▪️Capítulo II
Muchos se preguntarán: ¿cómo fue que comenzó todo? Pocos, por decir nadie, conocía de nuestra relación secreta. La forma en que ambos habíamos terminado enamorados fue muy extraña y para el punto en que nos dimos cuenta, ya era muy tarde.
Éramos completamente opuestos, nadie diría que nos gustariamos, pero las apariencias engañan muchas veces : él, rudo y abusivo por fuera, por dentro un adorable y gruñón chico. Yo, callada y débil por fuera, por dentro una chica realmente atrevida.
Fue así como nos conocimos, bajo el techo de un local cualquiera, resguardandonos de la lluvia y aunque hacía frío y estábamos mojados, hacía mucho calor entre nosotros...
Desde el comienzo del día se notaba que iba a llover : cielo gris, mucho aire y un ligero olor a humedad. Por esas señales y la clara indicación del meteorólogo que iba a llover, me traje un paraguas en mi mochila
Hoy no era tan diferente a mis días de siempre. El ser molestada constantemente hacia que siempre me sintiera en un día de lluvia: gris y a punto de estallar en lágrimas, era por eso que estos días no me cambiaban mucho.
Al llegar a la escuela fue como siempre : el grupo de Bakugo se me acercó, robaron mis libros para copiarme la tarea mientras Bakugo solo los observaba. Al ellos terminar con mis libros, los lanzaron a mi asiento y poco después la clase comenzó; el resto de compañeros ya hacía caso omiso al trato que ellos me daban, estaban acostumbrados e incluso se burlaban de mi. Así era la vida aquí, solo el más fuerte sobrevive, ¿no?
—Abran sus libros y... — el profesor comenzó a hablar y yo desconecté mi mente para hundirme solo en la monotonía
Al sonar el timbre y ver como los amigos de Bakugo se iban sin acercarse a mi escritorio, supe que me había salvado de un "castigo" de ellos. Tomé mis cosas rápidamente y con el paraguas en mano salí a toda velocidad del salón. Si lograba llegar a la entrada y poner un pie fuera del portón sería libre y feliz, aunque sea hasta mañana.
El sonido de las gotas caer de la lluvia se hacían cada vez más fuertes conforme me acercaba a la entrada, las platicas de los estudiantes que discutían en si irse a casa, esperar o ir acompañados de la persona que les gustaba bajo el paraguas eran charlas que escuchaba mientras corría, pero ninguna de ellas me interesaba; no sabía lo que se sentía ir junto a alguien bajo un paraguas, no entendía porque eso podía ser romántico, solo lo veía como algo molesto y en que uno de los dos obviamente quedaría más mojado que el otro.
—Alto ahí, debilucha — a un paso de la entrada, uno de los del grupo de Bakugo me detuvo — ¿ya te vas? Que rápida eres, ¿Porqué no eres así durante los entrenamientos? — él y los otros 2 chicos comenzaron a reír
—Yo... Tengo cosas que hacer, por eso me apresuré en...
—No me interesa — me interrumpió — Dame tu paraguas. No quiero que mi novia se moje de camino a casa — al decir eso, extendió su mano, esperando que se lo entregara obedientemente
—Pero la lluvia...
—¿Acaso eres sorda? Dámelo — me arrebató el paraguas de la mano y lo colocó sobre su hombro — Gracias, sobre devolverlo... No esperes nada — nuevamente soltó una carcajada y se dio media vuelta
Los 3 se fueron, dejándome sola y sin paraguas. Ahora es cuando me daba cuenta que Bakugo no estaba con ellos y que esos tres eran los más... Abusivos, incluso más que Bakugo.
—Agh... — miré la lluvia y luego el reloj. Si quería llegar a casa temprano para hacer de cenar y hacer la tarea, tenía que apresurarme — Bien... Bien... Son solo 20 cuadras para tu casa, ____. No podría ser peor...
Por más que corriera sentía que no avanzaba, el viento y los charcos de agua impedían que corriera con facilidad, a este punto todo mi uniforme estaba mojado, solo deseaba que para mañana estuviera seco.
