CAPITULO 79
«PERSONAS QUE VEA DIVULGANDO SPOILER DE ESTE CAPÍTULO EN LASCIVIA O EN LOS CAPÍTULOS ANTERIORES LO BLOQUEO»
NO DAÑEMOS LA LECTURA DE LOS DEMÁS.
«Es un capítulo que para mí toca respirar varias veces, así que tómenlo con calma y lleguen al final, gracias. NO SEAN DÉBILES»
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Inevitable.
Rachel.
Las palmas sudorosas manchan el ventanal del pent-house mientras la mano de Christopher se envuelve en mi garganta intensificando cada estocada. Me tiene contra el vidrio arremetiendo entre mis muslos totalmente descontrolado.
—Siéntelo —su gruñido calienta mi piel— Siente como eres mía.
No me ha dado descanso, ha estado dentro de mí toda la noche, es poco lo que duerme y cada que despierta me devora entera, tengo moretones en la piel por la fuerza de sus agarres, por la agresividad de los toques que denota el descontrol que emana de sus venas.
Este es un Christopher sin ningún tipo de cadena, esta embriagado por la satiriasis y el poder disfrutando de la grandeza que ha tomado, sabe que está a nada de serlo todo.
—Dilo —tensa el agarre— ¡Háblame!
Aprieto los dientes «Cristo» Parecemos enfermos fundiendonos en lava pura. Nuestra separación es inminente y esta es mi mejor forma de despedirme, de arder por última vez.
Me voltea deslizando mi espalda en el vidrio, entrando otra vez mientras mis piernas le abrazan los muslos, sus labios se prenden de mi cuello y tomo un puñado de su cabello respondiendo a su fiereza...
«La mirada» Esta tan perdido y absorto que el gris se ha tornado sombrío.
—Te amo —clava mi mirada a la suya— Eres esclavo de eso ¿No? pues heme aquí tirando de tu cadena.
Ladea los labios en una sonrisa llena de perversión.
—¿Como? —inquiere.
—Te amo.
—¿Que?
Sujeto sus hombros dejando que me estampe contra el cristal.
—Te amo Christopher Morgan.
Sus labios se unen a los míos, ya está marcado, logre lo que me plantee una vez y era volverlo loco siendo leyenda destruyendo su estabilidad.
He dejado una huella que me arde más a mí que a él, la de hace tres años cortó, pero esta me dejara agonizando y el único antídoto será la semilla de ambos la cual espero que nazca llenando el vacío que me causara su ausencia.
La corona de su miembro roza el punto exacto logrando que el éxtasis me vuelva pedazos, mi canal se contraen mis labios se secan y mi garganta jadea sin ningún tipo de pudor. Aloja la nariz en el hueco de mi clavícula llenándome de él dejando que su semen inunde mi canal.
—Joder...
Toco el piso cuando me baja, el miembro se mantiene rígido y fulgente cubierto de mi humedad, enciende un cigarro sentándose en la orilla de la cama, los únicos diálogos que hemos tenido han sido cargados de morbo y sucias palabras.
Me encamino al baño dispuesta una ducha, la mañana está comenzando y algo me dice que Marie no tardará en llegar.
—¿Qué está pasando con Alex? —su pregunta me detiene— O mejor aún ¿Que me estas ocultando?
De espalda siento como vuelve a ponerse de pie.
—No me digas que estas celoso de tu propio padre.
Volteo, la desnudez lo hace ver como un Dios reencarnado, sus ojos vagan por mi cuerpo desatando el miedo a que pueda sospechar algo así que me acerco buscando distracción.
—Algo está pasando y no quieres decírmelo —sujeta mi cabello con dureza— ¿Qué es Rachel? ¿Qué te estas guardando?
El tono autoritario me hace temblar las rodillas, villano de cuento en todo su esplendor con la frialdad que centella en los ojos color acero.
—Libere los candados coronel —digo— Soy un ser humano no un objeto al cual debe exigir.
—¿Que está sucediendo? —espeta molesto— Deja de evadir el tema y prevé el que tengas que lamentarlo.
Su ira se funde con la mía.
—Por tu bien y el mío debo irme —confieso— Esta droga va acabar con los dos y esta Rachel que vez aquí se está tornando peligrosa.
Afloja el agarre.
—Déjame ir o atente a que Gema no vive —advierto— Permíteme volver a la calma antes de tener que llorar sobre su cadáver.
Mis oídos anhelan un "Hazlo" Pero no sucede, vuelve a la mesita de los cigarros encendiendo otro.
—¿Sientes cosas por ella? —indago— ¿Es tan intocable como yo?
