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CAPITULO 87

Karma parte 1.

Rachel. 

Decir que alguien es "Malo" es de mal agüero, ya que la vida se encargará de mostrarte algo mucho peor como los celos del hombre al cual debo apresurarme a bajarle el arma antes de que le dispare a Lucian Mascherano. Bratt se lleva al italiano al piso previniendo los reflejos del coronel y me veo en la obligación de encarar al sujeto con quien me casé.

—¡¿Qué haces?! —lo regaño y los ojos color acero se terminan de empañar con la mirada que acoge en el ring de la pelea— Es un niño, Christopher.

—¡Vámonos! —me suelto cuando me toma.

—¡No! —protesto quitando los restos de sangre que dejó el animal— ¿Qué te pasa? No tengo la culpa de que un cuervo se me pose en el hombro....

—Te gusta cuando te da a probar de su poder y vives demostrando que no te incomoda el que te proclame como suya...

—¡No soy de nadie! —le dejo claro en medio del caos que intenta auxiliar a Gema— Ni de él, ni tuya, ni de ninguno. Soy Rachel James Mitchels, no tu maldito monigote bonito el cual no aceptas que nadie le ponga un ojo encima.

Endurece la mandíbula desviando la mirada y siento la ira que suelta.

—Tenemos hijos en común y un matrimonio que forzaste para que el mundo sepa que Christopher Morgan siempre se sale con la suya —continúo—. Lo toleré, pero no te daré el derecho de invadir mi espacio a cada nada comportandote como una maldita bestia posesiva, ¡¿Qué ejemplo le vas a dar a los mellizos?!

—¿Ejemplo? —refuta— De mí no tendrán ningún ejemplo.

Se carga de ego antes de irse dándome la espalda y no lo sigo, solo me vuelvo hacia la tarima de donde baja Lucian escoltado por Bratt.

—¿Estás bien? —pregunta el capitán tranquilizandose cuando asiento— Parece que solo fue a Gema. Iré a supervisar su estado.

El capitán se va dejándome con el niño italiano y los animales alados se han posado en el monumento recién inaugurado. Los lamentos de preocupación por Gema no se hacen esperar mientras que a mí no me mueve nada, ni cuando los paramédicos se la llevan. En lo único que me puedo concentrar es en los cuervos del monumento.

—Sabemos entrenarlos —comenta Lucían un poco acongojado—. En todas las propiedades italianas siempre hay grandes bandadas de cuervos que se usan para atracar, espiar o enviar información.

Muevo la cabeza en señal de asentimiento, «El cuervo que estaba en mi casa me lo demostró». Así como ahora me demuestran que las amenazas de Antoni no son en vano y si, me alegra lo de Gema, sin embargo, esa no fue su única advertencia ya que no quiere a mis hijos vivos.

—Necesito encontrar a Damon —ruega el Italiano—. En manos de los halcones terminará siendo como mi papá.

—Una cosa a la vez —le pido—. Debo encontrar a la viceministra primero y cuando la halle nos enfocamos en Damon, ¿Vale?

— Y en Naomi —termina.

—Retírate —dispongo. Me preocupa Olimpia, la viceministra no solo influye en la campaña, también me dio su apoyo antes y después del exilio.

Busco el edificio administrativo evadiendo a los periodistas que buscan respuestas. Entro al baño de la sala de juntas a limpiar la sangre. Tengo plumas en las tetas las cuales saco mientras salgo hallando a Milla esperándome afuera.

—¿Sabes algo de la viceministra? —pregunta.

—Solo que Alex se está encargando, pero no se me ha informado de nada.

—Espero que esté bien y si te sirve de algo siento que todo esto se dio por exponer la foto de Vladimir Romanov —aclara—, ya que a los pocos días desapareció según dijeron hoy.

La punzada en el vientre llega de inmediato, últimamente los mellizos como que sienten mi mismo nivel de estrés.

—Trabajando en pro de los derechos humanos me topé con los dichosos "Diarios del cazador", Vladimir es uno.

