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*ૢ Capítulo 14*ૢ

Taehyung se sentía en las nubes, pues había logrado conciliar el sueño de una forma tan maravillosa que se creía capaz de dormir por tres días consecutivos.

La cama de Jungkook era demasiado cómoda, lo suficiente para que sus músculos pudieran relajarse con mucho éxito sobre la mullida superficie.

Aunque lo cierto era que, en algún momento de la noche, esta comenzó a sentirse un poco más firme. Kim no entendía la razón, pero no le importaba realmente. El calor que le estaba brindando era demasiado reconfortante, por lo que lo disfrutaría lo más que pudiera.

Sin embargo, todo lo bueno debía llegar a su fin en algún momento, y Taehyung lo sabía mejor que nadie. Después de que la somnolencia comenzará a desaparecer de su sistema, por mucho que trató de evitarlo al apegarse al deseo de continuar durmiendo por unos minutos más. el peliceleste cedió a la idea de despertarse.

Pero hubiera logrado seguir con su cometido de no ser porque sus oídos captaron un sonido excesivamente molesto, capaz de llevarse consigo los retazos del que fue el sueño más apaciguador de toda su vida, y de paso darle un susto de muerte que le hizo abrir los ojos de golpe.

No obstante, en aquellos segundos que se sintieron como la misma eternidad, Kim deseó no haber despertado para no estar al tanto de la que podría considerar como la mayor vergüenza de su larga vida.

Había estado durmiendo plácidamente en los brazos de Jungkook como si ese fuera su lugar. Definitivamente al destino le encantaba ponerlo en aprietos de una u otra forma.

Por eso Taehyung no demoró en ponerse completamente rojo cual tomate maduro.

Como pudo se separó del cuerpo calientito al que había estado abrazando durante horas, y con una rapidez digna de apreciar, el chico no tardó en incorporarse de la cama, dejando sorprendido al pobre azabache que se había puesto colorado y tímido a partes iguales. 

Porque justo cuando Jeon encontró el valor de acariciar el bonito rostro que descansaba sobre su pecho, el timbre de su hogar provisional resonó con fuerza por el lugar trayéndolo devuelta a la cruda realidad.

Jungkook esperaba que Taehyung no haya visto su mano cerca de su cara, o moriría por semejante bochorno en el que él mismo se había metido por ser un tonto enamorado. No obstante, al que estaba a punto de darle un colapso era a su acompañante.

—Y-Yo... Ahh.

Demonios, Taehyung tenía que buscar una excusa creíble o quedaría muy mal frente al chico. No quería que lo viera como un aprovechado que además de irrumpir en la privacidad de su habitación, tampoco respetaba su espacio personal.

Jungkook también se levantó sin pensarlo dos veces. Unos dos metros aproximados les separaban del otro porque cada uno estaba de pie al lado del lugar que les había tocado en la cama.

El azabache tampoco sabía que decir, así que optó por huir de la situación mientras se daba tiempo de pensar en algo que lo pudiera sacar del apuro.

—Luego lo hablamos, tocaron el timbre—le recordó con falsa calma, viéndolo afirmar con un movimiento de cabeza.

—¿Esperabas a alguien? —no debería importarle, pero ahora que había salido de su shock inicial su boca habló antes de considerar cualquier otra opción.

—¿Eh? —para Jungkook no pudo pasar desapercibido la forma en la que el rostro de Taehyung se volvió estoico gracias a aquella pregunta, pero, aun así, su mente no estaba trabajando tan bien como quería, por lo que lo dejó pasar—. No que yo recuerde.

El azabache le dio la espalda para ponerse las zapatillas que dejó a su alcance, luego tomó un abrigo que yacía colgado en el perchero para poder salir y enfrentarse al frío mañanero al que últimamente se acostumbró desde que sus vacaciones comenzaron.

—Ya veo... 

Esa fue la única respuesta que Taehyung se sintió capaz de darle. Sus labios se fruncieron un poco al pensar que alguien más podría llegar a interrumpir la paz que había estado experimentando en esas horas de convivencia con Jungkook.

No le gustaba para nada esa idea.

Y lo peor era que estaba siendo muy consciente de ello.

Se había puesto celoso sin siquiera ser nada del chico.

Que infantil de su parte, ¿no?

Ya se repitió hasta el cansancio que lo suyo no podía ser.

Que él se iría de su lado, que debía marcar límites, que nunca nadie querría mantener una relación con alguien que fue maldecido.

Aunque Taehyung tampoco sería tan egoísta como para pedirle algo así. No cuando sabía que el azabache era tan exitoso con su trabajo, muy querido entre sus amigos, ni mucho menos teniendo la seguridad de que por más renuente que fuera su actitud conforme a las relaciones amorosas, cuando estuviera con un pie afuera de ese bosque podría encontrar a su persona ideal. Ese alguien que le entregaría todo el amor incondicional que el peliceleste deseaba poder darle.