La nicotina impregna la alcoba y ahora es él quien se guarda las palabras perpetuando un silencio que me corta, la advertencia hacia Liz es un rotundo SI.
—¿Miedo?
—De quererla muerta la mataría yo —me suelta— Por ende, tampoco lo harás tú.
—¿Por qué?
—Porque no, Rachel —establece.
—¿Esa es tu única respuesta?
—Soy de pocas palabras.
Más claro que el agua.
—Vestiré de negro en su boda coronel —manifiesto—No morirá ella, morirá la Rachel que creaste.
Entro a la ducha con el corazón latiéndome enloquecido con sensaciones las cuales no quiero que crezcan, pero se me está siendo imposible contener. Golpeo la pared con rabia cuando las lágrimas se confunden con el agua.
Nadie dijo que ser fuerte dolería más que caer, mañana alzare el mentón frente a todos siendo su fórmula electoral y en pocas horas él sostendrá su mano mostrándose como nunca se mostró conmigo.
El razonamiento no me permite volver a tocarlo o desearlo estando casado con ella primeramente porque merezco mucho más que el papel de la amante del ministro y ya mis hombros están cansados de cargar este secreto.
Salgo vistiéndome rápido, este momento quedara para la historia, como una dolorosa despedida y como una de las tantas veces donde comprobé que no valemos la pena.
Saco el collar que cargaba en la chaqueta soltándolo en la mesita que tiene al lado.
—Que lo porte quien será tu mujer ahora y siempre —digo— Te amo como no tienes idea, pero prefiero huir a terminar siendo peor que tú cuando llegue el momento de verte con otra.
No me sigue, Christopher solo se sigue a él mismo, solo va tras sus ideas. Dalton me está esperando afuera con la puerta abierta.
—Al comando —dispongo.
El error fue volver, no irme cuando lo dijo y creer que las flechas ya no me dolerían, me traicione a mí misma porque estas dagas venían con veneno.
Respiro en repetidas ocasiones negándome a romper en llanto.
—Apresúrate —saco el móvil buscando el número de papá.
Solo alcanza a repicar una vez antes de que me conteste.
—Mi niña —la voz aterciopelada remueve el agua turbia que me inunda.
—Papi ¿Cómo estás?
No hay respuesta, me conoce tanto como para deducir que mi melancolía hará combustión, vuelvo a tomar aire.
—Mi amor no te atores con nada, suéltalo que papi te va a escuchar —dice— ¿Secuestro un avión y voy a verte?
—No será necesario, en un par de semanas estaré en Washington —contesto— Llamo a darte la noticia.
Escucho la voz de mi madre insistiendo porque la deje hablar.
—¡Se viene con nosotros! —le dice papá alegre— Mi niña esta es la mejor noticia que nos has dado, tu mamá está llorando.
Un deseo cumplido para Luciana Mitchell.
—Estamos guardando todos los periódicos donde apareces, grabando los noticiarios que te nombran...
—Los veremos juntos cuando este alla —me despido— Dile a mamá que estoy bien.
—Si, te adoro.
—Yo más —cuelgo.
Me recompongo antes de llegar a la central, cierro la chaqueta persuadiendo que me vean como la misma ropa de ayer.
—El ministro está en una reunión la cual abarca toda la mañana —avisa Dalton.
—Cuando el resto de la guardia llegue reunámonos en mi oficina vamos a estipular roles —demando— Escogeremos quienes se van y quienes se quedan.
—Como ordene mi teniente.
Subo a mi torre recogiéndome el cabello en un moño apretado, los soldados con el tiempo extrañamos el uniforme.
Hallo una postal bajo la puerta cuando abro, la caligrafía grande me hace deducir el remitente.
"Valido por un trago mortal" Lo siento, no era yo, era Patricia.
Sonrio por primera vez en la mañana, volteo la imagen detallando el paisaje de los andes colombianos. No soy quién para juzgar desde los celos «¿Que no iba matar yo a Gema?»
«Pero Dalila me salió Brandon y no Antoni» ¡Rachel, basta! Esta no soy yo. Guardo la postal, en cuanto llegue mi paga mensual (Ando sin un peso) Le debo un día de spa a mis amigas antes de irme.
Reviso que el camuflado este en orden. Esto es cuestión de adaptación y si tres años atrás pude, ahora también.
«Días» Acaricio mi abdomen por encima de la playera.
Bajo de nuevo la central está preparando la tarima del evento de mañana.
Kazuki y Leonel están llegando con su equipo otra vez, tengo entendido que también anunciaran sus fórmulas mañana ya que Alex hará saber las nuevas reglas.
Tomo las vitaminas con la bebida que pido en la cafetería, la sesión de ayer me dejo los músculos adoloridos y con dolor de cabeza.
