CAPÍTULO 26
Hela.
Rachel.
Acabo con mi lista de quehaceres, estoy fuera de la cocina gracias a Parker. El otro grupo de voluntarias se quejó, pero no pudieron hacer nada.
Cumplo todo en tiempo récord, el día es corto y tengo que verme con Gauna en el puerto. Las nórdicas llegan hoy y hay que ayudar en el secuestro.
Recojo los baldes y los útiles de aseo. La tarde está tranquila, el padre Santiago se fue a una peregrinación con el obispo Pablo y la madre superiora no ha molestado en todo el día.
El móvil me vibra y me meto al baño de la sala de maestros.
Es un mensaje de Stefan.
"¿Que tal me queda el azul?"
La imagen tarda en cargar, la amplió detallando lo bien que se ve.
¡Oh la la la! Me gusta como le queda, soldado.
Responde de inmediato.
"Ahora soy el asistente del diputado central" El papel de espía va de maravilla.
Contesto rápido.
"Me alegra. Ten mucho cuidado"
Me envía tres corazones rojos.
"Claro que sí, estoy contando las horas para verte"
"Yo también" —envio el último mensaje.
Me siento sobre el vaters y suelto el aire que tengo represado en los pulmones. Me gustaría creerme lo que escribo. Tener la certeza y la seguridad de que lo hago con convicción.
Lo estoy viendo como una misión imposible, llevo tres días aquí y tengo la cabeza vuelta un caos. No me soporto ni a mí misma, estoy irritable, ansiosa, insegura y tengo la libido por los cielos.
La noche de lunes empeoro las cosas. Di una vuelta con Stefan con la esperanza de que hubiera comprado los preservativos y se le ocurriera proponer actos sucios en el auto.
No sé si me estoy volviendo una ninfómana calienta braguetas, pero quería acción. Quería sentirme llena y soltar la frustración que tengo.
La cosa es que no pasó nada, mi tierno soldado me llevo a comer pizza callejera y no sentamos a charlar sobre el nuevo papel que le dieron.
Pobre, no lo culpo estaba tan emocionado que no dejaba de sonreír y agradecer mientras yo tragaba grueso imaginando cochinadas con cierta persona que no quiero nombrar.
Guardo el móvil y recuesto la cabeza en la lata fría. Estaba bien, no muy plena que digamos, pero bien. La cosa se descarrió el domingo en la casa sacerdotal.
—Estoy mucho más tranquila —Gema entra al baño— Ángela fue sincera y me dijo lo que realmente pasó.
—¿Y le crees? —pregunta Liz.
—¿Para qué iba a llamar decirme mentiras?
—¿Para quedar bien?
—Angela no es así. Si hubiese querido quedar bien no se hubiese ido con él.
—Si hubo o no acción, Christopher se comportó como maldito —abren la llave del lavamanos— Te hizo ver como un cero a la izquierda.
—Estaba enojado...
—¡Estaba enojado! —repite Liz— Siempre justificas sus patanerías con el "Estaba enojado"
—Liz, no me voy a poner con exigencias sabiendo como es. La etapa de mujeriego no se le va a quitar de la noche a la mañana.
—Y mientras tanto ¿Qué? ¿Puede revolcarse con la que se le dé la gana?
—Por supuesto que no, se fue con ella porque quería desahogarse. Angela me contó que el trabajo lo tiene asfixiado.
«Claro» Es demasiado inocente para Christopher Morgan.
—Dije que le iba a dar su espacio, si no se siente asfixiado las cosas irán mejor.
—Como digas —Liz abre una de las gavetas— Solo júrame que no tendrás otra crisis como la de anoche, pensé que te cortarías las venas.
—No soy Sabrina —se ríe Gema— Aunque no niego que tuve una crisis de celos.
Liz sale, hablan de lo que harán el sábado y abandonan el baño.
Me lavo las manos y me reservo los comentarios sobre el tema. Anoche decidí ignorar la violenta punzada de celos y suprimir la lástima que me provocaron las lágrimas de Gema.