Porque Jeon Jungkook es de esas personas tan increíbles que agradeces a la vida poder haber tenido el gusto de conocer.

Movió su cabeza con la intención de alejar esos pensamientos tontos de su mente, pero en aquel preciso instante su accionar se vio interrumpido cuando la voz del menor se hizo presente.

—Si gustas puedes acompañarme a ver quién es, TaeTae.

—¿Puedo? —el peliceleste creyó que le diría que se quedara en la habitación, sin embargo, Jungkook nunca consideró dicha opción como una posibilidad. No quería dejarle tirado, así como así. No había nada de malo con esa petición, por eso le extrañó un poco que el chico de cabellera celeste sonará tan incrédulo ante su afirmación.

—¿Por qué no? Vamos. Ponte esto, no quiero que te vayas a resfriar.

El azabache le extendió otro abrigo a Taehyung, quien no tardó en tomarlo entre sus manos, sintiendo la suavidad de la pieza de ropa entre sus dedos. Con esto estaría más que calientito. Ni siquiera vio de donde Jeon lo sacó, pero no podía negar que dicha acción le conmovió en demasía.

"¡Por un demonio Jeon, cuando dejaras de ser tan atento y lindo conmigo! Me pones las cosas más difíciles".

—De acuerdo...

Jungkook asintió despacio, esperando que su acompañante se cubriera bien con el abrigo. Un minuto después ambos ya estaban bajando por las escaleras con dirección a la puerta. Cuando estuvieron frente a esta, el azabache fue el encargado de quitar todos los cerrojos que aseguraban la protección necesaria para su hogar provisional.

¿Qué les esperaría cuando la abriera? 

💙

Por fin descubrieron a la persona que interrumpió aquel momento de paz y comodidad entre los jóvenes que silenciaban a sus sentimientos.

—S-Señora Choi, ¿qué hace usted aquí?

—Oh Jungkook-ssi, ¿por qué preguntas eso? 

La mujer de mediana edad sonrió en grande, sintiéndose divertida por la interrogante tan tonta del chico, por lo que señaló la canasta que estuvo cargando durante todo el camino hasta la casa de azabache.

—Vengo a dejarte la comida como he estado haciendo en estas últimas semanas. Ya deberías de estar quedándote sin nada en la despensa si mis cálculos no me fallan.

Mierda, lo había olvidado totalmente.

—Oh... Lo lamento, estoy con la cabeza en otro lado—se sinceró, y como consecuencia la mujer soltó una suave carcajada. Ya podía hacerse una idea al respecto.

—Ya veo, estás despistado por la compañía de este bonito jovencito, ¿verdad? 

En su voz se podía notar cierto tono de complicidad. Por un momento Jungkook no comprendió lo que la mujer estaba diciendo, pero luego de sentir como alguien se sujetaba de su abrigo, supo que se refería a Taehyung.

El peliceleste se puso nervioso, la mujer le estaba poniendo mucha atención, por lo que no pudo evitar sentirse cohibido. No era nada fácil volver a interactuar con personas ajenas luego de tanto tiempo.

—No me habías comentando que traerías a tu novio por aquí Jungkook-ssi. De haberlo sabido hubiera traído más cosas deliciosas para que puedan disfrutar en pareja—comentó con calma—. Lo extrañaste mucho, ¿no es así? 

La mayor preguntó sin esperar una respuesta del peliceleste que estaba oculto detrás del azabache.

—Que tierno es el amor juvenil, todavía recuerdo las escapadas que tenía con mi marido... Ah, qué tiempos aquellos—expresó, rememorando los hechos con una mezcla de nostalgia y alegría.

La mujer apenas podía verle el rostro al bonito chico. Además, el susodicho no emitía palabra alguna lo que no era de mucha ayuda para interactuar de mejor manera. Simplemente parecía estar usando de escudo a Jungkook, aunque lo más probable es que se tratara de alguien tímido. Pero no importaba, porque ella era muy buena para entablar una conversación amena hasta con la persona más callada.

El azabache quiso interrumpirla, pero la mujer no le daría oportunidad para hacerlo y tampoco quería cortarle el rollo de una forma brusca. No le gustaba eso. 

Ojalá Taehyung no se molestara o incomodara por aquello.

—Era que ambos vinieran a vacacionar juntos. Todo este bello paisaje es demasiado satisfactorio, por lo que les hubiera servido para que descansaran sus cuerpos y almas de la monotonía de la ciudad, pero en parte lo comprendo, talvez estabas ocupado y por eso no te le uniste antes, ¿tengo razón o me estoy equivocando?

Había llegado el momento de negar todo, al fin la amable mujer cerró la boca.

No obstante, Jungkook, jamás se imaginó lo que pasaría a continuación.

