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Lujuria: The Anger

Quiero ser parte.”

El anciano del tarot tembló cuando las palabras de envidia amenazaban con hacerle daño si no le permitía ser parte de la historia.

Sus ojos temblaron como sus manos sobre la mesa pero también como las cartas que se encontraban en el mismo sitio y ahora mismo cumplían su rol en la historia que se estaba llevando a cabo.

Las dos almas ya no encontraban la habitación junto a él porque estaban viviendo sus vidas en esta nueva historia.

El anciano podía ver cómo todo marchaba a la perfección de las cartas a través de la bola de cristal sobre la mesa pero envidia no quiera observar aquella historia, ella quería ser parte de la historia.

La sombra con ojos de humano y con forma humana tomó asiento frente al anciano. Lo observó con molestia mientras jugaba el mazo de cartas entre sus manos, buscando sacar otra carta más para unirla en la tirada, la cual solo permitía tres cartas solamente.

Déjame ser parte. —Le ordenó la envidia en forma de sombra.

—No.— Respondió el anciano con un poco de temor.

¿Has dicho no? Sabes que no puedes desobedecer a un pecado porque puedo poseer tu alma y destruirte en un segundo. No tienes elección.

El anciano tragó duro cuando solo imaginó su poca vida acabada por desobedecer a un pecado tan envidioso y maligno como la envidia.

—Siempre deseas obtener todo lo que otros tienen, intentas siempre sabotearlo todo para que nada salga bien para hacerte feliz pero no puedo dejar que arruines la historia. Esas almas no merecen el infierno y tampoco el cielo, son almas en penas y no puedes quitarles el derecho de volver a la vida.

Todas las almas que mueren de forma misteriosa en el mundo humano siempre vienen aquí pero jamás obtuve oportunidad de ser parte de una historia.

Deja tus mentiras, envidia. Siempre has sido el primero en todas las tiradas de otras almas.

Envidia detuvo sus manos y dejo de jugar con el mazo de cartas de tarot cuando escuchó las palabras de ese anciano.

Pronto, la habitación comenzó a oscurecer más de lo que se demostraba y aquella sombra de ojos se aproximó al anciano inclinandose sobre la mesa con una sonrisa cínica de oreja a oreja.

Tu vida no vale absolutamente nada.

El anciano tembló junto a su sudor que aumentó cuando antes ya sudaba un poco al tener frente a sus ojos a envidia en su fase de molestia. Tragó duro y solo asintió un poco para luego dejar su cabeza inclinada hacia abajo en forma de sumiso.

Eso es, solo déjame entrar en la historia y te prometo vida eterna junto a tu juventud, se que la deseas. No puedo permitir que lujuria sea feliz y yo no, ese pecado es uno de los que más odio. Obtiene absolutamente todo.

El anciano extendió su mano, envidia colocó el mazo de cartas en la palma de la mano de este y finalmente observo como el anciano mezcló las cartas.

Cuando fue suficiente, tomó una carta y la colocó junto a las demás cartas que brillaban pero está vez las cuatro brillaban. La reacción de su bola de cristal fue tornarse de color rojo cuando algo bruscamente se adentró en la historia pero el color cesó y volvió a ser una bola blanca común.

Envidia sonrío emocionada cuando finalmente sentía como su cuerpo se encontraba dentro de la historia y poco a poco se fusionaba con esta.

Mientras tanto el anciano le dió un vistazo rápido a la bola de cristal y tuvo imágenes de como Jimin disfrutaba pasear en caballo blanco guiado por Jeongguk quien sonreía divertido hacia el rubio.

Cuando regreso su mirada hacia envidia noto que ya era tarde para advertirle que no destruyera el vínculo de Jimin y Jeongguk pero fue demasiado tarde porque envidia ya no se encontraba en la habitación y finalmente volvió a estar solo allí.

De sus finos y arrugados labios salió una disculpa cuando sabía que todo parecía estar acabado. No tuvo otra elección, desobedecer a un pecado implicaba muerte y eso es lo que el no deseaba pero aunque quiera evitarlo todo ahora, ya era demasiado tarde para todos.