«Christopher no es tu asunto, Rachel»
Cierro la puerta. Me quito la blusa y malo los brazos y la cara.
A las 6:00 Pm abordó a un taxi con destino al muelle de Londres a contribuir con el operativo que rapta a las verdaderas nórdicas. Meredith, Ángela, Alexandra, Gema y Liz ya están allí con mis otros colegas.
—Hubo cambio de planes —avisa Gauna— Tienes que tomar el papel de Alexandra.
«¡¿Que?» Me aclaro la garganta para hablar.
—No creo que pueda señor.
—No es una propuesta, linda.
—La madre me pidió que dirigiera las vigilas de los próximos tres días —explica Alexandra— No puede rehusarme, no acepta alegatos en sus reuniones.
—¿Y Laila?
—El ministro dijo que no servía para el papel.
Me trago el disgusto. A duras penas tengo tiempo para dormir y ahora tengo que someterme a prácticas de tubo.
—A la lancha —ordena Gauna.
Alexandra se va, Parker lanza la señal (Ya esta en el barco) Con Angela abordo la lancha mientras estudio los deberes que debo asumir.
Las nórdicas son famosas, pero nunca han estado en Londres, nadie conoce sus rostros y sera fácil cambiar papeles. La lancha rodea el barco donde vienen y Patrick se mete en los sistemas de vigilancia causando distracción mientras ubicamos el camarote que las trae.
Un operativo silencio y para cuando quiero entrar ya Parker las tiene encañonadas en el espacio lleno de ropas y peluca. Las mujeres no tienen buena cara.
—Que bienvenida —comenta una de las morenas— Creí que los ingleses se destacaban por su amabilidad.
—Aquí ninguno es inglés —se burla Angela— Mala suerte amiga.
—La prostitución es legal —replica una rubia desde la cama.
—¿Y quién está diciendo lo contrario? —pregunta Liz.
—Quítense la ropa —pide Parker.
La mayor se levanta.
—No le debemos nada a nadie —replica— Asi que guarden las armas y fuera de aquí. No queremos líos con criminales.
—No somos criminales —aclara Parker sacando saca su placa— Somos parte del FBI y están bajo nuestra custodia.
Se miran entre ellas.
—No tenemos delitos.
—Por ahora no, pero si se niegan a colaborar, pueda que si.
Parker tiene que llegar a una buena negociación o si no estaremos en problemas. Las mujeres son simples prostitutas, como lo dijeron, no tienen cargos ni antecedentes. No estan en obligación de colaborar y necesitamos que hablen.
No podemos ponernos las pelucas y fingir que somos ellas así, porque sí. Necesitamos su rutina, gestos, trucos y enseñanzas.
Parker se sienta negociar dinero a cambio de información. Las sumas son exorbitantes, ofrece saco roto solo por dejarnos tomar su papel.
Tardan en ponerse de acuerdo, unas lo ven como la opción de descansar por semanas sin preocuparse y otras temen que les dañemos el negocio y las metamos en problemas.
Mi capitán deja que pidan y lo que quieran pactando que no se les dañara la imagen.
—El dinero que pague el club es nuestro —exige una de las rubias— Y no hace parte de lo que ustedes nos pagaran.
—No, nos interesa el dinero —se defiende Parker— Es todo suyo.
—Tienen que dejar nuestra reputación en alto, Nada de fallas y errores que nos pongan en ridículo. Retomaremos el trabajo y lo queremos tal cual lo entregamos.
—Hecho —Parker cierra el trato.
En el fondo saben que si no cooperan la FEFM las pondrá bajo el radar.
— Cámbiense —nos Parker— El puerto está a cinco minutos.
No hay tiempo para asignar papeles ni para buscar lo que mejor convenga.
Cada una agarra el equipaje y la primera peluca que se le acomoda haciendo uso de lentes y pelucas.
En el puerto Parker saca a las mujeres vestidas de civil y nosotras nos encontramos con el hombre que nos lleva al hotel asignado.
