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CAPITULO 74

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MM.

Rachel.

Recuesto la espalda en la columna de concreto mirando al hombre que yace frente a mí «Wolfgang» Esa hiena sabía todo lo que iba a pasar porque él, Ilenko y Philippe tienen todo calculado y lo del evento no fue más que una distracción.

Explotan la bomba de estiércol para que todo el mundo pierda la atención en distintas direcciones.

Los tres candidatos fueron atacados el mismo día, uno se hizo un auto atentado y la pregunta es cuál de los dos ¿Leonel o Kazuki? Ya no confió ni en mi sombra.

Las personas de negro se pasean a lo largo del espacio dándole las condolencias al coronel. Estamos en la sala que se presta después del sepelio, Sara se llevó a Alex a la mansión y por protocolo Christopher se quedó recibiendo las condolencias junto a Gema y Marie.

—Ángel —me habla Stefan— Recuerda quién eres ¡Venga! Dejarse consumir por la ira no es bueno.

Echo andar ignorando los consejos, sin afanes, sin prisa camino en línea recta llegando al puesto de Wolfgang. Se inclina el trago que tiene en la mano y tomo asiento a su lado mientras mantiene la vista al frente como si no existiera.

—¿Vienes a suplicar piedad? —susurra y río con disimulo— Esa sonrisa no dudara mucho Rachel James.

—Amenaza, ese ya es mi segundo nombre, Wolfgang —contesto— Desde años atrás, han sido amenaza tras amenaza y con cada una voy mermando el miedo.

Me acerco más.

—No eres nadie, por mucho la puta de un mafioso —dice despacio.

—Pues por joder a la puta que no es nadie terminó muerto el gran amor de tu vida —increpo enderezándolo en el puesto— ¿Cuántos tiros le enterraron, Wolfgang?

Aprieta el vaso hasta que se le marcan las venas de la mano.

—Tú crees que tus estúpidas estrategias me van hacer flaquear después de haber pasado por tanto y no es así —le suelto — Lo único que has hecho es firmar un pacto de muerte porque cuando surja el momento la primera cabeza que voy pediré será la tuya... Oh bueno, pueda que me aburra y lo haga yo misma.

Me levanto con sus pasos siguiéndome de cerca, me encamino al pasillo desolado que lleva a los baños y su agarre me pone contra la pared gruñéndome en la cara.

—Lo reconoces, puta —reclama— Reconoces haber matado a una mujer embarazada...

—Si. Ella jugó con fuego, se quemó y me da igual si te dolió o no porque a mí me alegró el mes —le aparto las manos— Lo único que me pesa es que no le arrancaran los ojos.

Lo acorralo obligándolo a retroceder.

— Los mismos ojos que me vieron suplicar en el piso clamando piedad, los mismos ojos que vieron y dejaron a Angela abandonada y todo, ¿Por qué? —inquiero— Porque nunca supero el que Bratt la viera como la sombra del amor que nos tuvimos...

Lo encuello.

—A mí nadie me va amedrentar porque ahora más que nunca soy consciente de las armas que me cargo...

—Ella estaba arrepentida.

—¿Y qué? Su puto arrepentimiento no iba a componer todo el daño que me hizo...

—¿Es en serio Rachel? —Gema aparece apoyando la mano en la pared.

Tomo distancia llenándome de aire y paciencia.

—¿Eres la culpable de la muerte de Meredith? —insiste Gema.

—No lo sé —me hago la estúpida— Creo que por accidente llame a la mafia rusa para que le diera su merecido por perra y por traicionera... Siendote sincera no me acuerdo con tanta droga se cometen disparates.

Avanzo al baño dejándola con el rubio. No me siento bien, tengo demasiadas cosas represadas; El luto, las pruebas, asuntos internos, la boda... Abro el grifo refrescándome la cara, parece que tuviera un conteo regresivo programado.

Me acomodo el uniforme en el espejo de cuerpo completo y el reflejo de Gema se cierne sobre mí.

—Lárgate —espeto.

—Ella fue una víctima más... No justifico lo que hizo, pero Bratt era más culpable que ella.

—¿Y tú qué sabes? —espeto— Tu que vienes a defender si no estabas ahí, no te violaron, no te sometieron y no te arruinaron...

—Fue feo, traumático o como lo quieras llamar, pero tenías que entender que Angela ya era una puta y tú ya habías sido una adicta. Ella nunca había sido mamá y nunca había sido engañada —me suelta— Ya ustedes habían pasado por eso, ya lo habías vivido y el que tuviera un hijo en el vientre te daba motivos para perdonar, Rachel...

No me creo lo que acaba de decir.

—En tu vida vuelvas a usar esa palabra conmigo —le advierto— No vuelvas a poner el término "Adicta" En una oración que vaya dirigida a mí.

—Es algo que está en tu vida.

—Estaba —la corrijo— Estaba y lárgate antes de que esto termine mal.

—El maldito problema es que nunca asimilas las cosas, les das vueltas, evades el problema y eres valiente para muchas cosas, pero no para asimilar la situación actual —empieza— No asimilas que con o sin Meredith corrías el riesgo de recaer. Si no era a la fuerza seria por una de tus tantas decepciones amorosas.

Apoyo las manos en el lavado rogando que se calle.

—¿Crees que no me doy cuenta de las cosas? —sigue— El coqueteo, las miradas e insinuaciones discretas, sigues enamorada de él y no notas que él tiene otros horizontes, otro rumbo. Rumbo en el que insistes estar sin darte cuenta que solo te tiene lastima.

La rabia me enciende la sangre.

—Vives de problema en problema, te le pasas ofreciendo como perra en celo y cada que eso pasa de seguro accede porque teme a que...

Se calla cuando la encuello y rodea mi muñeca respondiendo con la misma fiereza.

—¡Abre los ojos maldita estúpida! —advierto.

—¡Ábrelos tú y date cuenta que mientras te revolcabas en tu mierda se acostaba conmigo!

La suelto dando un paso atrás, el pecho se me contrae y lo único que anhelo es una bala de oxígeno. Le doy la espalda para irme, pero...

—Ya deja de ser la puta, la otra...

Coacciono cuando la ira me enceguece, advierte mi ataque empujándome tratando de huir, pero mi arranque la trae de vuelta tomándola de la nuca, me entierra las uñas en las manos tratando de darse la vuelta, pero la llevo contra el espejo estrellándole la cara contra el vidrio de la pared. Me lanza un codazo que me deja sin aire y en vez de detenerme la sujeto con más fuerza estrellándola una y otra vez.

Uno, dos tres, cuatro, cinco estrellones que quiebran el vidrio salpicándome de sangre el uniforme.

Me toman por detrás, la suelto dejando que caiga inconsciente en el piso y la ira es tanta que la pateo varias veces batallando con los brazos que me sujetan.

—¡Déjalo estar! —me ponen contra el lavado sacudiéndome los hombros— ¡¿Qué quieres? ¿Qué te echen por matar en el comando?!

Reparo los ojos grises que me miran con ira y no me contengo, alzo la mano volteándole el rostro con un bofetón.

—¡Te pregunte! —lo encaro— Dos veces y me dijiste que no...

Las lágrimas se me acumulan en los ojos, no puedo creer que sea capaz de engañarme así sabiendo todo lo que paso, todo lo que sufrí...

—¡Cálmate! —exige.

— ¡Volvimos a lo de años atrás donde te acostabas con Angela y luego te acostabas conmigo, maldito hijo de puta!

Trato de huir y me toma del brazo acorralándome contra el borde.

—¡Siempre, siempre haces lo mismo! —le reclamo— ¡Siempre me pateas cada que intento levantarme!

—¿Cuándo te he mentido? —inquiere— ¡¿Cuándo no he tenido los cojones de admitir las cosas?!

—¡Mentiras y más mentiras! —lo vuelvo a empujar— ¡Ya no soporto esta relación de mierda contigo, este estúpido circulo toxico donde no hago más que salir herida! ¡Ya ni sé que es lo que siento por ti y hasta presiento que todo el amor que te profesaba se está convirtiendo en odio!

Me abro paso por un lado con las manos temblorosas tengo la ropa salpicada de sangre y el ataque de ira me tiene aturdida, no sé ni a donde voy, tropiezo con varias personas y mi mente empieza a sopesar que tal vez mate a esa cucaracha.

—Teniente, ¿se siente bien?

Choco con el torso de alguien cuando bajo las escaleras de la salida. Me miro las manos manchadas de sangre tratando de explicar esto.

—¿Teniente? —es Derek.

Los periodistas se acercan y vienen directo a mi puesto.

—Tu chaqueta —le susurro — Dame tu chaqueta.

No duda en quitársela y me la pongo por encima abriéndome paso entre los periodistas.

—No se siente bien —me disculpa el chico viniéndose detrás de mí.

Alcanzo la torre de los dormitorios, subo rápido y por más que busco los nervios no me dejan encontrar las llaves.

—Déjeme —Derek me ayuda abrir la puerta.

Es una sensación horrible, como si me estuvieran comprimiendo, arrancando el pecho capa por capa.

—¿Necesita ayuda? —insiste Derek — ¿Quiere que llame a alguien?

Me quito la chaqueta, los zapatos y corro a lavarme las manos.

—Oiga, oiga, cálmese o le va dar algo —me detiene el chico.

Camino de aquí para allá y no es culpa, es la preocupación de que no me pese. Stefan abre la puerta preocupado.

—Puedes irte —le digo a Derek que sale sin poner problema.

Alex me va a matar, mi ascenso está en riesgo con esto. Corro a lavarme las manos, me cambio rápido y busco la salida.

—¿Qué carajos pasa? —me pregunta Stefan...

—Nada, solo no me molestes.

Me voy y abordo la moto de vuelta a la ciudad, no hay llamadas ni noticias lo que quiere decir que está viva, porque de lo contrario ya tendría un montón de gente sobre mí.

High Garden me recibe, estaciono y bajo reuniéndome con la otra parte de la guardia. Me dan las últimas novedades y hablo con Dalton por el auricular quien viene de vuelta a la ciudad con Gema, Marie y el coronel.

—Hazte cargo—le ordeno — Me quedare aquí hasta nueva orden.

—Si mi teniente.

Subo al despacho de Alex con el fin de darle punto final a lo que tenía pactado desde un principio, pero no me recibe.

—No quiere visitas de nadie —indica la empleada.

Apoyo la frente en la pared, demasiadas emociones en un día. Tengo un enorme cumulo de tristeza mezclada con decepción, pero no me quiero afligir, comprimir ni encogerme. Yo ya no tengo espacio para eso. Sara sube las escaleras con la ropa de luto todavía.

—¿Como estas? —pregunta devolviendo la conmoción.

Quiero decir que bien, pero no es así lo de mi médico sigue presente, la sensación de vació y el ardor en la nariz al igual que los golpe causados por las estupideces del coronel.

Posa la mano en mi rostro logrando que por un momento sienta que estoy hablando con mi madre.

—¿Eres así porque quieres o porque crees que soy un pase directo a tu hijo?

Baja la mano.

—Con Christopher ya no hay nada, si quiere perdonarme bien y si no... —alza los hombros — Yo ya hice todo lo que estaba en mis manos y si soy así contigo es porque me agradas. Yo también estuve lejos de mi familia en Londres.

Se recuesta en la pared.

—Yo también levante mi carrera sola y no soy como tú, pero también gane reconocimiento en un terreno predominado por hombres.

No veo hipocresía en sus ojos.

— ¿Te acuerdas cuando me dijiste que si necesitaba una madre solo tenía que decirte?

Asiente.

—Creo que la necesito ahora.

Sonríe logrando que los ojos castaños le brillen.

—Claro que si —me abraza.

Saco todo en sus brazos, la aprieto con tanta fuerza que por un momento siento que en verdad estoy en los brazos de Luciana que también tiene la costumbre de pasarme las manos por el cabello como lo está haciendo ella ahora.

—¿Volvió a romperte el corazón? —pregunta.

Asiento.

—No importa, somos fuertes y siempre logramos pegarlo.

Vuelvo apretarla.

—Cho me estaba ayudando a recoger las pertenencias de Reece, no quiero que Alex las vea y se haga más daño.

Entramos a la alcoba, Cho está doblando todo en una maleta y se limpia la cara antes de saludarme, siento que esto nos afecta a todas, de una forma u otra conocimos su mejor versión.

Sara manda a traer té y tomo asiento en la cama negándome a creer que en verdad Reece ya no está.

Un día estas riendo con los que quieres y otro, estas lamentando la idea de que se fueron para siempre. La chaqueta que vestía la noche que nos vimos yace junto a la almohada. Paso las manos palmando la tela, me atrevo a levantarla y olerla recordando el momento. La sonrisa brillante, los comentarios coquetos.

"Hace días me puse a pensar y no sé porque llegue a la conclusión de que si tuviera una hija me hubiese encantado que fuera como tú" Duele cada que respiro.

La agenda sigue en su sitio, la abro y los sobre están tal cual. Esto más que mío es de Alex, así que saco mi sobre y el de Cho y vuelvo a dejar todo en su lugar.

—La chaqueta tenía un sobre para ti —le digo a la coreana.

—¿Para mí? —lo recibe pasando las manos por la caligrafía—Siempre dando sorpresas...

—¿Tu y él? —pregunta Sara— Eran...

—Oh no... Éramos muy buenos amigos, mi familia lo adora lo conocimos cuando se enamoró de mi madre.

—¿De tu madre?

—Si, ella tenía 43 y el 25, mamá murió de una enfermedad terminal y él le saco sonrisas hasta el último día —se le empañan los ojos — Como también me las saco a mí.

Se sienta a contar el relato y pongo atención sin perderme detalles, se alarga tanto que nos lleva a la cocina, Cho relata, Sara cocina y yo escucho. Alex no baja, Sara le sube una bandeja con comida que la empleada vuelve a bajar tal cual se subió.

La madrugada llega, Sara ordena que me organicen una alcoba para que duerma, pero prefiero quedarme con los escoltas haciendo mi trabajo. Reestructurando gente, mandando a traer a los mejores para que los dos únicos Morgan tengan el mejor respaldo.

Stefan me informa que Naomi sigue en la misma tónica, Laurens volvió a pedirle que la dejara quedar, sin embargo, me mantengo firme en mi punto. No puedo fiarme de nadie por mucho que quiera a Maggie debo cerrar las puertas de mi casa.

Pasan dos días y no tengo ningún tipo de contacto con él coronel. A las 24 horas empecé a extrañarlo y a las 48 me abarcó el desespero, Dalton me mantiene informada de todo y trabajo desde la mansión insistiéndole a Alex que me regale un minuto de su tiempo, pero él no quiere hablar con nadie a duras penas contesta las llamadas urgentes.

No abre la puerta y solo sale ebrio en la madrugada, los días grises amenazan con volverse oscuros, pero no me lo permito primeramente porque sería una decepción para Reece y Christopher no se merece mis lágrimas. No merece que vuelva a pasar por lo que viví tres años atrás.

No después de revolcarse con otra mientras yo lo pensaba con ilusión en la isla, no después de buscar la forma de enterrarse hasta lo más hondo para luego rasgarme de adentro hacia afuera. Cada que me lo imagino sobre ella me dan ganas de vomitar, saber que lo toco, beso...

Paolo está trabajando en lo mío, Luisa con Naomi, las encuestas tienen a Kazuki de segundo y está a nada de sobrepasar a Christopher, los tres candidatos se llevan una diferencia mínima, Gema no ha dado la cara y quien está a la cabeza de la campaña es Cristal y el coronel.

Cristal dijo en rueda de prensa que las acusaciones eran falsas y por ello hasta que no se demuestre la fiabilidad de los documentos no se puede proceder y por ello mis compañeros están a la expectativa. Tienen la conciencia tranquila, pero al igual les molesta que les estén ensuciando el nombre.

Cho sigue en Londres y ya que Reece no está personalmente se encargó de buscarme un nuevo médico en el hospital militar el cual tomara mi caso. Alex se niega hablar e insiste en que no quiere que nadie se acerque.

—Hoy es mi noche libre —le informo a Rob el segundo al mando en la guardia de Alex — Todo está estructurado, el coronel estará en el penthouse ya que mañana viaja a Toronto y Alex no va a salir de la mansión según me dijo Sara.

No voy a ir a Toronto, Dalton hace un muy buen trabajo, va con la guardia reforzada y debo quedarme haciendo trabajo investigativo.

—¿Qué harás? — me pregunta Cho? — ¿Reponer todas las horas que llevas sin dormir? Te la pasas trabajando día y noche.

No me voy a hundir en la miseria como en años atrás. Encerrarme a lamentarme es algo patético en esta etapa de mi vida.

—Tengo una cita y quiero bailar toda la noche.

Nate no dudo en responder el mensaje que le envía ayer y por ello será mi distracción esta noche.

—Que te vaya bien —se despide Cho dándome un abrazo — Recuerda beber con moderación todo es demasiado reciente como para darle rienda suelta a la locura.

Me voy a casa, hay muchas cosas que siguen atascadas, pero no quiero pensar en ellas. Lo único que quiero es embriagarme y pasarla bien, aunque sea por unas horas. No me apetece verme como a la estúpida que engañaron ni como la idiota que volvió a tropezar con la misma piedra.

Naomi esta encerrada y Stefan está trabajando en el sofá.

—Se me ha iluminado la tarde —me dice — ¿Cómo vas?

—Bien —dejo la chaqueta en el pechero — Poco a poco se va lidiando con la carga.

—Oye no quiero amargarte la tarde, pero llamaron de la penitenciaría... Antoni...

Alzo la mano para que se detenga.

—Sé que quiere verme, recibo más de tres llamadas al día, pero no me interesa.

Yo solo quiero que se solucione lo de casos internos y que Christopher llegue vivo al puesto para así obtener mi ascenso, ganando y sin la mafia encima puedo posicionarme en la oficina de la central.

Me voy a mi alcoba con el único objetivo de darle rienda suelta a mi plan. Tardo en la bañera, me consiento la piel, me arreglo las uñas y a las 7pm empiezo arreglarme. Según dice la prensa Gema no ha dado la cara desde que se cayó de las "Escaleras"

Lo peor es que si pudiera devolver el tiempo haría todo con las mismas ganas.

—¿Vas a cenar? —me pregunta Stefan.

—No, estoy falla de tiempo.

—Es raro que Lulu no venga ayudarte —comenta cuando me suelto el cabello — Es como la estilista personal de todas.

—Esta en el  DF visitando a sus familiares —contesto levantándome con la bata abierta.

Abro el armario y Stefan mira a otro lado haciéndose el tonto cuando suelto la bata quedándome en ropa interior. Tengo dos opciones de vestido dorado o plateado y me voy con la segunda opción.

—¿Ya no le parezco atractiva soldado chef? —cierro el vestido ceñido.

—No estoy ciego —contesta — Pero bueno, aprendí a valorar mi vida.

—Christopher y yo ya no somos nada —aclaro con una sonrisa — Nunca hemos sido una jodida mierda.

Nate me envía un mensaje avisando que ya llegó y paso las manos por el vestido montándome en los tacones altos. Stefan sigue en el umbral y me atrevo a rodearle el cuello con los brazos.

—¿Como me veo? —la necesidad de sexo está causando ansiedad— ¿Te gusta?

—Esta no es la forma de lidiar con los problemas, ni con el dolor.

—¿Que hago entonces? —pregunto— ¿Me quedo en la cama llorando? ¿O me siento en la chimenea a mirar el fuego mientras siento lastima de mí misma?

Le beso la comisura de la boca.

—Reconoce que esto es un mejor plan.

Tomo mi cartera y bajo el vestíbulo donde me espera mi cita, el rubio luce un traje negro sin corbata, peinado oliendo a perfume y comiéndome con los ojos.

—Sin palabras, sencillamente eso —dice cuando acorto el espacio.

Dejo que me bese los labios posando las manos en mi cintura y la necesidad me incita a pasarle las manos por la nuca profundizando el beso.

—La gatita sabe usar la lengua —susurra.

—No has visto ni sentido nada todavía —bajo las manos a su miembro — Hoy quiero de todo.

—Tu solo pide y tendrás.

En la acera nos espera un Ferrari rojo, Nate se apresura abrirme la puerta y apago el móvil antes de meterlo a la cartera, es mi noche libre y por ello tengo derecho a disfrutarla como me apetezca.

—No me gusta meterme en la vida de nadie —comenta Nate cuando vamos llegando— Christopher me advirtió que me mantuviera a metros, ¿Tienes algo con él?

—No. 

—¿Segura?

—¿Le tienes miedo? —inquiero— Los hombres cojonudos pierden atractivo e interés.

Se ríe.

—Si lo tienen no me importa, a mí me encanta jugar y no soy celoso, pero parece que el sí... Bueno con una sí y con otras no.

—Christopher es un imbécil.

Entra el estacionamiento y rodea el auto abriéndome la puerta. El club está en las últimas calles de Picadilly y son cinco pisos con gente haciendo fila para entrar, la fachada es una imitación de un teatro francés y el personal viste de esmoquin.

—Bienvenida a mi humilde morada.

Nate me ofrece el brazo saludando a uno que otro cliente presentándome como su compañía de esta noche, el sitio es enorme y la gente hace lo que place. Bailar, toquetearse sin tabúes, voyeur, roleplay. Hay gay, lesbianas y una mezcla de ambos.

—Nada de cámaras, lo que pasa aquí, se queda aquí. Por esos somos la primera opción de los atrevidos amantes al morbo.

Llegamos al corazón del lugar topándonos con una barra circular, Bad Guy tiene la pista y Nate me voltea dándome otro beso en la boca, largo que lo hace pasear las manos por mi trasero.

—No creo que pueda esperar mucho ¿Sabes? —me dice.

—Yo no quiero que esperes —vuelvo a besarlo y me lleva contra la barra llamando a la camarera.

—¿Qué tomas?

—Algo fuerte.

Seguimos con los besos y con el toqueteo hasta que ponen dos bebidas en la barra.

—La especialidad de la casa —recibo la copa grande — Es tu día de suerte porque mira quienes están al otro lado.

Volteo y veo a Parker con Brenda y Laila. Me apresuro a su sitio abrazando a Laila por detrás mientras Nate apoya las manos en mi cintura dándome un beso en la espalda. Brenda deja la bebida a medias y Parker descompone el gesto enseguida.

—Nos vamos —tomo a Brenda de la mano.

—¿Qué pasa? —lo frena mi amiga— Acabamos de llegar y Rachel solo está saludando.

—Pediré que nos ubiquen en zona VIP —se va Nate.

Parker insiste en irse y Brenda lo vuelve a calmar.

—Va a terminar mal y lo sabes —advierte Parker.

—Relájate amigo —se mete Laila— Nos estamos divirtiendo.

Ella y Brenda lucen vestidos cortos con tacones, creo que hasta yo babeo con Brenda que luce un escote bastante atrevido. Por su parte Laila viene de blanco y con el cabello recogido.

—Por acá —Nate nos señala las escaleras.

Tomo a mis amigas de la mano llevándolas conmigo.

—Extrañaba esto —me dice Laila feliz — Bailar con mis mejores amigas.

Subimos a la zona VIP.

—Podemos ser socios, conocidos o lo que tú quieras —Parker eleva la voz por encima de la música cuando llegamos a la mesa — Pero por tu bien consíguete otro ligue y olvídate de ella.

—¿Cuál es tu puto problema? —lo aparto y me entierra los dedos en el brazo.

—Como te gusta tentar al diablo.

—Que diablo ni que nada — me zafo — Soy libre de divertirme como me place y no eres mi papá.

Brenda lo toma de la mano.

—Raichil, yo creo que Parker tiene razón.

—Que cada quien haga lo que se le dé la gana —se mete Laila— Ella no es una cría.

Me traen otro trago y me llevo a Laila a la pista. La zona VIP no esta tan llena, las mesas son privadas y están compuestas por sofás circulares. No sé cómo son las cosas aquí, pero le pido al camarero una botella con whisky la cual me hinco en plena pista.

—Como en los viejos tiempos —brindo con Laila.

Su primer pretendiente no tarda en aparecer pegándose y acompasándose a su ritmo.

—¿Es mi tipo? —pregunta con los ojos cerrados.

—Si —es un moreno con ojos traviesos.

Nate me toma de la cintura siguiendo mis movimientos cuando contoneo las caderas, vuelvo a empinarme la botella bailando con mi cita mientras la pista se llena de humo.

Al décimo trago ya estoy mareada, es como la cuarta canción y a duras penas me doy un receso para traer a Brenda a la pista, Parker sigue con la mala cara, pero no me importa.

Me acabo tres botellas con Laila, la música sigue tronando y sigo bailando con mis tres amigas, quiero estar lo suficiente ebria como para no tener cabida de pensar en otro mientras lo hago con el rubio, tomo la cintura de Brenda mientras Laila me baila atrás, ya tengo más alcohol que sangre.

— I got new rules, I count 'em I got new rules, I count 'em I got new rules, I count 'em.

Cantamos a coro y Parker aparece de la nada quitándome a Brenda.

—Nos vamos —fija la vista en la baranda de arriba — Busca tu abrigo.

—Pero, ¿Por qué...? —intenta alegar Laila.

—¡Que nos vamos! —truena y Laila alza las manos.

—Si me lo pides así —contesta mi amiga.

—Rachel —Brenda me pide que mire a arriba y veo a Christopher con los brazos apoyados en la baranda del tercer piso.

—Que les vaya bien —busco a Nate y Parker me vuelve a sujetar.

—Por este tipo de cosas es que para mí siempre eres verdugo y no víctima —me dice en el oído — Deja de pensar con los pies.

Suelto a reír siguiendo con lo mío, tomo a mi cita invitándola a la pista, el alcohol ya me tiene descarada así que me empiezo a mover demostrando lo que quiero y es sexo.

Me empino el trago que me dan y tomo el cuello de Nate trayéndolo a mis labios, clava las manos en el centro de mi espalda y su lengua invade mi boca demostrando las intenciones de ambos.

—Eres una traviesa —deja que lo lleva al privado.

Christopher ya no está en la baranda, tones and i tiene la pista y empujo a Nate al sofá antes de quitar todo lo que está en la mesa.

—Te voy a bailar —le digo subiendo despacio.

Contoneo el cuerpo dejando que pierda la mirada en mí mientras deslizo las manos a lo largo de mi cuerpo.

—Déjame ver algo —Nate se lleva un vaso con whisky a la boca.

—¿Qué quieres ver?

—Esos teteros.

Llevo la mano al cierre del vestido justo cuando Christopher me baja de golpe obligándome a aterrizar, la maniobra me la veía venir y caigo de pie echándole mano al arma que carga atrás. Si en esto no es tan peligroso y soy rápida soltando el cargador pateándolo en el suelo.

—¡¿Qué es lo que le vas a mostrar?! —me toma del mentón —¡Contestame!

—Lárgate —lo echo — ¡No puedes estar aquí sin escoltas!

—¡Me voy! —inquiere con rabia — ¡Pero contigo!

—No —me le zafo y me toma otra vez.

—Christopher la gatita ya hablo —se levanta Nate — Ella quiere otra cama hoy...

La mano del rubio viaja a mi cara y el puñetazo del coronel lo lleva contra la mesa rompiéndole el labio, el impulso de Nate es inmediato apretando los puños.

—A ver si entendemos lo que pasa cuando te metes con mujeres ajenas.

—¡Lárgate! —lo echa Nate.

—Sácame —Christopher acorta el espacio empujándolo otra vez — Muy dueño del club y no eres más que un marica que quiere tirarse lo de otro.

—Ya déjalo estar...

Intento hablar, pero Nate se le va encima y caen juntos al suelo en medio de puñetazos.

—¡Basta!

Christopher lo pone contra el piso soltándole puños en la cara, trato de detenerlo y de un momento a otro sueltan un disparo el cual roza el brazo del coronel.

—Que mierda haces...

Me apartan apuntando otra vez y Christopher suelta a Nate esquivando el otro disparo que le lanzan.

—Pero qué te pasa imbécil

Forcejeo con el de seguridad buscando la manera de quitarle el arma.

—¡Christopher lárgate! —aparto el cañón y el coronel se levanta a desarmar al guardia que le dispara yéndose a los puños sin importarle la bala que acaba de rozarle el brazo —¡Que te largues animal!

Nate logra levantarse armándose con una botella y lo hago un lado para que se calme, disparan desde arriba y Christopher busca el arma que no tiene, centella otra bala y termina huyendo escalera abajo con la mano en el brazo.

—Maten a ese hijo de puta —ordena Nate.

Recojo mi cartera metiendo la beretta adentro preparándome para irme, me apresuro a la escalera siguiendo el rastro de sangre que me lleva al pasillo que da al estacionamiento y... No puedo caminar mucho estoy muy ebria...

—Oye —me alcanza Nate — Vas a dejar que ese imbécil te amargue la noche.

—Si y dejo que lo mates también —lo empujo — ¡No seas imbécil!

—Fue una orden precipitada, pero ya está —me muestra un radio — Acabe de ordenar que lo dejen ir y le prohíban la entrada al bar.

La vista se me oscurece por fracción de segundos.

—Sigamos con lo nuestro, gatita —me vuelve a besar estampándome contra la pared y los besos bajan por mi clavícula mientras va toqueteándome los muslos — Déjame ver esto.

Trata de bajarme el vestido y la verdad no me siento bien, me duele la cabeza y el ambiente me está asfixiando.

—No quiero estar aquí.

—Vamos a mi casa —vuelve a mi cuello — Tengo mucho con que jugar.

Asiento echando a andar y Nate se detiene revisándose los bolsillos.

—Deje las llaves arriba —me da otro beso—Espérame en el auto.

El mundo me da vueltas, sigo caminando el sitio está a oscuras y empiezo a buscar el Ferrari mientras procuro no caerme, lo veo cuatro vehículos más adelante y de la nada me mandan la mano a la boca llevándome contra una columna de cemento.

El olor a sangre me invade las fosas nasales y los brazos de Christopher me rodean llevándome con él mientras pataleo.

—Suéltame bestia infeliz —lo muerdo y abre la puerta de un deportivo metiéndome a la fuerza por el puesto del piloto, coloca seguro enseguida y se pone al volante pringando todo de sangre.

—¡Tu no asimilas que no quiero nada contigo pedazo de mierda! —le grito — ¡Largate a revolcarte con la puta que tienes en la casa!

—¡Yo no me he acostado con nadie! —me grita —¡A mí no me pesa decirte las verdades a la cara!

Empiezo a darle con la cartera tratando de desactivar el seguro, no me importa que esté herido porque se lo merece por gilipollas, enciende el motor ignorando mis gritos y da la vuelta encaminándose a la salida, Nate aparece buscándome y esfumando mi nivel de alcohol cuando Christopher pisa el acelerador sin encender las luces.

—No se te ocurra —trato de girar el volante, pero me aparta fijando la vista en un solo objetivo, Nate esta de espaldas y Christopher lo levanta arrojándolo al otro lado sin ningún tipo de remordimiento.

Las mejillas se me encienden cuando arrasa con la baranda del estacionamiento tomando la carretera.

—Detén el auto —le digo y no me pone atención — ¡Que detengas el auto!

Tomo el volante obligándolo a perder el control, se recompone y empiezo a pegarle otra vez con la cartera hasta que la única opción es echarle mano a la herida obligándolo a frenar.

—¡Eres un animal! —le grito — ¡Una bestia y una aberración!

Aprieta el volante y pasa saliva sin mirarme, la sangre le sigue emanando del brazo poniéndome a reflexionar en lo dañino que somos el uno para el otro.

—No más Christopher... Ya no nos dañemos más, esto se llama tocar fondo y debes asimilar que no está bien.

—Yo no tengo que recurrir a las mentiras y tú...

—¡Entiende que ya no te amo ¿Vale?! —miento — ¡No te quiero en mi puta vida porque no haces más que joderla y si no me he alejado antes es porque te tengo miedo!

Las venas se le marcan en las manos que tiene en el volante.

—Bájate —es lo único que dice.

Contengo las lágrimas abriendo la puerta del vehículo, azoto la puerta y arranca enseguida.

No contengo el llanto cuando echo andar a la acera con la cartera bajo el brazo apresurando el paso a la discoteca. Tardo y para cuando llego están subiendo a Nate en una ambulancia. Al menos hay una puta esperanza.

Recuesto el peso del cuerpo en un poste cuando el alcohol vuelve hacer estragos, me cuesta mantenerme de pie y termino vomitando todo lo que bebí, la cabeza me duele demasiado y solo medio alcanzo a sacarle la mano a un taxi para que me lleve a casa.

Empieza a dolerme todo, las costillas los muslos, el pecho mi estado de ebriedad se mezcla con el dolor que quería apagar tomando alcohol y termin con un nudo en la garganta, sudando y conteniendo las ganas de llorar.

Yo ya no sé cuál de los dos es peor o cual de los dos está perdiendo su humanidad. Si él por atacar a una persona de semejante manera o yo por provocar el acto.

Sigo sudando, el taxi me deja frente a mi edificio, pago, subo y solo tengo energía para cambiarme metiéndome en la cama, no quiero llorar así que aprisiono la almohada contra mi pecho resignándome que esta vez se acabó y es para siempre, aprieto los ojos y dejo que el sueño me gane en vez de la tristeza.

◆ ▬▬▬▬▬▬ ❴✪❵ ▬▬▬▬▬▬ ◆

No sé lo que hago ni porque estoy caminando descalza por las escaleras de High Garden, es como si fuera una sonámbula que camina por inercia con un arco y dos flechas.

—Uno.

—Dos.

Me susurran dos voces diferentes.

—Uno.

—Dos.

La escalera empieza a teñirse de sangre cuando alcanzo el último escalón encontrándome con Alex llorando a Reece y Regina en el piso, lo observo vuelto un mar de lágrimas, Christopher aparece metros más atrás y como si fuera un robot coacciono tensando el arco y lanzando la flecha que impacta directo en su corazón, se lleva la mano al pecho y lanzo la otra que caen en el mismo sitio.

—Uno.

—Dos.

La sangre se despliega en el piso y cae de rodillas mostrándome las letras rojas que me obliga a retroceder, MM...

Despierto con escalofrió, la cabeza me palpita y por más que intento moverme no puedo, siento que la tristeza me pesa y parece que me hubiesen propinado una golpiza, me siento débil y sin fuerza aparte de que tengo un dolor horrible en el corazón. Trato de levantarme y Stefan no me lo permite.

—Ángel estás enferma.

—Pásame mi teléfono —le pido — tengo que avisar que voy un poco tarde.

—Ya hablé con Sara y le avisó a los hombres, Dalton llamó a informar que ya están en el jet y Rob dijo que tenía todo bajo control.

—Me duele hasta el último músculo —no quiero moverme.

—Algo común del resfriado — me ofrece dos pastillas blancas—Tomate esto para que te sientas mejor.

Lo recibo y vuelvo a cerrar los ojos, en verdad me siento muy mal, es como la peor de las resacas vuelvo a quedarme dormida y despierto con la voz de Paolo en la sala, la medicina me dio un 4% más de energía así que alcanzo a bañarme y ponerme la pijama otra vez.

—Rachel deberías quedarte en la cama —me pide Stefan mientras cocina.

Invito a Paolo a mi estudio y me entrega la computadora de Elliot.

—Está cifrada con un sistema que no he podido romper, ya tres detectives intentaron y no conseguimos nada.

Hago un intento, pero en realidad me siento como una mierda y me cuesta concentrarme.

—Yo me encargo, la oculto en uno de los estantes de la biblioteca.

Tengo mil cosas que hacer, pero en verdad no puedo. Me timbra el móvil con el número de mi hermana menor (Emma) Deslizo el dedo en la pantalla y...

—Hola enana.

—Ciao Amore —contestan al otro lado dejándome en shock.

Es Antoni, se me contraen las vías respiratorias mientras el mundo se me desestabiliza.

(Ciao Amore: Hola amor)

—Deberías decirle a tu hermana que no deje el teléfono tirado mientras practica patinaje —me dice — Ali me contó que es una chica muy hermosa, toda una James.

—Si le pusiste una mano encima...

—Claro que no principesa —susurra — Ella está bien, puedes llamar a tu casa y te dirán que no ha pasado nada, Ali solo la vio patinar y busco la manera de conectarme desde su móvil... Un teléfono más, un teléfono menos ¿Qué más da?

No doy para decir una palabra.

—Voy hacer muy claro principesa, ¿Vienes o voy? —advierte — Pero no puedes evitar las dos.

—Antoni yo no puedo...

—Amore quiero verte, necesito verte —lo oigo respirar hondo — Yo necesito tener esos ojos celestes frente a mí, el aroma de tu loción en mis fosas nasales y el tacto de tus labios sobre los míos —continua — Por eso separe una cita para que mi hermosa dama venga a verme.

Aprieto los ojos.

—Bien. Te veo mañana, pero si algo le pasa a mi familia.

—Están bien amore, te voy a dar mi palabra de que nadie los va a lastimar si vienes a verme —se despide — Pensami.

Cuelga e inmediatamente marco el numero de mi casa. Contesta Sam y...

—¡Sam ¿Emma está bien? ¿En casa todos están bien?!

—Si, vamos a almorzar ¿Tu estas bien?

—Si.

Cuelgo cuando el asma me ataca, Paolo se apresura ayudarme y corro a mi alcoba en busca del inhalador, vómito y no alcanzo a llegar, me desplomo en el piso y lo último que veo es la cara de Stefan.

◆ ▬▬▬▬▬▬ ❴✪❵ ▬▬▬▬▬▬ ◆

La máscara de oxígeno me estorba, la vista se me va aclarando poco a poco y veo a Stefan en la orilla de la camilla del hospital militar.

—Step, Antoni... —Stefan me toma de la mano.

—Está en Irons Walls, ya lo confirmé y la llamada no es más que una de sus jugarretas. Paolo me comento lo que escuchó —me informa — Hable con tu madre y me dijo que todos estaban bien, sin embargo, hable con tu padre y lo puse al tanto para que reforzara la seguridad.

—Gracias.

Una de sus jugarretas va a terminar en mi muerte.

—Me duele mucho la cabeza —ya puedo respirar mejor, sin embargo, estoy un poco aturdida.

—A lo mejor bebiste algo adulterado —comenta Stefan — Ya te hicieron un par de análisis...

Entran dos médicos con cara de querer ahorcar a alguien.

—Me presento soy el toxícologo, Colin Connor, el nuevo médico a cargo de su caso.

El único médico que quería ya no está.

—¿Qué parentesco tiene con la paciente? —mira a Stefan — ¿Usted es su pareja?

—Es mi amigo —le aclaro.

—Entonces os ruego que se retire, necesito hablar a solas con mi paciente —exige.

—Lo que me quiera decir puede decírmelo delante de él —quiero largarme a mi casa, tengo un montón de trabajo que hacer.

Mira a su compañero y este asiente.

—¿Cuánto alcohol bebió ayer?

Paso saliva, esto es perjudicial para mi tratamiento y si la FEMF se entera que no estoy tomando las medidas que se me exigen puedo poner en riesgo mi ascenso.

—Unas cuantas copas.

Sacude la cabeza.

—No fueron unas cuantas copas, es usted una irresponsable —me regaña.

—¿Se llama Colin Connor o Rick James?

—Señorita James —habla el otro médico revisando mi historial— Ha violado una de las normas pactadas al inicio del tratamiento.

Ruedo los ojos, cuanta pendejada por una simple bebida.

—Está en serios problemas —indica— Acaso su ex médico no le dio las precauciones que debía tomar.

—Mi antiguo médico no tiene nada que ver aquí —contesto molesta.

—Ok, entonces supongo que sabía y tenía claro que estaba en el deber de usar un método de barrera a modo de anticonceptivo —cierra el historial— Supongo y doy por hecho que Reece Morgan le reitero como debía manejar sus necesidades carnales, aunque no era necesario ya que las reglas eran más que obvias.

No tengo idea de lo que habla.

—Rompió una normativa muy importante en su proceso.

—Fui responsable con mi método anticonceptivo así que no he violado...

—¿Como? Ignorando la última fase de desintoxicación la cual la dejo limpia de cualquier químico, medicamento y toxina —contesta— La palabra "Limpia" Es literalmente cierta, teniente. Lleva tiempo sin ningún tipo de anticonceptivo en el cuerpo.

El corazón me empieza a retumbar en el pecho.

—Que me está tratando de decir.

—Que tiene de tres a cuatro semanas de embarazo —me planta la hoja en la cara — Su análisis de sangre lo acaba de demostrar.

Las extremidades me dejan de funcionar y lo único que logro es bajar la vista al papel que tiene mi nombre con un análisis que dice.

PRUEBA DE EMBARAZO: POSITIVA.

—Yo no tenía idea de que...

Embarazada... Un hijo... Un hijo del coronel.

Las paredes me asfixian, la saliva me ahoga y mi tórax se contrae, el mundo se me nubla otra vez y lo único que escucho es la voz de Stefan diciéndome que me tranquilice.

Creo que soy un alumbrado navideño el cual se enciende y apaga. Estoy en una sala totalmente diferente y Stefan me tiene sujeta de la mano acariciándome la cara.

—Estoy muy feliz por ti —me susurra — Ángel tu sueño...

El área está llena de aparatos, las luces me dan en la cara, hay una doctora, una enfermera y el toxicólogo se pasea mirando los exámenes. Me entra el miedo de que haya hecho algo sin mi autorización y ...

—¿Cuánto tiempo estuve dormida? —le pregunto a Stefan...

—Dos horas.

—Hola Rachel —me saluda una de las doctoras — Mamita sorprendida ¿Eh?

¿Mamita? La palabra me causa un cúmulo de sentimientos en el pecho.

—Mi nombre es Anna Salvador, soy ginecobstetra ya hace más de veinte años —se coloca los guantes — Estamos ante un caso especial y por suerte contamos con el mejor equipo especializado para darle una respuesta concreta ¿Vale?

Asiento, me levanta la bata esparciendo gel en la parte baja del abdomen y acomoda un monitor frente a mis ojos.

—Primero veamos si hay latidos —le acercan un aparato blanco— Quiero descartar un embarazo ectópico.

La pantalla se enciende mientras mueve el aparato aquí y allá sin apartar los ojos del monitor, trato de ver queriendo describir la sensación que me está atropellando al no oír, ni ver nada y...

Un sonoro latido se apodera de la sala «Pum,Pum,Pum»

—Oh por Dios —sonríe Stefan.

Siento que me colocan un reanimador en toda potencia, el sonido es como si se acompasara con mis latidos, como si las pulsaciones viajaran por mi torrente rodeando mis venas.

—¡Venga! —dice la obstetra— Para tener el tiempo señalado parece una locomotora...

Arruga las cejas mirando a la enfermera.

—Vuélvelo a colocar —pide el doctor.

El sonido sigue retumbando y ambos se miran raro.

—Creo que está sintiendo las emociones de mamá.

—¿Todo está bien? —pregunto asustada — A lo mejor por el asma esta... Alterado o no sé cómo funcione.

Joder... No quiero arruinar esto... Stefan me vuelve a dar la mano al ver que tengo los ojos llorosos, todo está pasando muy rápido y ni siquiera sé en qué momento, Dios...

—No me convence —dice el toxicólogo — Ponle el otro ecógrafo, sabremos con más detalle.

Rápidamente cambian a una pantalla más grande, el aparato que me ponen es totalmente diferente. 

—Presentamos un útero bastante agrandado —no apartan la vista del monitor. Siguen moviendo a lo largo de mi abdomen soltando datos que no entiendo, vuelven a mirarse con el doctor cruzando gestos que no me gustan.

—¿Pasa algo? —pregunto.

Ninguno me contesta.

—La hormona hCG me aparece elevada —informa el toxicólogo.

—Si, pensé lo mismo cuando leí el examen —la ginecobstetra señala la pantalla— Y aquí le tengo la respuesta eso doctor, esta elevada porque tenemos dos sacos gestacionales.

Stefan me suelta la mano acercándose a la pantalla como si entendiera.

—Embarazo múltiple, Rachel. Dos fetos normales, en tamaño, ritmo y...

No escucho el resto, dejo caer la cabeza en la silla llevándome las manos a la cara.

—Teniente James, aunque se vea normal ahora —me habla el médico ofreciéndome una cartilla — Por su salud debemos proceder con la interrupción.

Me tapo los oídos cuando presiento la granada que esta por estallar.

—Teniente.

—No. Stefan sácame de aquí —saco los pies — Quiero irme a casa.

—No sea terca —insiste el médico.

—Déjela —me apoya Stefan — No pueden presionarla, los bebés tienen un papá y no es una decisión que se deba tomar a la ligera.

La enfermera me entrega la ropa y me voy al baño vistiéndome rápido como si me fueran a obligar a quedar. Stefan está firmando los papeles de salida y me apresuro al ascensor con el desespero de querer salir.

—Teniente James —el médico intenta entregarme la cartilla otra vez y aprieto el botón del ascensor.

—No quiero que nadie me hable ahora.

No sé si estoy en blanco, en negro, en shock o si simplemente estoy soñando. Abordamos el auto, sigo temblando todavía y la única pregunta que me hago es cuál fue el momento exacto que le dio paso a esto. Hace tres semanas estaba con Christopher en la isla y fueron tantas veces que...

Soy la primera que sale del vehículo cuando se estaciona, Luisa está comiendo con Naomi y sigo de largo encerrándome en la alcoba. Coloco el pestillo buscando la nota que me dejo Reece. Yo no necesito saber si ese mismo aliento que me iba a dar en la cirugía me sirve ahora.

Encuentro la hoja la cual abro con dedos temblorosos sentándome en la cama.

Londres/Inglaterra.

Muñequita.

Si estás leyendo esto, es porque has dado otro paso difícil en tu corta vida.

Si, daddy Reece sabe que con tan poco tiempo has vivido tanto y de corazón este sexy señoron te concede el honor de hacerte saber lo orgulloso que se siente de ti.

No es fácil estar en tu lugar, como tampoco es fácil levantarse una y otra vez, sin embargo, en el poco tiempo que compartimos note que eres capaz de levantarte tres mil veces más.

Por ello te confieso en estas líneas, que para ti nunca habrá imposibles. No desconfíes, no dudes, si quieres algo aférrate a ello y haz que el mundo se doblegue dándotelo en bandeja de plata.

Pueda que ahora veas tus sueños marchitos, que te sientas incompleta, vacía e inútil.

Pueda que estés imaginando como seria tener un pequeño en tus brazos. Como seria acunarlo contra tu pecho, tocar su nariz y llenar su cara de besos.

En este momento te imagino tan rota que no paro de idealizar lo que se cruza por esa pequeña cabecita.

Supongo que te estarás preguntando que se sentirá tener un cómplice, un amigo y un ser creado de ti para el mundo. Pero muñeca déjame decirte que; Nada de lo que te imagines abarca lo que sería en realidad, por el mero hecho de que un hijo tuyo sería una de las cosas más maravillosas del universo, solo por venir de ti; Que eres inteligente y lo digo enserio, siento que no has explotado ni el 40 % de tu potencial ni de tu belleza, porque... ¡Oh! teniente James, es usted una mujer hermosa.

Tu temple, esa habilidad de estar de pie pese a que el mundo te esté jodiendo de mil maneras distintas y sobre todo esa pasión que pones al amar. Todo esto daría un ser extraordinario.

Si, pueda que esa posibilidad se haya cortado ahora, pero quiero que tengas presente que hay tesoros que sencillamente nunca se descubren y es lo que pasa contigo. El mundo no quiso que la tierra conociera tu legado, pero tu si sabes cómo sería ese legado y quiero que esto te haga sentir importante, quiero que suba tus expectativas y ganas de vivir.

Atesora todo lo que te llene de vida y aférrate a todo aquello que para tu mundo sea como oxígeno para tus pulmones.

Atrapa todo lo que te conduzca a la felicidad y nunca olvides que daddy Reece esta para ti como un amigo, un amante, médico o padre.

Mis mejores deseos para usted, teniente.

Con amor.

Reece.

Las lágrimas no dejan de salir y lo único que hago es levantarme posándome frente al espejo, el pecho me duele cada que respiro, pero esta vez, más que tristeza es alegría. Una felicidad infinita porque por primera vez en la vida he pasado de no tener nada a tenerlo todo. Todo lo que necesito para estar plena toda mi vida.

Poso las manos en mi vientre evocando los latidos que oí en el consultorio. No es uno, son dos.

«Dos hijos de Christopher y yo»

He aquí el único fruto bueno de este árbol toxico y no me importan las consecuencias, los riesgos, son parte de mí y si tengo que aferrarme a la vida con manos y uñas lo voy hacer, porque van a nacer y los voy a conocer.

Voy a tocar esas pequeñas narices, voy a llenar esas caras de besos y voy a preservar mi legado porque no solo vienen de mí, también tienen la sangre del hombre que más he amado en la vida.

Luisa abre la puerta a la fuerza entrando asustada con Stefan.

—Estoy embarazada Lou —me causa tanta alegría decirlo — ¿Puedes creerlo? Yo... Ayer no tenía idea y ahora tengo dos bebes en mi vientre.

Se acerca a tomarme la cara con ojos llorosos.

—Si a todo. No sé qué diablos va a pasar, pero ¡Si! Joder —me abraza — ¡Te amo demasiado!

Step me sonríe con ojos llorosos desde la puerta y suelto a Luisa arrojándome en sus brazos.

— Yo no quepo de la dicha porque ahora sé que esos ojos siempre van a estar cargados de alegría —me dice y asiento apoyando la frente contra la suya.

—Tenemos que buscar los mejores médicos —me dice Luisa — El mejor tratamiento, los mejores métodos de prevención y para eso tenemos que tirar la casa por la ventana... ¡Joder estoy tan emocionada que me dan ganas de concebir otro!

La tarde se me va buscando, leyendo e investigando. Según la ecografía mis órganos están bien, sin embargo, no se sabe que pueda pasar más adelante.

El HACOC altera tu organismo como todo tipo de droga los ex dependientes corren el riesgo de que el bebé salga con anomalías, que no sobrevivan al nacer, puede debilitarme tanto y al no ser la misma de antes puede llegar a matarme.

Luisa se ofrece a prestarme dinero para dar inicio a la primera fase que es costosa, pero no me importa acepto el dinero emocionada y con lo otro que tengo por ahí se puede complementar.

Mi amiga se va a revisar las cuentas y yo me quedo con la laptop buscando lo mejor, los precios son altos, pero no me importa. Al igual ya había considerado vender el apartamento y supongo que mis padres me ayudaran con lo que falta.

Naomi no vuelve a salir de su alcoba y Stefan enciende el estéreo apagando las luces.

—Vamos a celebrar —me ofrece la mano para que bailemos juntos.

Me dejo llevar siguiendo la melodía de la voz que inunda la sala.

"Déjame tomarte de la mano, déjame mirarte a los ojos, déjame a través de mi mirada, darte todo mi esplendor"

—Estoy muy feliz —recuesto la mejilla en su pecho — ¡Nunca me lo imagine! ¡Y son dos!

—Todo lo que venga del ser que amamos nos causa alegría.

Me da la vuelta.

—Christopher, por muy bestia que sea cumplió uno de tus sueños.

El coronel no quiere hijos, lo único que le importa es el poder y las cosas ya están claras, a él le espera un futuro con Gema y yo no voy a meterme en eso, no quiero ser la intrusa que llega a llamar la atención con hijos. Con hijos que él no quiere.

— Ángel, tienes que decirle —me dice — Es su papá.

Sacudo la cabeza.

—Él no quiere hijos y no voy a llegar a suplicar cariño donde no hay. Se acostó con Gema mientras yo estaba en rehabilitación... Y ellos solo me necesitan a mí.

—Pero tú lo amas.

—Ya se me pasara —dejamos de bailar — Prométeme que no se lo vas a decir nadie, tengo pocas semanas y hay que proceder paso a paso con cautela. Christopher tiene que ganar para que se acaben las amenazas y de ahí en adelante se pueden tomar buenas decisiones.

—No me parece, pero son tus decisiones y yo te las respeto.

Vuelvo a sus brazos, ahora tengo que ir a Irons Walls, para garantizar la vida de mis hijos tengo que garantizar la mía y por ello debo saber que quiere Antoni.

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ACLARACIÓN.

Muchos de los problemas de salud más serios que padecen niños y adultos son los que se producen en el corazón, ya que afectan a la vida diaria e incluso pueden poner en peligro la vida. Una línea de investigación al respecto es la relativa al momento de la formación del corazón en el útero, y en un estudio reciente han descubierto algo sorprendente: el primer latido del feto se produce solo 16 días después de la concepción

LUJURIA ES UNA NOVELA EN EDICIÓN  Y COMO SON HECHOS FICTICIOS "CREAMOS" LA OPCIÓN DE QUE LA TECNOLOGÍA E LA FEMF FUNCIONE MEJOR QUE OTROS ARTEFACTOS CON EL FIN DE QUE SE PUEDAN OÍR LOS LATIDOS. 

OJO, es un borrador que ya luego corregiremos. 


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Oh que bellas son las maratones. Los amo gente, espero que les haya gustado, yo adoro este capítulo porque lo imagine desde el capítulo 20 de Lascivia, era una de las cosas que nunca iba a cambiar de la trama.

Pero bueno aquí nadie vino a leer mis anécdotas jajajaaja.

Felicidades a Genesis por su cumpleaños. Que Dios te bendiga lujuriosa.

¡Somos cuatro mil en facebook e IG!

Gracias a todas las chicas que me apoyan en las redes, el teams Chrischel, el clan Mascherano, Rey sombra, Dani con las ediciones, mis bellas lujuriosas de los roles y todas esas páginas que le hacen publicidad a mi novela.


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