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EPILOGO

Un año después.

Rachel.

Mi nombre es Rachel James Mitchels, soy la primogénita del general Rick James, estoy casada con el líder de la mafia más poderosa del mundo y el universo me detesta por eso. El espejo de cuerpo completo acoge mi reflejo y, como todos los días, me miro repitiendo lo mismo a modo de ejercicio.

Abrocho la jadeíta en mi cuello recordando mi historia; era un soldado destacado y conocí al italiano en un operativo militar, me enamoré y tal cosa me costó el puesto como teniente en la Fuerza Especial del FBI, pero no importa, porque lo amo con locura y ahora soy la mujer más temida de Italia, Europa y todo el planeta.

Meto las piernas en el vestido ceñido que subo antes de deslizar el cierre, me monto en los tacones y abro mi estuche maquillandome con el fin de resaltar los atributos de mi rostro.

Alcanzo el rímel y el portarretratos en mi tocador detiene la tarea cuando fijo los ojos en la foto de los dos niños que yacen en la cuna con un chupo en la boca.

Paso el dedo por los bordes antes de continuar. La FEMF mató a mis hijos en un operativo comandado por los Morgan siendo bebés y dolió, pero ya me tiene sin cuidado, porque mataré a los suyos dándole fin a su legado, así como me mataron a los míos.

Toco las siglas que yacen pegadas en mi espejo MM «Mellizos Morgan», los niños más buscados de la mafia, el trofeo que todos quieren traerle a la dama con el juramento de muerte a los Morgan, sus hijos y los hijos de sus hijos.

La recompensa por los engendros aumenta cada vez más, el mundo criminal muere por entregarme sus cabezas y es que he dado la orden de que me los traigan vivos para aniquilarlos con mis propias manos.

Le doy forma a mi cabello y vestida de blanco salgo de la habitación luciendo mis tacones de once centímetros. Las notas del piano deleitan mis oídos al punto de hacerme cerrar los ojos con Nuvole Bianche, así que abro la puerta siguiente observando al niño que desliza los dedos por la teclas con una destreza única demostrando las enseñanzas de su padre.

Su mesa está llena de hojas con lápices y me acerco apoyándome en el piano mientras él sigue tocando como si no estuviera.

Damon tiene cinco años y un detalle con el habla que me llama la atención. Solo dialoga con su padre y lo hace cuando quiere, ya que dura días sin contestarle.

Sus cuerdas vocales están bien, su habilidad para hacerlo también, sin embargo, es él quien se niega a hacerlo y prefiere reparar a la gente como si estuviera hurgando dentro de su alma.

Sigue alcanzando las mejores notas y se queda mirando el instrumento cuando la canción termina.

—Eres fantástico, Damon —lo felicito—. Cada día mejoras más.

Paso mucho tiempo con él, es mi hijastro y, por ende, me esmero por llevarlo a los sitios que le gustan. Antoni y yo lo educamos en conjunto, lo ayudo con las tareas y vamos a la iglesia con su padre los domingos.

—Saldré, pero tu Antonegra te llevará a Italia —le explico—. Nos veremos allá y en la noche cenaremos con tu papá.

Se mueve en el asiento abriendo los brazos para que lo envuelva y lo hago dándole un beso en la coronilla.

—Cuidate, madre —me dice en un inglés perfecto y me quedo quieta cuando besa mi mejilla antes de volver al piano.

La sensación de satisfacción mezclada con cariño se queda en mi pecho, «Es la primera vez que me habla». Le echo un último vistazo en la puerta antes de marcharme.

—Damon —lo llamo y voltea—, te adoro.

Asiente con la carita iluminada y continúo hacia las escaleras. Angela está en el vestíbulo luciendo igual de elegante que yo y recibo la enorme caja de regalo que me entregan.

—Está hermosa, señora Mascherano —me adula.

—La ocasión lo amerita.

La empleada baja mi diadema de lazo con velo tupido, la cual me cubre la cara y la acomodo en mi cabeza. Avanzamos a la puerta abordando el vehículo que nos recoge dejando el regalo en mis piernas a lo largo del camino.