“Jimin y Jeongguk, por favor, no se olviden de perdonarme.”

𝐋𝐔𝐉𝐔𝐑𝐈𝐀: 𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐄𝐑𝐈𝐄𝐒

Tres en la misma mesa con la misma cena de esta noche. Los ojos de cada uno se mueven de un lado a otro mientras el silencio es lo único que se encuentra en el ambiente.

Jeongguk sentado frente al ex-esposo de Jimin mientras esté último nombrado toma asiento en la punta de la mesa y observa ambos hombres observarse entre si.

—¿Así que te encantan los animales? — Pregunta finalmente aquel hombre, quien toma el tenedor y con el pincha un vegetal de su plato.

—¿Por qué no? Son adorables y entienden absolutamente todo aunque no hablen.— Jeongguk repite sus movimientos con una sonrisa luego de responder.— Presienten y conocen lo raro, incluso saben cuándo la maldad asecha alrededor de nosotros.

—He escuchado que saben cuando sus dueños estan tristes. —Comenta Jimin con una sonrisa hacia Jeongguk, quien le regresa la sonrisa con amabilidad.

—Eso es imposible, son simples animales.— Aquel hombre intenta cortar el momento entre ellos con un comentario negativo.

—Esta bien, eso es parte de tu creencia.— Responde Jeongguk con una mirada neutra hacia él.

El hombre frente al cowboy demostraba algo en sus ojos que nunca vió antes en un humano. Esa mirada cínica que se esconde detrás de una mirada fría, no es más que oscuridad alrededor del reflejo de Jeongguk en sus ojos.

Algo en él no está bien y es diferente desde el primer día que lo vio. Su rostro es serio pero sus palabras intentan salirse con la suya con cada puñal que le intenta lanzar mediante comentarios.. negativos.

—Ese caballo tuyo debe estar aburrido de siempre ver el mismo pueblo junto a ti.—

Ese hombre tomó su copa de vino para darle un pequeño sorbo con sus ojos puestos en un Jeongguk que se detuvo al cortar su carne en el plato.

Los ojos del azabache se movieron desde su plato hasta el rostro de ese hombre, observándolo desde abajo desde sus pestañas sin mover su cabeza y solo noto algo muy familiar para él en ese mismo instante.

Jimin solo observaba ambos hombres platicar con fuego en sus ojos. No entendía porque de repente su ex esposo se comportaba de esa manera, se supone que sería una cena de disculpa pero todo parece salirse de control. Quiere intervenir pero la mirada de su ex-esposo lo detiene y sus gruesos belfos se quedan algo entreabiertos sin la posibilidad de expulsar sus palabras.

Jeongguk solo puede pensar que esto solo es una cena de provocación cuando intentan faltarle el respeto y solo provocar molestia en él. No puede evitar pensar en el sentimiento que lo atrapa de sentirse un poco traicionado por Jimin cuando cree que posiblemente esté coopero con ese hombre para provocarlo en esta cena.

Es imposible. Por otro lado sabe que ese rubio sería incapaz de hacer algo así, lo jura y lo cree para el mismo.

—Es mejor que detengas tus palabras.— El rubio intentó tomar el brazo de su ex con la intención de detener sus palabras pero el contrario se negó a oírlo.

Jeongguk se nega a seguir cortando su carne porque sus ojos se desviaron hacia un espejo detrás de ese hombre y entendió que no era con un humano con quién platicaba ahora, si no que con un pecado.

En el reflejo de ese hombre se observa su espalda pero también todo su cuerpo sentado mientras que una sombra negra lo rodea con sus brazos y los ojos rojos de esa sombra observan a Jeongguk a través del espejo. Su sonrisa de dientes puntiagudos le confirma que disfruta molestarlo con sus comentarios y que su plan iba a la perfección, sea cual sea su plan.