—Buenos días —Patrick se sienta frente a mí con una taza de café— ¿Te incomoda que me siente? No me aplique loción.
Mal comentario.
—Ha de ser una loción cara como para desperdiciarla, por mí no se contenga, capitán.
Llevo la taza contra mis labios bebiendo el líquido...
—¿Alguno de los bebés llevara el nombre de su padre?
Escupo el líquido con lo que dice, mis latidos pierden fuerza y me ofrece una servilleta mostrándome una seriedad no típica de él.
—Andas gracioso hoy —finjo demencia mirando el reloj— Es tarde iré a reunirme con mis soldados.
—No entras al combate, vomitas, tomas pastillas para embarazadas —empieza devolviéndome al asiento— Alex no se te despega y vives en la mansión Morgan ¿Continuo?
—Enloqueciste...
Deja su móvil en la mesa.
—Gema me pide que te investigue ya que al parecer estas trabajando para casos internos, el debido protocolo es entrar a tus aparatos electrónicos ¿Y qué hallo? —las emociones empiezan acumularse— Una foto de un embarazo múltiple.
Me siento como si me hubiesen quitado la ropa.
—Eres una egoísta...
—¿Para qué te lo explico si no lo vas a entender?
—Cierto, mejor entiende tú que te aprecio, pero él es mi mejor amigo.
Se levanta y suelto la servilleta yendo tras él, camina rápido a lo largo del campo abierto y lo sigo sintiendo que doy pasos en falso.
El vértigo no me deja avanzar como debería «Casos internos» Sin Alex para explicar...
—¡Patrick espera, por favor!
Hace caso omiso a mis palabras tomarlo o atravesarme seria escandaloso con tantos soldados a lo largo del campo.
—¡Capitán! —las emociones me agitan— Lo de casos internos...!
Se adentra en el edificio administrativo.
—¡Patrick, por favor!
«Que Christopher no este» Toma la escalera y troto arriba, camina rápido a la oficina del coronel y logro alcanzarlo justo cuando abre la puerta.
Hay tres personas adentro, Christopher, Liz y Gema «¡Oh no!»
La mirada de Christopher me encoge cuando baja el papel que tiene en la mano.
—Devuélvete —le dice a Patrick.
—Escúchanos primero...
—¡Fuera! —lo grita sin apartar los ojos de mí.
Tengo miedo, no quiero insultos, gritos ni contiendas, Patrick nota mi pánico y me mira hablándome despacio.
—Díselo, explícale —me susurra— ¡Christopher, por favor escúchala antes de empezar a despotricar!
—¡Ya te ordeno que te fueras! —se impone Gema— Luego vienen los golpes y se preguntan por qué.
Tomo su brazo, no quiero quedarme sola aquí, parece que fuera a entrar al paredón.
—¡Él te va a escuchar, porque si no lo hace conmigo no contara más!
Posa su mano sobre la mía soltando los dedos que lo sostienen, sale dudoso y furia es lo único que se respira mientras mi cuerpo es invadido por una capa de electricidad
—¡Zorra hija de puta como eres capaz de vendernos de semejante manera! —me grita Gema— ¡Trabajando con la mafia, la misma mafia que mató a dos Morgan!
—¡Calla, yo sería incapaz de trabajar para ellos! —me defiendo— Lo único que hice fue intentar limpiar el nombre de todos, ¡hasta el tuyo puta desagradecida!
—¿Y por eso visitas a Antoni? —se mete Christopher— ¡Purgo el puto ejército y quedo como un idiota porque el maldito problema no son los otros, eres tú!
Palabras que impactan como un proyectil contra mi tórax.
—Lo fui a ver porque me estaba amenazando...
—¡Mentiras y más mentiras! —truena acortando el espacio— Vives ocultando las cosas, todo es secreto tras secreto menuda traicionera.
Me estrella el HTC en los pies con el que espiaba las conversaciones. Alex sacó la información y lo envió al departamento de evidencias.
—Deja que te explique...
—¡Estas fuera de mis filas! —espeta— ¡Fuera de la FEMF, Gelcem y tú!
Me arde la piel de las manos bajo la fuerza que ejercen mis puños apretados, las lágrimas me salpican el pecho viendo como mi carrera se convierte en un costal de estiércol.
—¡Todo fue un truco de ellos para que cayéramos en la maldita trampa y Alex lo sabe y me respalda!
—Porque te revuelcas con el carroñera —habla Liz— ¿También te tirabas a Reece? ¿Eh? ¡Parasito!
Me rebotan sus insultos, ella no es importante, solo busco la mirada del hombre que tengo a pocos pasos.
