CAPÍTULO 12
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Un te amo en el mediterráneo.
Gema.
Vacío La esencia en el jacuzzi. Según Liz los aceites con feromonas ponen el ambiente caliente y es justo lo que necesito ahora que me la paso abierta de piernas sobre el coronel.
Me cosquillea la entrepierna de solo pensarlo.
—¿Es normal que lo piense tanto? —le pregunto a Liz mientras tomo la temperatura del agua.
—¡Siii!—rebusca en la cajonera— Te desvirgó y es lógico que quieras cabalgar sobre su verga gran verga.
La piel me cosquillea lo hemos hecho todos los días, cada que podemos. En las noches me escabulló en su casa y lo tiento a mi manera.
Lo llame hace media hora y me dijo que venía en camino. El centro tiene un encuentro de feligreses a las afueras de la ciudad con uno de los obispos, así que tendrá el fin de semana libre.
Liz me compró lencería sexy, así que lo esperaré en bata y con unas minúsculas bragas de cuero rojo.
Paso las veinticuatro horas del día con una estúpida sonrisa. Si, parezco estúpida lo sé, pero es inevitable. Recopiló los momentos hot y ¡Joder! se me sube la temperatura.
—Vaya—Liz saca el bol de preservativos— Al tipo sí que le gusta cuidarse.
—¡Escóndelo!—cierro la llave del agua— Si los escondí es porque no quiero que los vea.
—¿Quieres que te preñe? —arruga las cejas.
—¡Por supuesto que no! —le quito el recipiente— Uso la píldora, pero quiero hacerlo sin látex.
—Quieres que sea piel a piel —me nalguea— Me recuerdas mi vida de hetero... Bueno, aunque yo fingía estar embarazada y luego pedía dinero para las píldoras abortivas —se ríe— Nunca dejaba de ponerme ropa nueva.
—Jamás haría eso, no le gustan que le mientan.
Rueda los ojos.
—Como si no mintiera.
—Es un poco tosco, pero no es un mentiroso.
—¿Cuánto fue que duro follándose a la novia del inocente capitán?
—Vea ver que hace Angela —no me gusta cuando se pone venenosa— No dejes que salga, si Christopher se entera de que esta aquí...
Abren la puerta, Make y Tyler hablan en la sala.
—¡Fuera! —empujó a Liz.
—Cabalguen ese semental —me da un beso en la boca— Y saca la zorra que sé que eres.
—¡Largo! —la saco.
Correa nuestra habitación y cierra la puerta con pestillo.
Convencía Christopher de que la dejara, casi tuve que arrodillarme para que accediera.
Capto los pasos en el pasillo y anudo la bata preparándome para recibirlo. No quiero verme demasiado lanzada, así que tomo una revista acostándome en la cama.
Se asoma en la puerta soltando todo lo que trae.
—Hola—lo saludo.
—¿Encendiste el jacuzzi? —pregunta quitándose la ropa.
—Si—no nota mi sexy atuendo.
Se encamina al baño como Dios lo trajo al mundo. Aprecio los músculos de su culo, el tatuaje en forma de dragón que le cubre parte de las costillas. Me derrito, es más de lo que puedo soñar,asi que me quito la bata entrando con las meras bragas puestas.
—¿No vienes? —pregunta.
Me suelto la bata, por supuesto que voy, no me lo perdería por nada. Entra al agua y busco el aceite para masajes en la cajonera echándome una buena cantidad antes de consentirlo.
—¿Tenso? —le pregunto.
Me recorre con los ojos detallando la tanga.
—Me gusta tu atuendo.
—Te gustará más el masaje.
Lo atraigo a la orilla del jacuzzi. Inclina la cabeza y le doy un beso en la boca.
Llevo toda la mañana esperando esto. Aunque el plato fuerte sea tenerlo en la cama, adoro besarlo porque te devora los labios haciendo estragos con tu cuerpo. Recorro la dureza de sus músculos y palpo la chocolatina que se le forma en el abdomen, es el pecado hecho hombre.
De niños nos dicen "Hey, serás muy guapo o guapa cuando grande" Porqué de niños todos tenemos gracias, pero al crecer desarrollamos nuestro verdadero ser y fracasamos en el intentó de parecernos a Barbara Palvin.