El azabache comprendió que el humano estaba poseído. No tenía conciencia porque la conciencia fue robada por envidia. La reconoció gracias a sus ojos que demostraban la mismísima envidia y sus dientes tan característicos de envidia.

Jimin no puede ver absolutamente nada de lo que esos hombres ven, solo sabe que su ex-esposo no es el mismo de la noches anterior. Su mirada ya no es clara y más oscura de lo normal. Por alguna razón de provoca malas vibras y le genera cansancio con solo observarlo al rostro. Le consume energía y se siente enfermarse.

Jeongguk solo puede sonreír de regreso hacia la sombra del espejo, el cual muestra la realidad alterna del salón y como las paredes del sitio de tiñen de color sangre cuando esta cae por las mismas poco a poco. Muchas sombras alrededor de la mesa como si todo fuera un ritual y la cena fuera el centro de este mismo.

Cuánto más tiempo pasa, más cansado se siente aquel rubio frente a los hombres, solo piensa en dormir. Sus ojos no pueden mantenerse abiertos un segundo más hasta que finalmente se cierran y su cabeza inclinada hacia abajo.

Lujuria realmente crees que puedes ser el único con una historia feliz. —Dijo envidia a través de ese hombre, quien tomaba la copa de vino en su mano y arrojaba todo el líquido sobre Jeongguk, empapando su rostro y un poco de su camisa negra.

El vino se tornó en color rojo y finalmente fue sangre. Aquel líquido carmesí cae por sus mejillas y gotea desde su afilada mandíbula. Nada de esto le agrada.

El azabache demostró su enojo en su ceño fruncido y sus manos se apretaron en puños cuando todo lo que pensó que no volvería a ver comenzó a regresar nuevamente. Siempre juró que jamás sería un auténtico monstruo pero por suerte Jimin jamás sabría de este momento.

Y todo un monstruo siempre será un monstruo.

En un rapido movimiento y bajo la mirada de envidia, tomó un tenedor para luego hundirlo fuertemente en su propio muslo derecho. Reprimió un grito cuando se apuñaló a él mismo con un tenedor para poder tener una razón para quitar ese monstruo de su interior después de años sin saber de el.

Sus iris se movieron hacia arriba hasta que desaparecieron y toda su esclerótica se tornó oscura. Ojos diabólicos y sonrisa que poco a poco es cínica.

El enojo es el enojo y mis impulsos son malos motivos para dañar a Jimin. Mientras sus ojos se encuentran cerrados, mi bestia quiere salir frente a la envidia que me ataca pero realmente dudó si es necesario actuar así.

Pensamientos tras pensamientos. Jeongguk no debe porque ser otro hombre además del que es ya en este instante, un hombre amable, solidario y dispuesto a perdonarlo todo.

Tiene límites y paciencia como todo humano aunque su alma este destrozada en un nivel infernal. Es así que sus colmillos duelen pero su mente no quiere esto para Jimin, no sería capaz de dañar a las personas de su entorno aunque ese hombre ya no significa nada en su vida ya, solo no quiere arruinar su imagen.

Sus ojos regresan al estado normal y parpadea varias veces intentando recuperar la visión de un humano cuando minutos antes observaba todo teñido de rojo pero aún así lograba ver.

Es por eso que nunca deberías tener una historia para ti. No puedes protegerte. Demasiada lujuria pero poca bestialidad. — Envidia no le teme, en todo lo contrario prefiere tomar una copa de vino hacia sus labios y darle un sorbo con burla en sus ojos.— Lujuria es lo que eres y serás siempre. Tus amantes nunca te tomarán en serio y tus poderes se burla de ti.

La cabeza del azabache bajó como su mirada y su rostro no era más una mezcla de tristeza pero también vergüenza.

No permitiría un minuto más de su presencia allí pero cuando sus intenciones de ponerse de pie era lo único que pensaba hacer, entonces en ese mismo segundo su cuerpo extrañamente no podía moverse del asiento y algo lo sujetaba fuerte de las piernas desde el suelo.

—No puedes marchaste aún. La cena no ha terminado y Jimin apenas despierta.

