*ૢ Capítulo 18*ૢ
El tiempo había pasado con normalidad y con ello la película que el peliceleste escogió llegó a su fin. Ambos jóvenes la disfrutaron, riéndose mucho en el proceso, liberando el ambiente de cualquier tipo de tensión que hayan podido experimentar durante el transcurso de la mañana, gracias a aquella divertida comedia familiar.
Taehyung no tardó en levantarse, pidiéndole al joven de ojos infinitos que se quedara en su lugar, porque le demostraría lo bueno que podía ser en la cocina, aunque fuera con un plato sencillo como las gachas. Prometiéndole que si continuaba con su cuerpo físico de a poco iría subiéndole la dificultad, ya que todavía seguía acostumbrándose a las facilidades que le brindaba la tecnología de algunos electrodomésticos. Porque se moría de ganas de crear platillos más elaborados como los que había visto en la tv.
Sin querer había descubierto un nuevo sueño.
Luego de que Taehyung encontrará todos los ingredientes que necesitaría, se puso manos a la obra. Y con sumo cariño y dedicación, media hora más tarde ya estaba sirviendo aquel típico plato de gachas coreanas, que era considerada como una de las recetas que más beneficios traían a la persona que las comía, gracias a su alto valor nutricional.
El delicioso aroma llegó hasta la nariz de Jungkook, abriendo de golpe su apetito y sobre todo aumentando las ansias de probar la comida hecha por el peliceste, que también parecía muy entusiasmado porque lo hiciera.
El menor tomó sus cubiertos y dio el primer bocado, amando dicha preparación que no tardó en alabar como merecía.
—Está muy bueno Tae, te luciste.
—Qué bien, me alegra que te haya gustado tanto como a mí al prepararla.
El peliceleste le regaló una de sus hermosas sonrisas sinceras, luciendo tan mimoso como un tigrecito bebé a ojos del menor.
—Está delicioso, puedo decir que cocinas mucho mejor que yo—confesó Jungkook—. Podrá ser sencillo de hacer, pero lo que importa es la sazón y sin duda te ha quedado espectacular.
—Siento que me estás adulando mucho, Kook—rascó su cuello un poco tímido por la brillante mirada y dulces cumplidos del contrario.
—Claro que no, cualquiera podrá asegurarte que no soy de dar cumplidos vacíos. Porque cuando algo me gusta lo grito a los cuatro vientos.
"Al menos con este tipo de cosas, porque muy aparte de eso, tú solito te estás dando largas y no terminas de tener los pantalones para confesarte a ese lindo chico". Su conciencia fue la que habló en su mente, pero la ignoró.
—Te lo juro, pero si no me crees pruébalo tú mismo y verás de lo que hablo.
Taehyung asintió de acuerdo, llevándose una generosa cucharada hasta su boca.
Sí, ya comprendía de lo que el azabache estaba hablando.
Todos los sabores estaban perfectamente balanceados, tanto así que sus papilas gustativas se sentían adormecidas por lo exquisito que le había quedado.
—Tienes razón, para ser mi primera vez después de tanto tiempo, ha quedado mejor de lo que esperaba.
—¿Ves? Debías confiar en mi palabra—Jungkook sonrió y continuó alimentándose—. Es cuestión de que sigas practicando para mejorar tus habilidades—Taehyung afirmó con un movimiento de cabeza, e imitó el accionar del chico hasta que los tazones quedaron completamente vacíos.
Taehyung y Jungkook hicieron equipo para lavar y secar la vajilla. A la misma vez que se sumían en una conversación amena, que se basaba en lo que el peliceleste vio en aquel programa de cocina. Jungkook le escuchó con total atención y admiración, grabando en su mente cada mínimo gesto del mayor al relatarle sus impresiones.
El tiempo se pasó en un abrir y cerrar de ojos, aunque ya se estaba volviendo costumbre para ellos. Porque parecía que los minutos no alcanzaban cuando se trataba de los jóvenes compartiendo algún momento juntos.
Y ese ambiente tan doméstico que se desarrollaba sobre la marcha iba muy bien con ellos. Por lo que hacía que valiera la pena que los minutos se pasaran volando, gozándolo al máximo.
Esperando continuar así de forma indefinida.
💙
—Bueno, ¿y ahora qué hacemos?
Taehyung había preguntado curioso luego de que los jóvenes se dirigieron a la sala, con el objetivo de tumbarse en los sillones mientras miraban a la nada.
—Estaba pensando en que podría enseñarte a usar la consola de videojuegos....
—¡Wow! —el peliceleste no pudo en contener aquella exclamación—. ¿En serio tienes uno de esos aparatos?
Al azabache siempre le parecía muy graciosa la forma en la que Taehyung se podría referir a los dispositivos tecnológicos. No importaba cuantas veces lo repitiera, le seguiría causando gracia como la primera vez.
—Claro que sí, tengo una consola que es muy fácil de transportar. Así que por si me llegaba a aburrir de los libros, la traje.
—Genial, pensé que nunca vería una en vivo y en directo. Al final solo las conocía de las películas que me has enseñado a lo largo de estos días.
—Tienes razón. Entonces, ¿qué estamos esperando?
Fue una muy buena idea traer la consola a su viaje, y aunque creyó que no la ocuparía, porque siempre era mejor jugar con alguien más, la vida le entregó a Jungkook un compañero con el que podría disfrutar de una o más partidas.
No se demoró nada en instalar el equipo al televisor, y para su suerte agradecía ser demasiado flojo como para sacar todas las cosas de la caja. Ya que, de haber hecho esto, habría traído solo un joystick. Eso sí, lastimosamente llevó consigo muy pocos juegos, por lo que no tenían mucho de donde escoger. No obstante, el alivio lo inundó cuando Taehyung le expresó que eso era lo de menos y que se divertiría con lo que sea.
