▪️Capítulo I
—¡Oh vamos, no seas patética! — Monoma me volvió a regañar — ¿¡Qué tan difícil es ganarles a esos estúpidos de la clase 1-A!? — mientras gritaba, movía sus manos de arriba hacia abajo y luego me señaló con el dedo índice — ¿Qué tan débil puedes ser?
—Yo... L-Lo siento, en verdad lo siento — por mi culpa, habíamos perdido el tercer enfrentamiento contra ellos; íbamos 1-1, empatados. Si ganaba mi enfrentamiento, nosotros tendríamos la victoria, pero no lo logré
No habría problema si esta fuera la primera vez, pero ya habían sido varias veces y por mi culpa. Todos comenzaban a cansarse de mi, especialmente Monoma; él se encargaba personalmente de regañarme y cuestionar cada movimiento erróneo que había hecho durante el enfrentamiento. No me gustaba verlo enojado, me ponía de los nervios y por la forma en que golpeaba mi pecho con su dedo cada vez que hablaba, me hacía sentir aún más ansiosa
—¿Estás escuchando? — se inclinó hacia mí. Yo ya estaba pegada contra la pared, mirando hacia abajo, directo a mis pies. Cuando él me habló, alcé la mirada con temor y trague saliva — ¿No sabes la molestia que eres para todos?
—¿Qué...?
—Siempre perdemos por tu culpa, todos están hartos — su expresión cambió a una de frialdad, me miraba directo a los ojos y con una cara que me daba mucho miedo — Nadie te aguanta, tienes suerte de que yo sea el único que aún permanece contigo
—¿Todos? Me odian... — escuchar esas palabras siempre era difícil, me carcomian por dentro y me hacia sentirme inferior a todos, como si no valiera nada
—Exacto, solo yo soy el único que aún se queda contigo, ayudándote con tus debilidades y diciéndote lo que hiciste mal — se acercó a mí oído lentamente y sonrió un poco —Solo yo soy tu amigo aquí, el único.
—Tu eres... Mi único amigo — susurré nuevamente.
Era cierto, Monoma era el único que aún me soportaba, soportaba lo débil e inútil que era... Los demás estaban fastidiados de mi porque siempre perdía, era una suerte que Monoma aún quisiera ser mi amigo.
—Muy bien, es hora de volver — con aquella sonrisa en los labios, Monoma se alejó de mi y se acercó a la salida del vestidor — Cuando termines, ves por mis libros, no tardes.
Cuando se fue, por fin pude volver a respirar, mis piernas por fin cedieron ante mi peso y me dejé caer al suelo mientras reprimia mis lágrimas; Monoma tenía razón, todos me odiaban y no tenía un lugar en esta clase, solo podía depender de él y deseaba con todo mi ser que jamás me abandonara.
—No debí haber entrado a la clase de héroes... — comencé a jugar con mis manos ansiosamente mientras veía a los alumnos de la clase 1-B frente a mi.
Al inicio apliqué aquí por "broma" ; Shinsou deseaba entrar al curso de héroes y yo como su mejor amiga decidí aplicar junto a él para darle ánimos. Solo escogí esta área y en segunda opción elegí una clase de generales porque creí que no aprobaría, pero... ¡¿Porqué entré yo y no Shinsou?!
Esto estaba mal, no debí haber puesto esto aún si iba a estar junto a él, era mi culpa que él no hubiera entrado, ocupé un puesto que él perfectamente habría podido obtener... Soy una tonta, soy una tonta...
Ahora estaba en medio de una clase con gente que seguro me odiaba por siempre hacerlos perder. Mi quirk no era tan bueno como para entrar aquí, solamente era capaz de paralizar gente y objetos por un corto tiempo, Shinsou era capaz de lavar cerebros, ¡¿Porqué él no entró?!
—Será un trabajo en parejas, tendrán 2 días para acabar y se calificará por limpieza, la información y...
Los trabajos en equipos me ponían aun más nerviosa, no tenía suficiente amigos por no decir ninguno con el que pudiera hacerlos, pero al ser de parejas no podía ser tan malo... Solo tenía que hablar con Monoma.
Cuando el profesor dio un corto tiempo para que nosotros nos reunieramos en parejas y acordaramos el tema, yo me puse de pie y me acerqué al asiento de Monoma, quien me volteó a ver y sonrió.
