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Capítulo 7

No poder conciliar el sueño es lo más jodido que me podía pasar esta noche, mi cabeza no dejaba de dar vueltas a que pasaba conmigo, soy médico y ni yo mismo entiendo mi cuerpo o que le sucedía, tenía erecciones con otras mujeres por las que solo sentía atracción física, mientras que con la que amo no.

No podía seguir poniendo distancias entre nosotros, así que decidí llamarla, sabía que existía la posibilidad de que no me respondiera, de hecho es lo que me esperaba, pero me equivoque ella contesto al tercer timbrado.

—Hola. —saludó en la línea.

— ¿Cómo estas Kaela? —pregunté.

Tras un largo silencio y varios suspiros que pude escuchar ella respondió.

—Estoy llena de preguntas Byron.

—Quizás no esté preparado para responderlas todas, pero si para escucharlas, así que adelante. —le ordene con calma.

—Todo es confuso para mí, tu forma de ser conmigo, sé que no tenemos mucho tiempo en esta relación pero si no me amas dímelo lo entenderé, y me alejare de una vez. —declaró.

—Sabes que te quiero Kae. —respondí rápidamente.

Recordé la primera vez ella me dijo que me amaba, cuando Liam estaba en coma, ella lloraba a solas para mostrarse fuerte delante de los demás, yo le encontré y le di la ayuda que necesitaba, de hecho me enojo que no buscara mi apoyo antes.

—Te amo Byron, creo que si no estuvieras conmigo no soportaría todo esto, no confiaría que Liam va a despertar. —dijo ella en aquel entonces.

—Lo hará. —le asegure besando su frente.

Escuche un sollozo en la línea y me partió el alma escuchar a Kaela rasgarse así, colgué la llamada y me puse de pies, busque la llave de mi auto y conduje hasta la casa de mi novia ¿Cómo dejarla así? Para mi desconcierto cuando llegue ella estaba sentada en el frente, hacia frio, demasiado para la poca ropa que ella llevaba, sostenía el celular en su mano derecha mientras que su cabeza estaba apoyada sobre su brazo izquierdo. Yo había salido sin abrigos, así que no pude hacer como en las películas, quitármelo y cubrirla, así que me senté a su lado y la abrase y por Dios sí que estaba helada.

Ella no se sobresaltó, más bien se recostó en mí, temblando y dejando escapar sus lágrimas, la abrace más fuerte.

—Entonces te dejas abrazar de alguien en la noche y no te apartas. —intente bromear, aunque lo dije con recelos.

—Sabía que eras tú, conozco tus abrazos, tu aroma y hasta el sonido de tus pasos. —afirmó mirando mi rostro.

Mire a mi alrededor, pasaba uno que otro vehículo y algunas personas caminando, me puse de pies atrayéndola conmigo.

—Vamos adentro, no quiero que vuelvas a estar a estas horas afuera, a menos yo este contigo. —manifesté.

Ella asintió y abrió la puerta, fui a la cocina y le prepare un té, su mirada estaba puesta en el suelo, me acerque a ella y le di un ligero beso y la volví a abrazar.

—Tranquila, todo estará bien, sabes que te quiero, no voy a irme de tu vida ni permitir que lo hagas tú tampoco. —prometí.

La sentí reírse, fue un peso menos para mí, que sencilla era esta chica, con solo una promesa era feliz, y algo más cambio en mí, sentí mi amor por ella crecer, aunque aún así no lo suficiente para cambiar ciertos hábitos, mire mi reloj y eran las dos de la mañana, a las seis debía de operar un paciente así que debía tratar de descansar.

—Debo de irme mi Kae, prometo volver mañana y hablaremos mejor. —dije.

—Quédate, duerme conmigo. —suplicó.

Intente hablar pero mi voz no salió ¿Cómo explicarle que no tenía erecciones con ella? Estaba entre la espada y la pared, pero ella misma me salvo, como siempre lo hacía, era mi luz en medio de las tinieblas que rondaban mi vida.

—Solo quiero sentir tus brazos alrededor de mi cuerpo al dormirme. —dejo salir.

—Está bien, pero debo de irme temprano, tengo una operación en la mañana. —expliqué dejando salir todo el aire de mis pulmones.

Kaela se tomó él te, y luego de ponerse su pijama, bastante chistoso me busco uno de sus enormes bata de dormir también, la de ella era de jirafas y el que yo usaba de osos y conejos.

Nos acostamos en su cama, deposite un beso en su frente y la rodee con mis brazos, ella se giró a mí y me olfateo, sonreí para mí mismo, apuesto a que un día me absorberá.

—Descansa Kae. —le di las buenas noches al cabo de un rato.

Ella no respondió, me incline para mirarla bajo la poca luz que se filtraba en la habitación, se había dormido, y baya que se veía hermosa, alcance mi celular y le tome una foto, como por arte de magia me deje vencer por el sueño, me sentí cómodo teniéndola en mis brazos, tanto así que desee tenerla toda mi vida en esa forma.

La alarma de mi teléfono me despertó a las cinco de la mañana, abrí mis ojos y me gire para apagarla, mire a Kaela preocupado porque no se despertara, tome mi almohada y la situé en mi lugar, casi dejo escapar una carcajada al ver a mi chica abrazar la almohada y mover sus labios como si estuviese comiendo algo, cerré mas las cortinas para cuando el sol saliera no la despertara, me cambie el pijama, y salí de su casa, no sin antes dejarle una nota.


Me hubiera encantado ver cómo te despiertas, pero el deber me llama.

Por cierto quisiera saber ¿Qué comías en tus sueños que te saboreabas tanto?

Duermes hermoso, jamás olvidare la noche pasada, nos vemos Luego.

Byron. 

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