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CAPÍTULO 15

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Exilio.

06 de junio.

Rachel.

Un par de labios se posan en mi frente mientras tapan mi cuerpo desnudo. Medio abro los ojos, son las cinco de la mañana, los párpados me pesan y quiero incorporarme, pero el sueño me gana.

Percibo la suave loción de Stefan cuando me abraza.

—Gracias —me susurra antes de levantarse.

Le tomo la mano trayéndolo a la cama. 

—Quédate —le pido con los ojos cerrados.

Me da un leve beso en los labios.

—No tardará en sonar la trompeta y debo preparar el desayuno. Te traeré el tuyo cuando me desocupe.

Suelto su mano, no merece un regaño por mi culpa.

—Duerme —se va, 

El sueño me toma y cuando vuelvo a despertar tengo una estúpida sonrisa en el rostro. Huelo a él y eso me encanta Recopilo mi romántica noche con el soldado chef sintiéndome en el cielo, feliz después de tantas cosas.

Saco los pies de la cama, por primera vez deseo que Johana y Wolfgang sigan ausentes. Si seguiré teniendo momentos como este pueden tardarse todo lo que quieran.

El hambre me abarca así que tomo una ducha preparándome para bajar. Los pasillos no estan muy concurridos cuando salgo y termino fijandome en el reloj.

Aprieto el paso tomando el camino del comedor. El bullicio de los soldados llega a mi punto, unos están afuera aglomerados alrededor de portátiles y móviles, otros se le abalanzan a un chico que trae un paquete de periódicos.

«¿Cayó el presidente Maduro?» Me acerco a la multitud, los gritos y murmullos no me dan pie para entender lo que pasa.

—¡Dio el golpe de la década! —exclama un soldado eufórico.

Entro al comedor y todos estan con la vista fija en el televisor que vuelve a dejarme sin palabras con el enunciado que ocupa toda la pantalla. 

"Cae el líder de la mafia" Las voces se distorsionan a mi alrededor con el mareo que me abarca

Cierro y abro los ojos comprobando que el anuncio sea real.

Hay otro enunciado:

"Christopher Morgan logra el golpe de la década capturando al mafioso más importante del mundo"

Atropello a todo el que se me atraviesa situándome a centímetros de la pantalla. Transmiten desde la central de Londres y hay reporteros rodeando las camionetas que entran al estacionamiento.

—Es un día histórico para la FEMF —enfocan a una reportera— El coronel Christopher Morgan capturó al temido Antoni Mascherano. Da el golpe más grande de la década al acabar con uno de los mafiosos más buscados del mundo dándole fin a una guerra de tres años que cobro la vida infinidad de víctimas.

Celebran atrás y yo siento que todo es un sueño «Sigo sin creerlo» Abren las puertas de una camioneta mientras los reporteros se aglomeran tratando de que los soldados le dejen enfocar el pasajero.... Todo se me remueve y debo sujetarme de una de las mesas cuando lo veo. 

«Lo hizo» Antoni Mascherano sale esposado y con un chaleco antibalas, las luces de las cámaras lo enceguecen, pero no se cubre el rostro ni baja la cara, por el contrario sonríe con malicia mientras los escoltas le abren paso a la central.

—Tifosi —dice sin dejar de sonreír.

«Tifosi: Aficionados»

«Capturado» El hombre que partió mi vida en dos, ha sido capturado. El protagonista de mis pesadillas, ¿Está tras las rejas?

—Se dice —continua la reportera— Que el temido líder no supo mover las fichas a la hora de atacar ya que la batalla final se dio de forma improvisada a pocos kilómetros de la central en un sorpresivo atentado hacia el coronel. No contó con que Christopher Morgan volteara los papeles capturandolo en su propio juego. Surgen preguntas del porque el líder atacó de semejante forma...

Enfocan a otro reportero que corre tras la guardia de Alex Morgan, codea a todo el que se le atraviesa y llega al grupo de periodistas que rodea al ministro.

Ministro ¿que informe da sobre la situación?

Se encoge de hombros, No ha cambiado nada parece que lo hubiese visto ayer.