Todos me decían que sería tierna y hermosa, llamaba la atención de todos siendo regordeta con cabello corto y flequillo sobre las cejas. Era como una Dora la exploradora, llena de energía y muchas preguntas.
Perdí la gracias después de los diez, llegaron los granos, la ortodoncia, el cabello graso y las vergonzosas manchas en la cara.
La naturaleza no le hace justicia a todos ya que nunca tocó al Dios que acaricio, no recuerdo verle un grano en la adolescencia ni un ridículo bello en la etapa de puberto, por el contrario, se ponía mejor con los años.
Varias veces quise que se alejara y me dejara a mi madre para mí sola, veía y respiraba por él. Se robaba el protagonismo día y noche, trataba de buscarle lo feo a como dé lugar, pero en últimas termine resignándome y note que era todo menos eso. Que lo feo estaba en su petulante forma de ser y con eso tenía más que suficiente para ser infeliz el resto de su vida.
Ahora, después de casi tres semanas compartiendo cama no tengo palabras que decir, solo que me roba el aliento cada que lo tengo cerca.
Pueda que sea estúpido, pero me siento como en esas tontas películas de adolescente donde la chica vive idiotizada por el chico perfecto y no nota que siempre estuvo enamorada de su mejor amigo (en mi caso "hermano" de crianza)
Continuo con el masaje sin dejar contemplarlo. Meto las manos bajo el agua y hago el trabajo completo. Le acaricio la polla, jadea satisfecho y muevo la mano de arriba abajo mientras mi entrepierna lubrica y aclama tenerla adentro, no alcanzó a cubrir es grande, gruesa y se hincha bajo mis movimientos.
—Entra—me toma la muñeca.
—No—le beso los labios— Hay que dejar que el agua tibia te relaje los músculos.
—Ya lo hizo —se humecta los labios— Toda la tensión está en lo que estás tocando.
—Convénceme.
Se levanta, el agua jabonosa le escurre por los músculos del abdomen, el miembro erecto cae en su mano y lo presume como todo un semental. Retrocedo para que venga por mí.
Rueda los ojos y sale del jacuzzi. Aferro las piernas a su cintura trepando por su torso buscando su boca.
—Hazme tuya —le digo antes de besarlo.
Calla y me empotra contra el lavamanos, corresponde el beso mientras rebusca en la cajonera donde guarda los preservativos y trato de distraerlo mordisqueándole la piel de cuello.
Me aparta y vuelve a meter la mano en el cajón.
—Tomo la píldora anticonceptiva —tomo su barbilla para que me mire.
—Lo sé —sigue buscando.
—Podemos hacerlo sin protección —le hago un puchero de niña mimada.
Canto victoria cuando me alza en brazos llevándome a la alcoba me saboreo los labios y trato de darle la pose perfecta, pero no viene por mí se agacha tomando el vaquero que tenia. Rebusca y un envoltorio plateado reluce en su mano «Preservativo»
—¿No harás una excepción? —me abro de piernas y acaricio mi sexo por encima de las bragas.
Abre el paquete deslizando el látex a lo largo de su miembro.
—No quiero complicaciones más adelante.
—¡Por favor! —le suplico.
—No hago excepciones.
—Pero...
Se deja caer de rodillas sobre la cama y cae sobre mi pecho, no me da tiempo de hablar, sube mis caderas besándome con...
Me lo quitan de encima dejándome expuesta. Cae a mi lado y palidezco con... «¡Mierda!» Marie Lancaster mejor conocida como mi progenitora me acribilla con los ojos.
—¡Descarada! —me grita.
—¡Mamá puedo explicarlo!
—Es como tu hermano ¡¿Que mierda me vas a explicar?!
—¿Porque diablos entras sin tocar? —se levanta Christopher y le voltea la cara con un bofetón.
—¡Mamá! —reclamo.
—Sabía que esto era mala idea —me arrastra afuera— Solo a mí se me ocurre dejar a mi única hijo con enfermo como Christopher Morgan.
Choco con el cuerpo del ministro y muero de vergüenza al repasar mis fachas «Parezco puta barata»
Aparto el brazo de mi madre buscando una sabana mientras Christopher medio se viste bajo la mirada de su padre, Marie intenta llevarme, pero el ministro la toma del brazo.
—¡Días ! —reclama furiosa— ¡En un par de dias te la tiraste como a todas tus putas!