—Monoma...
—¿Qué quieres, ____? — alzó una ceja
—Nosotros, podemos... ¿Podríamos...? — volví a jugar con mis manos, ansiosa
—Dilo de una vez o vete — cuando se enfureció, yo volví a temer que me abandonara y enseguida negué con la cabeza
—¡No! Digo, yo... ¿P-Podriamos hacer equipo para el proyecto? No tengo a nadie más...
—¿Y porqué yo debería aceptar? Tengo a muchas más personas que seguro harían un mejor trabajo que tu
—¡Por favor! — supliqué — Si dejas que haga equipo contigo yo... Podríamos hacer las cosas que te gustan...
—Oh, ¿segura~? — cuando escuchó aquella palabra, enderezó su espalda y me miró con aquella sonrisa burlona típica de él
—S-Si... Haré lo que pidas, así que por favor, déjame ser parte de tu equipo... — mis mejillas se pusieron rojas y continúe con el movimiento de mis manos: frotándolas, luego subiendo hasta mis dedos y tronando los dedos
—Esta bien, acepto — apoyó su mentón sobre su puño y luego miró hacia adelante — En mi casa hoy a las 7, trae todo.
—¡S-Si! Gracias — hice una reverencia con la cabeza y me alejé de su asiento para no molestarlo más. Había logrado que me aceptara, ya podía quitarme un gran peso de encima.
—Llegas tarde — el rubio abrió la puerta y me dejó entrar a su casa
—Lo lamento, tuve que cargar todo y luego pasé a la farmacia... — mis brazos dolían por cargar las bolsas todo el trayecto de mi casa a la suya, pero por fin estaba aquí
—Tienes suerte que sea el único que te aguanta — cerró la puerta tras de mi y ambos nos dirigimos a su habitación donde haríamos el proyecto.
No era la primera vez que venía, pero siempre me sorprendía al estar en su habitación a solas por varias horas.
Cuando llegamos, dejé la bolsa llena de cosas sobre la mesa y luego me senté en el suelo. Monoma se sentó en el borde de su cama y observó la bolsa llena de cosas que estaba frente a mí
—Traje todo: marcadores, bolígrafos, traje algunas imágenes o podemos dibujar...
—¿Y "eso"? — se cruzó de piernas y luego apoyó su codo sobre su pierna, su mentón no tardó en apoyarse en su puño y continuó observándome
—¿Q-Qué? Oh, s-si, lo traje... — me sonroje nuevamente y bajé la mirada
—Muy bien — se puso de pie e inspeccionó la bolsa, comprobando que lo había traído — Comienza el trabajo, yo te supervisare
Asentí y saqué las hojas de la bolsa junto a los bolígrafos. La información la busqué en mi celular y mientras escribía, sentía la mirada fija en mi de Monoma, lo que me hacía sentir nerviosa e incluso que me sudaran un poco las manos.
Pero aún así, era mejor que cuando estábamos en la escuela. Cuando estábamos a solas era mucho más tranquilo, casi no se molestaba y...
—Eso está bien, pero no deberías dar tantos detalles de eso, mejor deberías... — a solas, no me regañaba, incluso me felicitaba por ciertas cosas que hacía, lo que me ponía muy feliz — Muy bien — dijo mientras acariciaba mi cabello
Mis mejillas se pusieron rojas y solo asentí. Por fin hacía algo bien, incluso él me felicitó...
Después de un rato por fin terminé el trabajo; era para dentro de 2 días pero me tranquilizaba siempre terminarlo rápido y así no tener que estar apurada cuando la fecha se acercara. Además, si estaba a solas con Monoma...