—Habitación para cinco —nos entrega una tarjeta en el sitio— Las recogeremos el viernes para la presentación.
Angela asiente acatando el misterio envolvente que hace el papel exclusivo. Siento que la cama me llama cuando estamos adentro, pero el cansancio no da tregua. A duras penas dejamos el equipaje abordando de nuevo la camioneta donde nos espera Gauna.
Hay que reunirse con las prostitutas que nos enseñaran todos los detalles del papel. Gauna sigue dando órdenes y recuesto la cabeza en el asiento dejándome vencer por el cansancio.
Los ojos se me cierran y de la nada me veo follando en las escaleras de la iglesia con Christopher sobre mí. Sudando, arremetiendo buscando mis labios para él...
Tosen, abro los ojos y echo la cabeza hacia atrás cuando veo a Gauna a centímetros de mi rostro.
—¿Te asuste bella durmiente?
—No señor —soy la única que queda en la camioneta.
—oh que bien. Me preocupa no tener la altura que se necesita para cuidar tu sueño —dice con sarcasmo— ¿Quieres seguir durmiendo mientras te veo hacer mohines?
Niego.
—¡Entonces mueve el culo y ponte a trabajar! —grita— ¡Estamos en una misión no en la ruta de Morfeo!
Salgo a trompicones de la camioneta.
—Te pegue dos veces con el codo y no me hiciste caso —se disculpa Ángela.
—Descuida —trato de ponerme presentable.
Me merezco el regaño por estar soñando tonterías.
Estamos en la zona industrial adentrándonos en las bodegas donde estaran escondidas las verdaderas prostitutas. Parker doto el lugar para las prácticas con una pasarela, tubos y sonido.
Dominick toma asiento con Gauna supervisando todo mientras las nórdicas se acerca reparando la figura de cada una.
—¿Que tan en serio se toman el papel? —pregunta la rubia.
—Muy enserio —Gauna toma asiento al lado de Parker.
—Imitarnos no es fácil —comenta otra tomando la cara de Meredith.
—Solo di lo que tenemos que hacer —Angela alza el mentón— Hemos estado en todo tipo de operativos.
—Si nos van a imitar tiene que ser en todos los sentidos y facetas —advierte la que parece ser la líder— Es nuestra reputación la que esta riesgo.
—Ya lo prometimos —se desespera Liz— ¿Podemos empezar?
La líder se vuelve hacia Gauna.
—Supiste elegir calvito —le guiña un ojo.
—Vamos a presentarnos —propone una— Y de paso elegimos quien emitirá a quien.
—Yo soy Freya —se presenta la primera. Es alta de pechos grandes y cintura pequeña— Soy la más antigua de la cinco y soy la que diriges los bailes y el show— Se para frente a Angela— Y creo que serás tú quien reluzca mi apodo de diosa del amor.
Saca a Angela de la fila.
—Quítate la ropa —le ordena.
Angela es muy segura, no titubea. Se saca el pantalón, se quita la camisa. Se voltea y se pone espalda contra la mujer. Angela es un par de centímetros más alta, pero se puede disimular con los zapatos indicados.
—Tienes muchos tatuajes —advierte la rubia.
—Cambiamos todo el tiempo, el público puede creer que son temporales.
—Yo soy Frey —se presenta otra tomando a Meredith de la mano. No tienen el mismo tono, pero sí se asemejan en cuanto pecas, estatura y delgadez.
Repiten el mismo ejercicio de la primera y la hace quedar en ropa interior.
—Skadi —dice una morena llamando a Liz con el dedo.
—Nanna —avanza la siguiente morena. Gema sale antes de que la llamen, se quita la ropa y hacen las debidas comparaciones.
Solo quedamos dos y en el fondo sabía con quién me iba a tocar. Lo supe cuando le vi el culo y las tetas.
Tiene el cabello más largo que yo y es de ojos claros.
—Hela —me toma la mano para que de la vuelta.
