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▪️Capítulo II

Los días en Egipto eran calurosos, incluso en el mundo de los dioses. Creía que al estar más cerca del cielo sería algo diferente, pero me equivoque; otro conocido hecho era que las noches eran frías como el invierno, pero para mi... Cada noche era larga y realmente caliente, no solo por el interminable "trabajo" que hacíamos, si no por el calor que emanaban nuestro cuerpos y por las respiraciones agitadas de ambos.

Como cualquier otro día en mi nueva vida, esperaba sentada, viendo por la terraza el hermoso atardecer del mundo de los dioses cuando las puertas detrás de mi se abrieron, enseguida giré la cabeza para ver quien era, pero no fue mucha sorpresa cuando vi a Dabi. El dios se acercó a mí, ayudandose de su bastón de oro y se detuvo a escasos pasos de mi; el dios me observó de arriba a abajo y luego sonrió un poco

—¿Aburrida? — preguntó, alzando una ceja — Vístete, vamos a salir

—¿Salir? ¿A dónde? — era la primera vez que salía en semanas y el hecho de que me lo dijera sin previo aviso me sorprendía

—Una estúpida reunión de dioses, no pienso ir solo y aburrirme mientras los escucho hablar por horas — con su bastón señaló las puertas de mi habitación, ambas se abrieron y con una fuerte ventisca, un vestido llegó volando hasta mis brazos: uno largo, hecho de seda y de color dorado con detalles negros, se podía decir que era algo similar a Dabi, si alguien me veía usar estar ropa fácilmente podía relacionarme al dios Anubis

—Ya veo, entonces debería apresurarme — me sentía algo nerviosa debido a que sería mi primera vez fuera de su palacio; a los únicos que conocía era a Dabi y a Hawks, no conocía a los demás dioses y temía dar una primera mala impresión o que fueran aterradores.

—No me interesa si lo haces rápido o lento, no estoy muy emocionado de ir — Dabi dio otro paso hacia mi y colocó su mano izquierda sobre mi hombro, el tirante de mi vestido fue bajado lentamente y de manera sensual, sus fríos dedos hacían contraste contra mí piel caliente y me hacían tener escalofríos por todo el cuerpo

—Dabi... — mi cuerpo tembló y comencé a agitarme, para este punto cualquier roce o frote que me hacía aquel dios lograba ponerme nerviosa...

—Silencio — ordenó. Su bastón desapareció después de haber sido rodeado por una tormenta de arena y ahora con las dos manos libres, procedió a acariciar mi hombro desnudo y a bajarme el otro tirante. Mi respiración agitada y el sonrojo en mis mejillas daba a notar mis verdaderos sentimientos y como me sentía por aquellos mimos

—V-Vamos a llegar.. — nuevamente el hizo que guardara silencio poniendo su dedo índice en mis labios. Obedecí y me dedique a simplemente observar

—No planeo hacer nada ahora, solo... Aprecio la belleza de lo que es mío — sus labios fueron directo a mi cuello y comenzaron a besarlo, pasando desde mi cuello, clavícula y terminando en mi hombro —La luz del atardecer hace que te veas hermosa, es bueno ver que no me equivoqué

Nuestros sentimientos ahora eran confusos, Dabi pasaba el mayor tiempo de su día trabajando, pero cuando volvía a casa siempre venía a verme. No siempre hacíamos cosas... Indebidas, a veces solo charlábamos y le contaba acerca de los avances en cultura, religión o simplemente mi día a día, entre otras cosas de mi mundo; los dioses tenían prohibido asistir al mundo humanos por simple gusto, debían tener una razón importante y no algo egoísta como querer "visitar el mundo humano" por lo que lo único que sabían de nosotros era lo que recibían en sus oraciones o lo que veían de vez en cuando.

Dabi intentaba mantener la distancia entre nosotros, pero en momentos como estos, donde sólo estábamos nosotros dos a solas, siendo nuestras respiraciones lo único que se escuchaba...