—Listo, ahora por fin podremos descansar — Monoma se puso de pie y se volvió a sentar en el borde de la cama, yo me giré hacia él, aún sentada sobre mis muslos en el suelo y sonreí
—Gracias por ayudarme
—¿Hm? — me miró a los ojos, con una sonrisa y juego me hizo una seña con su dedo para que me acercara. Yo lo hice, aún permaneciendo sentada y lo miré — Haces bien en agradecerme, soy lo mejor que te pudo haber pasado en tu vida, ¿Quién más crees que te tolerará y querrá como yo? — tomándome del mentón, me hizo acercar mi rostro aún más al de él
—N-Nadie... — susurré — Solo tú
—Buena respuesta — soltó mi mentón y apoyó sus dos manos sobre la cama — Es hora de pagarme, ¿no crees? Ya sabes lo que debes hacer — dicho eso, Monoma separó sus piernas y dejó a la vista su entrepierna
Mis mejillas se tiñeron de rojo y supe a lo que se refería al instante. Esto era lo que a él le gustaba: a manera de agradecimiento, le permitía usarme como el deseara, "esto es lo que hacen los amigos" decía él. Él era mi único amigo y al que no quería perder jamás, ya era suficiente suerte que él aún me quisiera a su lado y no me desechara como los demás... Tenía que pagarselo de alguna forma.
Me terminé de acercar a él y con mis dos manos le quité el cinturón y le bajé el cierre del pantalón. Así, únicamente la prenda que separaba su entrepierna de mi vista, era su bóxer; mi mano derecha fue a acariciar el bulto que poco a poco fue creciendo, Monoma sonrió ante mis movimientos y lo rápida que había sido en acatar sus órdenes.
—Buena chica, ahora quiero que lo metas a tu boca — su sonrisa se agrandó y acarició mi cabello, poniendo un mechón de este detrás de mis oreja
—B-Bien... — con delicadeza bajé el bóxer, la última pieza que separaba su entrepierna de mi vista. Su miembro salió dando un rebote y por los frotes de antes, algo de pre semen salió de la punta
—Estaba ansioso de volver a hacer esto, ¿no amas hacerlo? — yo tomé su miembro con mi mano derecha y subiendo y bajando mi mano, acariciando su miembro, asentí — Eso es... Solo conmigo puedes hacerlo, ¿entiendes? Dudo que alguien más te quiera como yo
Sus palabras dolían pero de cierto modo me traían confort, al menos lo tenía a él para no estar sola. Monoma siempre estaría conmigo y jamás me abandonaría, si hacía lo que él me pedía, jamás se aburríria de mí.
Su miembro lentamente lo acerqué a mi boca y como muchas veces anteriores, comencé con aquel vaivén: primero lamiendo el glande y una vez que estuvo lleno de saliva, lo adentré a mi boca. Su sabor ya me era familiar y cada zona también, las venas que palpitaban ansiosas y el calor que emitía me decía lo excitado que se encontraba. Yo moví más rápido la boca, introduciendo todo lo que podía dentro, hasta el punto en que rozaba con mi garganta.
—S-Sigue así — colocó su mano en mi nuca y empujó aún más mi cabeza — Mhg... Mierda...
Con su mano dirigió mis movimientos, metiendo y sacando a su placer. Mis ojos llenos de lagrimas no hacían más que excitar al chico, pues su sonrisa se ensanchaba y no apartaba su vista de mi. El pre semen salía cada vez más y cuando creí que ya no aguantaría más, él sacó su miembro de una y golpeó mi mejilla con este
—Sobre la cama — se levantó y se hizo a un lado para que yo me subiera. Me levanté, me limpié las rodillas y me subí a la cama; él se encargaría de desvestirme por lo que solo me coloqué en cuatro — Muy bien ~
Se colocó detrás mío, sus manos fueron al borde de mi falda y la bajaron junto a mi ropa interior. Monoma volvió a sonreír y su mano acarició mi trasero y luego bajó hasta mi vagina, la cual acarició con dos de sus dedos. Un suave gemido escapó de mis labios pero pude contenerlo con mi mano; Monoma siguió la silueta de mi cuerpo hasta mis pechos, metiendo sus manos por debajo de mi blusa. Sin vergüenza ni pudor, metió sus manos debajo del sostén, acarició mis pezones y los jaló un poco, luego los pellizco y posteriormente movió en círculos; cada vez era más difícil contener mi voz, pero eso le era cada vez más excitante al rubio.
—Que dulce voz — sus manos soltaron mis pechos y bajó hasta mi entrepierna, al ya no tener nada que me cubriera ahí, metió sus dedos en mi vagina, notando que ya estaba lubricada — Solo conmigo tienes permitido hacer esto...