—¡No lo hagas! —creo que me estoy desvaneciendo— ¡He dejado sudor y sangre en este ejército, Christopher me ha costado el puto bienestar y no es justo maldita sea! ¡Escúchame...!
—¿Cuándo me has escuchado tú a mí? ¡Desobedeciste mis ordenes sabiendo que tenías prohibido verlo, eso es lo que haces siempre correr a sus brazos cada que te lo pide! —asevera dándome la espalda— Tienes veinte minutos para irte o las rejas de una prisión será lo que veras en los próximos años.
Obedezco saliendo con los pocos fragmentos que me quedan, evitando no morir con la sensación de ahogo que me toma.
Stefan viene para la oficina y le indico que se devuelva.
—Ángel ¿Qué pasó?
—Ayúdame a empacar, tenemos que irnos —sollozo y se viene conmigo.
Llamo a Alex, pero no me contesta, toco la primera planta y Patrick se apresura a mi sitio sorprendiéndose con mi estado.
—Por esto lo callo —la voz me sale en pequeños jadeos — Porque mis hijos no merecen un monstruo como padre que echa a la única persona que hizo de todo por salvarle la reputación, que prefirió su bando, aunque casi me costara la vida y ¿Como termine? ¡Vuelta mierda como siempre!
Stefan me lleva, ando con la cabeza gacha caminando rápido el que me vean destruida es algo que no me voy a permitir.
Entramos a mi alcoba recogiendo las pocas cosas que tengo, el afán no me deja pensar sus órdenes siempre son literales y no me veo embarazada en una fría celda. Me pego el inhalador recargando un 4% de energía.
Alex sigue sin contestarme
—Anda... lo que... queda... no importa.
Abro la puerta e inmediatamente me devuelven con el puño que impacta en mi boca, me toma desprevenida y una patada en las costillas me manda al suelo.
—¡Caíste del trono carroñera! —Stefan se mete cuando Liz intenta patearme otra vez.
—¡No la toques! —la aleja y en lo único que pienso es en el golpe que me acaba de propinar me ha dejado sin aire.
«No los toco, no los toco» Fue en las costillas, pierdo el equilibrio, las lágrimas no me dejan ver y ella forcejea con Stefan mientras abrazo la mochila poniéndome de pie.
—¡Rachel vete! —forcejea en los brazos del soldado.
«No puedo» El pánico me cierra las vías respiratorias, se le suelta a Stefan empujándome otra vez, pero no me importa yo solo quiero salir de aquí.
—¡Basura, basura!
Vocifera mientras corro a la escalera, pero no la alcanzo pierdo la vista y lo único que sigue a continuación es el impacto del golpe contra el piso.
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Christopher.
La silla de madera se vuelve pedazos contra la pared.
—¡Se te dicen las cosas y pasas todo por alto! —me reclama Gema— ¡Tan macho que te crees y te han cogido los huevos de frente!
La cabeza me palpita taladrandome la sien, algo me sube y me baja a lo largo de la laringe, estoy demasiado conmocionado para quedarme aquí «Terminaré cometiendo una locura»
Salgo con Gema pegada a la espalda cuando me apresuro al estacionamiento, pero Patrick se me atraviesa en la entrada.
—¿La escuchaste? —reclama— ¡¿Dejaste que te explicara las cosas?!
—¡¿Porque voy a perder mi tiempo con esa mentirosa?! —contesto furioso— ¡No vale un puto minuto de mi vida!
El mero hecho de imaginármela a solas con Antoni me enciende el instinto asesino.
—¡Tienes que oírla! —me sigue— ¡No puedes juzgar sin oírla antes!
—¡Oh Patrick, no jodas ahora y devuélvete que ahora no es momento! —sentencia Gema y Patrick no se va.
Trato de subirme a la camioneta, pero Patrick me lo impide volviéndose atravesar. Los escoltas intentan apartar a Patrick y Gema se opone pidiendo que lo dejen en paz.
—¡Ve y búscala antes de que sea tarde! —insiste acabando con mi paciencia— ¡Óyela, maldita sea!
—Nos traiciono pedazo de imbécil —lo encuello— ¡¿Para qué mierda la voy a escuchar si hasta con Antoni se revuelca?!
Le rompo la nariz y me empuja devolviendo el puño.
—¡Aquí la única basura que no vale un peso eres tú maldito analfabeta que no sabe querer!
—¡Basta! —se atraviesa Gema— ¿Van a dañar la amistad por quien no vale la pena?
—Acabas de dejar ir lo único bueno que te ha pasado en la vida —me señala Patrick y los celos me carcomen de tal manera que empujo a Gema volviéndolo a encuellar.
