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Ivana y Philippe 

Mascherano

San Petersburgo/ Rusia.

Reparo el enorme retrato familiar inclinándome una copa de jerez. Lo hicieron hace doce años, Brandon, Alejandro, Emily, Philippe, mamá, papá y yo.

Acomodan el nuevo cuadro, Lucían y yo, dos auténticos Mascherano, espero y anhelo cederle el puesto como Braulio hizo conmigo, ceder el trono al primogénito es la meta de todo mafioso.

—Quemenlo —ordeno cuando terminan de bajar el retrato antiguo. No me gusta aceptar que solo quedamos dos.

—No será necesario —hablan—Quiero conservarlo como reliquia familiar.

Se me eriza la piel con las grandes zancadas entran al estudio. Volteo y disimulo la sorpresa. 

«Vaya cosa»

Bajo a recibir los dos escalones del despacho listo para recibir la visita. Tacones lo siguen, un cuerpo alto y esbelto se esconde bajo un grueso abrigo de tela persa.

No tengo claro cuándo fue la última vez que los vi, desaparecieron y llevaba años sin saber de ellos.

—Philippe —saludo a mi hermano menor.

—Hermano —me abraza. De los cuatro es el que más se parece a mi madre.

Se aparta para que salude a mi hermosa sobrina.

—Tio —me da dos en la mejilla antes de abrazarme.

Ivana Mascherano, es la hija mayor de Brandon, me mira y veo los mismos ojos que me suplicaban piedad antes de disparar. La melena rubia le cae por la espalda.

Tiene la misma edad que Philippe, comparte los rasgos finos y delicados de su madre.

—¿A que debo la sorpresa?

—Once años sin verte hicieron que te echara de menos —contesta Phillippe — Pensé que te alegraría verme.

Le pido al personal que se disperse y el mayordomo obedece dejando tres copas de vino antes de marcharse. 

No me desagrada su presencia, solo que es un tanto incómodo encararlo con tanto cabo suelto, por muy líder que sea he tenido que mentirle a la familia sobre la muerte de Emily y Brandon. Phillippe los adora y no sé si vino hacer preguntas.

—Me enteré que visitaste a Lucían —posa los ojos en el retrato— Ya era hora que te acordaras de que tienes un sobrino.

Sobrino no, hijo y no lo visito ahora. Lo visito siempre, apenas acabe esta absurda guerra lo traeré conmigo.

—Le tomaste cariño por lo que veo —detalla la imagen— Lindo retrato.

—Es de la familia, merece reconocimiento.

—No te lo reprocho hermanito, yo también lo visite. Es lo que Emily hubiese querido.

Le da un sorbo a su copa de vino. 

—Es muy inteligente —agrega Ivana— Un auténtico Mascherano, se parece mucho a ti.

—Gracias a Dios no se parece a su padre —comenta Phillipe— Odiaría verlo con la cara de ese asesino.

—La suerte jugó a nuestro favor —digo.

—Brindemos por eso —Alzan las copas.

—Sobra decir lo mucho que me alegra que seas el líder de la mafia, papá estaría muy orgulloso de ti.

—Gracias.

—¿Porque tan serio? —vuelve a inclinarse la copa— Pensé que te le alegraría verme.

—Claro que me alegra, pero no quita el que te hayas perdido por más de diez años y vuelvas como si nada —bebo mi trago—  le diste la espalda a la familia.

—Hermanito —perdió el acento italiano— No vine a que discutieramos, vine a ayudarte porque quiero lo mismo quieres tú.

—¿Poder?

—Venganza tío —habla Ivana— Haremos un festín con la cabeza del asesino de mi padre.

Voltea el reloj de arena que hay en la mesa. 

No saben cómo murió realmente Brandon, Ángelo convenció a los socios y allegados de que Christopher lo mato en un tiroteo.

—Es hora de ajustar cuentas.

—Llevo años pasando factura.

—No, llevas años en una guerra inútil. Todos mueren menos el asesino de nuestros hermanos.

—¿Y hasta ahora les pesa? —reclamo— Murieron hace tres años y que recuerde no vi flores por parte de ninguno de los dos.

—No podemos exponernos —responde Ivana. 

—¿Exponerse? Como si alguien supiera quién son.

—Tampoco pueden saberlo, no ahora que estamos a punto de lograr el objetivo.

Me desesperan, no me gustan los acertijos.