Su boca cubrió mi vagina, luego metió su lengua junto a sus dedos, la forma en que se movía me hacía gemir cada vez más fuerte. Mis piernas temblaban debajo mío a la vez que mi cuerpo tenía espasmos por el placer. Monoma permaneció ahí unos minutos, lamiendo con cuidado cada zona y explorando mi interior. Ya habíamos hecho esto unas cuantas veces antes, pero jamás podía acostumbrarme a la forma en que me daba placer
—M-Monoma, me vengo... — cubrí mi boca y deje caer la parte delantera de mi torzo, el rubio aprovechó esta nueva posición para empujar más su rostro contra mi vagina y abrir aun más mi trasero con sus dos manos. Su lengua se movió más rápido y cuando finalmente mi cuerpo ya no resistió más, solté un grito de placer puro que anunciaba mi orgasmo.
Monoma jadeó mientras bebía mis fluidos, lo que me avergonzó demasiado; al apartarse, aprovechó para dar una rápida nalgada y me dio la vuelta. Quedando boca arriba, el rubio se acercó a mis labios y nos juntó en un acalorado beso; estaba probando mis propios fluidos, lo que, aunque no era mucho de mi agrado, no me quejaría.
—Es divertido probarte de esta manera — se separó de mí después de unos instantes y una sonrisa burlona se formó en sus labios —. Eres solo mía, ¿entiendes?
—S-Si... — mis mejillas se encendieron hasta parecer casi un tomate. Monoma se puso de pie y fue hacia la bolsa que había traído, sacó una pequeña caja con condones, luego tomó uno y se lo colocó. Yo lo miraba atontada, tragando saliva inconscientemente por pensar en lo que sucedería después. El rubio volvió a la cama y ya estando preparado, se subió en esta.
La posición cambió a una de lado, de modo que yo estaba apoyada sobre mi brazo derecho y Monoma detrás mío en la misma posición, después de haberme quitado la falda que aún seguía colgando en mis piernas, su mano fue directo a mi muslo y lo levantó. Era vergonzoso estar así, pero seguramente se sentiría bien para ambos.
Monoma frotó repetidas veces su entrepierna contra mí vagina y mientras varios de mis jadeos escapaban de mis labios, él reía. Cuando se aburrió de solo tocar, de una embestida entró hasta el fondo de mi vagina; mi gemido se escuchó por toda la habitación y ni si quiera tuve tiempo de cubrir mi boca. Aquella estocada había sido tan rápida y fuerte que me había vuelto loca, esta posición era... Demasiado buena
Enterré mis uñas en la almohada más cercana y luego oculté mi rostro en ella; siempre que lo hacíamos lloraba, no porque no me gustara, era porque se sentía muy bien. Monoma soltó mi muslo y con esa mano sostuvo mi mentón y me obligó a apartar la cara de la almohada
—Mírame mientras te cojo, ¿entiendes? — su actitud dominante volvió a salir y lo único que hice fue asentir. Contento por mi respuesta, Monoma soltó mi mentón y volvió a tomar mi muslo y lo volvió a levantar para darle mejor acceso a esa zona.
Rápidamente comenzó a moverse: metía y sacaba con velocidad, la cama rechinaba y lo único que yo podía hacer era mostrarle mis vergonzosas expresiones de placer.
Sudor, lágrimas y nuestros propios fluidos se mezclaban en esa acalorada escena llena de gemidos y gruñidos. Estaba acostumbrada a hacer esto con él, y aunque no sabía si era por amor o atracción, me encantaba hacer esto; dependía de él, ni si quiera sabía cuando fue que comenzó esto, pero desde el inicio él siempre había procurado por mi y si esta era la única manera de hacerlo permanecer a mi lado, lo dejaría hacerlo las veces que fuera.
—¿Te gusta? — gruñia. Su cejas estaban fruncidas, pero sonreía — Por supuesto te gusta~
—S-Si — respondí con dificultad pues los gemidos salían en su mayoría de mi boca y no palabras coherentes — M-Me encanta, me encanta ~
—Eres una buena chica; j-jamás te dejaré ir — apresuró sus movimientos aún más. Su pelvis chocaba repetidas veces contra mí trasero y aquel empujón que producía contra mí cuerpo, hacia rebotar mis pechos y hacia que mis gemidos fueran más fuertes.