—¿Divulgaron las advertencias en Rusia? —le pregunto a la Alemana.

—Si —contesta ella—. Calles manchadas con "El muerte a los Romanov".

—¿Se sabe algo de los engendros?

—No.

Muevo la cabeza inconforme. Angela Klein es mi mejor amiga, nos cuidamos la espalda una con la otra. Le sirve a la mafia y es quien apoyó a mi esposo a la hora de contarme los hechos de mi vida pasada, también se vino de mi lado cuando la FEMF me expulsó. Mi familia no quiere verme y eso es otra cosa que me da igual, ya que con Antoni lo tengo todo. Mi tiempo libre es para mi esposo e hijastro.

Hago una llamada y ambas miramos las calles empedradas a través de la ventana, los minutos pasan y nuestro destino aparece abriendo las enormes rejas de la mansión que nos recibe. Bajo con mi amiga manteniendo el regalo en mis manos y detallo el entorno decorado concentrando la vista en el cartel de bienvenida que está en letra cursiva.

—Ya son marido y mujer —comenta Angela.

—Son una bella pareja.

Sigo dejando el regalo en su sitio antes de sentarme con Angie y recibo la bebida que nos ofrecen. Estamos en una hermosa boda campestre y todos, incluyéndome, se levantan a aplaudir a la pareja cuando entran tomados de la mano.

—¡Vivan los novios! —gritan y vuelvo a sentarme observando desde mi mesa la sesión de fotos.

Las mesas están situadas a cada lado dejando un pequeño sendero entapetado, el cual lleva a la mesa de los recién casados. Sacudo las burbujas del champagne, la pareja saluda y ella tiene un bonito vestido de diseñador que denota sencillez, pero no deja de ser hermoso.

Los meseros empiezan a repartir los platos con comida mientras su séquito de boda supervisa que todo esté en orden, «Música, bocadillos, centros de mesa».

—Gracias —cruzo miradas con el mesero cuando dejan el plato en mi mesa y los novios se ubican en la suya.

Se alzan las copas para el brindis y sonrío por ellos contemplando lo felices que se ven siendo vanagloriados. Todo quedó tan perfecto que los aplausos se quedan cortos.

Los invitados empiezan a comer y la madre de la novia aparece caminando por el sendero con un micrófono cantando una antigua canción, logrando que los asistentes dejen los cubiertos en su lugar. Paseo mi vista por el sitio analizando antes de proceder.

—Es un buen momento —me dice Angela.

—Pienso lo mismo.

Todos están atentos a la letra de la canción, a la cara de la recién casada y no me notan cuando me levanto moviendome con sigilo.

Los tacones me suman elegancia, el tocado me hace ver como una rosa inglesa y avanzo al inicio del sendero mientras la novia baja los escalones extendiendo las manos queriendo encontrarse con su madre.

—Ay, qué bonita canción —espeto en el sendero a la vez que recibo la Micro Tavor que me lanza Alí Mahala disfrazado como uno de los meseros de la boda—. Lástima que se acabe tan pronto.

Los invitados se tiran al piso cuando activo el cargador volándole la cabeza a la madre de Gema Lancaster logrando que los sesos le queden en la cara manchando su hermoso vestido con la sangre de su progenitora, mi gente se revela y Bratt Lewis saca el arma que carga en el traje de novio dando todo por protegerla. Evado su proyectil mientras ella huye y él toma el púlpito de discursos como escudo cuando lanzo las balas que viajan a su dirección.

La madera vuela y con ametralladora en mano disparo a diestra y siniestra volándole la cabeza a un montón de gente, convirtiendo la boda en un río de sangre siendo escudada por los Halcones que acaban con la seguridad y con los que intentan huir de mis proyectiles mientras Ángela no deja de disparar al púlpito donde se resguarda al ministro.

—¡Ya que tanto me buscan, aquí estoy! —espeto cargada de ira— ¡Aquí estoy, hijos de perra, como tanto querían!

Mis heridas duelen como el primer día que desperté en ese maldito hospital sin saber quién era y ahora solo quiero sangre. Quiero que paguen por haberme jodido, por haberme tentado convirtiéndome en esto.