La ignora como si le valiera una mierda.
—Sino te gusta tápate los ojos —espeta molesto— Nadie te mandó a entrar.
—¡Por Dios, Christopher es casi tu hermana!
—¡Pero no lo es! —alza la voz.
—Como se te ocurre...
—Cierra la boca Marie —interviene el ministro posando los ojos en su hijo.
—¿Le aplaudes? —inquiere mamá con ojos llorosos.
La ignora.
—¡Sal!—le exige a Christopher— ¡Debo hablar contigo!
—¡No! —lo contradice— Es mi puta día de descanso y no tienes nada que hacer aquí, así que lárgate.
Alex se yergue sobre él, no le pierde ventaja lo encara y desafía sin ningún atisbo de miedo.
—¡Chris! —intento calmarlo.
—¿Llamo a los escoltas para que te saquen? —lo amenaza— Como tu superior puedo hacerlo.
—No me jodas...
Lo empuja.
—¿Que dices? —lo estrella contra la mesa de noche— ¡No hablas con cualquiera! —le grita ¡Me vale mierda que quieras relajar el culo!
Tres escoltas aparecen y Liz se asoma por un lado.
—¡No soy Marie ni tu madre! —exclama —¡Conmigo no van las pataletas, a mí sí me respetas!
Alex lo saca a las malas llevándoselo al despacho, Liz vuelve a irse y mi madre se limpia las lágrimas.
—Prometiste portarte bien —reclama.
—Lo hago mamá. Chris y yo somos amigos, no tienes nada de qué preocuparte.
—¿Que no me preocupe? —se le quiebra la voz— Gema ese hombre no conoce el significado de la palabra decencia, viste todo lo que sufrió Sara con Alex ¿quieres lo mismo? ¿Revivir la historia de Bob?
—Christopher no es Bob.
—Es peor —se sienta en la orilla de la cama— Es mi hijo y lo adoro, pero nunca le pondría una mujer al lado, no sabe querer.
—Si sabe —me siento a su lado—Solo hay que cavar hasta el fondo, quiso una vez, puedo volverlo hacer.
Ríe con ironía.
—¿A eso te aferras? ¿A la desfachatez que cometido metiéndose con la novia de Bratt?
—La quiso...
—Rachel James no fue amor. Medio despertó algo en él, cosa que se apagó cuando le importó un reverendo pepino todo lo que hizo para rescatarla e intento largarse con su secuestrador —se toma el puente de la nariz— Eso no lo ablando, Gema. Lo puso peor, porque si antes tiraba por placer ahora lo hace para demostrar que es inmune al sentimentalismo.
Ignoro la punzada de decepción.
—Soy mayor y madura, distingo entre lo bueno y lo malo.
—Con el diablo no se juega hija.
—No dejaré que me haga daño.
—No lo conoces, no sabes los alcances que tiene y temo que...
Se calla, se levanta y toma aire frente a la ventana.
—¿Qué temes? —la sigo.
—Mereces un hombre completo. Uno de verdad, con corazón, que quiera sin perjuicios —insiste— No un ególatra con ínfulas de Dios.
—Te preocupas por nada —le paso la mano por las canas— Puedo cuidarme, con paciencia puedo destruir el caparazón que tiene y demostrarte que no es tan malo como piensas.
Niega.
—Ojalá Dios te oiga, que tenga en cuenta tus plegarias y no te vayas declara contra la realidad —se encamina a la salida.
—Funcionara—le digo— Porque somos amigos antes que amantes y aunque las cosas no vayan bien seguiremos siendo los mismos.
—Espero no tener que prestarte mi hombro para llorar.
La conversación me baja loa ánimos y termino tomando una ducha. Christopher sigue con Alex en el despacho así que busco mi alcoba.
—Liz me invito —me dice Angela cuando entro— Salio por comida.
—No pasa nada.
Sigo de largo al balcón acostándome en la tumbona con el corazón espachurrado «No sabe querer» Eso me duele porque todo ser humano merece amar.
Recuesto la cabeza contra la pared, ¿Y si tiene razón? A lo mejor sólo soy una segunda Ángela. De seguro me estoy haciendo ilusiones y no soy más que un objeto sexual.
Descarto la idea a Ángela no la trata como a mi .