Continúa Milla empeorando el estrés.

—¿Conoces los diarios ? —indaga— Son libros donde los rusos depositan todo lo que le hacen a la víctima, luego de matarla entregan los escritos junto con los restos y así culminan la venganza, traumando a los familiares con los acontecimientos.

El aire deja de sentirse liviano al punto donde debo sentarme.

—Que lastima Olimpia —sigue—, si no haces algo le quedará poco tiempo de vida.

Enciendo la computadora de la mesa, no alego nada porque tiene toda la razón y el aquelarre de Sara y Marie me confirmó la crueldad de ese clan.

—Me valdré de mis contactos para saber dónde la pueden tener, mientras tanto tú reúne a la Élite —propone—. Entre todos será más fácil.

Mi respuesta le da el sí que necesita para marcharse.

Perdiendo a tanta gente siento que estoy recogiendo agua con las manos. Contacto a papá que está en Washington viendo en qué puede ayudar, intento hablar con Alex, pero tiene la línea ocupada.

Me impaciento sin respuestas concretas y termino buscando a la Élite (Todos excepto a Patrick) que se reúne con Milla en la sala audiovisual. Nadie sabe nada y el globo terráqueo no muestra pistas.

—Cada día somos menos —manifiesta Laila—. Y lo peor es que afuera no se puede hablar ya que no se sabe quiénes son los vendidos.

La información no sirve para un carajo. Alex no se manifiesta y tantas personas hablando al mismo tiempo sin dar solución me estresan.

—¿Dónde está el coronel? —pregunto. Es más difícil si los Morgan no colaboran como se debe— Que alguien lo busque.

—Está en la pista aérea—avisa Bratt—. Ni se inmutó en mirar la información que entregaron mis soldados sobre Olimpia, parece que Christopher solo se mueve cuando se trata de ti y eso me pone a pensar lo que pasará si raptan a uno de nosotros.

—Aquí todos valemos lo mismo —me levanto a buscarlo—. Y los rescates se darán de la misma forma.

Me llevo el teléfono a la oreja llamando al ministro que me envía a buzón. «Lo apagó» en medio de una búsqueda crucial. A lo lejos veo al coronel y ya ni sé cómo hablarle a este hombre. Patrick y Gauna están subiendo su equipaje a la aeronave.

—¿Qué estás haciendo? —le pregunto— Seguimos señales de la viceministra y no te has manifestado ordenando que se debe hacer.

—Trabajar, es lo que siempre se hace aquí —responde cortante—. Tú y yo seguiremos con nuestros asuntos y ya está.

—¿Nos vamos a ir con Olimpia secuestrada?

—Me están esperando en el culo del Amazonas y tardé meses en reunir a todos los soldados en un solo punto —me señala el avión—. Y por mi campaña necesito al comando trabajando en lo establecido, no creyéndose el escuadrón de la justicia.

—Pero somos la justicia...

—Ajá.

—¿Dime qué haremos? —me exaspera.

—Trabajar en lo importante y no sé porque no estás en el avión como corresponde.

El que Alex no me conteste es un claro ejemplo del egoísmo de los Morgan.

—Lárgate tú, yo necesito mi espacio.

Me sujeta el codo y le muevo la mano dejando en claro que las cosas cambiaron y no me voy a dejar mandar.

—Me estoy cansando de esto —advierte y sigo mi camino de vuelta al comando.

Mis compañeros siguen en la sala y lo primero que hacen es mirarme en busca de una respuesta.

—¿Qué dijo? —indaga Simón y tomo asiento en la silla principal.

—Que estoy a cargo —muevo los paneles—. Alex delegó a Christopher dándole control total sobre Londres y al no estar lo asumo yo, por ende, iniciemos la búsqueda.

Obedecen sin refutar. Me gustan las capacidades que se van sumando poco a poco y mientras Gema es transferida al hospital militar yo asumo el mando del comando operacional más poderoso del mundo.