No dejo de disparar, de acabar con todo lo que se me atraviesa hasta con el pastel, destruyendo el cartel que dice: "Aquí comienza el felices para siempre de Bratt Lewis y Gema Lancaster". Se casaron y vine a darle mis buenos deseos.

No veo el cuerpo de los jerarcas e intento buscarlos, pero el silbido me indica que ya vienen los refuerzos.

—Hay que irnos —tomo a Angela.

—No he matado a esa perra todavía —contesta. El sonido de los helicópteros me enfurece y soy consciente de que no puedo perder a mi gente.

— ¡Muevanse! —estipulo.

Demando y los Halcones desaparecen con la misma rapidez que llegaron mientras me apresuro a la entrada abordando la camioneta con Angela dejando las sirenas atrás mientras me pierdo en las calles de Londres.

—Su madre era lo más importante para ella —celebra Angie— y ya no la tiene porque ha matado a Marie Lancaster, señora Mascherano.

Me quito el tocado que me ocultaba la cara, el vehículo se detiene en la pista privada y mi marido está con su primo quien todavía tiene el uniforme de Irons Walls.

«Estrategia militar», mientras yo me ocupaba de la boda el resto de los Halcones se hacían cargo de sacar a Bernardo del hospital donde estaba siendo atendido. La prisión de la FEMF es impenetrable y me costó meses lograr que lo movieran a una "Cirugía".

—Bienvenido a la libertad —saludo al ex prisionero que me agradece mientras me acerco seguida de Ángela.

Antoni luce pulcro como siempre bajo el sol londinense, lo detallo, me ofrece la mano y le entrego la mía.

—Excelente trabajo, amore. Fiel como siempre.

Manifiesta y deslizo la palma por su traje rodeada de los halcones negros que nos resguardan.

—Para ti, todo —lo beso mientras sujeta mi cintura. Su lengua juguetea con la mía y hasta los besos los da con elegancia.

Sujeto su mentón dejando que se embelese con mis ojos y yo con su aura oscura.

—Quiero mostrarte los planes que tengo para tomarme la FEMF —susurro—. Será de ambos.

—Paciencia —sonríe saboreando el beso que le acabo de dar—. Ya sabes, somos espectadores...

—Para luego ser protagonistas.

Su paciencia es un "Te lo daré cuando lo crea correcto". Sujeto su mano encaminandome a la avioneta que nos espera. Adentro brindo con él, Angela y Benardo contando los hechos de la boda.

Los clanes ya lo saben y por ello los convoco al salón donde nos rinden cuentas a Antoni y a mí trayendo maletines llenos de dinero. El sitio está ubicado en el noroeste de Florencia.

El Antonegra de Damon lo baja de su vehículo, saluda a su padre y recibo su mano mientras Antoni me guía adentro como el caballero que es.

Los clanes más poderosos no tardan en lamerme los pies, en saludarme como se debe y solo sonrío feliz por tener lo que quiero y es su confianza, su lealtad, su gente y su admiración.

Sigo sonriendo. Hace un año me encestaron tres golpes en el cráneo los cuales me dejaron la mente en blanco por cuatro semanas donde me inculcaron y convencieron de que era la esposa de Antoni Mascherano, el mafioso más importante y peligroso del momento, el cual haría cualquier cosa con tal de tenerme.

Sé que no es así, como también sé que mi difunto "marido" murió en mis brazos y que mis hijos están vivos escondiéndose de mí. Por ello siembro el terror, para que no salgan de las sombras y Antoni no pueda hallarlos.

También tengo muy claro lo que le hicieron a mi hermana menor.

Tengo presente que Christopher fue un maldito hijo de puta egoísta, el cual recuerdo con rabia, tristeza y dolor. Sé que Ilenko me apuñaló de la peor manera y por ello una de mis metas es quitarle el clan que tanto hace resistencia, pero que veré arrodillado al igual que el ruso.

¡Basta de sufrir!