¿En cuánto tiempo te prendes de alguien? Porque en pocos dias a logrado que lo piense día y noche, lo echo de menos y me preocupo por que se sienta bien a mi lado.
He estado demasiado atenta a su actitud conmigo, no sé si estoy esperando a que me diga, "Oye te aclaro que no eres una de las tantas con las que me revuelco" O si simplemente no quiero que esto dañe el afecto que nos tenemos.
Me gusta y me gusta mucho. Y en cierta parte tampoco quiero parar lo que siento. Es demasiado placentero como para querer que termine.
«Es Christopher, por Dios, dichosa la que lo repite más de dos veces»
—¿Puedo sentarme? —Angela señala uno de los pufs— Liz salió por comida y no puedo salir con Christopher rondando los pasillos.
Asiento, no la miro. No es sorda, de seguro escucho todo. Saca el móvil y teclea mientras se ríe. Me agrada y no me gusta caerle mal a nadie fue una de las primeras que se acercó cuando llegue.
—Oye, yo...—me aclaro la garganta— Quería pedirte disculpas por lo que oíste, no fue mi intención meterme en tú...
—Ya lo sabía —aparta los ojos del móvil— Los chismes vuelan en la central y Liz no es que sea muy discreta.
«¿La central lo sabe?» No sabía que estaba en boca de todos.
—No me molesta —añade— Christopher y yo no somos más que cama. Hace lo mismo con todas.
Suprimo los celos. ¿Con todas? No quiero ni me siento como una más.
—Perdona—se disculpa al ver mi cara de decepción— No estoy diciendo que tu caso sea igual al mío.
—No importa, sé que Christopher es un caramelo duro de roer.
—Es bueno que lo tengas presente. Eres buena chica y con el coronel hay que tenerlas cosas claras —se pasa al pufs que está a mi lado.
—Las tengo y también sé que todo tenemos un punto de quiebre.
Intenta decir algo, pero prefiere callar.
—Dilo—de nada sirve guardarse las verdades— No me molesta oír tu punto de vista.
—Ya tuvo su punto de quiebre, no funcionó y dudo que vuelve a dar pie—suspira— Pensaba igual que tú y creí tener una oportunidad, pero verlo enamorado de...
—Enamorado es una palabra demasiado fuerte para su carácter —la interrumpo.
—Pero lo estaba.
—Creo lo mismo cada que hablan de ella, pero ahora que lo veo y conozco un poco más dudo de lo que he oído. Ni siquiera la menciona y... Creo que si la amara tanto como creí no lo hubiese olvidado tan fácil —tomo aire— Sé que murió, pero...
—Pero nada, Gema —interviene— No quiero oírme como una tonta celosa, pero si la amo. Los que estuvimos en el rescate no olvidaremos el te amo que le soltó en medio del mar mediterráneo. Sentía que lo quería, pero no me molesto, ni sentí celos de ella porque fue tan extraordinario que lo único que hizo fue robarme un suspiro.
La cabeza se me vuelve una maraña de confusión, ¿a quién le creo a ella o a mi madre?
—Estaba asustado por perderla —continua— Y las esperanzas se acababan poco a poco, la reanimación no funcionaba y la dieron por muerta. Todos menos él, insistió tanto por despertarla y logró que abriera los ojos. La estrechó contra él y le dijo "Te amo" No le importó que el capitán Lewis estuviera presente, la beso y lo hizo delante de todos.
Nadie me habló de eso y no me imagino a Christopher en ese tipo de romanticismo. A mí ni siquiera me dice buenos días.
No hay duda de que Rachel James es una leyenda, aunque se oiga poco creíble, Angela no tiene por qué mentir. Si lo dice es porque estuvo hay y no es el tipo de mujer que respira por la herida.
—Ella ya no está —concluye— Y eso es una ventaja. También eres su amiga y supongo que debe tenerte mucho cariño. Lo único que puedo decirte es que debes esforzarte mucho para llegar a donde ella llego. Porque cualquiera no llenará los zapatos de Rachel James.
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Christopher.
Aplasto el cigarrillo en el cenicero mientras espero a que Alex termine la charla que sostiene en su móvil, se pasea por el despacho con un vaso de whisky en la mano derecha.
—Me tienes cabreado —me señala cuando termina— Esperaba más de ti.