La tarde transcurre, el agotamiento me toma y me bebo un frapuccino en la sala de investigaciones reparando el MJ por la ventana,«Morgan James». "Moralidad y Justicia", es una buena coartada para disfrazar el que quieras que el apellido de tus hijos quede para la historia.

—Lo noté —comenta Milla a mi derecha—. Eres una genia, Morgan James, un mensaje que deja claro que se quieren adueñar del sistema judicial, ¿O me equivoco?

—¿Y te molesta? —le doy un sorbo a mi bebida.

—Para nada —sonríe—. Todos aquí sabemos que no tienes el mundo a tus pies porque no quieres. Mira lo que hizo Antoni, a Ilenko no lo conozco, sin embargo, presiento que actúa como actúa para llamar tu atención.

—Está confirmado —informa Bratt—. La mafia roja se llevó a Olimpia y el retiro provocó que nos enteremos 120 horas después.

«Joder».

Lo único seguro es que los rusos solo le temen a Rachel —comenta Milla—. Es ella quien debe proceder en esto.

—Los procesos de Olimpia no dieron frutos —secunda Brenda— y desde que se fue al retiro, Leonel y Kazuki han intentado concluir sus operativos sin generar resultado.

—El comando Francés también quiso hacerse cargo y sus agentes terminaron muertos —añade Parker.

—Se está repitiendo lo de Antoni —termina Alexa—. Al italiano solo lo pudo capturar Christopher.

—No descartemos recursos —pido—. Que las tropas rusas se muevan en un operativo de rastreo a lo largo de Rusia, que busquen hasta debajo de las piedras.

Nos ponemos en movimiento pasando de largo junto con Milla que se pone a la par ayudando con lo que se requiere. Sumerjo el caso en la regla de "Reserva absoluta". Lo que se habla no puede salir de aquí. Patrick y Gauna se fueron con Christopher y el reemplazo de Linguini cumple con todo lo que ordeno.

Apago el móvil para no tener interrupciones de ningún tipo.

—¡Se acaba de filtrar algo! —Milla muestra en una pantalla lo que parece ser una pelea entre barrotes—. La filmación solo permite ver sombras, son dos mujeres peleando y una es la viceministra, eso dice la descripción.

Enfoco la pelea tipo Mortal Cage «Jaula mortal». Muevo los dedos tratando de quitar la barrera, pero el video respaldado no lo permite y lo único que se logra captar es a Olimpia defendiéndose como puede. La pelea toma intensidad y el video se corta en la parte crucial...

—¿Qué pasa?

—Es todo lo que hay —avisa Parker—. Sigue viva, de estar muerta hubiesen mostrado el desenlace.

—Novedades —pido.

—Es lo único útil que se halló —se queja Simon—. Nadie quiere problemas con esos bastardos.

Estamos en un punto donde la mayoría tiene miedo, donde la mayoría huye cuando se les menciona a la mafia rusa o a la mafia italiana ¿Y como no? Nos están matando, lanzando mordidas letales. Ya fue Joset, ahora Olimpia y cuando acaben con ella vendrán por los que quedan y el ciclo solo va a parar cuando los malditos mueran.

—Preparemos la búsqueda y un plan de rescate, la Élite de Londres tomará el asunto en sus manos —declaro—. Entramos con investigación confidencial, por ende, todos se discute aquí sin terceros.

Eso me deja a Alex y Christopher sordos y ciegos. Los otros soldados no preguntarán, sólo recibirán órdenes. Empiezo a unir piezas y al no hallar a los rusos busco a los italianos.

—¿Qué tal un ataque en Rusia en las concentraciones de la Bratva? —propone Milla— Solo la Élite que son expertos y ellos no se lo verán venir.

Muevo la cabeza en señal de negación. Un ataque en el país del delincuente suele ser una masacre segura.

—Ángela, ¿Qué averiguaste? —pregunto.

—Islas Koh Phayam —informa —. Las autoridades marítimas informaron sobre dieciocho torres que se ven desde el hemisferio y los desechos de dichas torres lanzaron una alerta a seguridad ambiental por contaminar aguas asiáticas.