Justo cuando creí que no pudiera ir peor, la lluvia empeoró, ahora si que era completamente imposible seguir avanzando. Tuve que detenerme debajo del techo de un local cualquiera, estaba cerrado y estaba muy oscuro ahí, pero aun podía ver algo. Cuando mi respiración se tranquilizó y volví a asimilar todo, la ira llenó hasta el último rincón de mi cuerpo y explotó por fin
—¡MALDITA SEA, COMO LOS ODIO! — grité de ira. A mi izquierda había un bote de basura, el cual patee y lo lancé lejos — ¿¡CREEN QUE TENGO TIEMPO PARA AGUANTAR SUS MALDITOS JUEGOS!? "Mi novia se va a mojar, ñe, ñe, ñe" — dije imitando la voz de ese imbécil — ¡MALDITOS PUBERTOS, SI NO TUVIERA MIEDO DE QUE ME EXPULSARAN YA LES HUBIERA PATEADO EL ASQUEROSO TRASERO! ¡AAAAGH!
Volví a patear el mismo bote y cuando este se fue rodando fuera de mi alcance, me giré hacia el otro bote y lo tiré
—¡Y MÁS ESE ESTÚPIDO DE BAKUGO! ¿NO SE CANSA DE MOLESTARME TODOS LOS DÍAS? ¡¿NO TIENE NADA MEJOR QUE HACER!? ¡MALDITA SEA, LO MATARÉ ALGÚN DÍA! — justo cuando iba a repetir el proceso de patearlo lejos, alguien puso su pie sobre el bote. Yo alcé la mirada, algo molesta pero trataba de mantener la calma — ¿Qué es lo que... -? Mierda...
Al ver al dueño del pie, literalmente se me bajó la presión, mi piel se puso pálida y rápidamente retrocedí varios pasos, hasta el borde del techo.
—Yo ah...
—Vaya, no creí que supieras todas esas palabras, nerd — Bakugo estaba frente a mi, con una sonrisa en sus labios y la ropa igual de mojada que yo
—¿Cuánto tiempo llevas...?
—Estaba aquí desde antes que llegaras. Así que si, escuché todo — apartó el bote de basura con su pie y se acercó a mí. Su cuerpo estaba a escasos centímetros del mío y tuve que alzar la mirada para verlo a los ojos — ¿Todo eso piensas de nosotros? Vaya, vaya, vaya, la débil del salón al parecer tiene garras
—Yo eh.. L-Lo lamento, no quise decir eso, solo estaba algo molesta y...
—No me interesa porque estabas así — su expresión cambió por completo a una de seriedad; era mi fin, me lo había buscado por no esperar a mi casa para poder gritar contra mi almohada y desahogarme de toda esta ira que tenía por dentro
—Por favor Bakugo, no es lo que... ¿Sabes qué? ¡Si, lo es! ¡Al diablo todo! — si este era mi fin, aunque sea hacerlo bien — Todo lo que dije era verdad, ¡no los aguanto! ¿Sólo porque soy más débil que tu, significa que me tienes que molestar? ¡Claro que no!
—Yo... — sorprendiendose de mis palabras y mi nueva actitud explosiva, Bakugo retrocedió unos pasos, los cuales yo aproveché para avanzar y ahora ser yo la que estuviera cerca de él
—¡No sabes las ganas que tengo de patearles el trasero a los cuatro!
—E-Espera... — él siguió retrocediendo hasta quedar contra la pared, una vez así, le fue imposible seguir apartándose de mi. Yo, por otro lado, me puse de puntillas y con mi dedo índice golpee repetidas veces su pecho
—¡ME TIENEN HARTA! — finalmente, todo el odio que había estado conteniendo contra mí almohada se había ido. Me sentía mucho más ligera, más fresca, más feliz — Uff...
Para este punto, el que estaba asustado aquí era Bakugo y no yo. No se como pero había logrado invertir los papeles, ahora yo lo dominaba y él era el que tenía miedo de decir o hacer algo
—Yo... Lo siento, me dejé llevar — mi rostro estaba a escasos centímetros de el de él, pero no estaba nerviosa por eso, es más, él era el que lo estaba.