«Hela, Karla, Selene, Rachel, Aline» Un día de estos terminare llamándome mierda.
Se pega a mi espalda y hacemos las debidas comparaciones.
—Sexy —me sonríe antes de apartarse.
—Aquí cada una tiene un papel —anuncia Freya. Roles que usamos cuando salimos al escenario— Como la mayor soy la que manda, dirige y ordena. Los hombres me ven como la dominante que toma y hace lo quiere.
Se pasea por la tarima.
—Mi paso es duro, rudo y acelerado. A mí no me toman yo tomo —nos mira— Frey es sumisa, hace y dispone lo que el cliente quiere, a todo dice que si y es muy juguetona.
Meredith tuerce los ojos cuando la mujer se pasea por la pasarela.
—Skadi es mi consentida —continua Freya— La zorrita impertinente que me complace en todo con tal que de tener la rienda suelta. Es despampanante suelta y atrevida.
Liz se ve feliz. No le quita los ojos a la chica que le enseña como caminar en la pasarela.
—Nanna, es la fantasía de los hombres mayores que les gusta jugar con jovencitas. Es una niña consentida que siempre quiere atención. Inocente e ingenua cuando de roles se trata.
Hace una pasarela al estilo colegiala jugando con el cabello y soltando risitas de adolescente.
—Hela —Freya se ríe— Es la más picara de todos. Segura, sexy y provocadora.
La mujer se suelta el cabello y se come la pasarela cuando camina. Contonea las caderas y el culo como si fuera la diosa de la noche. El cabello le llega a la cintura y le tapa toda la espalda.
«Maldita sea» «Provocadora, sexy y segura» Me pregunto si el cosmo no sabe que quiero ser una mujer de bien.
«No si sueñas como ninfómana» Me recrimina mi subconsciente. La mujer baja del escenario, se va donde Parker y Gauna sin dejar de mover el culo. Los hombres quedan con la boca entre abierta cuando da la vuelta, se nalguea. Vuelve a voltear, toma a Parker del cuello y le da un beso en la boca.
«Estoy jodida» Sus compañeras la aplauden.
—¿Te quedo claro el papel? —pregunta Freya.
—Lo tiene desde que nació —murmura Meredith entre dientes.
Agradezco que la mujer ignore el comentario.
—¿Todas saben bailar?
—Tome clases de pole dance cuando tenía diecisiete —dice Gema— Liz es latina, esa pregunta esta demás.
—Bailes danza irlandesa en mi país —comenta Meredith.
—Crecí en medio de esto —Ángela se encoge de hombros— Lo manejo a la perfección.
—¿Y tú? —me pregunta Hela— Sabes mover el culo o eres de esas bonitas con coordinación de estatua.
Todas me miran. Obviamente sé bailar, de pequeña andaba metida en todo lo que tuviera que ver con danzas (Ballet, tango, cumbia, danza árabe) Mamá me complacía con todo lo que tuviera que ver con el arte corporal (Soñaba con que tomara esa rama y dejará la FEMF)
—Sé defenderme —digo con modestia. No voy andar presumiendo nada, aprenderé lo que tenga que aprender.
—¿Podemos ponernos la ropa? —pregunta Meredith.
—¡No! —contesta su doble— Vamos a practicar como se debe. Ligeritas de ropa.
—Calvito pon la música —pide Skadi— Vamos a enseñarles cómo se sexy y artista.
—¡Tacones! —pide Nanna.
Parker deja caer un bolso lleno de zapatos. «¿de dónde saco todo eso?» No me lo imagino eligiendo tallas de zapatos.
Cada quien busca su talla.
—Las tuya —me ofrece un par de sandalias blancas.
—Gracias —las recibo.
Repara mi lencería.
—No te presentes así en el club —se aleja— Aburres.
Prefiero soltar la risa antes de amargarme por el comentario ¿Como quería que viniera? ¿Con pantis de encaje? No ando barriendo jardines con lencería sexy.