—Manifiestan la presencia de dependientes desembarcando en dicho lugar —añade Alexa.

Me voy a la pantalla y la dedicación da como resultado los movimientos sospechosos de los miembros de la Triada y la mafia búlgara. Todos van camino a un mismo rumbo y con ellos grandes barcos que se han reportado como sospechosos por trata de blancas.

—Hay una llamada donde los búlgaros le informan a la Triada que Olimpia estará en la isla —informa Bratt.

—Incomunicados todos con el exterior a partir de ahora, solo contacto entre nosotros mismos —ordeno para prevenir—. Partimos ya mismo.

—¿Estás seguro de la isla? Puede ser arriesgado —indaga Milla— Nunca oí nada sobre ella.

Ignoro el comentario de la rubia cuando Parker me detiene queriendo hablar conmigo en nombre de todos.

—Estás embarazada y es arriesgado, Rachel...

—Christopher y yo sabemos lo que hacemos —miento—. Matar a Ios rusos e Italianos es un deber después de lo sucedido en Las Maldivas.

Prefiere callar, ya que este tipo de operativo exige que te muevas con urgencia y en menos de nada estamos en el aire con el armamento cargado. Todos con un mismo chip, un mismo operativo clasificado.

No contesto las llamadas de nadie y estipulo claramente no querer distracciones para la tropa. Aterrizamos en un barco de la marina el cual nos permite estudiar el plan.

—Nos confirman que los rusos llegaron hace dos horas, los italianos lo hicieron ayer —indica Brenda—. La viceministra no se ha visto todavía.

La estrategia se pone en marcha y en minutos tengo lo relevante, importante y necesario.

—Estaré con ustedes desde aquí —indico el punto—. Enviaré todo el refuerzo que se requiera. —explico—. Laila, prometeme que no fallarás con el ruso.

—Lo traigo esposado o muerto —asegura.

Con las cartas sobre la mesa se procede; Unos se infiltraran en el restaurante donde desayuna Ilenko, se le dirá a Phillippe que lleve a Olimpia y desde ahí se hará la emboscada. Se toman medidas, se estudia el área mientras la noche cae y desde mi punto observo con los binoculares las torres donde entran y salen las víctimas «Dependientes del HACOC». Reconozco la droga a metros.

En ocasiones me pregunto qué tan dañado puede estar Antoni como para crear esa droga. Su lado oscuro yace en ese líquido plateado que te vuelve la vida pedazos. La isla está de fiesta y desde aquí capto los tiros al aire, los gritos y la música.

Vigilo toda la noche y a las 4: 00 AM se da inicio el operativo. Tengo el número de personas exactas, a mis hombres encargándose de lo que le corresponde...

—Rachel...

Un disparo nos pone alerta el cual hace desaparecer las gaviotas que rondan. Tiro los binoculares al ver a mi amiga con el brazo lleno de sangre.

—¡Laila! —se asusta Brenda auxilando junto con Alexa.

—Se me disparó el arma, lo siento —se disculpa Milla preocupada—. Estaba mal asegurada y cuando quise tomarla...

Bratt tiene que tomarla para que no entre pánico.

—Estoy bien —informa mi amiga—, creo que solo fue un roce.

—Tenemos siete minutos para estar en tierra —informa Alan desde su punto.

—Teniente, lo lamento...

—Quédate —establecezco, la necesito mentalmente estable y no me queda más alternativa que tomar el equipo de Laila haciéndole frente a la situación, ya que no hay tiempo para replanteos.

—¡Estás embarazada, maldita sea! —reprocha Simon— ¡Y se nota! ¡¿Qué embarazada se ve normal con una puta ametralladora?!

—Operación Seagull en marcha a partir de ya —demando abordando la lancha e ignorando las protestas de mis amigas .

—¡A sus puestos! —las regaño— No hay tiempo para retractarse.