Sus ojos se movieron rápido hacia ese rubio que poco a poco elevaba su cabeza y sus ojos eran tallados por sus manos como si el sueño reciente que lo atrapó fue intenso.

—Yo-

—Esta bien, Jimin. Te encuentras tan exhausto que no dudaste en quedarte dormido. — Dijo ese hombre hacia el rubio quien frunció en ceño confundido pero este mismo se tomó su tiempo en girar hacia un Jeongguk con su mirada molesta fija en su ex-esposo.

—¿Fue demasiado tiempo?

—Solo cinco minutos de sueño, no te preocupes.— Respondió nuevamente el hombre ahora sin quitar su mirada del azabache frente suyo.

Jeongguk mientras tanto movió su mano por debajo de la mesa hacia el tenedor en su muslo y lo quitó lentamente hacia arriba sin demostrar dolor en su rostro mientras sus ojos se encontraron fijamente con los de Jimin.

El rubio se percato de que Jeongguk se encontraba con restos de vino en su rostro y en su cuello. Las gotas de la bebida caían de sus mechones oscuros y comprendió algo que posiblemente su ex-esposo pudo cometer mientras él tomaba un sueño inesperado.

—¿Por qué Jeon-

Y su pregunta fue interrumpida con rapidez por el hombre a su lado, llamando la atención del azabache.

—Jeon es algo dramático. No me has dicho que tu amigo cowboy era todo un actor con sus preguntas inapropiadas. —El tono de su ex-esposo refleja seriedad y algo de falsa molestia.— Mientras tú dormías, Jeongguk no podía dejar pasar la oportunidad de preguntar por nuestra intimidad. ¿Aún debemos seguir con esta cena? Sus palabras no son buenas y solo se molestó tanto de no recibir ninguna respuesta que se arrojó vino como todo un maniático.

Jeongguk sonrío de lado y dejó caer el tenedor al suelo provocando un ruido de este al chocar con el suelo. Jimin solo observó hacia abajo de la mesa por unos segundos para encontrar lo que se cayó en ese mismo instante y cuando regreso su mirada ambos hombres comprendió que algo no estaba bien.

—Eres tan jodidamente mentiroso. Todo lo que los demás tienen es lo que tú deseas tener también y no te importa destruir lo que sea para obtenerlo.

—¿Pensaban acostarse y es por eso que preguntas sobre mi intimidad con Jimin? Quieres saber que le gusta en la cama.

El rubio solo pudo observar asombrado a Jeongguk y sus belfos se separaron un poco de lo desconcertado que se encontraba al oír eso de los labios de su ex-esposo.

El azabache lo observó de reojo sin quitar su rostro molesto y no se inmutó por lo que Jimin le diga.

—¿No crees que es inapropiado preguntar eso en una cena de disculpas? —El ceño fruncido y molesto de Jimin solo demuestran su otro lado diferente al que conoció.

—¿Realmente es una cena de disculpas, Park? —Jeongguk alza una ceja con su respuesta en forma de pregunta.

—¿Por qué no? Quería disculparme y tú con tu perversión relacionada a mi ex-esposo. ¿Acaso eres el culpable de nuestro divorcio? — Envidia continúa con sus comentarios y parece que Jimin no puede ver la realidad en la que se encuentra su ex-esposo porque un humano no puede percibir pecados.

Lujuria pasó una mano por su rostro mientras soltaba una pequeña risilla de burla hacia su pecado enemigo, quien inventa mentiras tras mentiras para que el rubio de moleste con él y finalmente envidia obtenga a Jimin entre sus manos como tanto deseo desde el primer momento que lo vió en forma de alma. Quería poseerlo.

Ojo por ojo. Jeongguk realmente no permitiría que las mentiras dañen su vínculo con Jimin tan rápido. Podía observar el rostro de ese rubio hacia su dirección con sus bellos ojos que sospechaban de él cuando las palabras de envidia que poco a poco ensuciaban su imagen.

Negó con otra risilla pero esta vez con una pizca de burla en ella y luego tomó una copa de vino preparada para él. Movió en círculos la copa provocando que el líquido oscuro dentro de esta se mueva de la misma manera mientras sus belfos tomaron la decisión de dejar salir sus palabras.

—Tienes que admitir que tú no eres realmente quien eres en realidad en este preciso momento pero diré algo directamente hacia el ex-esposo de Park para decirte que no me interesa su divorcio como esposos, quizás tú has hecho que eso suceda. ¿Que ocurre con todos esos juguetes sexuales de tu esposo? ¿Acaso ya no eres bueno en la cama?

—¡Jeongguk! —Jimin le llamó la atención por sus palabras pero lo ignoró cuando sintió como en lo profundo de ese hombre se encontraba el ex-esposo del rubio siendo retenido por envidia que no lo dejaba salir porque acababa de poseer su cuerpo.

—No importa, Jimin. No te preocupes, es un hombre inapropiado y intenté decírtelo pero tú nunca me has hecho caso. Siente como esta noche de cena se desperdicia con un hombre como el... Inapropiado y deseado por tantas mujeres o hombre mientras juega contigo.

— Eso no es cierto. ¿Verdad? —Pregunta el rubio en dirección del azabache quien niega y extendió su otra mano libre hacia este mismo para tomar su mano sobre la mesa.

Podía sentir el calor de los dedos de Jeongguk acariciar el dorso de su mano y tragó duro cuando con un simple toque en cualquier parte de su cuerpo provocaba que se sienta bien pero tan bien que sus gruesos belfos dejan escapar un suspiro que hace sonreír a Jeongguk pero envidia no le gusta perder y ver eso a la misma vez.

—¡Abre los ojos, Park! Mientras tú crees que tienes buena conexión con el, Jeongguk no hace más que jugar contigo. Para el solo eres otro cuerpo más donde puede alojarse como el hombre perverso que es con sus pensamientos impuros sobre ti.

Pero eso no provocó reacción en Jimin, solo en Jeon cuando este arrojó con rapidez el líquido de su copa sobre el cuerpo de ese hombre pero con el objetivo de callar a envidia de una vez.

No hubo ninguna reacción de parte de envidia. Solo existió el silencio y luego esta misma volvió a tomar revancha con sus palabras hacia el azabache pero sabía que todo podía terminar peor.

—El no lo sabe aún.

Envidia se refiere a Jimin y Jeongguk solo puede sentir el impulso de actuar bruscamente para callarlo de una vez pero el rubio toma la iniciativa con su molestia hacia su ex-esposo.

—Es suficiente. ¿No crees que tu intento de disculpa se convirtió en un caos más? Discúlpate ahora.

Otro silencio puede ser parte del sitio mientras las miradas mutuas vacilan y las palabras del rubio quedan en el aire hasta que envidia las toma para responder junto con mis pensamientos de aquel humano que poseía en ese instante.

—¡No voy a disculparme aunque un maldito y miserable humano como tú me lo pida!

La última gota que cayó al vaso de agua completamente lleno provoca que todo el liquido caiga por los lados y Jimin no puede evitar no elevar su mano para darle una bofetada a ese hombre pero alguien se adelanta a su movimiento.

Su cuerpo se congela como toda su mano elevada cuando los gritos de pánico de su ex-esposo resuenan en todo el sitio. El dolor es protagonista de su cuerpo que regresa a la normalidad cuando envidia lo abandona antes de que el dolor llegue a ella y deja que ese hombre sienta el dolor en su lugar.

Jeongguk no tiene piedad desde ahora en adelante cuando puede estar orgulloso de tomar un cuchillo y hundirlo en el centro del dorso de la mano de ese hombre quien la colocaba sobre la mesa en todo momento.

Jimin sabe que el no es el culpable de los gritos desesperados de dolor de ese hombre cuando sus ojos siguen el camino de la mano herida hacia la mano de Jeongguk que no soltaba aquel objeto filoso aunque ya podía penetrar con éxito la carne humana con su doloroso filo.

— Lárgate.

Tan frío como un hielo y tan cortante como cuchillo hundido en carne viva, el rubio suelta la mano de Jeongguk y su tono frío como su rostro le indican que todo acaba esta noche.

Su ex-esposo intenta quitar la mano del azabache pero este solo lo hace sin que se lo pidan cuando cegado por la mirada molesta de su futuro amante le provoca tristeza y pena por lo ocurrido. Solo intentaba protegerlo de esas palabras.

Su rostro cínico se borra y su expresión de tristeza se dibujaba en reemplazo. No protestó y se alejó de la mesa, se puso de pie rápidamente y luego le dolió tener que irse cuando el humano señaló la puerta principal con un susurro “vete de aquí” le provocó volver a sentir como un puñal atraviesa su corazón después de siglos sin sentir la sensación exacta.

Solo puede marchar lejos de allí y antes de cerrar la puerta de la casa, sus ojos captan como ese Jimin que conoció regresa pero solo para su ex-esposo cuando se preocupa demasiado por su herida.

Las mismas lágrimas de dolor de ese hombre se asemejan a las de Lujuria, quien una vez fuera de la casa puede sentir como las gotas de una lluvia caen sobre su cuerpo, cabeza y rostro. No tiene frío con esta lluvia helada que cae cada vez más fuerte sobre su cuerpo porque no tiene intenciones de pensar en eso cuando puede sentir dolor en su pecho.

No quiere caminar, no quiere respirar, ya no quiere parpadear un segundo más en una realidad de como esta.

Sus pasos se alejan de la casa cada vez más mientras su cuerpo se abraza con sus propio brazos hasta que regresa a casa en una noche llena de penas y tristeza que debe ahogar en un poco de alcohol. Cómo todos los siglos.

¿Pero que es más doloroso de además de perder un futuro amor y al mismo tiempo perder la compañía que un animal puede brindar siempre sin reprobar o juzgarte?

La respuesta de se encuentra frente a los ojos del azabache cuando al regresar a casa puede observar a los lejos, y bajo una lluvia que apenas le permite caminar en el lodo que se forma en la tierra de alrededor de su casa, como algo de color ya no lo espera como siempre solía hacerlo y ahora su extraña posición borra la sonrisa de Jeongguk.

Detiene sus pasos cuando sus ojos parpadean una y otra vez intentando buscar una forma de no creer lo que su mente descifra de su visión.

Un paso hacia adelante..

Su respiración se agita, su sangre es impulsada por los fuertes y rápidos latidos de su corazón contra su pecho mientras sus ojos poco a poco reflejan otra lluvia más que cae por sus mejillas.

Un paso más, otro más..

No quiere creer lo que su mente le explica porque para el ya era demasiado dolor en una noche.

Su cuerpo se mueve para correr hasta el con todas sus fuerzas y se arrodilla a su lado colocando sus manos sobre su rostro intentando buscar la forma de que lo observará a los ojos con cada llamado que le daba para buscar su respuesta con un simple movimiento.

Su respuesta fue solo dar su último respiró antes de que abandonar al cowboy que siempre estaría agradecido de conocer incluso en otras vidas más además de esta o incluso después de la muerte.

Una noche llena de dolor por la muerte de su esperanza con Jimin y ahora debe soportar una segunda muerte de su apreciado caballo, quien poco a poco sus ojos se cierran hasta que provoca que su dueño grite en su nombre mientras sus brazos rodean su cabeza y trata de llamarlo una vez más.

Busca observarlo cada vez más con cada llamado en busca de su respuesta pero solo puede ver absolutamente borroso con sus lágrimas que caen y se crean en sus ojos demasiado rápido como también en abundancia en representación al dolor.

Un dolor en su pecho, justamente en el centro de este crea la sensación de presión y su voz se vuelve incapaz de salir en palabras pero si en fuertes sollozos.

Solo, solo en un mundo en el que nadie se asemeja a el.

Continuará.

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