—¡Por favor! —bufo— Agradece que soy un coronel y no un ex convicto como planee serlo cuando tenía diecisiete.
Deja caer el vaso en la mesa.
—Es molesto ver que no pongas de tu parte cuando se invierten los papeles. Para muchas cosas soy papá, pero para pocas eres hijo.
—¿Que intentas sacar en cara?
—¿En verdad quieres que lo mencione? Tengo entendido que no te gusta hablar de los muertos.
Guardo silencio, no quiero que la mencione.
—No te cuesta nada ponerle empeño a lo que te pedí —espeta.
—Lo intento, ¿Sabes? Pero entiende que las cosas no están siendo para nada fácil, los Petrova no...
—Un Morgan sacando excusas —saca un cigarro— Que patético. No solo fallas como coronel, sino que también deshonras el apellido.
—No tengo problema en renunciar al cargo y quitarme tu jodido apellido —alego— Podría irme a vivir a la mierda como siempre quise.
Me clava la mirada de acero recostando la espalda en la silla, los próximos minutos serán un estricto regaño sobre el pésimo hijo que soy.
—Mi retiro se acerca coronel —enciende el cigarro— Y por si no lo sabes hay una batalla por mi puesto.
Bostezo, prefiero los regaños ya que no me interesa su aburrida vida.
—El concejo y los participantes quieren que dé a conocer mi candidato.
—¿Y eso es mi problema?
Le da una calada al cigarrillo.
—Si es tu problema, ¿Sabes? No he anunciado mi candidato porque pese a que es uno de los coroneles más jóvenes de la FEMF, es un incompetente que se quedó atascado en una estúpida misión de tres años y no ha avanzado como pensé que lo haría.
Entiendo el afán por la décimo quinta medalla, quiere que me entre al grupo de los que quieren ser como él y eso a mi me trae cosas buenas y malas.
—Somos una familia de poder y tu tienes que gobernar ahora por el bien de todos —empieza— Es cuestión de estatus y de que no atenten contra nosotros, aquellos que hemos jodido.
En el fondo sé que este momento llegaría en algún momento. De hecho entre al ejercito añorándolo, pero no pensé que sería tan pronto.
Tanto él como yo hemos jodido a más de uno y eso conlleva a una cacería segura cuando suelte el poder.
—Los hijos tienen la capacidad de ser la versión mejorada de los padres. Eres un estúpido malcriado, pero confió en que lo harás bien.
—Si te vas a poner sentimental...
—¡Déjame terminar! —me ruge— No es cuestión de sentimentalismo, si quiero que asciendas es porque sé que puedes lograr mucha más de lo que logré yo. No somos perfectos, pero sabemos gobernar. Mírate, tienes veintisiete años, eres el coronel más joven de la FEMF, tienes la central de Londres en la cima y eres la pesadilla del líder de la mafia.
No puedo desmentir nada de eso.
—Sé que tienes la herencia de tu madre, que no necesitas ascender para obtener lo que quieras. Eres millonario, joven y apetecido. Pero es un crecimiento personal y en el fondo sabes que tarde o temprano tendrías que asumir esto —continua— No ganas nada quedándote de brazos cruzados mientras otro daña lo que tanto me tocó conseguir, así que vas a dar todos los créditos para entrar porque es nuestro legado el que esta en juego.
Hay fallas en su lógica.
—Aunque consiga la décimo quinta medalla —respondo— No tengo el nivel que exigen, ¿qué harás con la primera regla?
«No contar con antecedentes disciplinarios por faltas y o conductas»
—Se refiere a las faltas cometidas desde tu periodo como capitán —contesta tranquilo— Has actuado como un patán, pero no tienes faltas en ese lapso de tiempo.
No pregunto por la segunda, si me esfuerzo un poco más puedo conseguirla. "Un mínimo de quince medallas y quince misiones invictas"
— ¿qué pasa si el consejo no está de acuerdo?
«Apoyo del concejo nacional e internacional o del máximo jerarca» Es una de las demandas.
—Por muy hijo de puta que seas saben que eres una buena opción, por algo te solicitan tantas centrales. Conocen tu potencial.
No me preocupa las siguientes. Los Morgan se han mantenido en los altos puestos desde que tengo uso de razón y cada uno ha gobernado a su manera. Cuando sopese la llegada de mi momento me plantee que yo seria diferente.