—¡¿Que tanto la defiendes?! —inquiero— ¡¿También se acostó contigo?!
—¡Soy incapaz de tocar a la madre de tus hijos!
La oración cala por mis poros ardiendo en mis oídos, espasmos azotan mis huesos mientras Patrick descuelga los brazos esperando el golpe.
—¡Esa que acabas de tratar como una vil ramera es la madre de tus bebés y no es justo Christopher que en su estado la trates así! —confiesa con los ojos llorosos— Tu legado yacen dentro de ella, dos corazones laten en su vientre y esos seres vienen de ti ¿Cómo no valoras eso?
No puedo asimilar tantas cosas al tiempo.
—Uno.
—Dos.
Pesadillas, sangre, impactos que me vuelven añicos derribándome en el piso. El bajón de adrenalina deja mi estómago en el piso.
«Que reverenda mierda» Mentiras y mentiras tomándome como un pelele, un embarazo,
—Uno.
—Dos.
¿Eso era? «¡Un jodido embarazo en medio de todo esto!»
—No vas a caer en las mismas mentiras —habla Gema— Se vio con Antoni, con Nate, se la pasa con Stefan es obvio que no son tuyos...
Se posa frente a mí centrando mi rostro cuando tomo distancia.
—No caigas, ya viviste esto, se embarazó quien sabe de quién y ahora quiere sacar provecho.
Me peino el cabello con las manos, la ira late en cada neurona, en cada célula, en cada músculo.
«—Que anticonceptivo usas.
—La inyección trimestral»
«Maldita» Me devuelvo corriendo arriba.
—¡Christopher! —me grita Gema.
No está en su oficina de pila y me apresuro a los dormitorios, su puerta está abierta hay una caja tirada y sangre en el piso.
Vuelvo a bajar con las voces haciendo eco en la cabeza, llego en segundos y empujo con fuerza las puertas dobles del hospital adentrándome en el sitio.
Me valen las restricciones, no la veo en ningún lado, pero a Stefan si y se pone a la defensiva cuando me ve.
—Ya nos vamos, no es necesario que venga a sacarnos.
—¿Dónde está esa insensata mentirosa? —me vibra la voz mientras mi mano sujeta su cuello.
En vez de venas creo que tengo raíces pesadas cubiertas de odio, Rachel ha pasado limites, líneas y barreras porque las mentiras y las consecuencias de esto no se las voy a perdonar nunca.
Su irresponsabilidad no tiene nombre ni justificación.
—¡¿Dónde está?!
Mira la puerta que tenemos enfrente y lo suelto entrando al consultorio atrayendo la atención del médico, el miedo se apodera de ella sentándola en la camilla dejando que se le caiga la máscara de oxígeno.
Tiene el abdomen descubierto y busca la manera de taparse con la sabana.
—Salga —le pido al doctor que no sabe que hacer— ¡Que salga ¿No me oye?!
Sale y arraso con la charola que sostiene gasas y material quirúrgico.
—¿Qué otra sorpresa me tienes? —se estremece con el agarre de mi mano sobre su mandíbula— ¿Cuándo me lo ibas a decir? ¿Cuándo murieras desangrada a causa de tus secretos de mierda?
Manotea y ejerzo más fuerza.
—¡Con mi jodida vida hago lo que me plazca! —replica.
—Te lo pregunte en la isla y me aseguraste que no había problema —reprocho.
—Pero, pasó y no tengo la culpa —quita mi mano— ¡Y si no te lo digo es porque no me interesa que mis hijos tengan una bestia como padre!
Me hace reír.
—Cuánta razón, has estrenado el cerebro y si te queda duda, te lo aseguro y reitero —digo— Si, estas preñada de un animal y lo que viene en camino no es nada bueno ¿Sabes? ¡A la mierda tus planes llenos de paz y armonía porque ahora si lo jodiste!
Las lágrimas bajan por sus mejillas y la perilla se mueve dándole paso al ministro, sostiene una bolsa con fruta y noto la chaqueta de su traje en el único sofá que hay.
«Vaya cosa»
—¿Cuál es el escándalo? —pregunta tranquilo.
Las cosas empiezan a tomar sentido, un secreto a voces donde el único pendejo soy yo, tomo distancia dejando que pase por mi lado.
—¿Estas bien? —le pregunta.
—Luego preguntas porque te detesto tanto —confieso cuando posa las manos en el vientre de ella.
— Rachel está bajo mi responsabilidad y de la FEMF no la vas a sacar.
Abro la boca para hablar, pero no me permite soltar una sola palabra.
—Puedes ser el coronel y tener Londres, sin embargo, la mayor autoridad sigo siendo yo y por ello impongo y demando que todo va a seguir tal cual.