—B-Bueno, no niego que somos un dolor en el trasero pero... — algo que me sorprendió mucho fue su tartamudeo, su sonrojo y el constante desvío de miradas para no verme. Pero cuando por fin logré darme cuenta de que no me miraba a mi, si no más abajo, era muy tarde
Había olvidado el estado en el que estábamos; la lluvia nos había empapado a ambos así que nuestra ropa se transparentaba. A él se le marcaban los excelentemente trabajados abdominales y músculos, mientras que a mi se me transparentaba el sostén. Mi rostro se puso rojo como tomate y enseguida retrocedí, cubrí mis pechos y me di la vuelta
-—¡APARTE DE MOLESTARME, ERES UN PERVERTIDO!
—¿Q-Qué? ¡No! Osea, si estaba viendo, ¡pero no lo soy!
—¡Acabas de admitir que si viste! — grité, volviéndolo a ver
—¿¡Cómo no quieres que vea!? ¡Soy un chico y estabas gritando como loca y moviendolos frente a mi!
—¡MALDITA SEA!
Habíamos llegado a una tregua, o algo así. Yo no vería nada suyo y él nada mío, así de fácil. Pero para ambos era difícil; seré una chica pero claro que quería deleitar mi vista con sus músculos, aunque no debía hacerlo tan obvio
—La lluvia no parece que vaya a terminar pronto... — Bakugo rompió el silencio. Yo lo observé de reojo: estaba viendo al cielo, que como había dicho, no se aclararia pronto
—¿Alguna idea? Tus estúpidos amigos me robaron el paraguas
—Son estúpidos, si. Pero no te enojes conmigo cuando yo ni si quiera estaba ahí — yo rodé los ojos y suspire ¯ ¿Tu casa está cerca?
—A unas 5 cuadras... ¿Por?
—¿Eres tonta? Te estoy diciendo que vayamos a tu casa corriendo
—¿Eh? ¿Y porqué no vas a la tuya?
—Queda muy lejos aún, no quiero mojarme más. Así que vayamos corriendo, yo te sigo
—¿Eeehh? Claro que no, no quiero llevar al chico que más odio a casa.
—¿Quieres morir, verdad? — su sonrisa amenazadora me dijo que su advertencia era real, así que negué
—Bien, acepto — nuevamente tomé mi mochila que había tomado como paraguas improvisado y me acerqué al borde del techo — Solo espero que mi uniforme seque para mañana...
Comencé a correr rumbo a mi casa, no había volteado a ver a Bakugo, solo escuchaba sus pisadas y luego un... ¿Splash?
Me detuve y votee a ver hacia atrás solo para descubrir que Bakugo había resbalado e ido directo hacia el suelo. Su rostro quedó contra el pavimento y toda su ropa quedó aún más empapada que antes
—Pff — me cubrí la boca para evitar soltar una carcajada tan obvia. Solo podía ver como del charco que estaba bajo el rostro de Bakugo comenzó a burbujear, luego apoyó sus dos manos a los extremos para levantar la parte superior de su cuerpo y me comenzó a matar con la mirada
—¿¡QUÉ ES TAN GRACIOSO, NERD!? — de sus ojos empezaron a salir "llamas" y muchas venas se marcaron en su frente
—Mierda
—¡MÁS TE VALE QUE NO TE ALCANCE PORQUE VAS A MORIR! — se levantó de golpe y tomó su mochila. Yo comencé a retroceder, temiendo por mi vida y cuando vi que comenzó a acercarse a mi, yo me di media vuelta y comencé a correr
—¡AYUDA! — corrí lo más rápido que pude, incluso más rápido que en mis entrenamientos
—¡VUELVE AQUÍ, MALDITA NERD! — comenzó a correr, tan rápido como él solía hacerlo. Pero yo al ser más ligera podía correr y como sabía el camino, tenía algo de ventaja
Y aunque no era exactamente un paseo con tu pareja bajo la lluvia, fue divertido, mucho más que compartir un paraguas. Pero este no era el caso aquí, yo estaba huyendo de él. Y ahora que lo pienso... Con que a esto le llaman "correr por su vida"...
Bien, no me había atrapado, ahora estábamos en mi casa y mi mamá parecía que aún no había vuelto...
—Si, ya estoy en casa... — dije a través del teléfono — ¿La lluvia? Ah... Si... Llevé un "paraguas" — miré de reojo a Bakugo, con unos ojos fulminantes
Él rodó los ojos y se dio media vuelta, dejó su mochila en el suelo y antes de que yo me diera cuenta, se estaba quitando la camiseta. Mis mejillas se tiñeron de rojo al instante y por poco tiraba el teléfono al suelo
—¿Q-Qué...? A-Ah, s-si — Bakugo volteó a verme y al descubrir que lo miraba, sonrió de lado, yo aparte la mirada y frunci el ceño — ¡S-Si mamá! Es una lastima que no puedas volver por la lluvia, tendré que cenar sola, no te preocupes... Ya estoy acostumbrada — susurré eso último, para que ella no escuchara
Tras unos minutos más de charla, colgué y suspire. Mi ropa estaba empapada y necesitaba cambiarme urgentemente
—¿Porqué mierda te desnudaste en mi sala? — me crucé de brazos y volví a ver al rubio
—¿Acaso querías que lo hiciera en la cocina? ¡Me iba a enfermar a este paso!
—¿Crees que me interesa? Mejor que te enfermes y no vayas a la escuela por una semana, así no tengo que ver tu horrible rostro
Bakugo se quedó en silencio unos momentos, luego se dio media vuelta. Al no recibir respuesta de él, me dirigí escaleras arriba a mi habitación; me quería quitar esto lo más rápido posible y darme un baño de agua caliente.
Tomé mi ropa seca y fui al baño, ahora me daba cuenta que no había invitado a Bakugo a darse un baño
—Ay, al diablo eso. No se merece ni que le preste el ba- — abrí la puerta de mi baño, solo para encontrarme con el sonido del agua cayendo, vapor por todos lados y a Bakugo quitándose nuevamente la ropa frente mio — ¿¡QUÉ MIERDA HACES AQUÍ!?
—¿¡Eh!? — se giró hacia mi, pero yo rápidamente solté mi ropa y cerré los ojos — Mierda — al tener yo los ojos cerrados, solo pude escuchar que buscaba algo con que cubrirse — ¿Acaso esperabas que me quedara abajo sin hacer nada?
—¡P-Pues si! ¡Esta no es tu casa y no es como para auto invitarte al baño! — no podía verme, pero sabía que hasta mis orejas estaban super rojas
—¿Eh? ¿Qué clase de anfitriona eres?
—Una que no te quiere aquí — retrocedí unos pasos con la intención de salir de ahí, pero accidentalmente tropecé con mi ropa tirada y resbale, antes de caer, Bakugo corrió a atraparme y a sostenerme en sus brazos.
Nuestros rostros quedaron a escasos centímetros, ambos estábamos algo avergonzados e incluso podíamos sentir la respiración del otro, pero... ¡Mierda, ____, no mires abajo, no mires abajo!
—Pff, y te quejabas de que yo te viera los pechos — Bakugo volvió a soltar aquel comentario sarcástico, lo cual me enfureció e hizo que lo apartara de una
—¡B-Bien, báñate tú, iré a hacer la cena! — sin importar más, me di media vuelta y salí del baño a toda velocidad ya que temía que si seguía ahí, me desangraria
—Nada como un poco de sopa para cenar... — seguí meneando la sopa mientras hervía, deleitándome con el delicioso aroma que emitía
—Ahhh... El baño si que me dio hambre — la odiosa voz de Bakugo volvió a aparecer, pero esta vez venía cubierto con una toalla en la parte inferior — ¿No tienes ropa que me prestes?
—¿Crees que tengo ropa de tu talla?
—Quizás...
—Agh — rodé los ojos y apagué la estufa. Sin decirle nada subí a la habitación de mi hermano que estaba en el segundo piso y volví con un pants y una camiseta — Él ya no vive aquí, así que úsalas y no me las devuelvas
Bakugo las tomó y fue a la habitación que le señalé para que se vistiera, yo volví a la cocina y mientras servía la sopa escuché su voz :
—¿¡Segura que no quieres que me quede sin camiseta!? ¡Parecías disfrutarlo!
Mis manos se detuvieron de golpe, por poco me quemaba con la sopa pero logré esquivarlo a tiempo
—Maldito hijo de... — apreté el puño y cuando observé que salía con la camiseta puesta, lo fulmine con la mirada
—¿Qué? Hace rato no dejabas de verlos — sonrió de lado, luego se acercó a mi — ¿Sopa? Bueno... Mejor que nada
—Para tu información, soy buena cocinera, y como segundo dato : no la hice para ti
—Te aseguro que puedo hacerla mejor — ignoró el comentario de que no la había hecho para él y me arrebató mi plato con sopa, le dio un sorbo y sonrió — Meh, le doy un 7 de 10
—¿Qué? — solté un gruñido y aguante mis ganas de matarlo. Tomé otro plato de la estantería y me serví sopa — ¿Además de abusador, eres cocinero?
—Se podría decir que si — sonrió victorioso y le dio otro sorbo a la comida — Deberías ponerle más picante...
—Lo siento por no satisfacer tus necesidades — rodé los ojos y por dentro solté una risita. Al servirme sopa fui a la sala y encendí la televisión — ¿Hasta cuando te irás?
Bakugo me siguió a la sala, se sentó a mi lado y luego señaló por la ventana
—No dejará de llover, además ya les dije a mis viejos que no llegaría a casa
—¿Entonces dónde te quedaras? — le di un sorbo a mi sopa
—Aquí, obviamente — por poco y escupía lo que acababa de tomar. Lo miré, asesinandolo con la mirada y él solo sonrió — ¡Mejor pon algo más divertido en la televisión! Algo de peleas, acción...
—¿Mi telenovela no te gusta? — dije en broma — Amor y engaños, mejor que tus películas de acción
—Si, claro...
Aunque hubiera dicho eso, Bakugo observó atentamente mi programa, incluso pareció interesado en lo que pasaba.
Pero las horas pasaros y finalmente uno de los dos se quedó dormido, en este caso fue él. Yo solo recogí los platos y los dejé en el lavadero, ya era tarde y tenía que irme a dormir si quería llegar temprano a la escuela y hacer mi tarea...
Por suerte Bakugo se había dormido en el sofá, eso me ahorraría muchos problemas, solo tenia que irme y...
—Agh, ¿por qué le estoy dando una cobija? — contrario a lo que pensaba, mi cuerpo ya se había movido solo : le había traído una manta y ahora estaba cobijando al chico que me había estado molestando todo este tiempo
Ignorando ese hecho, Bakugo podría verse muy adorable cuando dormía, casi era imposible decir que era el tipo de chico que era un gruñón y agresivo...
Quizás si no nos hubiéramos conocido así, podríamos haber llegado a ser amigos o algo más.
—¿Porqué tenías que venir junto a mí a la escuela?
—¿Acaso querías que me fuera después y llegara tarde? — Bakugo pareció molestarse por aquel comentario mio, pero en realidad yo estaba más molesta con él
—¿No se te pasó por la cabeza lo que pensaran cuando nos vean llegar juntos? — rodé los ojos y miré hacia adelante
—Hm... Pudimos habernos encontrado de camino a la escuela... O podrían pensar que estamos saliendo, ¿yo qué se?
—¿Salir? Pff, claro, buen chiste — apresure el paso para tratar de crear un gran espacio entre nosotros pero Bakugo también se apresuró y volvió a mi lado gracias a los largos pasos que daba
—¿Porqué sería un chiste? Sería un honor para ti decir que sales conmigo. ¿Sabes cuantas chicas se me confiesan?
—No sé, ¿dos? — reí ante mi chiste, luego Bakugo gruñó y se puso delante mío
—¡M-Muchas, realmente muchas!
—Escucha, no me interesa salir con el chico que me a molestado por tanto tiempo, tampoco me interesa saber con cuantas chicas te has acostado o lo que sea — la expresión de Bakugo cambió a una de vergüenza, ya que se puso rojo
—Yo... Jamás he hecho esas cosas. En realidad... Nunca he salido con nadie, las pocas chicas que se han "confesado" las he rechazado, así que... En realidad no se como tratar a las personas — el rubio apartó su mirada, como si le costara ver a las persona a la que acababa de decirle lo que en verdad siente
—Eso... — no sabia que responder exactamente, aún si decía que no sabía tratar a las personas y quizás ese sea la principal causa del porqué trata asi a la gente... — No se porque me dices esas cosas; prometo no decírselo a nadie pero... No es como si eso cambiara mi perspectiva de ti, no imagines cosas...
—No imaginé nada... Nerd — su voz sonó extrañamente diferente, una voz de la que jamás esperé oír de ese chico: era suave, algo triste e incluso linda
—Será mejor que... Sigamos, no quiero llegar tarde
—Si, está bien — se hizo a un lado para dejarme caminar y yo lo hice.
El resto del camino fue en silencio
—¡A llegado nuestra inútil favorita! — el habitual grupo de Bakugo me recibió en las puertas del salón. El que era el "segundo al mando" rodeó mi cuello con su brazo y me acercó a él — ¿Hiciste la tarea?
—N-No... — mi actitud "dominante" se había ido, dando paso a lo sumisa que era normalmente aquí. Bakugo, quien iba detrás de mí, se detuvo detrás de nosotros dos y se quedó observandonos
—¿¡Eh!? — el chico se molestó notablemente, su mano que hasta hace poco estaba en mi hombro, se dirigió a mi blusa y me sostuvo con fuerza — ¡Tienes un único deber y es hacer tu maldita tarea para pasarnosla!
Observé a Bakugo de reojo, pero había sido un acto demasiado tonto, obviamente él no me ayudaría, era uno de los suyos...
—Tsk, ¿pueden moverse? — Bakugo dio un paso hacia adelante, luego puso su mano en el pecho de su amigo y lo empujó, obligándolo a soltarme
—Oh, ¿Porqué venias detrás de ella, viejo? Siempre llegas temprano — pareció olvidarse por completo de mi, al parecer, le tenía algo de miedo a Bakugo — ¿Lo crees? Esta inútil no hizo la tarea
Yo bajé la cabeza por inersia, esperando un regaño proviniente también de Bakugo, pero eso jamás llegó
—Olvídalo, sus apuntes no son buenos. Yo la hice, así que pueden copiarlos — de su mochila sacó un cuaderno y se lo arrojó a sus amigos, los cuales sonrieron y a pesar de su mala actitud, lo tomaron y corrieron a sus pupitres para comenzar a copiarlos
—Bakugo... — cuando estuvimos solos, levanté la cabeza, dispuesta a agradecerle, pero su expresión...
—No digas nada, los demás lo malpensaran — dicho eso, siguió su camino rumbo a su lugar, como si nada hubiera sucedido.
Pero para mí, algo había sucedido, era la primera vez que... ¿Alguien se convertía en mi héroe?
Mierda, mierda, mierda. Aún me faltaba una tarea más y ya era para la siguiente clase, pero las matemáticas eran uno de mis puntos débiles, siempre tardaba en hacerlas y ahora no tenía el tiempo para eso.
—Debo ir a algún lugar seguro... — el salón era demasiado ruidoso a la hora del descanso y aunque el grupo de Bakugo no se encontraba aquí, aún no me sentía segura
Con mis libros en mano, me dirigí a un sitio seguro; en la escuela había pocos lugares así, pero el primero que me vino a la mente fue los almacenes de artículos de deporte, obviamente nadie estaría ahí y era un lugar cercano al salón pero lo suficientemente alejado como para sentirme segura.
Al entrar, recorrí la puerta y dejé la luz apagada, me acerqué a la ventana más cercana, el rayo de luz daba directo a lo cuaderno y me permitiría ver sin tener que encender la luz
—Por fin... Paz y tranqui-
—¿Qué haces aquí? — antes de terminar mi frase y de poder relajarme, la molesta voz de Bakugo sonó justo a mi lado.
—¡Aahhh! — di un brinco y retrocedí un poco. Mis manos y falda quedaron llenas de polvo, pero eso era lo que menos me importaba en este momento — ¿¡Qué haces aquí!? ¿T-Tus amigos también están aquí?