—No es solo conseguir la quinta medalla —explica— En esta carrera hay que saber jugar y correr. La mayoría de los candidatos son celebridades de palabras y promesas, pero de poca acción y desafortunadamente eso juega en tu contra, porque para poder ganar tienes que aprender un poco de ellos.
Enarco una ceja confundido.
—Tu trabajo habla por ti, eres muy buen soldado, líder y coronel, pero tu personalidad te quita lo que te pondrían en la cima y no voy andarme con amagos. Sí aceptas que te elija como candidato es porque harás lo que sea por llegar al puesto.
Hay mil pros y mil contras, pero es algo justo y necesario ahora o después, pero necesario y lógico es no darle brecha de tiempo a nada. Obviamente tampoco soy modesto y me encantará alzarme como el ministro más joven de la FEMF.
—Te escucho.
—Hay una serie de criterios por cumplir: Demostrar que eres responsable, maduro y ser un ejemplo a seguir. Es indispensable tener a la prensa de nuestro lado a la hora de hacer campaña en la centrales.
—Puedo con eso.
—Crees que sí, pero tu promiscua vida, altanería hacia los periodistas y constantes chismes de orgías, tríos y borracheras empañan tu buen trabajo.
—Eso que importa, quieren un líder no un mojigato.
—Pienso igual, pero hay dos candidatos que podrían tener el paquete completo. Son jóvenes, no tanto como tú, pero serán tu talón de Aquiles.
Respiro hondo.
—¿Qué propones?
—Un cambio de actitud, puedo posponer el anuncio de mi candidato. Eso nos dará tiempo para que consigas la medalla que te falta —empieza— Mientras tanto calma la marea y actúa como alguien decente, deja de embriagarte y dar de qué hablar, deja a un lado la vida promiscua y haz que crean que estás cien por ciento concentrado en el trabajo, puedo contratar gente que te ayude a limpiar tu imagen.
No contesto.
—Consigue una pareja estable —se inclina el vaso de licor.
—¿Que?
—Los hombres con pareja tienden a sumar puntos.
—Lo tomaré a modo de broma.
—El divorcio Morgan/Lewis dejo la imagen de ambas familias por el suelo, los generales, y los coroneles Leonel y Kazuki están casados, tu serias un divorciado incapaz de establecer relaciones y que según la prensa "Volvió loca a Sabrina Lewis" —explica— Nadie Jugara limpio y buscarán la manera de sacártelo en cara ¿Porque confiar en quien ni siquiera es capaz de mantener una relación? Y de seguro veremos un monto de ardidas testificando en tu contra.
—Tenías una vida peor que yo cuando te postulaste.
—Si, pero siempre tuve mis relaciones en privado y nadie tiene pruebas de nada.
—¿Seguro? No creo que Sara piense lo mismo.
—Sara—se ríe— Tu madre me sumo puntos, me abandono y fui el padre soltero que tuvo criar un estúpido adolescente rebelde.
No le veo gracias al chiste.
—Mentiste.
—Si, porque en este tipo de casos te vales de cualquier cosa para subir, se me presentó la oportunidad y la aproveche, así que deja de estupideces empieza a limpiar tu imagen —se frota la sien— Y deja de tirarte a la hija de Marie, sino tendrás nada serio con ella déjala en paz, no quiero problemas con su madre.
Como si eso importara.
—Trabajaremos en equipo —se levanta— Tienes veinticinco días para conseguir la medalla, confío en que lo hagas así que buscaré gente que nos ayude en la campaña. En cuantos logres el objetivo te anunciare como candidato.
—Ok.
—¿Claro todo?
—Si.
—¿Preguntas?
—No.
—Confió en ti. No porque seas mi hijo sino porque sé que tienes todas las capacidades para ser mejor que yo.
Tuerzo los ojos.
—Es aquí cuando dices gracias papá —agrega— Como candidato el "Gracias" debe ser muy común en tu vocabulario.
—Gracias ministro.
Se ríe.
—Algún me llamaras como lo que soy —me suelta— Y espero que no sea tarde.
Abro las ventanas cuando se va una candidatura era que tarde o temprano iba a pasar y es algo que bueno... Voy asumir ya que ser el máximo jerarca me dará vía libre para muchas cosas, empezando por el dominio total de la rama judicial más grande del mundo.