«Puedo hacerlo, mi embarazo no es una enfermedad». Entramos de encubierto sustituyendo a un grupo delincuencial noruego que estaba por llegar tomándome el objetivo. Alexandra se encarga de hacerle llegar el mensaje a Phillippe en tanto Bratt se ocupa de poner al dueño del establecimiento contra las cuerdas. Se acorrala al personal el cual es reemplazado por los agentes de la FEMF.

—Mesa cuatro —me informan—. Ilenko siempre se ubica en la mesa 6.

Luzco como una turista con un pantalón holgado y una blusa del mismo estilo. Robo un sombrero playero y me acomodo la melena guardando la ametralladora bajo la mesa.

Tengo miedo, si. Nunca desaparece aunque mi carpeta está llena de operativos. Soy paciente mentalizándome a lo que vine.

—El ruso está en el área.

Mis latidos toman ritmo cuando el aura dominante invade el ambiente. Siento que atemoriza a todo el mundo y mi mirada se posa en la puerta con la llegada del hombre que entra con las manos metida en los bolsillos del pantalón luciendo una camisa blanca con los botones sueltos hasta la mitad del pecho.

La altura sobresale en el lugar al igual que el físico despiadadamente atractivo siendo el tipo de hombre que no tiene pieza mala.

«Castaño, macizo, con cierto tono dorado en la piel y con rasgos nórdicos varoniles que gritan poderío». Camina a su mesa.

Siempre he tenido la duda de cómo quiere este hombre o cómo tendría que actuar para ser su tipo. Sonrío con la ocurrencia. Ilenko Romanov a mis pies es un privilegio peligroso, ya que es el hombre más despiadado de la Bratva, lo que toca lo mata o lo trauma, pero invicto no se sale.

Miro a otro lado cuando Philippe Mascherano hace su aparición con una nevera portable.

—¿Y Olimpia? —preguntan en el auricular.

Quiero aferrarme a la idea de que seguramente la traen en un momento, el italiano toma asiento y el enfoque de todos viaja a los alrededores sin hallar nada. «Joder» El Boss no es ningún pendejo, su expresion corporal me dice que está a la defensiva y...

—Procedemos a la captura —aviso. Uno de mis agentes se mueve llevándose la mano a la espalda y siento que es mío, pero el castaño es más rápido adelantándose a la maniobra.

—¡Manos a la cabeza, ruso! —exige Angela cuando toma al soldado de rehén negándose a que lo maten—. Están rodeados...

La FEMF desenfundan armas mientras los ojos leonados del Pakhan viajan a mi puesto.

—¿A qué debo el honor, Rachel James? —la voz gruesa hace que eleve mi mentón conectando mi mirada a la suya queriendo hacer uso del efecto que suele darme la ventaja.

—¿No es aquí la isla de los muertos? —me levanto despacio— Traje flores para Brandon Mascherano —miro a Philippe antes de enfocarme de nuevo en el ruso— y para Sasha Romanova.

La ironía de su gesto me atemoriza.

—No te equivocas —contesta—, yo ya le dejé flores a Harry Smitch y a Reece Morgan...

La ira me hace sacar la ametralladora con la que le apunto recordando que esta maldita guerra no deja de quitarme gente.

—¡¿Dónde está la viceministra?! —enfurezco con el dedo en el gatillo— ¡Ponte de rodillas maldito hijo de puta y dame lo que vine a buscar o te lleno de balas!

El caos se hace presente con las personas que empiezan a moverse alrededor, decenas de criminales rusos e italianos. No dejo de apuntarle al Boss que no se intimida, por el contrario, abre la boca para advertir.

—Te voy a decir una sola cosa, puta —inquiere mirándome a los ojos—. Prepárate, porque la puñalada que te voy a enterrar te va a doler toda la vida.

Le vuela los sesos al soldado que tiene en los brazos y ataco con todo lo que tengo. «Me vale un reverendo pepino sus amenazas», mi familia es lo que más me importa y es algo que jamás le dejaré tocar porque primero muerta antes de permitir que se meta con uno de ellos.