—Te ayudaré a vestirte — deshaciendo el nudo que ataba mi vestido por la cintura, dejó caer este al suelo. Mis mejillas volvieron a ponerse como el sol que alumbraba por la ventana.

Había quedado desnuda frente a él, pero para este punto no había ninguna zona que él no hubiera visto ya; Dabi deslizó sus dedos por mi pecho, únicamente siguiendo la curvatura de estos y terminando en mi estómago. Luego sus manos se fueron a mis muñecas e hizo que levantara los brazos, la diferencia de estatura le ayudó a colocarme el vestido, bajé los brazos y Dabi se colocó detrás mío, rodeó mi cintura con sus brazos y se acercó a mí oído

—¿Te digo porque elegí este vestido? — se que era solo caricias y besos pero... Todo este ambiente me ponía algo nerviosa, no podía evitar que mi mente divagara y pensara en cosas obscenas, cosas que quisiera que él me hiciera... —Hace que tu piel se vea tan brillante como el desierto y... Es fácil de quitar

—¿P-Perdon? — mis mejillas se pusieron rojas al escuchar eso. Primero me había sentido halagada por tal cumplido, pero después de escuchar lo último...

—Dije que no te haría nada aquí, pero nunca dije que en la reunión no te tocaría — mientras hablaba, ató el nudo del vestido alrededor de mi cintura en un lindo moño para luego, finalmente, depositar un beso en mi hombro desnudo — Ahora, el último detalle :

Justo como antes, una tormenta de arena apareció, pero en lugar de desaparecer algo, un collar de finas gemas y de oro apareció frente a nosotros flotando, Dabi lo tomó y lo colocó con delicadeza en mi cuello, el frío del metal hizo que mi piel se erizara, pero rápidamente olvidé esa sensación cuando el dios alejó sus manos de mi. Volvió a colocarse delante mío, observando el trabajo que había hecho conmigo y sonrió

—Perfecta, te daré unos minutos más para que termines, yo esperaré abajo —  al abandonar mi habitación sin más que decir, pude exhalar finalmente. Todo ese momento había sido tan... Tenso, en el sentido de que apenas podía respirar por el calor que emanabamos ambos.

Observé en el espejo aquel collar de hermosas gemas que me había colocado, al estar mis hombros descubiertos junto a mi piel bronceada, el collar resaltaba y brillaba por sí mismo. El vestido también era hermoso, además la forma en que él me había puesto la ropa..

—Dioses, ayúdenme a dejar de ser tan tonta... — rápidamente cubrí mi boca y maldije por llamar a los "dioses", dudaba que alguno fuera a responder ante aquella plegaria, pero no podía descartar aquella opción, después de lo que sucedió con Horus...

Decidí maquillarme rápidamente los ojos, rodeándolos de aquella tinta negra y luego colocando algo de tinta sobre mis labios, todo era natural, justo como lo que usaba en el mundo humano, pero de alguna forma esto era de mejor calidad, supongo que al ser hecho por los mismos dioses...

Finalmente terminé, me dirigí a la puerta, inhale profundo y me preparé mentalmente para lo que iba a suceder a continuación... No todos los días conocías al resto de dioses a los que adorabamos

Dentro de otro palacio igual de grande que el de Dabi, un conjunto de dioses se reunía en el centro de una habitación. Esta era en forma de círculo, en el centro una mesa redonda y los dioses se colocaban frente a ella; los que eran representados con cabeza de animal, tenían aquel sombrero como era el caso de Dabi con el sombrero de perro. Él se acercó a la mesa y yo me quedé detrás de él, todos los dioses me voltearon a ver de reojo, no con expresión de sorpresa, si no con únicamente curiosidad y fastidio.

Sabía que no era la primera humana a la que traía a este mundo, eso explicaba porque no sentían ninguna sorpresa. Pero aun así, captaba una que otra mirada, entre ellas, la del dios Horus: aquel dios con alas rojas y vestido de manera elegante, con joyas y los ojos delineados. Yo le sonreí un poco y él me devolvió la sonrisa, Dabi se dio cuenta de aquel momento entre ambos y se puso en medio de nosotros, para que yo no pudiera ver la cara del dios Horus. Me sentí algo confundida por aquel gesto, pero no podía quejarme justo ahora.

La reunión comenzó, el dios Ra, uno de los más poderosos dio inicio a esta, hablando sobre temas de los humanos, guerras en otro lugares y sobre el trabajo de los dioses en sus propios mundos. Las horas pasaron y yo comencé a cansarme y a aburrirme, me apoyé en un pilar cerca de mi y miré la espalda de Dabi; a diferencia de los otros dioses, él venía más "casual", con el torzo descubierto, unas cuantas joyas y con su sombrero y bastón de siempre. Los demás venían con "togas", armaduras, etcétera.

Cuando aquella reunión terminó, Dabi fue directamente hacia mi y me tomó de la muñeca, me llevó fuera de la sala a toda velocidad y me hizo caminar por aquellos largos pasillos.

—¿Dios Anubis? — caminé lo más apresuradamente que pude, mirando al dios caminar al parecer sin rumbo alguno y algo molesto. De golpe se detuvo, dio vuelta en un pasillo y me puso contra la pared — ¿Q-Qué sucede? ¿Hice algo que causara su ira?

—¿Algo que causara mi ira? — repitió. La forma en que me acorralaba contra la pared me impedía poder salir o moverme, me ponía algo nerviosa que actuara así de repente — Si, quizás si lo hiciste

—¿Q-Qué? — abrí ambos ojos por el asombro, incrédula. Dabi llevó sus manos directo a mis muslos y me cargó, colocó mis piernas alrededor de su cintura y acortó la distancia entre nosotros — D-Dabi, los demás dioses nos van a...

—Silencio — apoyando mi espalda contra la pared con más fuerza, subió sus manos por mis muslos, levantando el vestido y dejando a la vista mi zona íntima — Veo que tienes amigos aquí ya.

—¿A-Amigos? Por favor recapacite Dios, cuando lleguemos a su palacio podemos -

—Veo que tengo que recordarte a quien le perteneces hasta la muerte, humana — Dabi acarició mi intimidad por fuera y luego metió sus dedos dentro. Un gemido escapó de mis labios en ese momento, había sido algo rudo de su parte meterlos así porque si, pero mi cuerpo ya estaba algo excitado y mojado por sus palabras de antes.

—Por favor, Dabi... — dejé caer la cabeza hacia atrás y encaje mis uñas en sus hombros

—Solo te estoy dando un castigo, no te preocupes por los demás y preocúpate por ti — comenzó a mover sus dedos, metiendo y sacando y luego moviendolos en círculos, simulando embestidas — Solo a mi me puedes sonreír así, ¿de acuerdo? Solo yo soy tu dueño. Ahora dilo

—¿Q-Qué...? — Dabi movió más rápido sus dedos y me hizo gemir aún más fuerte. Enseguida volví a dejar caer la cabeza y cerré ambos ojos — ¡S-Si! Solo tu... S-Solo tu eres mi dueño

—Bien, solo por eso no seré tan severo — sacó sus dedos y con esa mano se apartó la parte inferior de la ropa, tomó su miembro y con el acarició mi zona íntima

—¡Mhg! — está vez coloqué mis brazos alrededor de su cuello y enrede mis dedos en su cabello

—Si no quieres que nos descubran, baja la voz — de una, metió todo su miembro dentro, sacándome un sonoro gemido aún cuando me había advertido sobre el volumen. Pero aún cuando había roto la regla, él pareció sonreír