—Liz te guardo comida—se asoma Gema en la puerta.
Vuelvo a mi puesto y ella rodea el puesto sentándose en mi regazo. Sé que Marie está afuera espiando lo que hacemos, pero me da igual.
—Luces cansado —busca mi boca.
—Estoy cansado —la beso metiendo la mano bajo su playera. Intento quitarla, pero no me lo permite.
—Quiero comentarte algo —me detiene.
—Ahora no —sigo con mi tarea.
—Es importante —me aparta.
Dejo caer la cabeza en la silla. No quiero charlas, quiero sexo.
—Si es sobre Marie...
—No es sobre mamá —me pasa la mano por el cabello— Es sobre nosotros.
Procuro no estallar. Detesto las charlas de pareja donde hay que exponer verdades y sentimientos.
—¿Qué pasa?
—Es que ahora que mamá sabe lo que pasa...
—Dijiste que no sería de Marie —intento apartarla.
—Déjame terminar —me toma la cara— Seré breve, lo juro.
Se aclara la garganta antes de continuar.
—No quiero que haya rodeos ni secretos entre los dos y ahora que nuestros padres lo saben me parece justo decirte lo que siento.
Me lleno de paciencia «aquí viene el discurso arco iris»
—Pero antes quiero saber que sientes por mí.
La pregunta del millón, las que todas hacen en algún momento y luego se enojan con la respuesta.
Me gusta y me atrae no solo en el ámbito sexual. El que seamos amigos hace que la vea de forma diferente, no temo a sentir cosas, ni hablarle abiertamente de hecho, me agrada tenerla cerca y disfrutar de su tonta personalidad.
—Me gustas —me encojo de hombros— Solo diré eso.
—Te gusto, ¿En qué sentido? ¿Cómo amiga? ¿Amante?
—Ambas.
—Se más claro —insiste.
—Estoy siendo claro.
—¿Qué somos?
—Eso que importa.
—Soy ...—mueve las manos indicándome que lo suelte —Tu... Noo.. viii.
—No hablo cetáceo Gema.
—Perdón—me toma la cara entre las manos —Tengo miedo.
—A Marie ya se le pasara.
—No tengo miedo de eso —me besa— Tengo miedo de ti.
Aparto la cara, es la segunda vez que escucho eso.
—Eres libre de largarte cuando quieras —señalo la puerta.
—No mal intérpretes las cosas —se aferra a mi cuello— No tengo miedo de lo que siento, porque amo el efecto que tienes en mí. Mi temor es hacia tu rechazo.
Dejo que vuelva a besarme.
—Floto en nubes de algodón cuando estoy contigo, pero te conozco mi Chris y no quiero ser una más en tu lista.
No sé cómo tomarme eso para mi todas son iguales, aunque Gema....
—Sé que es demasiado pronto, pero quiero ser algo más que una simple amiga con derecho o una amante de media noche —empieza— No quiero compartirte ni quiero que me compartas. Dure mucho o poco deseo tener la garantía de que solo seremos tu y yo.
—No le prometo fidelidad a nadie Gema.
—Podrías intentarlo si somos algo más, sonará patético —cierra los ojos—Pero haré la pregunta sin tanto rodeo.
Pasa saliva apretando los párpados «A veces me asusta»
—¿Quieres ser mi novio? —suelta la pregunta sin respirar.
—Eres...
—Antes de responder —me pone el dedo en la boca— Debes saber que la respuesta no dañara lo que sentimos. Prefiero que seas sincero, juro que no me lastimará, porque pese a todo seguiremos siendo amigos y te seguiré queriendo como siempre lo he hecho.
La propuesta no me desagrada y es lo que necesito para ascender si lo veo por ese lado. Pero no me gustan los títulos es mejor que las cosas tomen su curso, el tiempo es quien decide en que término esta una relación.
—Defínelo como relación, no como noviazgo. Estamos demasiado grandes para eso.
—¿Explícate? —sonríe.
—Andamos, somos algo más, un poco de fidelidad que pase lo que tenga que pasar que la gente piense lo quiera pensar.
—Eso es ser novios.
—No voy a darle título.
—Yo si —me abraza— Me meteré mucho en papel y...
Le tomo de la cara y le doy un beso para que se calle.
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