Busca la manera de encararme.
—¡Te falta mucho para ser como yo, Christopher Morgan y mientras me alcanzas callas, respetas y obedeces! —dispone queriendo que baje la mirada, pero no lo hago— Has llegado al punto donde vives para destruir y no voy a permitir que dañes a mis nietos, así que dime ya mismo si vas hacer parte de esto, disculpándote, queriéndola y dándole lo que se merece.
Me saca una sonrisa cargada de ironía.
—Dime quien es más iluso ¿Tú o ella? —averiguo— ¿Qué creen que saldrá de esto? ¿Querubines? ¿Hadas cubiertas de brillo?
Ella hace un esfuerzo por no quebrarse y Alex sacude la cabeza decepcionado.
—Felicidades Rachel —la aplaudo— Parirás dos monstruos más, espero que tengas oraciones listas, salmos abiertos que yo por mi parte te deseo mucha, pero mucha suerte en lo que está por venir.
Recalco lo último desencadenando las lágrimas, sin embargo, no me da ningún tipo de lastima. Tengo un hoyo negro en vez de caja torácica.
«Sus hijos» Rio para mis adentros abandonando solo la central.
Sus planes me causan gracia ya que solo ella cree que yo voy por la vida con una venda en los ojos, años y sigue pensando que conmigo se puede andar por los lados.
Llego al pent-house me deshago de la ropa frente al espejo, mis pupilas han perpetuado los acontecimientos de las pesadillas, mis oídos tienen el eco grabado y mi piel ha retratado todo como se debe.
Paso las mano por los tatuajes, marcas que representan medallas personales.
Un lobo: Esplendor y coraje. La pesadilla de vivir bajo las imposiciones de un apellido la cual fue superada labrando mis propias reglas demostrando que soy un líder innato desde que nací.
Los jeroglíficos: Conquistas, poder y jerarquía.
El que estaba destinado acabar en la cárcel termino siendo más grande que muchos.
Figuras prehispánicas la cuales son una representación de los demonios que quisieron acecharme y termine absorbiendo.
El cuervo: El símbolo de la mafia que más quiero destruir.
El dragón: ¿No son los que encienden el mundo? Yo quemo todo cada que quieren reprimirme.
Y el ultimo... Me vendo las manos... El ultimo no pudo quedar más perfecto
Tomo una botella del mini bar antes de entrar al gimnasio descalzo y sin camisa, me empino el licor y desaforo todo en el saco de boxeo
«Imparable» Eso es lo que soy y nadie me va a detener, los puños vendados golpean acoplándose con las voces de mi cabeza.
—Uno.
—Dos.
Tensan el órgano que late en mi pecho el cual convierte todo en impulsos que terminan en puños y patadas, el sudor me lava la frente y mermo la sed bebiendo botella tras botellas.
—Uno.
—Dos.
Mis heridas dejan cicatrices para siempre, que otros pendejos se apoderen del corazón, yo no... Yo siempre voy por el alma y por el razonamiento.
Sigo y sigo hasta que anochece, sin comida sin descansar, solo lleno de alcohol y sudor.
Gema aparece bajo el umbral con los ojos hinchados.
—Aún me cuesta creer los alcances malévolos de esa mujer —dice— Es él mal reencarnado.
—Coincido —apoyo la frente en la lona.
—¿Qué va a pasar? —pregunta asustada—Alex mando a cazar a Liz a lo maldita sea y ¿Por qué? Ella no tiene la culpa...
—¿Qué va a pasar de qué? —ignoro la segunda pregunta— Se viene lo inevitable, eso es lo que va a pasar.
Me mira dudosa soltando un sonoro suspiro.
—Pero Liz...
—Vete a dormir, el día de mañana será largo —ordeno.
Termino en la cama mirando el techo, su fragancia está en mis sabanas tanto como en mi piel. Avivo las llamas del purgatorio derrumbando los cimientos que la sostenían arriba y no en el verdadero infierno.
El esperado día llega con un sol radiante, mi ira consumió todo atisbo de resaca y con la mayor tranquilidad, me baño, afeito y escojo el mejor de los trajes.
Abrocho los gemelos frente al cristal que acoge mi reflejo.
—Consigue otra cama y compra nuevas sabanas —le ordeno a la empleada— Desecha todo lo que haya tocado ese lecho.
—Si señor.
—¿Renacerás de las cenizas? —pregunta Gema en la puerta.
Por mucho que intente darse luz con maquillaje no puede, los ojos hinchados demuestran lo mucho que lloró.
—No se renace cuando se es el incendio que te deja en ruinas —contesto.
Luce una falda ceñida con la camisa encajada.
—Doy por entendido que la cama es porque quieres empezar de cero ¿O me equivoco?
—No, no te equivocas.
Acabo dejando que me siga a la salida, Marie también ira, pero no como la nana que da ánimo, esta seria conmigo y con Gema ni se diga.
—No sé en que falle —solloza en la camioneta— Me esmere porque fueras una persona de bien, me acopie de todo queriendo alejar las aguas turbias que vienen con tu apellido.
—Mamá ya está, seguimos siendo tus hijos los que fallamos fuimos nosotros al no escucharte cuando pediste que la sacáramos de nuestras vidas —contesta Gema— Suplico tu perdón por eso, sin embargo, te pido que acojas el lema de "Los Morgan nunca se dan la espalda"
El comando me da la bienvenida, las banderas ondean en el aire y mi camioneta se estaciona al mismo tiempo que la de Alex. Las puertas se abren, Sara baja primero seguida de Rachel que trae un vestido azul el cual hace contraste con sus ojos, el moño alto no le deja suelta una sola hebra de cabello.
Ambas mujeres se pegan al brazo del ministro y Stefan los sigue a pocos pasos acompañado de Rob, Dalton e Iván.
El escenario está preparado,la enorme tarima alberga la mesa de cada candidato, Kazuki trajo a su esposa, Leonel se mantiene con su equipo y al frente están cientos de camarógrafos transmitiendo en vivo y tomando fotos.
El concejo, la elite de cada candidato, presidentes personajes ilustres de las ramas judiciales ocupan las sillas principales. El proceder de Alex es asunto de todo el mundo al igual que saber con quién va a gobernar cada candidato.
Los francotiradores vigilan con fusil en mano y Patrick ni me determina.
Cristal acomoda a cada quien en su puesto las medidas de seguridad son extremas después de lo que paso con Gema.
Tengo tantas cosas en la mente, mil formas de proceder, cientos de cosas por planear, todo en la tarde porque ahora, debo tomar la verdadera ventaja anunciando quién será mi prometida.
«La cara humana de quien promete dictadura»
Olimpia, Sara, Marie, Gema, Cristal y Rachel se mantienen en la mesa mientras Alex da inicio dando a conocer las medidas que se determinaron.
—En cuatro semanas iremos a las urnas —informa— Hoy cada candidato nos mostrará a quien tendrá como consejero o viceministro, resaltara la labor de quien será su compañera y próxima dama en dado caso de llegar a ganar y nos recordarán porque son la mejor opción.
Se aleja del atril y Kazuki es quien sube a dar su discurso.
—Confiarme el voto es darle una oportunidad a la paz ya que quien conoce mis raíces sabe que hemos servido con nobleza durante más de cien años, perdiendo seres queridos en la batalla —comienza pasándose el pañuelo por los ojos— Mi esposa y yo hemos perdido a nuestra hija.
La mujer sube al atril con él.
—Pero en vez de retirarnos, seguimos aquí honrando su memoria para que su muerte no sea en vano, para quienes no conocen a mi compañera de lucha, les presento a Heek Sook antropóloga comprometida en lograr un sistema judicial justo para todos —continua— Como consejero y viceministro tendré al capitán Federico McGowan soldado destacado por su entrega, compromiso y rectitud.
Lo aplauden mientras posa para las cámaras con su esposa y viceministro. De reojo noto como Gema se mira con Rachel.
—Mi hipocresía no llega tan lejos —me murmura Gema— Admiraba la que llego, pero ahora...
Sigue Leonel, de su esposa no hay atisbo por ningún lado.
—Mientras yo enfrento una batalla contra la tiranía y la corrupción mi esposa lucha una guerra con una enfermedad degenerativa la cual la acaba poco a poco. No esta, aquí, pero me está viendo y frente a todos me atrevo a decirle que si ganamos serás la primera dama más fuerte de la historia —el discurso mueve corazones— No ha sido fácil, esta campaña ha roto las ilusiones de muchos. Hemos perdido hijos y familiares, sin embargo, seguimos de pie.
Alarga el discurso hablando de la importancia de valorar las cosas, vuelve a recalcar la lucha de su esposa y en el proceso saca las lágrimas de varios.
—Leonel es tu oposición —me dice Cristal— El discurso es arrollador, no te dejes intimidar este tipo de momentos son cruciales para ganarse a la gente.
—Mi bella guerrera será mi primera dama —concluye— Y como viceministro tendré al general Declan Glass, miembro de la elite y defensor número uno de los derechos LGBT, impulsador de campañas sobre aceptación y no más abuso en contra de nuestras camaradas.
Se abrazan dándole paso a las fotos mientras que los aplausos son altos y sonoros.
Sigo yo y me pongo en pie acomodando las solapas del traje, las fotos no cesan y desde mi punto reconozco a Parker, Bratt, Luisa, Simón, Angela, Joset y todos los de la elite.
—No tengo mucho que decir, mis actos han hablado por mi demostrando que con idioteces y discursos baratos no lograre más que promesas vacías, siendo benevolente no he logrado una mierda y estoy aquí por mis méritos. Méritos que conseguí siendo fiel a mi modo de pensar —empiezo— No me interesa si soy o no el malo, ya está demostrado que estamos rodeados de hipócritas carroñeros y mi lema es acaba tú antes de que acaben contigo.
Le doy un sorbo al vaso de agua que me pusieron mientras Gema y Rachel se acomodan a pocos pasos.
—Sin embargo, coincido en un solo término con ustedes y es en que me falta una sola cosa para consolidar el mejor ejercito y ese factor es el lado humano que tendrá a las tropas con los pies en la tierra. El lado humano que los motivara a volver cada que estén en batalla —declaro— De eso sé poco porque he caminado solo a lo largo de mi vida y hoy le pongo punto final a eso anunciando mi compromiso, ante todos.
Todos se mantienen expectante, llevan meses esperando esto.
—Contraeré nupcias con una mujer admirada por todos quien ha caminado a mi lado en los meses que llevo en esto —alzo el mentón haciéndole frente a todo— Me enorgullece anunciar a la teniente Rachel James como mi prometida y futura esposa.
Anuncio descolgando la mandíbula de todos, la conmoción es inminente mientras los murmullos se van elevando desfigurando la cara de los presentes.
—Ella y nuestra relación sobrevivió al HACOC, la mafia y sobrevivirá a todo lo que está por venir porque confieso desde ya; Que una cosa es querer matar a un ser vulnerable y otra querer matar a Rachel James —declaro— En el segundo caso se piensa hasta cinco veces.
Me vuelvo hacia ella que está a pocos pasos sin mover un musculo, extiendo la mano en medio de las luces de las cámaras «No va a flaquear» Respira rápido, si me voy a la mierda yo, se va ella también, lo sabe y por ello sujeta mi mano dejando que la traiga conmigo.
Hay murmullos, preguntas, asombro mientras saco el collar que cargo en el bolsillo poniéndola de espaldas para colocárselo. Nadie asimila lo que está pasando y me da igual, yo ya estoy obteniendo lo que quiero.
Tiembla nerviosa y entrelazo mis dedos con los suyos haciéndole frente a las cámaras.
—Rachel James mi mujer, prometida y primera dama —anuncio para que lo sepa todo el maldito mundo— Gema Lancaster mi consejera y viceministra.
Gema es cautelosa sonriendo con lágrimas en los ojos mientras nos aplauden, mi mano pasa a la cintura de Rachel pegándola a mí mientras apoyo la otra en la espalda de Gema. Poso aquí y allá dejando que las preguntas vuelen, la prensa esta eufórica, Rachel esta que se desmaya y me atrevo a pasear la nariz por su cuello.
—¿Que te hace creer que mis hijos serán unos bastardos? —susurro besándole la mejilla— Míos ellos y tú, ahora y para siempre.
Busco su boca apoderándome de sus labios, confirmando lo que acabe de anunciar, nuestros labios son imanes y mi lengua domina la suya con un beso cargado de dominio.
Payasos los que creen que me dejare quitar lo que por derecho me pertenece.
Ella quiere buscar redención y eso es algo que ni tendrá ni le voy a permitir porque los ángeles no crían demonios, lo que viene es igual o peor que yo y nadie va a modificar la genética que le corre a los Morgan por las venas.
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¡Un aplauso para las que llegaron al final, jajajaja!
Gracias chicas, a ustedes y a las que llenan mi buzón de mensajes manifestando lo mucho que aman la novela.
Gracias aquellas que nos dieron su voto el cual impulso esta tardía maratón.
Me siento tan orgullosa de todo lo que se está dando, de Lascivia y Lujuria se está hablando en muchas partes y me alegra que nos hayan mencionado en uno de los blogs más reconocidos.
¡En hora buena!
Feliz cumpleaños a:
@wladireyes, Lupita, Susana @lubre2609, Camila Jessy, Celeste, Zeydy, Beth, Andrea, Karina, Daniela, Kary, Daniela Hernandez, Zharyck, Valentina, Melissa, Janedith, Viviana, Thalia, Angelys, Gisella, Angie, Stefany. Andrea.
A todas mis bellas lujuriosas que han cumplido, ¡Feliz día!
Nos vemos mañana.
Besitos.
Eva.
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