Capítulo 40
Siempre fui buena para leer las emociones de las personas o intuir que pasaba con tan sólo una mirada pero ¿Porque no podía descifrar la de Liam?
La voz no me salía mientras la angustia me mataba por dentro.
—Líam...—susurró Alexa.
Mire a mi hermano sin comprender nada, empecé a cuestionarme el porque no estudié medicina, mi hermano sujeto mis hombros.
—Líam por favor dime que Byron está vivo.—Suplique.
—Kaela hermana mía, Dios ha estado de nuestro lado, Byron está vivo, aunque su estado es crítico.—hizo una pausa momento que aproveche para hablar.
—Llévame a verlo quiero hacerlo.—dije.
—Aún está en cirugía, sólo salí a darte noticias y a ver que estuvieras bien y no herida, con la conmoción de todo no te revise.—explicó revisandome con la mirada.
—Yo estoy bien, no me hicieron nada.—expresé.
Un temor me invadió ¿Qué había pasado con mis secuestradores? Líam pareció leer mi mente porque respondió a esto.
—Ya no tendrán que preocuparse por los familiares de Miguel, uno de ellos falleció en el enfrentamiento y los demás serán sometidos por la justicia y deportados a sus países.—explicó.
Mis piernas se flojaron y Alexa me sujeto y ayudó a sentarme, la presión de pecho se fue un poco, más sin embargo el dolor por Byron taladraba todo mi ser.
Alexa abrazo a Líam por la espalda, con todo esto el también había estado en peligro.
—Me has dado un susto de muerte mi cielo.—le dijo ella poniéndose en puntitas besandolo.
—Lo siento amor, no fue mi intención.—respondió correspondiendo a ella.
La escena fue hermosa, los admiraba demasiado, su amor era tan puro y diferente, me alegré mi hermano tuviera una mujer como Alexa.
Las puertas del quirófano se abrieron y un médico llamó a Líam, yo me sujete a el y pedí acompañarlo, el asintió y me llevo con el.
—¿Qué pasa doctor Gerrard?—preguntó.
—Se presentó otra hemorragia por lo que duramos más en cerrar el paciente, ahora mismo está estable y en intensivo, es un milagro yo jamás había visto un caso como el de Byron, se ha aferrado a la vida como nadie.—expresó.
—Oh Dios santo ¿Va a sobrevivir? ¿Despertará? —hice demasiadas preguntas y quería las respuestas.
Líam paso un brazo por mis hombros dándome fuerzas.
—Kaela eso no lo sabemos a ciencia cierta, Byron ha sido fuerte, pero las lesiones que sufrió no fueron pocas, además sabes que no hace mucho recibió un impacto de bala cuando estábamos en el juicio. —explicó.
—¿Puedo verlo? —inquiri.
Mi hermano asintió y me acompañó a ponerme una bata especial para entrar a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
—Sabes que no puedes durar mucho, te dejamos entrar porque eres mi hermana.—Me condujo al área donde se encontraba Byron y me dejó sola allí.
Vi su cuerpo cubierto de sábanas y el molesto ruido de los aparatos presente me hicieron poner nerviosa, camine despacio hacia a el, su piel morena había perdido color, sino fuera por que lo vi caer y casi morir frente a mi diría que estaba fingiendo estar mal, no tenía rasguño alguno en su rostro o ninguna área visible.
Cuando estuve a milímetros de el dude si tocarlo o no, al fina decidí hacerlo, sujete su mano izquierda sentí su fría piel y lloré, deje salir mi alma en cada lágrima, dejé salir el dolor y le hablé.
—Mi amor, gracias por ser fuerte, por vivir, yo también te amo, abre tus ojos quiero ver por siempre el color miel de ellos, necesito me beses como si no hubiera mañana, quiero pelear contigo y sonreír juntos, así que si has llegado hasta aquí vuelve a mi.
Besé su mano y acaricie su rostro, escuche pasos detrás de mi, me gire y vi a Líam entrando con una carpeta.
—Ya debes salir mi reina, los signos vitales están estables, ve a casa con Alexa toma una ducha y descansa, por ahora Byron estará sedado para mejor recuperación de su cuerpo.
—indicó haciendo anotaciones en la carpeta.
Salí junto a el y me sujete a su brazo.
—Me quiero quedar aquí, no puedo dejarlo sólo, por favor déjame quedarme, tengo que estar para cuando despierte.—suplique.
—Ya te expliqué que no despertará por ahora, tu necesitas descansar, tu cuerpo no va a resistir si no lo haces, aun tienes los efectos de la adrenalina en el por todo lo causado, cuando comiences a relajarte y calmarte te vas a derrumbar, por eso debes descansar. —respondió apretando mi mejilla.—además voy a cuidar bien de tu novio, sabes que soy bueno en lo que hago, no dejaré que nada le pase.—añadió.
Fuimos hasta donde Alexa estaba y junto a ella fuimos a su casa, el camino fue en silencio, una vez en su casa comencé a sentirme cansada, tal cual Líam describió, mi cuello y brazos dolían bastante.
—En el baño tengo toallas te iré a buscar rropa cómoda para que descanses. —dijo Alexa caminando hacia su habitación.
Camine detrás de ella y la vi sacar ropa me sirviera y pasarmela mientras me sonreía.
—Gracias Alexa, no se como pagarle lo que hacen por mi.—comenté apenada.
—Oh ya veo estas loca, no debes agradecer, eres mi cuñada y te quiero un montón y si quieres pagarme cuida más a menudo a tus sobrinos.—dijo lo último en tono de broma.
—Un placer tener a mis sobrinos todo el tiempo, pero tu y Líam no se desprenden de ellos.—le dije riendo.
—Son lo mejor que tenemos y lo que más amamos, ya verás cuando tengas los tuyos, ahora ve a bañarte y descansar, yo debo esperar a Mikaela, hoy me trae a Líam J. Y a Danna Rudi.—expresó feliz.
—Que alegría saber veré a mi madre y sobrinos.—respondí.
Camine al baño y quede desnuda viendo algunos moratones que tenía en el cuerpo por el encuentro reciente, ahora no dolían pero ya luego si, abrí el grifo y deje el agua caer en mi piel, dejándome limpia de todo, perdí la nocion del tiempo hasta que comencé a temblar de frío, salí, me coloque la vestimenta de Alexa y fui a una habitación y me deje caer en la cama y me dormí tan rápido como jamás lo había hecho.
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