Se cubre mientras ataco, pero por más que arremeto suelto disparos al vacío ya que sus hombres dan la vida por él y mientras me llevo las manos a la espalda para recargar, él aprovecha ese tiempo para patear la nevera portable de Philippe la cual suelta la cabeza de la viceministra que vine a buscar. La rabia me inmoviliza y él me la arroja como si fuera un juguete.

—¡Lo que quieres! —espeta— Aquí lo tienes.

«Menudo hijo de puta». Mis sentidos se van, mi pecho no quiere más que sangre y me enfrento a ellos volviendo trizas el restaurante. La Élite demuestra porque son lo que son mostrandose letales y quiero ir por el mafioso mayor, pero...

—¡Oliveira! —alerto cuando veo que los italianos lo atacan y Philippe no se ve tan inofensivo cuando le entierra varias puñaladas a Alan. Brenda se lo quita de encima y este se va contra ella, pero Parker interviene obligándolo a retroceder mientras Ilenko se preocupa por huir.

Me voy contra el soldado que está lleno de sangre.

—Estoy bien mi teniente, puedo resistirlo —las heridas me dicen lo contrario—. Avance por el bien de todos.

—No lo dejes morir —le ordeno a Brenda antes de ir por el ruso que no veo por ningún lado. «Matarlo» es lo único que exige mi cabeza.

—Exterminio total para estos mal nacidos —ordeno.

No lo veo cuando salgo y dejo que me coloquen el chaleco antibalas mientras avanzo.

—Helicoptero listo, mi teniente —me indican y me apresuro a la aeronave que desciende preparándose para recibirme. Termino de colocarme el equipo y tomo el mando de la ametralladora.

Estoy en un punto de la vida donde quiero demostrar quien soy, que por proteger a los míos soy capaz de lo que sea y la muerte de Olimpia es otra injusticia por parte de estos malditos.

Ataco con la ametralladora anclada al helicóptero derribando establecimientos, lanchas y vehículos.

—Al área industrial —ordeno, pero la aeronave pierde estabilidad cuando el impacto de un proyectil destruye la cola mandandonos al suelo en un descenso lento gracias a la maniobra del piloto. La arena se alza cuando caemos y no me quedo quieta, me levanto tomando mi arma.

—Eurocopter EC665, caído —aviso por la radio—. Solicito refuerzos para atacar por tierra.

La mafia es buena para masacrar y la FEMF para destruir, lo confirman las llamas que se extienden por todos lados.

—No puedo derribar el bunker 24572—informa Bratt—. Las cámaras infrarrojas muestran personas.

Me muevo al sitio seguida de Ángela que se me une. Bratt no va a acabar con la vida de inocentes,«Es una de las cosas que le admiro». Me tomo la puerta principal derribando a la guardia con Angela.

Los pasillos son oscuros y empiezo a abrir puertas viajando a mi pasado de drogadicta al absorber el olor de la decadencia. «Los recuerdos dañinos son mierda y así como te da asco tocarla, debe darte asco evocarla» decía mi médico.

Sigo abriendo puertas hasta hallar una sala de paneles de control. El calor que emerge hace que me quite la mascarilla y la chaqueta al no ver a nadie a cargo.

—¿Enviamos tropa de rescate? —pregunta Simón.

—Procedo a inspeccionar —aviso.

Hay una pared de vidrio lleno de sombras que gritan del otro lado, se mueven y esos alaridos grabados no son más que un eco de cómo gritaba yo meses atrás cuando creía que no había solución. El laboratorio tiene fotos del HACOC en su peor momento y monitores que muestran videos de gente perdida en esa mierda.

—El capitán Miller vuelve a preguntar si...

Sacudo la cabeza, hay una sombra que se mueve desesperadamente golpeando el vidrio y la ignoro oprimiendo el botón que detecta cuántas víctimas yacen al otro lado.

—158 cuerpos en la fosa —avisa el sistema. Miro a Angela que parece entenderme.

—Procede —musito.