—¡M-Monoma, Monoma~! P-Por favor nunca me dejes — mi mano izquierda fue a su mejilla; desde esta posición era difícil girarme del todo, pero podía ver su expresión — Te necesito, te necesito mucho... J-jamás.. Quiero separarme de ti
Una sonrisa de oreja a oreja apareció en su rostro, y mientras una expresión de maldad y algo terrorífica se formaba en su cara, aumentó las embestidas. En un ataque de extasis unió nuestros labios y metió su lengua en mi boca
—Por supuesto, ¡jamás lo haré! — volvió a unir nuestros labios en ese apasionado beso.
Las embestidas continuaron unos minutos más hasta que ninguno de los dos aguantó. Dio una última y profunda embestida para finalmente correrse y así ambos llegar al tan preciado orgasmo; la respiración de ambos era agitada y acalorada, incluso Monoma se veía cansado después de esto.
Lentamente él salió de mi y se quitó el condón que contenía su semen, le hizo un nudo y luego lo tiró a la basura; yo permanecí recostada en la cama, esperando a que mi respiración volviera a mis pulmones. Monoma se sentó en el borde de la cama frente a mi, sus ojos permanecieron en mi cuerpo y luego subió hasta mi rostro, acomodó algunos mechones despeinado detrás de mis orejas y acarició con delicadeza mi mejilla
—Algún día lo haremos sin ninguna protección, ¿no te gustaría sentirlo mucho mejor?
—¿Q-Qué? M-Monoma, pero eso podría... — eso me hizo reaccionar de golpe y me puse de pie enseguida
—¿Y? Te dije que no lo harías con nadie más que yo — frunciendo el ceño, tomó mi mentón con rudeza y acercó mi rostro al de él — ¿Creías que te dejaría escapar de mi después de terminar la escuela? Que tonta
—Y-Yo jamás dije que..
—Seguirás siendo mía, esta es una buena alternativa para hacerlo... O aunque sea, una más rápida
Monoma aveces daba miedo, sus palabras, acciones o incluso sus gestos podían ser terroríficos. Aveces temía que si desafiaba alguna de sus órdenes, me iría mal; sentía que él solo me quería para él y que jamás me dejaría ir, ¿pero porqué? Tenía suerte de que alguien se preocupara de mí, jamás lo negaría.
Pero Monoma... ¿Porqué me quieres poseer con tanta ferocidad?
×~×~×~×
Adivinen quien volvió de entre los muertos, ya un mes sin subir nada, perdón. No me gusta indagar mucho en los detalles, únicamente no me había sentido de humor últimamente y bueno, por fin tuve ganas de escribir algo.
Ahora, volvamos al OneShot : esta será una trilogía, cada una independiente de la otra, es decir, la segunda parte no tendrá nada que ver con esta. Así que si no les gusta este, fácilmente pueden pasar al siguiente capitulo sin que les afecte en nada.
El orden vino en el apartado anterior pero por si no lo leyeron, será este :
Monoma, Shinsou y Kuroiro, todos parte de la clase 1- B.
Ahora, datos curioso:
-Este yandere... Quizás lo hayan odiado un poco, pero hay varios tipos de yanderes, en este caso era del tipo: manipulador, o así lo apode yo. Esta clase manipula a su víctima para que dependan única y exclusivamente de él. Así él podrá tenerla siempre que quiera y usarla a su antojo para que nadie la toque. Siento que esta clase de yandere era perfecto para Monoma
-Nadie odiaba a rayis, solo que después de haberle "lavado el cerebro" hasta tal punto, ella creía que nadie la quería, que por siempre hacer perder a su salón, todos la odiaban. Monoma era el que le susurraba esas palabras al odio y al mismo tiempo le decía que él era el único que se preocupaba por ella y que solo debería estar cerca de él por ser su único "amigo"
-Ahora, para marcarla más como suya, le pidió que le "pagara" por ser su amigo, lo que da lugar al lemon. Así que... Todo fue un engaño de él, aunque Monoma si la amaba, de una manera enfermiza pero lo hacía.
Y eso es todo, espero les haya gustado y trataré de escribir nuevamente 💜 Nos vemos ~
-Cinna
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