—Kaela—

Al despertar sentó mis latidos incrementarse, recordé como dormí en los brazos de mi hombre. Es increíble como una misma persona te puede hacer tener miles de emociones, su nota fue lo que más me sorprendió, Byron nunca había sido detallista.

Después de alistarme y hacerme una trenza gruesa en mi pelo me fui a mi tienda de antigüedades, la adquirí había adquirido junto a una amiga hace algunos años, con el tiempo ella encontró un buen hombre y contrajo matrimonio y se fue a vivir a España, por lo que quede encargada del negocio, le compre la parte que le correspondía y hoy en día yo era la dueña y jefa.

La tienda quedaba a sólo diez minutos de mi casa, por lo que a veces me iba en bicicleta, me sentía fantástica hoy para dar pedales, así que subí a mi colorida máquina y llegue más rápido que de costumbre, extrañamente había una enorme fila.

—Permiso, por favor déjenme pasar. —pedí a la multitud para poder abrir.

Me sitúe frente al gentío tocando el timbre llamando la atención de todos, algunos rostros me eran conocidos, otros no.

— ¿Es cierto que usted tiene varias pinturas del siglo XV? —preguntó un señor al fondo.

—Sí, tengo algunas. —dije dedicando una mirada curiosa.

Vi a mi secretario escurrirse entre las personas tratando de hacerse paso.

—Kaela, no viste las noticias, no lo pregunto, lo digo al ver tu rostro perplejo. —indicó Janiel.

Abrimos la tienda y tratamos de controlar tantas personas, Janiel me explico que una actriz famosa visitaría los hogares de quien tuviera un cuadro del siglo XV, era una tontería para mí, no estaba en mis intereses que ningún artista me visitará.

En la tienda tenía tan solo ocho cuadros antiguos y fueron vendidos, quedando por encargo un total de cien cuadros más.

Me senté junto a Janiel a hacer pedidos, Jesse su prima que también trabajaba en la tienda no pudo venir hoy, tenía un virus y se quedó en casa, por lo que estaba sola con mi secretario. Puse mis manos en mi nuca girando mi cabeza de un lado a otro, me sentía demasiado tensa.

—Lo mejor para relajarte es un masaje y un té caliente. —sugirió Janiel.

Se puso de pies y puso a calentar agua, aun le dije que estaba todo bien siguió haciéndolo, tomó un ungüento de su bulto y se situó detrás de mí.

—Estará bien Jan con el té es suficiente.

Sus manos tocaron mi nuca y mis hombros, inmediatamente empezó a dar ligeros masajes y me sentí relajada de una vez, gire levemente mi cabeza a la derecha para poder apreciar más el masaje.

—Oh por Dios, puedes irte a trabajar a un spa y te contratan de una vez. —indiqué.

—Trabajaba en uno antes de mudarme a esta zona, te dije era lo que necesitabas. —dijo con orgullo.

Cuando me dispuse a responder escuche la campana indicaba que alguien había entrado, y mi boca se quedó abierta al ver a Byron venir con sus puños apretados mirando con llamas en sus ojos a Janiel, quien seguía con sus manos en mis hombros.

—Me gustaría saber qué haces con las manos sobre mi novia. —indicó empujándole lejos de mí.

Me puse de pies, poniendo las manos sobre el agitado pecho de Byron, bajo su vista volviendo su enojo hacia a mí.

—Qué bueno ver cómo te diviertes en tu trabajo, tendré que venir más seguido de sorpresa. —manifestó.

—Byron por favor, no es lo que parece, he tenido un día cargado y estresante, Janiel solo me ponía algo de ungüento en el cuello. —expliqué.

Byron soltó una carcajada, mierda, había empeorado todo, él fue hasta donde Janiel, este estaba pálido del susto.

—Sal de aquí Janiel. —pedí a mi secretario.

—Ni de juego te dejare aquí con esta fiera. —respondió.

¡Mierda! Esto se pondría feo, Byron le lanzó un golpe a Janiel derribándolo sobre una mesa. Me interpuse entre ambos.

— ¿Qué te pasa Byron? Contrólate, vas a destruir todo a tu paso, Janiel sal de aquí ahora mismo. —Volví a ordenarle.

Janiel salió corriendo y yo mire a mi novio, hasta ahora nunca me había dado cuenta de que era tan celoso, aunque cualquiera malinterpretaría las cosas. Puse mis manos en su rostro y el las quitó, volví a hacerlo está vez presionando más fuerte.

—Ni se te ocurra celarme con Janiel, él está casado, es un amigo de hace mucho tiempo y sobre todo respeta su religión. —le expliqué.

Lo vi bajar la guardia así que aproveché para besarlo, el respondió vagamente pero rompió contacto y se sentó, miro su reloj y resoplo.

—Cierra esto y vamos a llevarte a casa, vine a invitarte a cenar. —dejó salir —Y Kaela una cosa más, si vuelvo a ver otro hombre tocando aunque sea uno de tus cabellos lo voy a estrangular, le haré arrepentirse de millones de formas tocar la mujer equivocada, solo yo puedo tocarte porque tú eres mía y solo mía, además no confío en ningún hombre aun no le gusten las mujeres, ustedes no saben cómo piensan nuestros amiguitos aquí abajo. —añadió.

Cerré la tienda obedeciéndole, subí mi bicicleta en su auto y me senté a su lado, aun podía ver su enojo, mire a mi derecha y en el café del lado de mi tienda estaba Janiel aun temblando, recordar la situación reciente me hizo explotar de la risa, mi trenza se fue soltando hasta que mi larga cabellera quedo con vida propia, Byron se quedó viéndome cuando estuvimos en parados en un semáforo, también estallo en risa, escucharle era la gracia más sublime que se me había regalado en este momento.

Byron me dejo en mi casa para que me alistara, y se fue a la de él, conduciendo tan rápido como lo hacía siempre. Ya dentro decidí ponerme lo más atrevida para él, encendí mi radio dejando sonar Shape Of You, empecé a bailar mientras sacaba mi atuendo. —I'm in love with the shape of you— cante al ritmo de Ed Sheeran.

Me coloque un vestido corto rojo, al igual que un labial carmesí en conjunto, mis zapatillas altas exaltaban mi figura, en especial de lo que me sentía orgullosa, mis piernas. La trenza que me había hecho formo unas ondas hermosas, así que lo deje tal como estaba, esta noche Byron y yo seriamos uno.

*Shape of you—Ed Sheeran*

Notas de mi:
Quería hacer el capitulo más largo, pero me siento algo triste y lo deje así, prometo recompensa en el próximo.