—Te explico, papá sabía que el liderazgo estaría entre tu y yo. Brandon era demasiado ambicioso, Alejandro estúpido y Emily demasiado débil. Con los dos era diferente... 

—Y me eligió a mí.

—A los dos, hemos trabajado juntos siempre, solo que no te has dado cuenta.

—Concluye —bebo mi vino.

—Es más fácil destruir el enemigo desde adentro —habla Ivana— Atacas el escudo mientras nosotros nos abrimos paso al corazón.

Deslizan placas sobre la mesa.

—Doce años son más que suficiente para entrar a la FEMF.

Abro la placa y es auténtica.

—Somos agentes de la FEMF —explica Philippe — No me fui porque quise. Papá sabía que en algún momento necesitarías ayuda desde adentro y por ello nos apartó en busca de una entrada y así fue.

No tengo palabras, es más que una buena noticia. Llevo años buscando aliados de adentro. 

—Me acabo de integrar a la central de Londres, Ivana llegara a darme apoyo en un par de semanas.

Me muestra un anillo de casada.

—No solo soy un agente, tengo a un cabecilla de mi lado.

—Es confuso...

—Claro que lo es, pero solo tienes que confiar en mí, careces del don de la paciencia, por eso mantuve todo en secreto hasta hora. Solo quiero ayudarte.

—¿A cambio de qué?

—A cambio de que tengas el poder absoluto. Ellos acabaron con nuestra familia, lo mínimo que merecen es una venganza digna.

—No venimos por tu puesto tío. Solo queremos lo que cualquier Mascherano querría y es la caída de Christopher Morgan.

—Y como prueba —Phillippe se saca un cofre del bolsillo.

Me lo ofrece y lo abro encontrándome con la jadeíta de mi madre.

—¿Como la conseguiste? —pregunto. 

Rachel la tenía el día de la boda y tengo entendido que la enterraron con ella.

—Como líder te pertenece.

—¿Blasfemaste su tumba?

—No blasfeme nada, porque Rachel James no está muerta —arroja fotos sobre la mesa— Se la quite al cadáver que hicieron pasar por ella.

Reparo las imágenes, el cadáver no es de Rachel.

La confesión cae como la fuerza de un rayo, llevo dos malditos años lamentando su muerte y ni siquiera lo está... Mi limerencia se enciende al igual que mis ganas de tenerla.

Saco su foto del cajón, está vivan pasando los dedos por ella. «Sigues siendo mia principessa»

—¿Dónde está?

—Ya las verás, en su momento la traeré para ti.

—Eso no responde mi pregunta.

—Paciencia tío —me pide Ivana— No puedes verla por ahora, dañaría los planes.

—Tienes que confiar en nosotros —agrega Philippe— El plan debe seguir su rumbo.

Guardo la foto, no me lo dirá, como bien lo dijo no voy a esperar su magnífico plan.

—Debo volver a Londres —me ofrece una tarjeta — Son los números de Ivana y mío, ahora que lo sabes todo debemos mantenernos en contacto.

—Por supuesto —recibo la tarjeta.

—Sé que la quieres a tu lado, pero ahora no es el momento solo ten paciencia y la tendrás.

Se levantan e Ivana se acerca a despedirse.

—No podemos exponernos a que nos vean contigo, sólo espera. Pronto tendrás noticias nuestras.

Phillipe me abraza. 

—La traeré, te lo juro.

—Sé que sí, ahora vete. No te expongas más de lo necesario.

Aun muerto papá sigue siendo un verdadero estratega.

Los admiro, pero no voy a esperar que la traigan cuando se les antoje. Es mi dama, debe estar a mi lado y compensar la ausencia de los dos últimos años.

Sé dónde y con quien debe estar, así que mataré dos pájaros de un tiro y sacaré la verdad a lo Mascherano, con tortura.

—¡Billy! —llamo a mi escolta— Alista el equipo y el jet, nos vamos a Londres.

Saco mi arma acomodándome el esmoquin.

—¿Está seguro señor? Es peligroso pisar territorio inglés.

—Muy seguro amigo.

Christopher es quien la tiene así que le sacaré su paradero y luego le volaré la cabeza. Mantuve la debida distancia, pero Rachel acaba con todo tipo paciencia.

Se acabaron las batallas absurdas, lo mataré y lo haré con mis propias manos.

Por las ofensas, por Alejandro y por Emily, pero en especial por mi querida dama.


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