdo, pollito.

El pelinegro estaba nervioso. En esos tres días que habían pasado, los síntomas de Jimin solo habían empeorado, por lo que terminó por reservar una cita con su médico de confianza. Para suerte de ambos, Jimin era el jefe de su propia empresa, entonces bien podía tomarse un pequeño descanso hasta que el profesional de salud le revisara y le informara que todo estaba bien con él. Así mismo como le podía otorgar un permiso especial para que el más pálido pudiera acompañarle a la consulta.

—Ya estoy, gatito—el rubio llegó hasta donde Yoongi se encontraba, posicionándose a su costado—. Vámonos antes de que me arrepienta.

Jimin bromeó, pero el semblante serio de Min no le gustó nada.

—Hey Yoon, cambia esa carita, ¿sí? Lo decía de broma.

Los labios abultados de Park formaron un pequeño puchero, de esos que lograban derretir al mayor. Sin embargo, lo único que obtuvo como resultado fue un suspiro ajeno.

Yoongi tomó el rostro de Jimin entre sus grandes manos, acariciando sus mofletes en el proceso, mientras se permitía demostrarle un poco de debilidad a su pareja.

—Minnie... En serio no sé qué haría sin ti en mi vida—los ojos felinos estaban tan tristes, que el menor no pudo evitar contagiarse del estado de ánimo del contrario—. Tengo miedo de que pueda ser algo malo. Yo no resistiría no tenerte a mi lado, preferiría irme contigo.

—Mi amor, no digas esas cosas—las manos del rubio no tardaron en cubrir a las ajenas con cariño—. Ya verás que solo estás exagerando. No eres tú quien siempre me dice que a pesar de todo uno debe mantenerse positivo.

—Sí, pero tus síntomas...

—Shhh, tal vez solo es alguna tonta infección que se curara con medicamentos.

—Está bien, ¿pero podrías darme un beso?

—Todos los que mi gatito quiera.

Park se inclinó lo suficiente como para dejar un casto beso en los labios más finos. Tratando de transmitir todo el amor que sentía por el mayor que correspondió gustoso. Él también estaba asustado, rara vez se enfermaba, pero confiaría en que esto no sería más que un susto.

La vida no podía ser tan cruel con ellos, ¿verdad?

Una hora más tarde, la pareja se encontraba llegando al consultorio del doctor Kang, quien de antemano pidió una orden al laboratorio del hospital para que Jimin se hiciera exámenes de sangre. El rubio ya se los realizó con anterioridad, así que en cualquier momento el resultado le llegaría al especialista, que estaría llevando a cabo una charla profunda acerca de los síntomas que atormentaban al CEO.

El hombre de unos cincuenta años aproximadamente, vio entrar a su oficina a la pareja. Con un rubio un poco nervioso, tomando del brazo a su pareja quien se notaba visiblemente angustiado. Kang les tranquilizó lo mejor que pudo, pues él sabía de la fobia que Jimin le tenía a esa clase de lugares, un detalle que por razones obvias afectaría anímicamente a su pareja, pues el menor prácticamente estaba yendo porque no le tocaba de otra.

Luego de conversación que se basó en responder las interrogantes, el especialista se estaba conteniendo las ganas de reír, porque uno, sabía que no sería muy profesional de su parte, y dos, aquellos síntomas eran demasiado obvios como para que aquellos tortolitos se estuvieran imaginando lo peor, cuando lo que debían de estar haciendo era saltar en un solo pie de la emoción que dicha noticia traería a sus vidas.

Y se permitía afirmar aquello, porque los conocía y sabía que aquel tema les hacía ilusión, a pesar de que hace un tiempo atrás, la pareja todavía lo veía como algo muy lejano, ya que cada uno tenía metas que cumplir en sus trabajos.

Pero lo más probable es que eso hubiera cambiado, pues por lo que sabía ambos eran lo suficientemente estables emocional y económicamente hablando.

Así que el hecho de que un integrante más se sumara a su familia, seguramente sería motivo de alegría.