—Miren y aprendan—dice Freya— Luego nos imitan.
La música arranca y las mujeres se transforman en diosas sexys. Cada quien debe poner atención a la chica que imita. Hipnotizan con cada toque y cada movimiento.
—Creo que mejor las dejamos solas —Gauna se levanta cuando vuela el primer sostén.
Parker no duda en seguirlo.
—Ahora ustedes —no jalan al escenario.
Cada quien se va con su instructora.
A Gema le va de maravilla con el tubo, Hela me acerca a uno y me pide que la imite.
—El tubo es el macho que deseas —me dice contoneando las caderas— Cierra los ojos imagínatelo y el espectáculo saldrá solo.
Me explica los movimientos básicos mientras el ritmo de la música se vuelve lento y sensual.
—Olvídate de todo y siente el ritmo.
Two Feet acaricia mis oídos. Hela me pone las manos en el tubo, se pega a mi espalda y guía los movimientos de mi cintura.
—Imagina que soy tu hombre —baja las manos por mi abdomen— Deja que la imaginación vuele y follate el tubo.
—Stefan no se levantará mañana —dice Gema en el otro tubo— Estará agotado por dar tantas vueltas en tu cabeza.
Me muevo con Hela.
—¿Stefan es tu novio? —pregunta la chica.
—Algo así.
—No nos sirve un "Algo así" Para comernos la pista tenemos que pensar en lo duro, aquí no hay cabida para el amor de colegio —se acerca a mi oído— Aquí solo hay espacio para los que provocan orgasmos de alto nivel.
Soldado chef se va al limbo, trato de traerlo a mi mente, pero mi cerebro no le da paso. Se estancan en recuerdos pasado grabando un solo rostro. Rostro al que prefiero ponerle una sombra negra antes de admitir que estoy bailando como puta pensando en él.
—Las manos —me habla Hela— Son tu instrumento de satisfacción, exhíbelas, tócate y vuelvelas tu amante.
Me toma una noche aprender lo más importante. Esto no es tan fácil como el operativo que tuve en Moscú ya que las nórdicas son otro nivel.
—Siempre nos vamos con el mejor postor —me recuerda Hela— Estate atenta a quien ofrece la mejor suma y ten presente que nunca rechazamos ofertas millonarias.
La rutina acaba con el show de Hela y Frey y la canción copycat. Es uno de los actos más apetecidos y me tarda hora y media aprenderlo sin, errores ni tropiezos.
—Tengo que irme —alcanzo mi botella de agua— Tengo que trabajar en una hora.
Todas paran el baile estipulando el horario de la siguiente jornada que sera mañana por la noche. (Parker se encarga de la coartada que me cubrira en el centro
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La siguiente noche.
Hela me recibe con una cerveza lista para la nueva rutina.
—Bueno novatas —anuncia Freya llamando a sus chicas— Vamos con la rutina de grupo.
Dos horas con videos de sus actos más extravagantes. Actos donde se tocan y besan sin el menor pudor. Liz sonríe encantada, Meredith tiene cara de horror, Angela no muestra nada y Gema queda con la mandíbula descolgada.
—Ya vieron, ahora imiten.
—¡No voy a besar a nadie! —replica Meredith.
—Es parte del show y aquí todo se cumple al pie de la letra o no se hace —la calla Freya.
Ok, ser una nórdica se acaba de convertir en el papel más difícil de mi carrera. Apago mi moral y relajo los músculos. El ejercicio es que nos sentemos en una silla con las manos atadas a la espalda. Una por una ira tocando a la que está atada hasta que todas pasemos todas por lo mismo.
El ejercicio incluye un beso y acceso total a tu cuerpo.
Pruebo cuatro bocas femeninas, el único beso que reconozco es el de Liz. Es la única que me susurra en el oído que es ella y me toma la cara como si fuera su novia. Por suerte se cumple con todo y el jueves por la noche se pacta y estipula la hora y la forma en la que daremos el espectáculo.
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