Baja la palanca que enciende el horno, «En ocasiones, morir sí es una solución», le huyo a lo que se aproxima. Afuera la isla está en llamas y, aunque los desmanes son grandes, tengo el sinsabor de no haber podido ayudar a Olimpia como se lo merecía

—¿Tienen al Boss? —pregunto por medio del auricular.

—No mi teniente, sus hombres nos entorpecieron la búsqueda...

—Es hora de la retirada —me avisa Angela y asiento.

—Procedemos a evacuar —ordeno.

Alan está mal herido y en el avión me aseguro que le den la atención que se merece. Los caídos no son de la Élite y Laila también está recibiendo atención médica por parte de Milla que no deja de disculparse.

El regreso se hace largo y por los radios se vuelve la noticia viral.

"Se confirma que la viceministra Olimpia Muller fue asesinada en manos de la Bratva". La teniente Rachel James lideró el operativo que dejó la isla Koh Phayam en llamas acabando con un importante centro experimental del HACOC.

¡Grande teniente James! Demostrando una vez más que el comando de Londres puede con misiones que pese a no darnos el objetivo no dejan de ser extraordinarias.

Estoy orgullosa de los bebés que siguen adentro resistiendo los obstáculos y mecánicamente me acaricio el vientre. Las pulsaciones en la cabeza me llevan al asiento con el inminente mareo repentino.

—Descansa un poco —Angela me pone su chaqueta encima.

—Gracias, teniente Klein.

Se sienta a mi lado.

— Rachel, perdona que me meta, pero yo siento que debes dejar que tu marido te cuide ya no estás para esto —posa los dedos en el abdomen—. Esta panza merece que la llenes de pollo frito y no de estrés...

—No necesito que nadie me cuide, me cuidé sola durante tres años y antes de conocerlo también velé por mí —alego.

—Es entendible que quiera protegerte. Cuando amas con tanta intensidad te aferras con la misma fuerza.

—Pero eso no quita que sea dañino, ¿Has visto lo tóxico y posesivo que se está poniendo?

—Descansa y no te ofusques.

Me acaricia el cabello mientras intento dejar la mente en blanco en lo que queda del camino. Al aterrizar en Londres tengo más de veinte llamadas de Christopher, mis padres y al mismísimo ministro Alex Morgan esperando en la pista área.

—Denle atención médica de primera a Alan —dispongo bajando las escaleras.

Presiento que Alex va a explotar y...

—Estoy bien —le dejo claro, pero no obvio la mala mirada que desaparece a todos los que me rodean.

—¿Estás bien? —repite— ¡Expones a mis nietos, te impones sobre un superior! ¡¿Y solo me dices que estás bien?!

—No nos pasó nada...

—Eso no es una excusa —refuta— ¡De qué mierda me sirve buscarte a los mejores especialistas si no lo valoras!

—Tengo que matar a Ilenko y a Antoni, pero tú no lo entiendes porque nunca quieres hacer nada..

—¡Si hago o no, no es tu problema! —me regaña— Día a día busco la manera de que mis nietos...

—¡No nos busques nada y ya está! —contradigo— Nadie te obliga a que hagas algo por nosotros y con o sin ustedes obtengo lo que quiero. Así que no necesito que se anden esforzando atosigándome todo el tiempo.

La postura le cambia de inmediato. A los Morgan no les gusta que les levanten la voz y mucho menos que se les rebelen.

—No voy a tomar la actitud que toman Christopher y tú —me sincero—. Yo soy James, más no Morgan y pregúntate si papá hubiera dejado a Olimpia sola, así que perdóname por no ser una maldita egoísta con el ego por los cielos.

No le doy largas a la discusión moviendome al estacionamiento. Quiero descansar y lo haré en mi cama, necesito recuperar energías para mañana. Mis amenazas están vivas todavía.

Ignoro las llamadas de todos incluyendo las de Luisa. «Cuando se calmen les hablo», ahora todo el mundo está alterado y yo también.

Los escoltas se detienen frente al edificio de treinta pisos y debo arrastrar los pies de lo cansada que estoy.