Jungkook se permitió sonreír en grande ante su afirmativa, pues al mayor le gustaban las propuestas que tenían en ese momento, y que vale recalcar eran los videojuegos favoritos del azabache.
Tenían gustos parecidos, lo que a Jeon le agradaba en demasía. Ah, ¿en serio Taehyung no se cansaba de enamorarlo con la mínima tontería?
Parecía que no.
Decir que Taehyung no aprendía rápido sería mentir, pues había estado dándole al menor una buena pelea en aquel videojuego de acción que escogieron en conjunto. Durante hora y media ambos jóvenes se la pasaron en una constante montaña rusa de emociones. Ya que Jungkook era demasiado competitivo y no quería dar su brazo a torcer por nada del mundo, ni siquiera por el dulce Taehyung.
Cuando estaban alcanzando el punto culminante de aquel duelo donde se decidiría quien sería el mejor, después de pasar varios niveles de dificultad, un fuerte sonido proveniente del móvil de Jungkook, fue el motivo que desvaneció por completo la tensión en la que se vieron envueltos gracias al "amistoso enfrentamiento".
Maldición, se olvidó de ponerlo en modo avión.
—Noooo—chilló Taehyung cuando Jungkook no tuvo de otra que perder por voluntad propia para atender la llamada de su móvil—. Eso no fue justo.
El peliceleste se quejó y se dejó caer por completo en el sofá, sin antes dejar la palanca de mando que había estado usando en la mesita de centro.
Estaba indignado porque le habían robado la oportunidad de ganar de manera limpia, por lo que no tardó en cruzarse de brazos y que un puchero de molestia apareciera en su bonito rostro.
Jungkook soltó un bufido. Últimamente parecía que el universo quería que algo o alguien los interrumpiera de cualquier forma. El azabache también se esforzó mucho por darle contra a Taehyung, pero una vez más, las cosas no salían como quería.
En la pantalla apareció la típica pantalla negra acompañada de esas conocidas letras en mayúscula que decían GAME OVER, anunciando que la partida había finalizado. Y con ello, Jungkook no demoró en sacar el molesto dispositivo inteligente que, en conjunto al irritante sonido de llamada, estaba vibrando con fuerza en el bolsillo de su pantalón.
Si hubiera tenido manera de apagarlo sin interrumpir el juego, lo habría hecho sin dudar. No quería conversar con nadie, pero supuso que, si la vida no quería que ignorara la llamada, algún motivo bueno tendría que existir.
Grande fue su sorpresa cuando notó que la llamada no era de audio.
Era una videollamada. Que estaba siendo realizada por su hyung Min Yoongi.
Su mente rápidamente le gritó que ese hecho significaba peligro.
¿Cómo explicaría la presencia del peliceleste?
Una cosa muy diferente fue el caso con la Señora Choi, quien no conocía a Jungkook más allá de ser el joven inquilino de la casa del bosque. Pero era distinto con Yoongi, quien pecaba de perspicaz y que no se creería cualquier cosa.
Si respondía Min no dudaría en formular muchas preguntas en el proceso, y Jungkook temía que fuera demasiado que procesar como para que Taehyung no pudiera responderlas.
Y si no le atendía, lo más probable es que siguiera insistiendo a tal punto de que el azabache sintiera culpabilidad, porque lo más seguro era que el hombre de mirada felina sabría que le estaba ignorando.
Yoongi no era tonto, y notaría que la llamada entraba directo al buzón, delatando la posibilidad de su presencia al otro lado. Algo que no sucedía cuando tenía el móvil se mantenía en completo silencio, impidiendo la entrada de llamadas y con la contestadora respondiendo que el número al que marcó estaba apagado o fuera de cobertura.
¿Qué debía hacer?
Su mente trabajaba a mil por hora, y por pura inercia, regresó a ver al peliceleste que se había acomodado correctamente en el sillón, dejando de hacer pucheros y cruzarse de brazos.
Solo para cambiar su semblante de reproche a uno lleno de preocupación.
—¿Qué sucede, Kook? ¿Por qué no respondes? ¿Es algo malo?
—Es Yoongi hyung—atinó a decir y Taehyung comprendió al instante, porque Jungkook muchas veces le platicó acerca de las personas de su entorno.
—Contesta Jungkookie.
El repetitivo sonido logró poner los nervios de punta al menor que se sentía en una encrucijada de la que no existía escapatoria.
—Pero...
—Solo sígueme la corriente, confía en mí. Seré más prudente que con la Señora Choi, te lo prometo—el mayor puso una mano cerca de su corazón, en señal de reafirmar sus palabras, mientras le dedicaba una mirada suave que denotaba comprensión. Jungkook no hizo más que asentir con la cabeza.
—Está bien...
Justo cuando esa solicitud de videollamada, que se hizo tan larga estuvo a punto de cortarse, el azabache tomó la decisión de atenderla al fin. Deslizando su dedo por la pantalla, dándole la orden a su móvil de dejar abierta la línea y la cámara para que la otra persona pudiera observarle a primera instancia.
Y con dicha acción, Jungkook supo que no existía vuelta atrás.
Continuará...
Una vez más viví un deja vu con el último capitulo de in the soop, donde Tae y Kook están jugando videojuegos, cuando este capitulo está listo desde días antes, es el destino. Ustedes ya saben quién está realizando esa llamada, así que les dejaré con las ansias para que esperen al próximo capitulo. No olviden apoyarme con sus comentarios o estrellitas, y si gustan compartiendo esta historia a otras personas a las que les podría gustar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro