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CAPÍTULO 61

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8 días, 192 horas. 11520 minutos con HACOC.

Desplazamiento: En ajedrez, acción muy simple, sin otro significado que el de mover la pieza.

Dalila.

Los Romanov son alimañas asquerosas, Dante al igual que Ilenko cree que su oligarquía le da para pasarse mi apellido por el culo. Pedí reunirme con ellos y me pusieron a esperar cinco días ya que para los señores los diálogos son con Antoni no con una "Niñita mensajera"

Si papá estuviera vivo no aceptaría ese término conmigo porque si Brandon Mascherano, respirara todos estarían besándonos los pies.

—¿Segura que quieres entrar? —me pregunta Ilenko— Nunca se está del todo seguro en territorio enemigo.

El ruso fue quien consiguió la cita según él porque quiere "Paz" Pero yo sé que se me está burlando a la cara y solo desea presenciar todo en primera fila. Es un puto animal carroñero que le gusta ver el mundo arder, pero no arder en él.

El Hipnosis es la competencia de los clubes Óculos y quienes lo manejan están liado con los Romanov y como tal son competencia para mi apellido. Pero eso me da igual teniendo en cuenta que la sangre me protege.

—Estoy lista.

«Rachel James» Al fin tendré la dicha de tenerla frente a frente, Una de las mujeres más asediadas en el mundo criminal por el mero hecho de ser la puta de mi tio. 

Bajo de la camioneta acomodando las solapas del abrigo italiano que me cubre. Mis hombres me rodean y algunos se apartan cuando entro al afamado club. Con o sin poder soy una Mascherano y aquí muchos saben lo que pasa cuando te metes con un miembro de la familia no se sale bien librado.

El ambiente no tiene nada de sofisticado, lo único bien creado es el cartel que anuncia; "Freya en vivo y en directo"  Poso los ojos en el escenario, obviamente conozco a la líder de las nórdicas y la más importante de todas esta sobre la tarima encadenada siendo forzada a bailar en medio de latigazos que avivan la euforia de los invitados.

No hay preguntas, ni indagatorias todo el mundo sabe a qué vine e inmediatamente me hacen pasar al despacho del dueño.

—Dalila, preciosa —saluda Daniel siendo hipócrita como siempre.

Dante Romanov está a su lado y cruza miradas con su primo que le sonríe desde lejos «Ese maldito tiene la misma astucia que mi tío Antoni»

—No te emociones mucho, solo vengo en nombre de mi familia a conciliar y detener la masacre que quieren desencadenar.

—Dalila nadie va a negociar con chiquillos —habla Dante— Así que ándate a decirle a tu tío que  renuncie al trono y nos de la fórmula antes de que su mujer absorba todas las provisiones de droga que tiene a lo largo del mundo.

—Cuida tu tono —advierto.

—Hablo como me place, porque no eres más que una sabandija con delirios de poder.

Todos sueltan a reír.

Los pisotones de esta gente me tienen harta, que me traten como si no tuviera el apellido que porto.

—Dicho el mensaje te damos permiso para que te largues palomita —sigue Dante— Tengo armas que comprar y hombres que reunir porque el enfrentamiento se acerca.

—Debemos respetar los diálogos —impongo. 

—Aunque sea absurdo respeto los códigos. Solo me preparo para el primer paso, porque el primer ataque quiero lanzarlo yo. 

—Ya por favor —pide Daniel—No tratemos mal a la invitada es de mala educación. Dalila preciosa, acompáñame a ver a tu reina. Quiero que le digas a tu tío que está bien y se le trata como lo que es; Nuestra dama. 

Por un segundo quiero que esté siendo más humillada que yo y que no sea la única mujer que pisotean como se les place sin saber que solo están pisando la cola de una víbora que tarde o temprano lanzará el primer mordisco.

Dante se mira con Ilenko y luego con Daniel.

—Por aquí Palomita —me señalan uno de los pasillos.

Avanzamos, abren una puerta la cual muestra un enorme camerino lleno de ropa, zapatos y espejos. Está bien aseado, iluminado y con flores.

Detengo la vista en la mujer que yace de espaldas mirando a la ventana que da al club, el cabello negro le cae hasta la mitad de la espalda y ni siquiera se inmuta con mis pasos ni con los que entran detrás de mí.

—Hermosa diosa —le dice Daniel e inmediatamente se voltea.

La mano de mi tío y dueña del legado mafioso de mi familia parece todo menos peligrosa con el rostro desencajado, los ojos perdidos y la piel tan pálida que se le marcan las venas.

Reparo sus brazos y los pinchazos a causa de las jeringas son más que evidentes. Tiene la frente perlada por el sudor, los labios secos y el pecho le sube y le baja como si le costara respirar.

—Dios, que incompetentes son aquí —Daniel corre a tomarle la mano— No te han dado tu dosis y estas a nada desfallecer.

Se saca un sobre del bolsillo esparciendo dos líneas blancas en la mesa.

—Coca colombiana, mi reina —le dice— Un aperitivo para calmar los ánimos.

Observa el plato. El HACOC es la aleación de cinco drogas y cualquiera de ellas puede calmar la ansiedad que experimentan los dependientes.

Daniel da un paso atrás cuando ella avanza y se inclina absorbiendo el polvo por la nariz mientras cierra los párpados como si degustara el mejor de los platos.

—Quiero hablar con ella a solas.

—Yo no me voy a ir —se opone Dante— No confió en la paloma mensajera.

Nadie se va y la mujer de ojos azules toma asiento absorbiendo los restos de coca que le quedaron en la nariz.

—¿En qué puedo servirte Dalila? —indaga desde su puesto.

—¿Sabes quién soy? —no recuerdo que hayamos estado cara a cara antes.

—Por supuesto, la hija de Brandon créeme que después de Antoni es el Mascherano que más tengo presente.

—Me alegra que me reconozcas, porque Phillippe quiere que te saqué de aquí.

—Espero que a modo de cadáver y si es así, saca el arma que tengas y aprieta el gatillo antes de que nos interrumpan.

La gente es imbécil, se les da el cetro y lo patean en el suelo.

—¿Porque querer morir con tanto poder? —tomo asiento frente a ella bajando la voz— Yo que tú estaría ideando cómo masacrar a cada de uno de estos infelices...

«No tiene idea de lo que haría siendo ella»

—¿Para qué? ¿Para volver a los brazos de tu tío? No gracias.

—Es mejor que esto —digo.

—Lo único mejor que esto es la muerte.

No me gusta su altivez, es una puta drogadicta y no tiene ningún derecho a decir que un puesto  tan importante no significa nada.

—No dirías lo mismo si supieras todo lo que estamos haciendo por ti... Estamos a nada de entrar a una guerra por tu culpa —le suelto—. Conozco tu historia Rachel James, tanto como para tener el derecho de llamarte zorra con suerte, porque si otras aguas corrieran ya tu cuerpo estaría siendo devorado por los insectos.

—Mide como le hablas a la dama —advierte Ilenko— Digas lo que digas actualmente tiene más poder que tú.

—Su título no le hace honor, porque ese pedestal es para mí que tengo claro lo que haría con todos ustedes —espeto.

Apoyo las manos inclinándome en la mesa.

—No mereces ser venerada ni mucho menos tener el honor de cargar el apellido más poderoso de la mafia...

Acalla mis palabras con un escupitajo.

—Me vale un quintal de mierda el legado Mascherano y pisoteo lo que se me antoja porque ninguno de ustedes me acojona —dice— Todos son un montón de patéticos que amenazan y amenazan, pero no tienen la gallardía de jalar el puto gatillo o enterrar el puñal —se va poniendo de pie— tengan la valentía de matarme como yo tengo el valor de aceptar que ya no quiero esta vida de porquería.

—No me conoces...

—¡Tú no me conoces a mí! —se defiende—. Esta que ves aquí y le llamas puta mato al maldito que te engendró ¿Y sabes que me costó? Un jodido polvo con tu tío y desde ahí no me ofende la palabra, perra puta ni zorra.

No puedo con el cumulo de ira que se me forma en el pecho.

—¡No le rindo tributo a tu asqueroso apellido porque son ustedes los que deben rendírmelo a mí por tener que soportar su maldición de mierda! —espeta— Los aplausos y las reverencias me las llevo yo por no enamorarme del engendro que fue capaz violar y preñar a su propia hermana y porque pese a querer un sinfín de cosas prefiero morir para así terminar con esto de una vez por todas.

—Diosa eres la dama de la mafia... —intenta decir Daniel.

—¡No soy una mierda y estoy harta de que todos ustedes pateen los pocos fragmentos que me quedan! —grita enfocando los ojos en Ilenko— ¡Partida de cobardes incapaces de cumplir una jodida amenaza! ¡Métanse su trono por el culo, sus amenazas y venganzas de porquería!

Se cierne sobre mí dejándome fría.

—Mi miedo corre por mis venas aquí y ahora —me dice— Tampoco me interesa su conflicto, ni su trono, ni su guerra.

—¿Mataste a mi padre? —me cuesta asimilarlo.

Mis lágrimas caen sobre la mesa ¿Qué he estado viviendo? Miro a Ilenko que sigue recostado en la pared dándole caladas a su tabaco. 

La mujer frente a mí emana ira y yo hasta ahora lo entiendo todo «Lucían es hijo de mi tío, por eso mi tía se suicidó» Y esta ramera confabulado contra papá. Intento lanzarme sobre la mesa para ahorcarla, pero Dante me aparta mientras Daniel aleja a Rachel.

—Debería darte pena cobrar la muerte de ese infeliz  —se burla con autentico descaro...— Era un cerdo violador al igual que tu tío ¡Basura que no hace más que lastimar! 

—¡Puta! —vuelvo abalanzarme y vuelven a tomarme.

—¡A tiros! —continua— Asi lo mató Antoni ¡Balas lanzadas por el arma y la mano de tu propio tío!

Me suelto saliendo de la habitación, Antoni se está burlando en la cara de su propio hermano, a Philippe que lo venera como a nuestro abuelo.

—Como que los diálogos se volvieron a ir a la mierda —se burla Ilenko desde la puerta.

—¿Es cierto? —lo encaro— ¡¿Mi tio mato a mi padre?!

—Ata cabos palomita.

Ilenko es el peor conspirador de todos, para eso me trajo aquí para que confirmara las indirectas que lanzó la última vez.

—Dile a Antoni que le dare un par de dias más —sale Dante— Una bandera de paz con el fin de que se humille y baje la cara. 

—Ella no se lo dirá —se burla Ilenko y Dante suspira.

—Se lo mandaré a decir yo mismo entonces —dice— Mi sentido pesame por lo de tu padre palomita y no es personal, pero lárgate de mi zona tu palabra no vale aquí. 

Me sacan y vuelvo a mi auto mientras intento comunicarme con Philip, el teléfono repica y repica y logró establecer contacto al quinto intento.

—Si —contesta despacio.

—Philip —me tapo la boca conteniendo el llanto— Nos engañó a todos, Antoni mató a mi papá y es padre de Lucían... ¡Mi tía se suicidó por su culpa!

—Amore, cálmate...

—Ella me lo dijo y es verdad...

—Dalila ella esta drogada... —no me deja hablar— ¡Te envié a sacarla no a que jugaran con tu cabeza...!

—¡No miento. Ilenko me lo confirmó!

— Antoni no derramaría la sangre de la familia te están engañando...

—¡Amore piensa, la muerte de papá aún no es muy clara! —trato de convencerlo— Antoni ha estado solo todo este tiempo... ¿Qué te asegura, que no nos mienten?

La línea se queda en silencio.

—Ven a verme...

—Tengo que colgar.

— Philip...

Me cuelga, su maldita devoción será lo que hunda nuestro apellido, como están las cosas de seguro Ivana tampoco me creerá. Yo quiero creer que es mentira, pero sé de la enemistad de Antoni y papá.

Meto la mano en mi bolso tocando la navaja fría que yace al fondo, pido que me lleven a casa y bajo cuando el chofer se estaciona frente a la fuente.

—Lucían ve al auto, por favor —le digo al adolescente que corta flores en el jardín.

—¿Ahora?

—Si ahora, tu tío quiere verte.

Deja las tijeras sacudiéndose el pantalón, espero a que desaparezca en la casa y con pasos largos me apresuro donde Damon que juega en el césped. A las empleadas no se les hace raro que lo tome por el nacimiento del cabello y lo arrastre por la casa. Prefieren callar a que les abra la garganta. 

—¿Qué hizo? —se me atraviesa Naomi soltando la bandeja que traía— Si es por lo de las rosas...

—Apártate pequeña puta —la abofeteó.

Arrastro al niño que patalea y no resisto las ganas de abrirle dos heridas largas en los brazos. El olor a sangre me satisface. Los empleados se hacen los ciegos y abro la puerta del auto arrojando a Damon junto a su hermano que se quita la camiseta tratando de cubrir las heridas del pequeño que llora como un maricón. Me enrumbo fuera de la casa con Lucían muerto del miedo en el asiento del copiloto, no me importa nada y ni mido la velocidad a la hora de acelerar.

Me hartan el llanto de Damon y sin soltar el volante le estrello la cabeza en la guantera tres veces. Lucían interviene empujándome y mordiéndome, vuelvo a tomar la cabeza de su hermano y cuando menos lo creo abre la puerta a la que no le puse seguro arrojandose con el pequeño al vacío.

—motherfucker —freno en seco. El grande se levanta, pero el pequeño no y su hermano trata de arrastrarlo, pero desiste de la idea al ver que saco la llave inglesa que cargo en el auto. 

Sale a correr y no me queda más alternativa que llevarme solo a Damon Mascherano Rinaldi.  

◆ ▬▬▬▬▬▬ ❴✪❵ ▬▬▬▬▬▬ ◆ 

10 días, 247 horas, 14820 minutos con HACOC. 

Meredith.

No he podido dormir parece que tuviera un animal arañándome el pecho «Angela» Mi amiga me tiene mal y me aflige su estado de salud. Saber qué pasa con ella o que está viviendo justo ahora.

Angela Klein pese a tener un montón de belleza ficticia es una de las mujeres más valiente que conozco.

—Cielo no tienes que estar aquí, en tu estado debes descansar —me dice Bratt.

—Estoy bien. 

Bratt rodea el escritorio del coronel con una sonrisa de oreja a oreja esta dichoso porque capturo a Drew y a Maricarmen con las coordenadas que le dio Angela. Bueno Ángela no. La imitadora que hacen pasar por Rachel y ella. 

Estrategia para distraer la atención y aunque esto sea un triunfo para nuestra tropa yo sé que es un truco de Daniel y Dante para que Wolfgang y el yo no lo afanemos con la muerte de Rachel.

Según Wolf Antoni no quiere entregar el puesto y está a nada desencadenar una guerra entre clanes. Eso me preocupa, el que se sepa, el que el coronel llegue atando cabos. 

—Hay que celebrar mañana —me dice Bratt ignorando a Brenda, Milla y Parker que también están en el despacho— La captura nos dio una estrella más y ya sabes lo que eso significa.

Me besa y noto la mala cara del alemán, detesta a los Lewis eso no es un secreto para nadie y supongo que le molesta el que Bratt le llevo una estrella por delante.

—Capitán —lo llama Brenda logrando que suavice los gestos— En tres minutos estaremos en línea con el hipnosis.

Las extremidades me tiemblan, llevo 9 días en lo mismo con el cristo en la boca rogando que nadie sospeche nada y que los malditos mafiosos me den la noticia de que Rachel ya murió.

«Guerra no puede haber» 

—La línea está abierta —avisa Brenda.

Se enciende el panel sobre la mesa mientras el reloj empieza a contar los minutos.

—Capitán Parker en línea —habla Dominic— Llamada de protocolo. ¿Qué novedades tiene soldado?

—Parte sin novedad mi capitán —contesta Rachel empeorando mi estado «No quiero que nadie note la trampa» — Misión en proceso con infiltrados firmes y estables.

Se interpone un pitido horrible y es muy poco lo que se entiende, la imitadora sabe lo que hace con lo poco que escucho me convence.

—¿Rachel? —se molesta Parker y el pitido ensordece la sala. 

—Rompo comunicación, el perímetro no es seguro mi señor.

—¡No me has dicho nada! —espeta. 

el —perímetro no es —seguro —mi capitán —reitera.

—¡No me cuelgues! —exclama Parker.

—Está diciendo que el perímetro no es seguro —interviene Bratt— No puedes poner en riesgo la misión por envidia a que tu equipo no te de nada. 

Cuelgan la llamada.

—¡No es envidia es que no puede decirme nada con tanta interferencia! —se queja Parker antes de irse— Vaya comunicación de mierda. 

Solo necesitaba esto para poder subsistir, para sobrevivir un par de horas más. La mayoría de los soldados se dispersan y yo elevo otra plegaria porque esto tenga punto final lo antes posible.

—Quiero ver la cara de Christopher cuando sepa que el crédito es mío —dice Bratt.

La mención del coronel me da nauseas, el saber que volverá algún día me debilita, si le tenía miedo antes ahora más. Es el tipo de persona que no controla los impulsos.

«No vuelve por ahora» Me digo, segun lo estipulado aun faltan dos semanas para su regreso. 

—Capitán hay un par de asuntos que quiero discutir con usted —le dice Milla a Bratt— Si tiene tiempo claro está.

—Vamos a mi oficina, tengo más material allí.

—Iré a supervisar a la tropa —me marcho.

Paso la tarde con mi equipo tratando de disipar todo lo que me carcome. Quisiera llorar para sacar todo este peso, pero la preocupación es como una barrera que no las deja salir. La noche cae y me encuentro con mi abuelo en la cafetería.

Frederic Lyons es el abuelo más amoroso que conozco, soy la nieta más pequeña de todas y mi padre es su más grande orgullo.

—Mi pequeña se casará —enreda los dedos en los rizos cobrizos que forman mi cabello— Me alegra que sea con un buen hombre.

«Ni tanto»

—Ya estoy refiriendo a Bratt para que en un par de años el consejo lo acepte como miembro —me explica— Hoy vi la noticia en la prensa y se dice que esta será la segunda boda más esperada del año después de la del coronel.

Quiero alegrarme, pero parece que me hubiese apagado por dentro.

—Te amo mucho abuelo —le beso las manos arrugadas— Gracias por estar aquí.

Charlamos por largo rato mientras bebemos café. Martha Lewis esta dichosa con la boda y mi papá viajara desde Georgia para presenciar el momento.

—Tengo una reunión con el concejo —se disculpa mi abuelo antes de darme un beso en la frente a modo de despedida— ¿Desayunamos mañana?

—Si.

—Dale mucha comida a mi bisnieto.

Asiento dejando que se vaya. Me quedo mirando a la nada mientras poso las manos en mi vientre. Sigo convencida de que no era mi intención hacer lo que hice. Sencillamente la ira me ganó y fueron demasiadas cosas a la vez.

Stefan llega con una laptop ubicándose en la mesa que tengo a la izquierda. Tiene buen semblante, de hecho, toda la tropa de Bratt tiene el mismo aire ya que entre todos lograron la captura de la secretaria y el congresista «Drew y Maricarmen»

Le doy un sorbo a mi café, volteo a ver la pantalla que tiene abierta sin querer y me es inevitable no detallar lo que hace. El café me sabe amargo removiendo la inquietud que no me deja en paz, así que aparto la taza poniéndome de pie.

—Mi sargento buenas noches —el soldado se levanta siguiendo el debido protocolo mientras yo sigo con los ojos fijos en la pantalla.

—¿Qué haces? —indago al notar que está recortando una foto del diamante azul.

—Termine mis deberes y estoy posteando una foto de la joya que se perdió. A lo mejor alguien la encontró y la venden por ahí en un mal precio.

—La teniente James siempre tan descuidada —digo para no levantar sospecha—. Yo no le quitaría el ojo a algo tan caro.

—No se le perdió a Rachel —se vuelve a sentar— Lastimosamente Milla fue quien lo perdió el día que nació la pequeña Peyton...

El piso se me mueve distorsionando la voz que me habla, el café me queda en el borde de la garganta y de la nada escucho los latidos de mi propio corazón.

—¿Cómo dices? —es lo único que logro articular.

—Rachel le entregó el collar a Milla para que se lo guardara ya que en la sala de partos no se admiten joyas y desafortunadamente a Milla se le perdió en el centro comercial...

Debo sujetarme en una de las mesas para no desfallecer, los ojos me arden y mi cerebro da vueltas amenazando con quitarme el conocimiento.

—¿Esta bien? —se levanta Stefan y lo aparto corriendo a la salida.

Me tomo la cabeza entre las manos «¿Milla?» ¿Que hice? La realidad me llega de golpe recordando a la mujer que me suplico en medio de lágrimas.

«—No sé qué hice, pero lo siento» «—Llévame contigo» «Angela» Rachel no tenía la culpa. Detengo el paso a mitad del jardín y suelto un grito que me desgarra la garganta. El llanto me toma con la misma fuerza que me tomó la culpa.

«¡¿Que hice?!» Le dañe la vida a un inocente a quien me dejó claro que no quería disputas conmigo. Corro a la oficina de Bratt saltándome las escaleras de dos en dos. Tengo la cara de Rachel estancada, esos últimos momentos, el miedo en sus ojos...

Me aferro al pomo y tiene pestillo.

—¡Bratt! —exclamo en medio de lágrimas— ¡Bratt!

Pateo e insisto mientras que por la ranura me fijo en las sombras que se mueven a dentro. El llanto me sacude los hombros, las lágrimas me nublan la vista, pero no me importa sigo pataleando una y otra vez hasta que me abre.

—Cariño ¿Qué pasa? —pregunta preocupado, sin embargo, su hipocresía no tapa el que tenga a Milla atrás con los labios enrojecidos. Él tiene el cabello revuelto e inmediatamente mis ojos reparan la playera arrugada y mal encajada.

—¿Como pudiste? —inquiero.

—¿De qué hablas?

Retrocedo anonadada  por su descaro.

—Lo sé, todo yo... —el llanto no me deja hablar— Sé que me engañaste con ella.

—Milla vete —le pide a su amante y esta sale sin decir nada.

Aprisiona mis brazos y veo tanta tristeza en sus ojos. Tristeza que me hubiese importado si sus errores no hubiesen provocado la catástrofe que se desató.

—Perdóname —me dice— Aun no me explico cómo paso e intente evitarlo, pero...

Niego con las lágrimas cubriéndome el rostro.

—Yo sané tus heridas y estuve cuando tú más me necesitaste.

—Lo sé, cielo...

—Y aun así me fallaste...

—Lo siento —se disculpa y sigo retrocediendo...

—Por el hijo que tendremos. Meth, perdóname

«Meth» Ella me dijo Meth en medio de su súplica. «Mi amiga» ¡Oh Dios! Me alejo intentando correr, pero me enredo con mis propios pies yéndome de bruces al piso, cayendo con la nariz a pocos centímetros de las botas que aparecen de la nada

Alzo la cara apoyando las manos en el piso ¿Que hace aquí?  Todo me tiembla y mi único impulso es arrastrarme en el piso lejos del hombre que no se inmuta en ayudarme a levantar si no que pasa por mi lado creyéndose la mejor cosa del mundo.

«Christopher» Sus escoltas lo siguen dejándome en shock.

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