Sin embargo, y al ser conscientes de que Jimin y Yoongi parecían haber olvidado que el menor tenía la condición de doncel, el hombre canoso procedió a continuar con su trabajo, realizando una revisión física que terminó por confirmar sus sospechas.

Y como si el destino estuviera obrando a su favor, y antes de que Kang tuviera que dar su veredicto final, los resultados ya le habían llegado a su correo, por lo que no tardó en imprimirlos bajo la mirada atenta de los más jóvenes.

Yoongi le dedicó una pequeña sonrisa a Jimin, tratando de darle confianza, pues se había puesto el triple de nervioso, al ver que el doctor no les decía que demonios era lo que le estaba pasando.

No obstante, sintió su respiración detenerse desde que escuchó como Kang se aclaraba la garganta y decía las siguientes palabras.

"No tienen motivo por el que preocuparse, Jimin-ssi está sano, lo que los resultados arrojaron fue que la razón de sus síntomas es un embarazo de tres meses. Felicidades, van a ser padres".

De ahí lo único que Jimin experimentó, fue como sus pies dejaban de tocar el suelo, pues Yoongi lo tomó en brazos para alzarlo y darle el más fuerte abrazó que pudo recibir.

Las lágrimas no tardaron en derramarse, se habían asustado por nada y ahora la pareja estaba pletórica por la noticia, tanto que olvidaron por una milésima de segundo que no eran los únicos en el consultorio.

—Disculpe Doctor Kang, la emoción nos ganó—Yoongi y Jimin se separaron para hacer una reverencia frente al hombre.

—No se preocupen, los entiendo completamente. Discúlpenme a mí por haberlos mantenido en tensión por varios minutos. Desde que me dijeron los síntomas de Jimin-ssi ya sabía de qué se trataba, y palpar su vientre en la revisión solo me dio la razón, pero decidí confiar en que los exámenes llegarían antes de que la consulta terminara.

Los jóvenes se dedicaron una mirada, estaban muy avergonzados. De seguro habían parecido unos reverendos tontos despistados frente al hombre canoso.

Tres meses. 

Oh, no fue difícil recordar esa noche que estaban un poco borrachos. Tuvieron relaciones después de tanto. Lo suficiente como para olvidar que debían cuidarse.

Yoongi no recordaba haber usado preservativos y Jimin jamás tomó la pastilla anticonceptiva.

Por algo pasaban las cosas, ¿no?

Realmente no importaba si había sido un descuido como tal, porque se sentían lo suficientemente preparados para esa responsabilidad. Se encontraban en el mejor momento de sus trabajos y que decir de su relación, que seguía fortaleciéndose cada vez más.

Sí, esto era algo que superarían con facilidad. Ese bebé sería criado en un lugar lleno de amor.

La pareja le agradeció al especialista, y se fueron del lugar con una brillante sonrisa. Estando de regreso a casa, Yoongi llevó a su pareja en brazos hasta su habitación, solo para acurrucarse a su lado mientras acariciaba el pequeño vientre.

Sí, ahora que lo veían con otros ojos parecía un poco más abultado de lo normal, pero Park había creído que solo había subido de peso, gracias a esos postres que comía más seguido.

Habían sido el inicio de sus antojos. Tantas señales, y ninguno pudo deducirlo con anterioridad. Eran tal para cual, pero estaban muy felices.

Y lo estarían más luego de comunicarles la buena nueva a las personas que les importaban. Pero mientras tanto se lo reservarían, porque este era un momento único que querían gozar en la intimidad que tenían como pareja.

Continuará...

Se suponía que este capitulo debía ser publicado ayer, pero tuve unos pequeños percances :c sabrán disculpar, pero bueno, ¡espero les haya gustado mucho! Al fin la otra parejita de despistados se enteró de que están esperando una bendi, nos vemos en la próxima actu. Gracias por todo el apoyo, y por seguir aquí a pesar de todo, cada vez más cerca del punto culminante de esta historia, ¿qué les tendrá preparado el destino a Tae y Kookie?

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