▪️Capítulo IV
Las tres semanas con cada uno de los pretendientes habían terminado y aunque aún mantenía la esperanza de estar en cinta, una parte de mí era reacia a creerlo.
Ellos aún permanecían en mi castillo, esperando alguna respuesta pero yo necesitaba tiempo para mi, necesitaba pensar y pasar el tiempo a solas o... Con alguien; llevaba un largo tiempo sin visitar a uno de mis viejos amigos, una persona con la que había compartido gran parte de mi infancia pero debido a los deberes de ambos, tuvimos que separarnos un poco. Con mi magia fue fácil llegar a su castillo y quedar en el centro del salón: a diferencia del mío, su castillo variaba de colores azulados a blancos, muebles finamente limpiados, retratos de sus padres, de Tamaki y algunos de él y yo. En el centro había una escalera que subía al segundo piso y a mi izquierda y derecha, dos pasillos que conectaban con otras habitaciones.
Su castillo a pesar de ser más pequeño que el mío, se sentía más vacío y solitario. Tamaki debería sentirse muy solo aquí, y aunque había uno que otro trabajador aquí, con ninguno había entablado una buena amistad. De pequeños jugábamos mucho, luego se dio a conocer mi compromiso con Mirio y tuvimos que separarnos y tratar de madurar. Hacía unas décadas no lo veía y hoy podría ser un buen día; con eso en mente me dirigí a la biblioteca, él solía pasar la mayor parte de su tiempo ahí, y a menos que su hábito hubiera cambiado, seguro estaría ahí
Mientras avanzaba por los largos y desolados pasillos blancos, mis tacones hacían eco en el lugar, dando a conocer que había un nuevo invitado ahí. Al llegar a la biblioteca abrí las dos grandes puertas y entré: largas columnas sostenían el segundo piso de la biblioteca, ambos estaban llenos de estanterías con cientos de libros que para este punto, dudaba que Tamaki no hubiera leído todos estos. Frente a mi, apoyado en el borde de la mesa y junto a la ventana, Tamaki se encontraba leyendo un libro con el semblante inexpresivo; pese a que la luz era mortal para ellos, él se veía muy bien debajo de esta. La luz iluminaba sus mechones azules y realzaba las líneas definidas de su rostro, lo que lo hacían lucir muy atractivo.
—Tiempo sin verte — al escuchar mi voz, enseguida volteó a verme. Sin preocuparse de marcar en que página se encontraba, cerró el libro enseguida y se puso de pie, luego dio unos pasos hacia mi
—_____... — dejó salir en un susurro.
—¿Estás ocupado? — incliné la cabeza hacia un lado
—¡No! N-No lo estoy, por favor vayamos a un mejor lugar — se detuvo a mi lado y me hizo una señal que me indicaba que saliéramos de la biblioteca.
—Gracias — respondí con una cálida sonrisa y seguí a mi viejo amigo por los desolados pasillos. A lo largo de este camino, observé uno de mis retratos favoritos de los tres: Mirio, Tamaki y yo de pequeños. Los tres aún conservabamos nuestros rasgos principales, cosas que nos caracterizaban, pero quisiéramos o no, con el pasar de los años habíamos cambiando.
—Tiempo sin verte... — Tamaki rompió el silencio. Yo me había detenido a ver aquel retrato, por lo que el vampiro se detuvo a mi lado — Siempre te gustó ese cuadro.
—Me trae muchos buenos momentos — admiti. Cuando eran jóvenes y sin ninguna preocupación, sin tener que reinar o... Quedar embarazada — Cambiando de tema, ¿cómo estás?
Tamaki me miró unos momentos, por su expresión, él sabía que algo andaba mal conmigo pero se limitó a seguirme la corriente y cambiar de tema. El chico extendió su mano hacia mi y me invitó a tomarla, a lo que yo acepté. Tomados de la mano, continuamos aquel recorrido rumbo a la pequeña sala donde solíamos pasar horas charlando y comiendo.
—Todo a sido tranquilo, los cazadores dejaron de atacarnos recientemente — con su ayuda, me senté delicadamente en uno de los sofás. Tamaki se dirigió a una esquina de la habitación, específicamente a una pequeña mesa pegada a la pared donde descansaba un juego de té. El vampiro sirvió dos tazas y con sumo cuidado las dejó en la mesa frente mio — ¿Tu hiciste algo?
—Bueno... — sabía leerme perfectamente. Era buena ocultando mis sentimientos y el mantener una expresión neutra pero por alguna extrañaba razón - quizás los años de amistad - lograron que Tamaki siempre supiera mis verdaderas intenciones.
—¿Qué hiciste ahora? — se sentó a mi lado con timidez. Giró su cuerpo hacia mí y miró fijamente mis ojos
—Hice una alianza — finalmente dije. Aún así, Tamaki no quedó satisfecho con mi respuesta
—¿Así nada más? — alzó una ceja — Los cazadores debieron ser difíciles de convencer, ¿qué les distes a cambio?
—Yo... — no puedo creer que esta vez, yo sea la más nerviosa aquí — El que lograra ponerme en cinta sería el nuevo rey. Aunque claro, con todos firmé una alianza sean o no los elegidos.
—¡¿Q-Qué hicieran qué?! — los ojos de Tamaki se abrieron de par en par. Podía ver su molestia, obviamente no estaba muy de acuerdo, así como muchos otros, pero tras unos momentos, se calmó. Por su rostro, me daba cuenta que estaba analizando la situación y tratando de averiguar si lo que había hecho era correcto o no.
Traté de enfocar mi mente en otro lugar: esta pequeña habitación escondida en la zona Este de su castillo tenía unas hermosas vistas al invernadero. Tamaki era un vampiro pura sangre, por lo que el sol no era una total molestia para él y aunque no pudiera estar más de 8 horas bajo el sol, si podía tomar un pequeño paseo. Junto a Mirio y Tamaki, solíamos pasar horas en el invernadero o aquí, cuando ya no podía tolerar más el sol y sus orejas comenzaban a ponerse rojas. En esta habitación soñaban con volverse adultos y seguir reviviendo estos momentos.
Estaba claro que eso no sucedió.
Primero, ella se convirtió en reina de la noche a la mañana, poco después Mirio fue a la guerra y... Tamaki se volvió el monarca de los vampiros. Todos tomaron su propio camino y no habían podido verse en muchos, muchos años.
—¿Eso quiere decir que Mirio y tu...?
—Dejamos de estar comprometidos hace mucho tiempo — me apresuré a responder — Nunca quedé embarazada así que en parte se me ocurrió este plan. Estas molesto, ¿verdad?
—No puedo decir que no — murmuró — Volviste a poner a tu pueblo por delante, a pesar de lo que tu sentías
Me mordí el labio y miré hacia abajo. No era la primera vez que me lo decían. Siempre ponía a los demás por delante, a pesar de que eso me afectara o dañara. Siempre me preocupaba por mi pueblo
—Lo siento.
—Tu ya me enseñaste que callarse no sirve, que tragarse los problemas solo lo empeora — sus manos a pesar de estar frías, en el momento en que tomaron las mías se volvieron las más cálidas de todo el mundo
—Lo sé pero... ¿Qué más podía hacer? — miré fijamente sus manos y el como sostenía las mías
—Pudiste venir a mi y yo te hubiera ayudado. Siempre estoy para ti.
—Lamento solo venir cuando estoy en problemas — sonreí con tristeza, me sentía como una tonta justo ahora. Tamaki, el pequeño y tímido vampiro ahora era el que me aconsejaba como ser más valiente.
—Puedes venir siempre que quieras, jamás te rechazare — volví a sonreí, esta vez más feliz. Sus palabras eran sumamente importantes para mí, y aunque ambos solíamos estar ocupados por nuestros deberes, me aseguraría de encontrar un pequeño espacio para estar con él, como en los viejos tiempos.
—Muchas gracias — mi corazón dio un brinco de calidez y comenzó a latir rápidamente.
Hace mucho, mucho tiempo sucedió lo mismo. Mi corazón latía cada vez que lo veía.
Quizás, ahora que las cosas eran diferentes...
Antes de pensarlo dos veces y que el valor se fuera de mi cuerpo, me acerqué a sus labios y le di un tímido beso. Tamaki abrió los ojos, sorprendido de mi acción más no extrañado de sentir mis labios; su mano derecha soltó brevemente mi mano y se dirigió a mi mejilla en la cual se apoyó para profundizar aquel suave beso.
Su primer amor fue él pero con el pasar de los años, se vio comprometida con Mirio, y aunque hubo un tiempo en el que si lo amó, aquella chispa se apagó tan rápido como se encendió.
Quizás su amor jamás se podría hacer realidad ya que había hecho una promesa a los otros líderes, pero solo por un pequeño momento, quería hacer lo que en verdad quería. Y eso era estar con él.
El vampiro continuo besándola hasta que el aire se acabó de los pulmones de ambos. Tomaron una breve pausa en la que se miraron a los ojos, como preguntando: "¿puedo continuar?". La respuesta fue clara para ambos así que tan pronto algo de aire llegó a sus pulmones, volvieron a besarse. Tamaki me fue empujando hasta que terminé acostada sobre el sofá y él encima mio. Mi fino vestido terminó completamente arrugado al igual que mi cabello desordenado, pero no me importaba para nada.
Rodeando su cuello con mis brazos para estar más cerca de él, volví a sonreír. Pronto, Tamaki se separó de mis labios y bajó hasta mi cuello, sabía perfectamente lo que quería, así que tras verme unos segundos a los ojos, asentí con la cabeza. Tamaki no tardó en lamer una zona sensible de mi cuello para anestesiar aquel lugar y pronto, de una sola mordida, encajar sus colmillos. Mi cuerpo se tensó unos segundos y pronto un gemido escapó de mis labios
Un poco de sangre comenzó a ser succionada de mi cuerpo, no hasta el punto de hacerme sentir débil o mareada, solo era hipnotizante.
Coloqué mis piernas alrededor de la cintura de Tamaki y comencé a rozar su entrepierna con la mía, que a pesar de estar cubiertos por muchas capaz de tela, podía sentir que algo duro crecía dentro del pantalón del vampiro. Este acto se chupar la sangre normalmente era como algo denigrante o peligroso si lo bebias de un humano, pero también tenía otro significado. En este tipo de situación significa que te entregabas o sometias ante el otro; si yo fuera una vampira también, quizás bebería de su sangre. En este momento Tamaki me marcaba como suya, que yo me sometía ante él y permitía que mi cuerpo fuera suyo.
Era excitante.
Acaricié su cabello con delicadeza y con cuidado, dirigí mis dedos a sus orejas, las cuales acaricié. Un pequeño jadeo escapó de los labios del vampiro y dejó de beber. El tímido chico me miró de reojo, con los labios ligeramente rojos y las mejillas sonrojadas.
—No me digas que solo por acariciar tus orejas te acabas de avergonzar — dije con sarcasmo y reí un poco — No creas que no sé el significado de beber mi sangre ~
—P-Perdón, solo... No pude evitarlo. ¿Quieres que pare? — el chico trago saliva sonoramente, esperando mi respuesta. Yo bajé la mirada rápidamente en dirección a su entrepierna. Se notaba ansiosa, difícilmente se detendría.
—No, continúa. Llevo años esperando repetir esta ocasión — besé su frente y permití que el vampiro continuara.
Mi mano se fue a su pantalón y comencé a desabrochar su cinturón y a bajar el pantalón. Tamaki volvió a tragar saliva y asintió. Esta vez, en lugar de beber de mi sangre, lamió lo que había caído por mi clavícula y se atrevió a incluso, bajar el escote de mi vestido para seguir lamiendo.
Momentos después, su pene quedó expuesto, mostrando lo duro, grande y ansioso que estaba por entrar dentro suyo. Mordiéndome el labio ligeramente, miré al vampiro que seguía entretenido con mis pechos. Primero los dejaba llenos de su saliva, luego jugaba con mis pezones y finalmente dejaba suaves y pequeñas mordidas por todo este, con únicamente la intención de dejar marcas en todo mi cuerpo.
Su vagina por otro lado, estaba ansiosa y palpitaba necesitada. Su ropa interior estaba tan mojada como ella y exigía que el vampiro entrará. Así que, como pudo, comenzó a frotar su pene contra su entrada, a pesar de que estaba cubierta aún.
—T-Tamaki...— susurró cerca de su oído.
Tan pronto sintió el cálido aliento de ella, él se detuvo y me miró con lujuria en los ojos. Se notaba que había olvidado por completo aquel lado tímido y callado.
Tamaki se alejó un poco de mi. Llevó una de sus manos a su corbata y la fue bajando hasta finalmente quedar libre. No pude explicar el porqué, pero ese simple acto hizo que me excitara aún más de lo que ya estaba.
El pacifico vampiro se convertía en uno salvaje y hambriento. Eso era sexy.
Tamaki se desabrocho unos cuantos botones de su camiseta y finalmente decidido bajar su rostro hasta mi vagina, con sus dos manos separó mis muslos y los sujetó con fuerza por encima de sus hombros. Yo no pude evitar tragar saliva y morderme el labio un poco.
Rápidamente aquel vacío fue llenado por la lengua del chico: una ágil y larga lengua que sabía perfectamente donde tocar o que zonas eran sensibles. ¿Quizás esto era un don de los vampiros? Si era así, era el mejor de todos.
—Mhg... Oh si.. — arquee la espalda en el momento en que sentí su lengua en mi clitoris. Él no paraba de lamer aquella zona tan sensible y delicada, para este punto aquel pequeño botón estaba hinchado y rojo, pero se sentía demasiado bien. Tanto, que una de mis manos fue a cubrir mi boca y con la otra enterré las uñas en el sofá
Sonidos lascivos salían de su boca cada vez que lamia y succionaba todos mis jugos, como si fuera la misma sangre que bebía como comida. Pero yo llegaba al límite, quería venirme. Intenté retorcerme y apartar mi vagina de su boca pero al ver que intentaba apartarme, Tamaki apretó su agarre y se detuvo; como pequeño castigo a lo que intenté, llevó su lengua a mis muslos, anesteció aquella zona y mordió mi piel. Otras dos pequeñas marcas de colmillos quedaron plasmadas en mi cuerpo
Decidí obedecer una vez más y abrí mis piernas temblorosas lentamente. Tamaki sonrió y volvió a hundir su boca en mi vagina. Esta vez si que llegaría, iba a venirme en cuestión de segundos. Así que cuando sentí que no podía más, cerré ambos ojos con fuerza y ahogue un grito con mi mano. Pude escuchar perfectamente como soltaba una carcajada y procedía a beber todo lo que había soltado. Ya una vez dejó todo limpio, se apartó de ahí y se relamio los labios frente a mi.
—Creo que me gusta más este sabor...
—¿Incluso que la sangre? — dije en broma
—E-Eso creo — admitió, con vergüenza. Yo reí por su comentario y rodé los ojos
Así que con una pequeña sonrisa en mis labios, alente al vampiro a entrar en mi interior. El vampiro no aguantó más. Colocó sus manos a los costados de mi cuerpo y únicamente dirigió con una de sus manos su pene a mi entrada. Tan pronto sentí como rozaba contra mi vagina, solté un sonoro gemido que hizo eco en la habitación.
—E-Entra..— ya no podía más, lo necesitaba, así que daría todo lo que fuera para tenerlo ya.
Quizás los demonios si que eran criaturas lujuriosas después de todo.
—_____ — tras susurrar mi nombre, Tamaki entró de una sola estocada a su vagina, arrancandole otro gemido.
Rápidamente me aferré a su espalda y enrede mis dedos en su cabello. Mis gemidos se hicieron más y más sonoros conforme comenzaba a moverse, por lo que escondí mi rostro en su cuello. Pero esto no hizo más que excitarlo.
Otra vez, Tamaki depositó otra mordida en mi cuello, pero del lado contrario. Sangre fue succionada de mi cuerpo y en lugar de hacerme sentir extraña, me excito aún más.
—¡Tamaki! — volví a gritar con todas mis fuerzas. Mi vagina apretó su pene con más fuerza y escuché como el vampiro soltaba un jadeo. Era difícil moverse si continuaba apretandolo así, pero eso no impidió al chico hacerla sentír como en el mismo cielo.
—Te amo — dejó de chupar su sangre y susurró aquellas palabras de amor a ella.
Su corazón dio un brinco nuevamente y asintió varias veces. Lo quería, ella también lo hacía pero justo como hizo con los demás líderes, no admitió sus sentimientos.
Tamaki apresuró más sus movimientos, el sofá temblaba y rechinaba por la velocidad de sus embestidas, y por como iban las cosas, pronto llegarían a su orgasmo. Tamaki escondió su rostro en mi cuello y trató de aguantar todo lo que pudo hasta que llegó a su límite.
Unas embestias más y el vampiro se apresuró a salir de ella para terminar por correrse sobre su vientre.
—¡Ngh! — soltando un sonoro jadeo, se corrió en su cuerpo, manchando parte de su vestido. Pero no importaba, esto había sido maravilloso.
Yo también había llegado al orgasmo, el sofá seguramente estaba húmedo después de todo esto, así que estaban empatados.
Con cuidado, Tamaki se separó un poco de ella y tomó el pañuelo que estaba en la mesa de centro para limpiar un poco el desastre que habían hecho. Miré la cara tímida y avergonzada del chico y comencé a reír
—Amaba compartir momentos así contigo.
—Y-Yo también... — respondió — Por favor, me gustaría que volvieras a verme..
—Tranquilo, claro que lo haré
×~×~×~×~×~×
Sigo en el imframundo, no prometo revivir aún jaja. En estos meses me han pasado muchas cosas, entre ellas, el llamado "bloqueo" y la bendita flojera.
Trataré de escribir más seguido. Y además, tengo otras historias en mente que no tienen nada que ver con anime, pero no me atrevo a publicarlas aún porque quería acabarlas primero, ¿pero que opinan? ¿Debería esperar o publicar uno que otro capítulo? Tratan de los cuentos de hadas pero... A mi estilo
Nos vemos mis chic@s 💜
Pd: aún falta la parte de Shinsou para dar por acabado este One Shot de fantasía.
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