Traté tanto como pude contener mi voz, pero era realmente difícil cuando él no paraba de moverse así de rápido. Como último recurso escondí mi rostro en su cuello, conteniendo los gemidos contra este mientras mis dos manos iban directo a rasguñar su espalda. Dabi en lugar de bajar la velocidad por aquellos rasguños, la aumentó. El sonido de los aplausos hacia eco en el pasillo junto a nuestros jadeos; Dabi ahora parecía contento, feliz de cometer este acto en un lugar donde cualquier podría vernos o escucharnos

—Dabi.. D-Dabi — mordí un poco su hombro, dejando no un chupeton pero si la marca de mis dientes. Él soltó un gruñido debido al dolor, pero continuó moviéndose lo más rápido posible

Sentía como mi interior era azotado y golpeado fuertemente por él, que aún si tenía que mantenerme cargada en esta posición, no parecía estar cansado. Yo a diferencia de él, estaba llegando a mi límite, todas las zonas que él tocaba me hacían volverme loca y ver las mismas estrellas. Yo lo rasguñe una vez más, dejando las marcas rojas en su espalda a manera de decirle que estaba por correrme

—D-Detente, no puedo más... Me voy a... — Dabi golpeó aquella zona tan sensible mía, y de una sola embestida fue más que suficiente para hacerme venir — ¡Mhg ~!

Dabi soltó un jadeo, luego miró hacia su derecha, hacia el pasillo de donde habíamos venido y volvió a sonreír. Volvió a verme, con ojos llenos de lujuria y aumentó la velocidad, golpeando con fuerza y dejando uno que otro chupeton en mis hombros y cuello. Finalmente tras unas embestidas se vino y volvió a gruñir de placer, con delicadeza me bajó al suelo y yo me apoyé en la pared detrás mío ; como era usual, terminaba con las piernas temblorosas y muy cansada como para replicar.

—¿Te gustó lo que viste? — Dabi volvió a mirar en aquella dirección, así que yo hice lo mismo. Mi cara cambió completamente al descubrir que el dios Horus era el que estaba ahí, observando.

Una parte de mi pudo respirar, él era un dios amable, no debería haber problemas con que nos viera, ¿no? Pero la otra parte de mi me decía que estaba en problemas.

—Anubis, ¿Acaso quieres ganarte la ira de los demás dioses? — caminó hacia nosotros, arrastrando sus enormes alas y con una expresión de molestia

—¿Ira? Sabes que nada de eso me importa

—Deberías. Los demás dioses no están contentos de que sigas trayendo humanas a nuestro mundo, simplemente se hacen de la vista gorda porque tu trabajo es importante; pero dudo que no hagan nada si haces algo como "eso" en un lugar sagrado — Horus me miró fijamente, su expresión no me daba ningún indicio de lo que pasaba por su cabeza

—¿Y que ganas con decírselos? — Dabi sonrió victorioso. Como había dicho Hawks, era difícil castigar a un dios con un trabajo importante, nadie podría suplirlo si algo le pasaba — ¿Acaso estas celoso porque la humana es mía? No seas patético.

—Cállate

—La última vez tu ganaste, no creas que te permitiré llevártela

—Dabi, deberíamos irnos... — antes de que ambos desataran su ira en medio del pasillo, tomé la mano de Dabi y lo acerqué hacia mi — Volvamos.

—Bien — después de verme por un segundo, Dabi volvió a ver a Hawks con una sonrisa burlona — Vamonos

Una tormenta de arena nos rodeó, llevándonos fuera de aquel lugar. Para cuando volví a abrir mis ojos, ya estábamos de vuelta en su palacio

Dabi volvió a irse debido a un pequeño asunto en su trabajo, dejándome sola en aquel enorme y vacío palacio. Al no tener nada que hacer por el momento, observe por mi ventana el cielo nocturno. En el mundo de los dioses era hermoso, sentía que las estrellas brillaban aún más, quizás solo fuera una ilusión mia, o quizás al estar más cerca del cielo...

Estiré una de mis manos manos hacia el cielo, con la esperanza de alcanzar una estrella, por más tonto que sonara. Esta clase de pensamientos me distraía de pensar en lo que había sucedido antes: la pelea entre Dabi y Hawks... El dios Horus tenía un punto, esto que hacía Dabi era un simple capricho, pero  ¿Porqué Dabi había reaccionado así de agresivo? Dudo que Horus quiera algo conmigo, nos hemos visto unas cuantas veces y aunque a sido muy amable conmigo... Sigue siendo un dios que está fuera de mi alcance

—Estás muy pensativa, ¿estas recordando lo que sucedió en el pasillo? — de repente di un salto y volví a la tierra. Hawks estaba volando frente a mí balcón, con una expresión triste

—H-Horus — enseguida me levante y bajé la cabeza — Digo, Hawks, ¿qué haces aquí?

—Aún no respondes mi pregunta — aterrizó en el suelo y se quedó a unos pasos de mi

—Oh, bueno... Si lo estaba haciendo, lamento haberte... Mostrado eso.

—De lo único que me arrepiento fue de ver su cara — dijo, refiriéndose a Dabi. Horus simplemente rodó los ojos y luego acortó la distancia entre nosotros — ¿Estás bien? Él no es conocido por tener compasión

—Si, lo estoy. Aunque él jamás a sido "malo" conmigo — me senté en la banca que estaba en el centro del balcón y suspiré — Solo no sabe como expresarse, ¿sabes?

—Jamás sabe como expresarse — con sarcasmo, Hawks habló. Se sentó a mi lado, con cuidado de que sus alas no me molestaran y vio hacia el cielo al igual que yo — Dudo que estés feliz aquí, ¿no?

—Bueno... De vez en cuando extraño a mi familia, a Egipto, pero no tengo opción más que obedecerlo.

—Tienes razón, pero también me refiero a... ¿Eres feliz aquí, con él?

—Yo... Aún no lo sé, Dabi es bueno y aún no se si lo que siento por él es miedo o admiración. Mi corazón late cuando lo veo, pero no se la razón.

Hawks apretó los puños y bajó su mirada. Tanto él como yo no sabíamos como continuar la conversación, pero traté de romper el hielo

—El cielo es lindo hoy, ¿no crees? —hice una pausa — Agradezco que ayudes a mi familia, eres muy amable

—No lo soy... Por favor no digas cosas así. Siempre suelo ayudar a la realeza, es solo mi trabajo, lo hubiera hecho aunque no me lo pidieras

—Bien.. — parecía algo reacio a recibir elogios, así que cambie el tema — ¿Alguna vez te enamoraste?

—¿Qué? Bueno... Fue hace mucho, mucho tiempo — el dios observó al cielo, por su expresión pude notar que estaba recordando algo — Ella dejó el mundo de los vivos hace mucho tiempo

—¿También era una humana? — alcé una ceja. Al parecer, muchos dioses también se enamoraban de humanas...

—Si, es una larga historia, pero como dije, ya no está aquí — me volteó a ver, con una sonrisa que decía "estoy bien" pero para mi no lo parecía

—Hawks... Por más que pase el tiempo, despedirse de un ser amado nunca es fácil — coloqué mi mano sobre la suya y le sonreí — Cuando perdí a mi madre fue lo más duro que me sucedió, pero se que es feliz en donde quiera que esté y la seguiré amando...

—Te pareces mucho a ella, ella... Siempre me consolaba así — sujetó mi mano y la levantó a la altura de nuestros rostros. Su mano libre fue hacia mi mejilla y la acarició con delicadeza

—E-Es bueno escuchar palabras dulces de vez en cuando, ¿no? — sonreí algo nerviosa, su mano en mi rostro me decía que nuestra relación estaba cambiando

—Si te ofreciera la posibilidad de venir conmigo... ¿Lo harías? — acercó su rostro lentamente hacia el mio, luego cerró los ojos

—Hawks... — mis labios fueron sellados por su beso, lo que me impidió hablar. Hawks comenzó a besarme, al principio me quedé en shock, no sabía cómo responderle ante esta situación y aunque quisiera... La puerta de mi habitación se abrió de golpe, Dabi estaba frente a ella

—Vaya, vaya, ¿interrumpo algo? — el dios se acercó a nosotros con una sonrisa sarcástica. Hawks y yo nos separamos de golpe y mientras yo me quede sentada, él se puso de pie

—Dabi, esto es -

—Veo que el castigo de antes fue muy leve para ti — a puntó con su bastón a Hawks — ¿y tú? ¿Cómo te atreves a entrar en mi palacio? ¿Quieres robarme lo que es mio de nuevo?

—A diferencia de ti, yo se pedir permiso — Hawks mantenía su expresión seria; ahora toda esta situación me recordaba a lo que había sucedido en la tarde y tenía miedo de que fuera a peor

—Dabi — me puse de pie y me coloqué en medio de ambos, esta vez los detendría — No es lo que piensas, solo fue un accidente

—¿Accidente? Por favor no seas ingenua — soltó una carcajada — ¿Crees que nací ayer? Se perfectamente lo que sucede aquí

—Te juro que no es lo que-

—Yo también quiero a la humana, ¿algún problema?

—Lo sabía — Dabi sonrió de lado y se acercó al dios Hawks, pero me puse en medio otra vez y coloqué mi mano en su pecho — Aléjate si no quieres que te castigue otra vez

—Hawks, debes irte — mire a Horus, con expresión seria y luego a Dabi — Ahora — no me iba a apartar por más que él me amenazara, así que lo mejor era que Hawks se fuera

—¿Segura? — él me volteó a ver

—Si, hazlo — Hawks soltó un suspiro y se alzó en vuelo. Escuché como su aleteo se iba alejando hasta el punto en que ya no se escuchaba.

El cuarto quedó en silencio, pero la tensión seguía ahí. Dabi y yo nos mirábamos fijamente, sentía como me asesinaba con la mirada pero se limitaba a solo mirarme y no a hacerlo en verdad

—Lo que sucedió con Hawks...

—No quiero escucharlo — Dabi se dio media vuelta, y sin decir nada más, solo se fue...

Después de ese día, todo fue peor

—Mierda.. — al levantarme de mi cama aparté las sábanas con la esperanza de ver aquella mancha de sangre que daba indicio a mi periodo pero.. No había nada — Esto no puede estar sucediendo...

Dabi me había dicho que la posibilidad de embarazo era nula, ¿pero qué otra opción había aquí? Podría ser a causa de una enfermedad también, pero este no podía ser el caso aquí.

Nerviosa, revise por debajo de mi camisón y volví a confirmar que no había nada de sangre. Me acomodé la ropa otra vez y comencé a pensar: ¿cómo le diría esto a Dabi? Desde aquel incidente no me había vuelto a visitar y mucho menos tocarme. Tendría que encontrarlo y decirle esto, quizás él sepa la verdadera razón detrás de esto...

Salí de mi habitación con cuidado de no hacer ruido y empecé a caminar por el palacio, una vez él me dijo donde dormía y aunque me dio indicaciones vagas, logré encontrar una puerta diferente al resto : era igual de grande que las demás pero había jeroglíficos y joyas incrustadas en esta. Abrí ligeramente la puerta y asomé mi rostro por la rendija, era una habitación con muy pocas cosas dentro, las cortinas que estaban colgadas en el balcón para cubrir el sol se balanceaban por el viento y hacia lucir algo oscura la habitación, mi mirada al no encontrar a Dabi a simple vista, fue a la cama y por fin lo encontré. Anubis estaba acostado en la cama, con los ojos cerrados y... ¿Sangre por todo el cuerpo?

—¡Dabi! — ignorando cualquier posible regaño, abrí la puerta y corrí hacia él. Dabi abrió ligeramente los ojos y soltó un gruñido al verme — ¿Qué sucedió? ¿Acaso te...?

—Si te preocupa el estúpido de Horus, no es su sangre — giró su cuerpo y me dio la espalda

—Nunca dije que fuera de él — me quejé. Tomé su brazo y lo hice volver a girarse hacia mí para que pudiera verlo — ¿Qué te pasó? ¿Fueron los dioses?

—No, ellos no se atreverían a hacerme daño — esta vez sin protestar, dejó que lo viera — Los muertos que no pudieron pagar para reencarnar a veces hacen revueltas y bueno... Esta vez me tomaron con la guardia baja.

—Pero eso no es.. No es tu culpa — observé las varias heridas que tenía en su torzo y la sangre que salía de ellas

—Ellos no lo ven así; pero a habido peores, algunas de estas cicatrices son el claro ejemplo — señaló las cicatrices donde su piel era diferente

—Lo lamento... — me puse de pie y miré al dios con lástima — Déjame ayudarte, iré por algo de medicina, solo dime donde está y...

—No es necesario — se sentó en la cama, su quejido me dio a entender que eso le había costado

—No me importa si quieres o no, yo lo haré — Dabi me observó unos segundos y finalmente se rindió. Me dijo donde había algo de medicina y fui tras ella, pasaron unos minutos hasta que volví con todo eso en manos y me senté a su lado — Acuéstate, yo te curare

Con cuidado limpie la sangre que salía de las heridas, volví a mojar el pañuelo en el agua y repetí el proceso. Apliqué algo de medicina y aceites que le ayudarían y finalmente lo vende

—Veo que sabes lo que haces — dijo con una sonrisa

—Mi hermano se hería mucho mientras entrenaba, aprendí a curarlo con el tiempo para así no molestar a los sirvientes siempre — exprimi el agua y la sangre en el plato y miré a Dabi — Si necesitas que te ayude a cambiar las vendas..

—Soy un dios, estas heridas sanaran en unas horas... — la conversación terminó ahí. Ambos estábamos en silencio, él con su típica expresión de siempre y yo algo nerviosa

—Dabi, tengo algo muy importante que decirte...

—Dime

—Yo... Creo que estoy embarazada — la sonrisa que había mantenido en sus labios desapareció y me miró con el ceño fruncido

—¿Porqué dices eso?

—Yo... Llevo un mes sin que sangre, se que la posibilidad era nula pero... No se me ocurre nada más — él se quedó en completo silencio, pero de golpe tiró el plato lleno de agua que tenía a mi lado y yo di un brinco por el susto.

—¡Es imposible! Seguramente es de Horus, ¿verdad? — sonrió de lado — ¿Crees que soy tonto? Son un dios de la muerte, me es imposible crear algo vivo

—¡No es de él! Te dije mil veces que lo que sucedió ese día fue un error, ¡jamás hice algo más con Hawks! — me levanté de golpe — ¡Tu eres el único con el que he hecho estas cosas, a Hawks ni si quiera lo amo!

Dabi pareció calmarse un poco por mis palabras, pero aún seguía confundido. Bajando la mirada, el dios apretó las sábanas debajo de él y susurro:

—Déjame solo, necesito pensar esto. Jamás había pasado en todo este tiempo, así que... Si dices que solo has estado conmigo... Algo malo debe estar pasando.

—¿Malo...? — me ponía algo triste que pensara en esto como algo malo, pero no podía culparlo, sabía perfectamente que la situación en la que estábamos era muy mala —Esta bien... Entonces me retiro.

Abandone la habitación en silencio y con miedo. Dabi ahora sabía la noticia y sin querer había confirmado mi suposición: esto realmente era un embarazo, pero eso significaba que había algo malo en mi cuerpo y... Que todo se pondría realmente complicado.

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