—A-Acabo de llegar hace poco. También fue una sorpresa para Kookie. No se preocupe por ello, Señora Choi. Me llamó Taehyung, es un gusto.

El peliceleste en medio de la confusión de Jungkook provocada por todas declaraciones de la mujer, aprovechó a dejarse de esconder detrás de su espalda para poder colocarse a su lado, realizando la respectiva reverencia de cortesía a la visitante improvisada.

Y sumándole a eso, no había desmentido nada de lo anteriormente dicho. ¿Qué carajos estaba pasando? Su cuerpo no pudo evitar quedarse rígido de la impresión.

—Pero que preciosidad de jovencito. 

La mujer estaba encantadísima con el chico que segundos atrás creyó que era muy poco comunicativo. 

—Eres un amor Taehyung-ssi, de seguro traes loquito a este muchachito—bromeó, refiriéndose al azabache que ahora se quedó sin la capacidad de formular palabra—. Cuida mucho de Jungkook-ssi, ahora que estás aquí, ¿de acuerdo?

—Claro que sí... —aseguró, sintiendo como sus mejillas quemaban como si se hubiera dado al sol por varias horas—. D-Daré lo mejor de mí.

—Sé que lo harás—la mujer le regaló otra sonrisa, esta era tranquilizadora. Procediendo a entregar la canasta que traía entre manos al susodicho. Taehyung la aceptó con gusto, mostrándole una leve sonrisa—. Esto les alcanzará por unos días, pero si gustan traeré más, o cualquier otra cosa que necesiten, solo debes de pedírmelo Jungkook-ssi. Hazlo con total confianza, ¿bien?

—De acuerdo, Señora Choi—al fin el azabache salió de su trance para responderle—. Le tomaré la palabra, y de paso le pediré algunas cosas más por mensaje—aclaró, porque no quería avergonzar al mayor diciendo en voz alta lo que se le ocurrió pedirle a la mujer.

—Será un gusto ayudarte, Jungkook-ssi. Bueno, mi trabajo está hecho, así que los dejo nuevamente para que disfruten de su privacidad. Y lamento levantarlos tan pronto en la mañana. 

Se disculpó al notar que debajo de esos felpudos abrigos, la parejita todavía usaba sus pijamas.

—No se preocupe por ello, gracias por venir—respondió el peliceleste a lo que la fémina afirmó con un movimiento de cabeza. Despidiéndose con una reverencia que los jóvenes correspondieron de la misma forma.

—Ha sido un gusto conocerte, Taehyung-ssi.

—Igual...

—Sin duda hacen una linda pareja, los felicito sinceramente, sigan así—comentó, mientras se daba la vuelta con la intención de partir. Ya había cumplido con su entrega. 

—Pero antes de irme... —la mujer detuvo todos sus movimientos solo para darles una indirecta muy directa, a la par que les guiñaba un ojo como para reafirmar el mensaje implícito—. No olviden tener mucha emoción entre ustedes. Son jóvenes así que se lo merecen.

Aquel comentario pícaro sonrojó por completo a Jungkook, que hasta soltó un jadeo sin pretenderlo. Dirigió su vista al mayor para comprobar que su estado, porque a cualquiera le avergonzaría algo así. Pero una vez más terminó ganándose una sorpresa como hace minutos atrás.

—¡Lo haremos! ¡No tenga dudas sobre eso! —con su mano libre, el peliceleste la despidió con un suave ademán.

"¡¿Qué?!"

Y aunque Jungkook se quedó con los ojos más abiertos de lo normal, de la misma forma copió la acción de su acompañante.

En su mente no tardaron en aparecer las tres opciones que podrían explicar la razón sobre lo que el joven de piel canela había respondido. Estas se reducían a que Jungkook no provocaba nada en Taehyung, el peliceleste era tan buen actor como para lograr ocultar su vergüenza con éxito, o sufría de ser demasiado ingenuo como para no notar el trasfondo del comentario de la mujer. Aunque lo cierto era que quería irse por la tercera opción.

Le picaba la lengua por indagar un poco en el tema.

La mujer una vez más mostró su sonrisa más sincera al par de enamorados antes de retirarse del lugar, desapareciendo casi al instante del campo visual de Jungkook y Taehyung. Dejándolos solos y con las emociones de todo lo vivido con anterioridad. 

Pero... ¿Serían capaces de no colapsar en el intento?

Continuará...

Todos somos la señora Choi, confirmen, a veces se me sale lo payasa, pido perdón. Y por si no lo recuerdan, mencioné al inicio este detalle sobre que había una persona que le llevaba la comida a Kookie, como parte del servicio que venía incluido cuando Hobi alquiló la casa. Espero les haya gustado, lamento la demora, pero estoy segura de que fue una buena recompensa y deseo que anticipen lo que se viene a continuación. Casi me olvido de decirles que publiqué otra historia en mi perfil, denle amor a Kaibutsu por favor, también es Kooktae.

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