El poder que tengo ahora me permite atacar cada que se me antoja y uno de mis sueños es que los Romanov desaparezcan.

El otro es la FEMF y tenerla es una estrategia que estoy labrando poco a poco. Me la quedaré porque con ella seré intocable teniendo mil ejércitos a mi alrededor solo para mí y para mis hijos. Voy a sacar a mi padre que ha sido condenado a veinte años de cárcel y a Alex que ha sido sentenciado a cadena perpetua.

La entidad será mía y de mis mellizos porque a Thomas Morgan no se los voy a dejar como dispuso Christopher negándome la custodia.

«Porque eso fue lo que hizo y legalmente siempre serán de los Morgan». Estipuló que si él no está, yo no puedo criarlos y con eso me demostró más su maldita soberbia, porque no firmé ese acuerdo y él hizo lo que se le dio la gana con mi opinión.

Saludo. Sin líder no hay dama y no voy a mentir al decir que no disfruto de todo el poder absoluto que tengo ahora que se me enfrió la sangre. Nadie tiene más poder que el italiano y si él es grande, yo también. Ya conviví con un hijo de puta, puedo con este y con el ruso también.

El amor es una idiotez el cual me volvió débil en su tiempo y ahora solo busco mi propio beneficio labrando la meta para que mis hijos crezcan.

Si Antoni muere dejaré de ser la dama y no quiero dejar de liderar la pirámide porque la necesito, ya que me he convertido en un depredador más, el cual no quiere estar abajo y con él estoy en la punta siendo como ellos.

Lo mejor de todo es que tengo una de las joyas más importantes de la mafia y no es la jadeíta, es el niño que sujeta mi mano.

Antoni Mascherano es el bioquímico más asombroso que existe, sus creaciones no las imita nadie, ya lo investigué, los antídotos sólo existen si él los crea y obviamente nunca hará uno para mi hijo por más que lo seduzca. No lo hará porque su caza me demuestra que sus ganas de matarlos son más grandes que cualquier estado de limerencia y, como madre, quiero que mi hijo supere el veneno que lo tortura.

Uda lo contrarresta, más no lo cura y puede morir en cualquier momento. Me agacho a acomodar el traje del niño de ojos negros y rasgos italianos, al cual le he tomado cariño.

La salvación no es Antoni, es Damon a quien le transmite todo su conocimiento y será mil veces mejor que él, porque con cinco años es un prodigio con un coeficiente intelectual supremamente alto y tengo que dejar que su padre le enseñe, que le transmita todo lo que sabe.

El mafioso no es idiota, sabe que la Rachel que conoció nunca lo seguiría, pero esta sí y esta finge ser la mejor esposa con el fin de que me dé gusto en todo lo que quiera; lujos, demandas, aliados, matar al que me apetece.

Estoy enterada de los planes que labran en contra de mis hijos, los apoyo, los lidero y me las apaño para volverlos pedazos sin que nadie lo note.

Gobierno con él y me gusta el resultado que he conseguido hasta ahora siendo la más temida, la más asediada y no me importa lo que digan otros; es mi plan y le soy fiel a él.

El italiano es un monstruo que cada vez se vuelve más grande, la mafia lo idolatra, sus creaciones le suman poder y si nota lo que hago perderé mis oportunidades.

Me levanto caminando a mi puesto con mis dedos entrelazados con los suyos. Esto no lo sabe nadie, ni siquiera Angela, solo lo sé yo y seguiré así hasta que logre mi cometido.

Cuido los detalles para que nada me falle. Cuando esto concluya nadie me va a joder, ni a mí, ni a mis hijos, ni a mis padres, ni a mis hermanas. Quiero el poder total y el que se me atraviese lo voy a matar.

Respiro hondo volviendo a mi papel favorito y es la que no sabe nada. Antoni ama esta faceta de mí y el papel ya está bajo mi piel dispuesta a lo que sea alzando el mentón, olvidándome de que fui soldado, teniente, amiga, hija, hermana, madre. Me olvido de que amé, de las cicatrices, del dolor.

Simplemente actúo como lo que soy y es la Dama de la mafia.

Fin. 




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