—Consigueme comida con mucha grasa —le pido a Ivan antes de bajar de la camioneta.

Tengo la chaqueta en la mano y rastros de ceniza con arena en el cabello. Dalton está molesto otra vez manteniendo el porte de escolta mudo.

Se abren las puertas del ascensor y tuerzo los ojos con el maniatico posesivo que está en la sala del penthouse con uniforme también. Presiento que viajó en helicóptero y aterrizó en la azotea, la maleta y el equipo que está sobre la mesa me lo confirma.

Si no pelee con Alex o con mis padres tampoco voy a entrar en contienda con él, así que procuro seguir de largo, pero se me atraviesa.

—Dame la placa que te identifica como teniente —habla sin mirarme a la cara.

«Machismo miliciano en todo su esplendor». Sacudo la cabeza, ¿No ve lo cansada que estoy?

—Te di una orden —insiste haciéndome reír e intento avanzar pero se me vuelve a interponer— La placa...

—No te andes con dramas...

—¡Dame la jodida placa, maldita sea!

Truena y el tono me vuelve pequeña en segundos.

—A mi no me...

—¡No te ordené inmutar palabra, así que te callas cuando un superior te habla! —exige con la rabia al ciento por ciento.

Los ojos le cambian volviéndose ese ser frío que lanza balas en vez de palabras.

—Te voy a dejar algo claro, Rachel —asevera—. Más que yo no eres y si te digo que me des la maldita placa me la das porque soy tu coronel, tu superior y tu jefe.

Emana soberbia cargada de rabia imponiéndose como siempre lo hace.

—No...

—Estás fuera de la FEMF hasta que a mí se me dé la gana de que vuelvas —continúa—. Por desacato, por mentirosa y por creer que puedes pasar por encima de mi mandato.

—¿Si captas lo prepotente que te oyes?

—Si, si lo capto —me encara—. Y si no te gusta como soy toma las medidas que quieras tomar que ya me harté de tu benevolencia. No la tolero y no la soporto, así como tampoco soporto ser el guardaespaldas con capa de héroe que usas solo cuando te conviene —reduce más el espacio—. Si tú crees que lo nuestro va a pisotear mi orgullo estás muy equivocada.

Me saca la placa del bolsillo a las malas.

—Quieres espacio, aquí te dejo este majestuoso Penthouse para que hagas lo que quieras —continúa—. La habitación, la cama, el balcón, toda la puta ciudad es tuya para que la disfrutes como se te dé la gana. Con tu familia, con los que realmente te importan, con los que no dejan de rogarte.

—Se me hizo el milagro —finjo que no me afecta— porque es lo que siempre he querido, ¿Sabes?

—Si, como sea —se devuelve a sus cosas tomando lo que se llevará y obviamente no lo voy a detener.

—No te quiero ver siguiéndome, ni jodiendome, ni mucho menos volviendo aquí cuando estés caliente.

—Estate tranquila —responde con sequedad—. No quiero verla teniente James, ni aquí ni en el comando. Ahora solo me interesa lo que tienes adentro, porque si yo soy mierda para ti, tu también lo eres para mí. 


Continuara con Karma parte 2. 

Recuerden que esto es un borrador el cual tiene errores de contexto y estructura los cuales serán corregidos a futuro. 

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¡Helloooooo Lujurios@s ! ¿Ya les dije que las amo? Pues las amo un monton. 

Este capitulo estara dividido en varias partes para ensayar si es mejor publicar asi, o el mega testamento lleno de intenso drama el cual tardan dos horas en leer. Así que nos estaremos viendo pronto.

¿Aguantaran hasta la próxima semana? ¿Necesitan la otra parte lo más pronto posible? Preguntas que no nos dejaran dormir.

¡Un feliz cumpleaños para las cumpleañeras de noviembre entre esas, Cinthia, Milagros, Bellanebraska, Elizabeth, Yes, La puta ama Morgan y todas las que los cumplieron feliz muy feliz. 

Besos a todos.

Con amor.

Eva.








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