—No hay mucho que decir—habla al micrófono— El ejército inglés es uno de los mejores y esto tarde o temprano sucedería...

—¿Qué siente al saber que fue su hijo? —pregunta un reportero asiático— No hay duda de que el coronel es uno de los mejores, pero que dice sobre el brillante papel que desempeñó todo este tiempo.

—Orgullo, en eso se resume lo que pueda sentir en estos momentos. Hoy más que nunca demostró ser un Morgan y me enorgullezco en tenerlo como hijo.

—¿Qué hay de los otros soldados que participaron?

—Gloria y condecoraciones, estuvieron firmes desde el principio y merecen ser reconocidos como los mejores. 

—¿Ansioso por entregarle la décimo quinta medalla al coronel? —pregunta una reportera argentina.

—No —sonríe con orgullo— Estoy ansioso por anunciarlo como mi candidato.

La cafetería estalla en aplausos, se arma una algarabía a mi alrededor. Todo me da vueltas, demasiadas cosas que procesar «Candidato» No me quiero imaginar lo que conlleva su campaña política.

Un reportero sale del tumulto.

—¡La otra sorpresa del día! —grita eufórico— Tenemos otro candidato y no es cualquiera, señores. Es nada más y nada menos que el primer coronel en hacer historia...

—¡Llego! —gritan por otro lado— ¡El coronel acaba de llegar!

Me doy  la vuelta buscando la salida, suficiente tuve con ver Antoni..

Tomo un periódico y ubico la noticia principal leyendola a solas en mi oficina. 

La madrugada del seis de junio se convierte en el día más importante de la década, el temido líder de la mafia cayó y fue capturado por el coronel Christopher Morgan después de una sangrienta batalla en la ciudad de Londres.

El enfrentamiento se dio casi a medianoche cuando el líder intentó emboscar al coronel en el paso de las colinas gemelas. El altercado duró dos horas y cobro la vida de cuarenta y dos soldados y cincuenta y siete integrantes de la banda delictiva.

Todo empezó la tarde del viernes cuando Antoni Mascherano intercepto a la teniente del ejército inglés Laila Lincorp en busca de información clave sobre el paradero del coronel. La teniente de veintiséis años fue sometida a un duro interrogatorio y no tuvo más alternativa que hablar y jugar el papel de cebo.

El plan que al principio puso a la central de Londres contra las cuerdas fracaso enormemente cuando el coronel invirtió los papeles e introdujo al líder en la colina.

Balas y proyectiles zumbaron en el inhóspito lugar. Mientras Christopher Morgan ganaba tiempo Antoni Mascherano perdía gente, el rencor y los altercados de años pasados jugaron en su contra, se dejó ganar por la ira e intentó conseguir información en medio del enfrentamiento, ventaja que aprovechó Bratt Lewis, Dominic Parker y Simon Miller ya que derrumbaron la guardia del líder y llegaron al centro del combate.

Quiso huir al sentirse acorralado, pero no pudo con el ejército que lo rodeaba y a las 02: 14 de la mañana Christopher Morgan, atrapó y al líder después de tres años en guerra.

Aún no se tiene claro el porqué del repentino ataque, surge la pregunta de que buscaba el líder en la ciudad. Tenía conocimiento de las desventajas que tenía en territorio inglés, sin embargo, apostó todo por el todo y se aventuró a una batalla que le costó la libertad y el puesto como líder de la mafia...

Doblo la hoja rebuscando el número de Johana (La de protección a testigos) Es el único contacto al que puedo llamar y necesito saber que pasara de ahora en adelante. No me han dado razón de mi reubicación y el que Antoni no esté cambia muchas cosas.

Abro las ventanas, mi sistema anhela nicotina y mi garganta aclama un vaso de whisky. Surgen ideas y teorías ¿Qué diablos seré ahora? ¿A dónde me enviaran? ¿Y cuándo tendré que irme?

«¿Volveré?» No. Los exilios definitivos no funcionan así.

"El soldado que firme el exilio se atiene a vivir con la vida que dictamine la entidad" Los exiliados se quedan en el olvido. 

Remarco el número de Johana

—Hola —contesta y siento que me vuelve el alma al cuerpo.

—Hola —tomo aire—Soy yo...

—Selene —se escucha el sonido de un claxon— Estaba por llamarte, justo ahora voy de camino al comando ingles. No he dejado de ver las noticias y créeme cuando te digo que estoy peor que tú, ¿Como te sientes?

«Como si lo supiera»

—No lo sé —doy vueltas con el teléfono en la oreja— Dudosa, ansiosa...

—Es de esperarse esto nos ha dejado con la boca abierta. 

—Necesito soluciones, Johana estoy a punto de una crisis de ansiedad y tu silencio no me ayuda.

—Hago lo que puedo linda —capto el sonido del tráfico— Llevo más de una semana investigando qué diablos pasa, el concejo exige las mismas preguntas que tú y me enviaron con Alex. He hecho hasta lo imposible por hablar con él, pero su asistente alega que está muy ocupado con lo de la campaña...

—No me interesa su agenda —no suelo ser grosera, pero no estoy para parloteos— Lo único que me interesa es que definan mi situación, estoy harta de tanto silencio y quiero largarme ya que uno de los soldados está apunto de saber quién soy...

—¡¿Que?! —exclama al otro lado de la línea.

—Como lo oyes, me encaró y me trato de mentirosa, no puedo arriesgarme a que me descubra—miento. No veo a Paul como una amenaza.

—Ok, esto se está saliendo de control. Por mi parte también tengo muchas dudas y Wolfgang tampoco aparece. 

—Dímelo a mí, se presentó como director de asuntos internos y ahora nadie sabe sobre su paradero pueda que sea un timador y...

—Escucha —me pide—Te reubicare, ¿Sí? Actuare como una cabra loca, pero te enviaré a otro lado. Solo dame un par de días y te sacaré de ahí, tengo muchas dudas respecto a Wolfgang y no me perdonaré si te pasa algo.

—Gracias.

—Haré mi último intento de hablar con Alex, no creo que dé frutos, sin embargo no me daré por vencida

—¿Cuánto tardarás?

—Dos días, así que ve preparando todo.

—Ok —me dejo caer en la silla.

Stefan aparece en la puerta cuando cuelgo. Trae una bolsa de comida. 

—Intenté alcanzarte en la cafetería —me ofrece lo que trae— Pero te veías alterada y supuse que necesitabas tiempo a solas.

Abro la bolsa hay un sándwich con pepperoni.

—Quieres irte —se sienta desanimado— Perdona la imprudencia, venía en el pasillo y fue inevitable...

Me levanto tomando asiento frente a él. Por este tipo de cosas es que trato de no forjar lazos con nadie. 

—No es porque quiera, es porque me toca.

—No me des explicaciones ángel. No me las debes —me pasa el jugo.

—Quiero dártelas, en mi situación pensarás que huyó por capricho, pero a decir verdad no me siento seguro aquí. Hay muchas cosas que no encajan y ya no soy un soldado.

—Si lo eres y no un soldado cualquiera. Eres una de las mejores de tu rango.

—Si, pero la FEMF me gustaba cuando era lo que fui antes, siendo...—suprimo el nombre— Cuando era una verdadera teniente y tenía la vida que soñé, rodeada de la gente que quise. Aquí me siento como una pieza de ajedrez a la espera de que me muevan sin saber si será para bien o para mal.

Asiente y lo traigo a mis labios besándole la boca.

—Quisiera que durara mucha más, pero no se me da fingir y se siente raro hacer el papel de falsa teniente con título inventado sin medallas que presumir.

—Digas lo que digas, te veré como mi sexy y candente superior.

Lo vuelvo a besar abrazándolo con fuerza antes de que se vaya, emana tanto calor y me gusta tanto. 

—Debo barrer el estacionamiento —suspira cansado— El orfanato buscará patrocinadores en un pequeño bazar organizado por la caridad y desde ya te digo que estas invitada.

—No me lo perdería. 

Jala la bolsa del sándwich acomodando lo que trajo para que pueda comer tranquila.

—Te recogeré a las seis.

Como mientras ojeo  en la computadora con el usuario de Selene. La red está inundada con los últimos acontecimientos: "Christopher Morgan será el candidato de su padre" "El ejército inglés se alza como el mejor" "El líder será llevado a juicio" Ignoro todo y me voy directo a lo que busco.

El reporte que informa el estado salud de mi amiga.

Leo las dos páginas que le dedicaron, hay mutiles pruebas de que fue sometida para dar el punto del coronel, muestran fotos de la tortura y los golpes que le propinaron " El coronel confía en la lealtad de su soldado y dice que no la dejara a un lado en el grito de victoria. La teniente Lincorp será condecorada como los otros y seguirá trabajando como lo ha hecho siempre"

Respiro tranquila, era obvio que no tenía la culpa de nada, Laila nunca le daría la espalda a la entidad.

Paso el resto de la tarde buscando algo que me ayude a saber sobre Wolfgang. Lo único que encuentro son reportes sobre su vida y sus logros en asuntos internos. No tiene señalaciones de ningún tipo, no hay más que felicitaciones y reconocimientos.

Como lo dije la organización opositora del concejo ha tomado fuerza. Hay un sin fin de decretos que impusieron en los últimos años.

Frustrada cierro la pantalla yéndome a la enfermería. Me las apaño para conseguir el anticonceptivo del día después. Stefan uso preservativo, pero no está demás prevenir.

Me encierro en mi habitación y releo la noticia de Antoni Mascherano «Principessa» Lo mínimo que espero es que lo sometan a su propia tortura dándole una cucharada de su propia medicina. Merece probar el HACOC y vivir la pesadilla de tenerlo corriendo por su sangre, ser dependiente y ansiarla tanto como la quise yo cuando me volvió presa de ella.

La FEMF no lo soltara, lo mínimo que le espera es una condena de cadena perpetua.A las seis en punto tocan a la puerta. Abro y Stefan me entrega una playera con el logo de la fundación. 

—Sé que pido mucho —me dice— Pero ¿podrías ponértela?

La recibo, tiene una igual.

—Quiero que nos vean como un equipo.

—Ok —pone la mano cuando intento cerrar la puerta.

—Quiero ver cómo te queda —se recuesta en el umbral.

—Me la veras cuando salga.

Se ríe y me toma de la cintura repartiendo besos por mi cuello. 

—Necesito privacidad soldado.

—No —cierra la puerta con el pie— Necesitas que yo te la coloque.

Tira del dobladillo de mi suéter y me lo saca por la cabeza volviendo a besar. Mis manos viajan a la pretina del pantalón y su boca recorre mi cuello mientras... 

—¡Stefan! —tocan la puerta— No dijiste que te encerrarías.

—¡Voy! —rueda los ojos.

—¿Paul? —lo aparto—¿Irá con nosotros?

—Siempre nos acompaña—me pone la camiseta— Ignoralo, prometió no molestarte.

—Lo está haciendo ahora.

—Si lo sé. También lo odiaría si no me dejara toquetear al chico que tanto deseo.

—Idiota —le pego con el puño cerrado.

—Soy un bombón que quieres lamer y lamer —se muerde los labios y suelto a reír.

—¡Stefan! —vuelven a gritar.

Salimos juntos y para colmo iremos en el auto de Paul porque el de Stefan no tiene gasolina. 

Nadie habla, así que me dedicó a intercambiar miradas coquetas con el sexy soldado que tengo al lado. Me guiña un ojo.

Creo que si me quedo un poco más terminare colgada y con veinte kilos más.

El bazar no va tambien aunque Stefan quiera convencerse  de lo contrario. Las otras fundaciones lo miran mal ya que segun Tatiana los señalan de estafadores por el escándalo en el que se vieron involucrados 

Las horas pasan y no se ha vendido ni un solo accesorio. Los niños van perdiendo el animo y el soldado busca opciones tomando una canasta yéndose a vender con Ernesto Paul y Tatiana. Me

Me quedo sola con Mirian y los niños, pero un grupo de hombres se acerca a grandes zancadas, apartando a todo el que se le atraviesa.

 Retrocedo armandome con lo primero que encuentro, vienen para acá y la cara que traen me pone a la defensiva. 

—¡Bienvenidos...! —intenta decir Miriam, pero la atropellan y tirándola al suelo. Uno de los sujetos saca un bate barriendo con todo lo que hay en la barra.

—¡Oiga! —me toman del brazo tirándome al lado de la hermana de Stefan. 

—¡¿Que hacen?!—pregunta la pobre asustada.

—Este puesto no fue autorizado —contesta uno de los gorilas arrancando las tablas de madera.

Me incorporo.

—¡Esa no es la manera de actuar! —alego y vuelven a empujarme.

La gente nos rodea.

—Tengo los permisos—Miriam rebusca en su bolsillo— Lo pedí hace cuatro días...

Le rompen la hoja en la cara. 

—¡No está infringiendo nada! —reclamo

—Este papel no es válido en estafadores —señala a Miriam— Su supuesta fundación es una pantalla de lavado de dinero.

La gente murmura.

—¡Todos tenemos presente los delitos de la fundación buenos corazones! —grita—¡La gente no olvida, así que fuera de aquí!

Derrumban el letrero y la gente empieza a gritar pidiendo que nos larguemos. 

—¡Ladrones! —gritan.

Siguen dándole hachazos al stand.

—¡Criminales!

—¡Ustedes son lo criminales! —grito hasta donde me da la garganta—¡Animales, por meterse con niños inocentes!

—¡Fuera! —sigue. 

Ernesto atropella a la multitud.

—¡No! —se le empañan los ojos e intenta quitarle el hacha al que destruye el stand— ¡Por favor no!

Lo tiran al suelo y la gente se le viene encima, Stefan intenta ayudarlo, Paul grita por ayuda, pero no hay gente coherente. Tatiana toma a los niños y los convence de que la sigan.

—¡A robar a otro lado! —siguen gritando. La gente patea y golpea a Ernesto en el suelo, le estrellan una tabla a Stefan en la espalda, una mujer viene por mí y la tiro al suelo con un puño. 

—¡Basta! —grita Stefan—¡Nos iremos, pero por favor paren con la agresión!

Las sirenas se oyen a pocos metros y la multitud se dispersa dejando a Ernesto en un charco de sangre. 

—Hay que llevarlo al hospital —me cuesta mirarlo cuando lo levantan. 

Lo meten al auto de Paul que se lleva a los pocos niños que alcanzan entrar. El resto toma el metro y la verdad es que el silencio es una tortura. Todos estan tristes y afligidos, llegamos al orfanato y los ánimos no cambian. 

—Creí que los Fersi solo eran conocidos en la FEMF —no me explico cómo la gente sabe de ellos.

—los Fersi sí, pero las empresas aliadas no —contesta Stefan sin mirarme—Los patrocinadores del orfanato eran empresas reconocidas y cuando cayeron arrasaron con nuestra reputacion.

Me apena verlo así; abatido y aburrido.

—No sientas pena ángel—suspira cansado— Algún día Dios se acordará de nosotros y acabará con las penas.

—¿Qué quieres que haga? —lo tomo de la mano— Si necesitas algo solo pidemelo.

—Solo quiero que te quedes a mi lado.

Ayudo con lo que puedo, Paul se va con Tatiana y Mirian se hace cargo de su esposo. Colaboro empijamando a las pequeñas. La tristeza se palpa en el aire y por ello prefiero salir un rato Sentándome bajo el árbol donde almorzamos la última vez. 

—Mi lugar favorito —Stefan se sienta a mi lado.

Dejo que la brisa fría me acaricie la cara mientras el me ubica entre sus piernas. 

—Lo siento —me dice al oído— No quería hacerte pasar un mal rato.

—Díselo a Ernesto y a los niños.

—Ellos ya lo saben.

Nos quedamos en silencio mirando a la nada, refugia la cara en mi cuello. Dejo que me abrace ya que me gusta su cercanía. 

—¿Cuál es tu lugar favorito en el mundo?

«Lugar favorito» Mi lugar favorito solían ser los brazos de cierta persona.

—No lo sé —alejo su recuerdo— He viajado tanto y tengo muchos lugares favoritos, sitios que dejaron huella.

—¿Cómo cuáles?