—No, solo yo — se sentó en el suelo, justo a lado de mi cuaderno y lo observó — ¿Haciendo la tarea justo ahora? — soltó una carcajada, pero al ver mi expresión de molestia, dejó de sonreír — Bueno, es mi culpa, lo siento.
—¿Puedes repetirlo? Me gustaría grabar como el "grandioso" Bakugo se disculpa — como estábamos solos, ya no necesitaba sentir miedo, podía sentirme nuevamente cómoda, aunque irónicamente era con el chico que me molestaba.
—¡Ey! N-No abuses, maldita sea — apartó su mirada e hizo un tierno puchero — Yo... Puedo ayudarte con la tarea si quieres, fue mi culpa que no pudieras hacerlo
—¿Enserio? — me acerqué a él, con un brillo en los ojos. Si él me ayudaba, terminaría mucho más rápido, además, era bien sabido que Bakugo era de los más inteligentes del salón — No creo que lo hagas gratis, ¿porqué eres tan amable conmigo así de repente?
Bakugo se sonrojó ligeramente por la cercanía entre ambos, pero esta vez no apartó su rostro, únicamente tragó saliva y frunció ligeramente el ceño
—B-Bueno... Me di cuenta que es malo molestar a las personas
—¿Enserio a penas te das cuenta...? — puse una cara que decía " ¿enserio?"
—¡E-Eso no importa ahora! El punto es... Ya no quiero tratarte así. Por lo que... ¿P-Podriamos... No sé, empezar de 0?
Sus palabras me sorprendieron, jamás creí que viviría para el momento en que Bakugo, el tipo al que más terror le tenía, me preguntaría si podríamos ser amigos... Eso... Es bueno, ¿no?
—Hm... Muy bien — me alejé unos centímetros y tomé mi cuaderno — Aunque no se como se lo tomarán tus amigos, ellos son...
—Idiotas, lo sé — se acomodó a mi lado y observó el cuaderno — Son problemas muy fáciles, ¿Porqué necesitas ayuda?
—Primero : si que son idiotas, ¡los idiotas más grandes del mundo! Oh, claro, después de ti — Bakugo sonrió ligeramente pero al escuchar que lo mencioné a él, frunció el ceño — ¡Es la verdad! No me mires así; segundo : tu fuiste el primero en ofrecer la ayuda, y no soy muy buena con los números.
—Bien, bien, creo que el apodo de nerd no te queda muy bien ahora que lo pienso
—Pff, ahora tendrás que pensar en uno nuevo
¿Siempre había sido así? Jamás me había detenido a observar a esta chica : tenía lindos ojos, su cabello, aunque no perfecto, se veía muy bien en ella, y más por la forma en que caía ligeramente sobre su rostro. Y ahora que observaba mejor... ¿Estaba usando una falda del año pasado? Esta le quedaba mucho más arriba que las faldas de otras chicas... Sus muslos se veía ligeramente e incluso si me movía un poco, podría ver sus... Mierda Bakugo, ¿qué cosas piensas? Concéntrate en otra cosa...
—¿Y cuál es aquí? Jamás la entendí en clases y me dio pena preguntar...
Volví a concentrarme aquí, enfocándome en la pregunta que había hecho. Le señalé el método y la forma de solucionarlo de la manera más fácil, ella sonrió y comenzó a hacerlo
—¡Cierto! Que tonta soy.. murmuró para ella misma, sonriendo suavemente. Un mechón de su cabello cayó sobre su rostro, y antes de que ella lo acomodara, yo lo hice. Con suavidad recogí el mechón y lo puse detrás de su oreja, pero fue demasiado tarde cuando me di cuenta de lo que hice — ¿E-Eh...?
Ella volteó a verme, sus mejillas se pusieron ligeramente rojas; jamás pensé en que la vería ese este modo algún día. Después de aquel día de lluvia, me di cuenta que tenía un buen cuerpo, pese a que ella trataba de ocultarlo con las blusas grandes, algún abrigo o la falda larga. Justo ahora tenía puesta mi mirada en sus suaves labios, ligeramente rosas, unos labios que gritaban a kilómetros que me acercara a ellos para descubrir que tan suaves podían ser...
¿Debería...?
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