—En Perú contemple el más lindo atardecer. Nunca olvidaré la sensación de conquista al estar sobre las ruinas de Machu Picchu viendo como el sol se esconde detrás de las montañas. Amé la cultura de Mumbai, tuve mucha cercanía con la naturaleza y descubrí que hace milagros cuando la sabes tratar —me refugio en sus brazos— En Brasil tuve una noche única mientras cruzaba el río amazonas a media noche. Me sentí privilegiada acostada en una canoa viendo el cielo repleto de estrellas acompañada por el sonido de las cigarras, y amé ver el amanecer desde desierto de la guajira. Es un espectáculo natural.

—Eres un ángel viajero—me dice.

—Una nómada sin rumbo.

—Te echaré de menos cuando te vayas

Nos quedamos en silencio disfrutando del frío que envuelve la noche.

Me apena que deba quedarse solo. Tatiana y Paul se irán, son las únicas personas que lo acompañan de vez en vez y fueron escogidos por la central de Londres... Bueno aún tiene una posibilidad de irse con ello.

Espero que el mundo confabule a su favor y le de lo que tanto desee.

—Me tranquiliza saber que andarás más tranquila —me dice— Después del golpe de la historia tendrás menos peso encima.

—Eso espero.

—No me equivoque al decir que son los mejores —se ríe— Deje caer la olla del chocolate cuando vi el enunciando "Christopher Morgan captura a Antoni Mascherano"

—Me imagino.

—El puto amo —me aprieta contra él— Solo un Morgan usa un ataque a modo de ventaja.

No me molesta ver como lo veneran, venir aquí y conocer nueva gente me convenció de que poco a poco lo he ido superando.

—Dichosos lo que entrena sus filas —suspira.

—Serás uno de ellos —lo animo— Tendrás que esperar un poco más, supongo que ahora tardarán en anunciar la segunda lista.

Busco sus ojos.

—Ten fe —le acuno la cara entre las manos— Tu nombre estará en los escogidos.

—No ángel —me besa los nudillos— Allá se necesitan héroes no cocineros.

—Esa actitud no te dejará en la lista.

Saca su billetera buscando la hoja que le dieron en respuesta. 

—Ya hay lista y no estoy entre ellos.

El sello de "NO ADMITIDO" resalta en letras rojas, eso me decepciona tenía la esperanza de que al menos cumpliera uno de sus sueños.

—Será a la próxima —me abraza— La esperanza es lo último que se pierde.

—Stefan —se acerca Mirian— ¿Te molestaría vigilar a Ernesto? Los niños no quieren dormir solos.

—Voy.

Mirian se devuelve a la casa.

—Me apena teniente —se levanta Stefan— Pero tendrá que dormir sola esta noche.

—Que mal, había preparado un show de danza erótica.

Suelta la carcajada dándome  un beso en la frente.

—Le pedí a Paúl que nos recogiera mañana temprano.

—Pensé que nos quedaríamos hasta el lunes.

—No me dieron todo el fin de semana, con la etapa electoral la central debe estar como una cuchara de plata —me guía a la casa— Tengo una agenda llena de tareas matutinas.

—Lo siento...

—No lo veo como una tortura, me servirá tener distracciones cuando te vayas —se detiene en el umbral— Así no te pensare tanto.

Se saca una artesanía  del bolsillo.

—Cosa que no tendrás tú —rasga el empaque y saca un brazalete— Donde sea que vayas pensaras en este sexy y atractivo cocinero —me lo coloca en la mano derecha— Cuando comas, cuando visites una cafetería, cuando te bañes, cuando veas a gente barriendo calles...

Me hace reir. 

—Y cada que veas este novedoso brazalete hecho de semillas de girasol.

Lo beso.

—Descansa —se despide— Te veré mañana temprano.

El Domingo no tiene gran importancia. Johana no me llama y Stefan se le pasa de ceniciento cumpliendo con su lista de quehaceres. Me visita en la tarde, pero es poco lo que hablamos, me entrega una bandeja de comida y se pone a ver televisión mientras como, para cuando termino esta rendido en la cama.

Le quito la chaqueta y los zapatos, antes de acostarme a su lado ideando la forma de dejarle una buena suma de dinero sin que la rechace, tendré que hacerla llegar días después de forma anónima.

Cuando despierto ya no está, así que recojo las pocas que tengo preparándome para mi partida. Johana me dijo que en un par de dias y eso es algo que tengo que asimilar. Salgo a trotar un rato y subo a mi oficina queriendo recoger Ipod que tengo en el escritorio. 

Paúl y Tatiana me esperan en la puerta.  

—Mi teniente —me saludo Tatiana con el debido saludo, Paul lo hace a las malas. 

—Hay problemas —me informan— El caso se complicó...

—Ya no estoy en el caso —abro la puerta.

—Pero...

—Si es muy urgente informaselo a tu coronel.

—Las órdenes de Wolfgang son claras —alega Paul.

—Wolfgang no está y tengo entendido que nadie sabe de su paradero.

—Es importante teniente —insiste Tatiana— Mataron a otro general de la candidatura. 

«¡Diablos!» «No es mi problema» Me convenzo. Me iré y no tengo porque meter las narices en esto.

—Los candidatos siguen en peligro.

Christopher se me pasa por la mente, independientemente de lo que haya pasado fuimos colegas y es egoísmo saber que corre peligro y no hacer nada.

Recibo la carpeta que tienen en la mano. 

—Los buscare si los necesito.

—Sí señora —se despide Tatiana. 

Reviso los informes, el hombre murió anoche de un infarto mientras conducía. Era el noveno de la lista y según medicina legal no tomo el medicamento recetado por su especialista.

Detallo la información, no hay nada del otro mundo, «¿De donde sacan tantos infartos?» ¿Y por qué la prensa no le está dando la importancia que amerita? No hay más que una pequeña columna de sus años de servicios.

Redacto un informe detallado con los acontecimientos agregando lo averiguado por Paul y Tatiana, se lo daré a Johana para que se lo haga llegar al concejo ya que no me convence qué casos internos tenga poder en todo esto. 

La tarde le da paso a la noche, termino recalcando lo que me preocupa. Es mi última noche ya que en la mañana se cumple el plazo pactado por Johana, por ello no dejo rastro de nada para que nadie recuerde que estuve aqui. 

—Hola —llega saludandome con un beso. 

—¿Qué haces aquí? —parece un muerto viviente— Deberías irte a descansar.

—Luego, prepare una mesa en el jardín para que cenemos. 

—No era necesario, has tenido mucho trabajo últimamente y tienes que descansar. 

—Es tu último día —me toma de la mano— No quiero que te vayas sin una despedida digna.

Se me comprime el pecho «Es tan lindo»

—Vale —me dejo guiar, tal vez pueda convencerlo de que me acepte el dinero que quiero darle.

Bajamos por el ascensor buscando el camino que lleva al jardin. 

—¡Teniente! —se me atraviesa un cabo— Solicitan su presencia en la sala de juntas

—¿Ahora?

—Sí señora.

No tengo nada que hacer en la sala de juntas, en el tiempo que llevo aquí no interactuado con coroneles ni generales.

—Ve —me dice Stefan—Te esperare en la mesa que está al lado de la fuente.

Sigo al soldado fijandome en la hora. Pocas veces se convocan reuniones en la noche.
Abordamos el ascensor a la décima planta, el cabo sale y me quedo de piedra al ver lo que hay frente a mí. Una fila de soldados montan guardia a lo largo del pasillo que da a la sala de juntas.

Paso saliva. Solo una persona carga una guardia de tal magnitud.

—Teniente —me llama el cabo— La están esperando.

Lo sigo con manos temblorosas y tres pares de ojos se fijan en mí cuando abren la puerta. No sé a quién mirar ya que Johana está sentada en el lado izquierdo de la mesa con Wolfgang de frente.

No son los que me intimidan, es Alex Morgan que esta en la silla principal con la seriedad que tanto los caracteriza. El cabo tose y el ministro me clava la mirada obligándome a dar un paso al frente. 

—Señor —le dedico el debido saludo.

Mira a Wolfgang y a Johanna.

—Sigo esperando la explicación de esta payasada —habla molesto.

Ambos guardan silencio.

—¡Quiero una puta respuesta! —estrella el puño en la mesa.

—Como le dije señor —habla Wolfgang— Asuntos internos la recluto porque creyó que nos sería útil en el caso que investigamos.

—Caso que le corresponde a mi rama y que ustedes están manipulando a su antojo

—No señor —palidece Wolfgang.

—¿Cómo carajos me explicas que haya una alerta de complot y el consejo no lo sepa? —increpa Alex.

—Pensábamos decirlo cuando las ideas estuvieran claras.

—¿Y por eso sacan a mi protegida del aislamiento arriesgándola en perímetro europeo?

—Tomamos medidas para protegerla.

—Cambiarle el nombre es una excelente medida —espeta con sarcasmo— Me sorprende su astucia señor director.

—La intención no era enojarlo, no actuamos de mala fe.

—¿Qué hay de su ausencia? —pregunta Johanna— ¿Porque se perdió tanto tiempo?

—Ya lo dije, tuve un asunto de índole personal y mi rama estaba al tanto de todo.

—Nadie dio razón cuando los contacte —replica Johana.

—No están en la obligación de rendirle cuentas.

—A ella no, pero a mí sí —interviene Alex —Y por tu bien espero que tu teoría sea cierta. Que la coartada sea buena y justifique el porqué de haberme pasado por encima. Porque si aquí hay algo que afecte a mi rama tendremos más que problemas.

Se quedan callados. 

—Déjenme solo con mi soldado —ordena.

Obedecen. 

—Lamento no avisarte —murmura Johana antes de salir.

Wolfgang se me acerca.

—No fue mi intención perjudicarla o confundirla teniente —me dice— Me disculpo si...

—¡Largo! —le grita Alex.

Se marchan perpetuando el silencio sepulcral 

Alex se levanta acomodándose las solapas del traje. Evito verle la cara ya que es el vivo retrato de mi antiguo coronel.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí? —pregunta.

—Cinco semanas.

—¿Dónde estabas cuando te sacaron?

—En Colombia.

—¿Tuviste contacto con alguien de Londres o Arizona?

—No señor.

Se recuesta en el borde de la mesa Pellizcándose el puente de la nariz

—Me alegra verte —me dice— Y te felicito por tan buena recuperación.

—Gracias, señor.

—Digna hija de Rick.

Contengo la sonrisa.

—Muy sensato no establecer contacto con nadie, teniendo todas las herramientas para hacerlos.

—No se me da bien incumplir con lo que se me ordena.

—Me alegra que sea así, porque se te vienen muchas cosas de ahora en adelante.

Trago grueso.

—Ve preparando tus cosas —me ordena.

—Ya están preparadas, desde esta mañana estoy lista para mí reubicación.

Respira hondo. 

—Me tome el atrevimiento de hacer este reporte sobre los candidatos muertos —le entrego la carpeta que hice— Elimine todo tipo de usuario y enlace conectado a la entidad de Selene Kane. Lo deje libre para que otro pueda usarlos, supongo que me dará otro y no quiero entorpecer nada.

No contesta. 

—¿Puedo saber a dónde me enviarán? —le pregunto— Por qué América me resulta muy cómodos y...

—No será en América.

—¿Asia?

Niega.

—Ni Asia, ni América, porque el exilio se acabó —me suelta— Antoni ya no está, por ende, no corres ningún tipo de peligro.

El aire se me atasca en los pulmones «que no lo diga» No quiero oír lo que sé que dirá.

—A partir de hoy, retomas el nombre de Rachel James, vuelves a tu cargo como teniente en el ejército inglés y tienes cuatro días para volver a Londres.

—Yo no... —balbuceo.

— Sin amenazas no hay exilió, Rachel. Christopher se alzó como candidato y necesita a los mejores de su lado y tú entras a esa categoría.

No proceso la información ya que el piso se me mueve de la nada. 

—Le agradezco la oferta —logro decir— Pero no. Si el exilio se acabó no quiero reincorporarme a la central de Londres.

—No es una propuesta, es una orden —se encamina a la puerta— así que sígueme, porque te llevare a ver a tu padre. 

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