Capítulo 30
Para mi uno de las peores sensaciones es desear ver a alguien y sentir que el tiempo no pasa, que se va lento, por lo que a pesar de ser las cinco de la mañana y hacía un frío tremendo decidí ir a casa de Byron. Sin pensar me subí en mi bicicleta y a medio camino me sentí estúpida de no elegir mi auto.
Pedalee tan rápido como pude, mis latidos estaban acelerados, al instante que comencé a ver el hogar de mi novio sonreí, aunque me extrañe verlo subirse a su auto, me decepcioné, ya debía de tener una emergencia, cuando él iba a cerrar la puerta me vio acercarme a él, la preocupación se hizo notable, salió corriendo hacia a mí y si yo no frenaba lo hubiera atropellado, aunque dada su musculatura y tamaño no le hubiera hecho nada.
— ¿Kaela amor estas bien? —Me vi envuelta en sus brazos.
—Si lo estoy —respondí.
Lo abracé también mi cuerpo comenzó a temblar, el recuerdo de mi sueño reciente era muy fuerte.
Barón miro alrededor con preocupación, me sujeto de la mano y corrimos a su casa, de manera breve él se devolvió a cerrar la puerta de auto, volvió a sujetar mi mano, haciéndome sentir cálida, en paz.
—Byron—
¿Era posible estar conectado mentalmente con alguien? Viendo lo que acababa de ocurrir diría mi respuesta es sí, de entre tantas preocupaciones yo deseaba proteger a Kaela, me invadió un deseo inmenso de verla, abrazarla sentirla, y justo en el momento que voy a su casa en medio de la madrugada la veo llegar a mí. ¿Estoy soñando? Me preguntaba yo mismo, de todas las chicas me ha tocado las más especial, loca e ingeniosa, jamás la dejaría escapar de mi vida.
Había leído bastante en mi vida y visto cosas hermosas, y de tantas poesías, de tantas letras, las de ella eran las que más amaba.
Al subir al ascensor con ella la atraje hacia a mi seguía sintiendo sus temblores, aunque ella alega estar bien siento algo le sucede.
Entramos en casa, Kaela no dudo en abrazarme y alcanzar mis labios, su beso hizo dar un vuelco a mi corazón, sentí el deseo correr por mí, no tenía planeado hacerle el amor pero ¿Quién se resistía a los besos de la mujer que ama? A sus caricias.
Sus labios siguieron recorriéndome cada centímetro de mi piel, su lengua se deslizó por mi cuello, quería mantenerme pasivo y dejara seguir con su tentadora iniciativa, pero teníamos un tiempo sin ni un beso.
Nuestras respiraciones eran una, al momento que comencé a quitar su ropa me atasque en el braciel, se me hizo imposible quitárselo por lo que lo rompí.
— ¿Sabes que me tendrás que comprar otro de esos? Amaba ese braciel —se quejó.
Sonreía en medio de los besos nos dejamos llevar como nunca por la lujuria, el deseo, la pasión y sobre todo el amor.
Sus gemidos me volvían loco, su timidez y a la vez su atrevimiento hacían sentir en mi cosas que jamás creí existieran, llegamos al clímax juntos, la llené con todo mi ser mientras ella susurraba mi nombre.
Hacerle el amor a Kaela no era igualado a nada, llegar al clímax con ella era incomparable, aun quedando satisfecho no quería despegarme de ella, mientras que pensando en el pasado inmediatamente yo me satisfacía con alguien no tenía ningún atractivo para mí o quería repetir, con mi chica todo era distinto, jamás quería despegarla de mi lado.
La acurruque mi lado llenándole de besos, quería preguntarle qué la hizo venir hasta mi casa a esas horas, claro además de venir a ver su irresistible novio, pero sentí sus respiración típicas de alguien que duerme y decidí dejarla para cuando despertará.
Abrí mis ojos con emoción vería despertar a mi chica, pero para mi sorpresa ella ya estaba despierta mientras me observaba, estaba recostada de mi pecho mientras trazaba círculos con sus dedos sobre el mismo.
—Estabas roncando bastante —fue lo primero que me dijo riendo.
—Yo nunca lo he hecho así que no mientas —Me gire dejándola debajo de mí. —Eres mía en cada momento que me sientes, me transformas cuando haces memoria de mí y te tengo en mis recuerdos. Cada vez que tus labios acarician mi piel se nubla el juicio que queda en mí. Me perteneces en silencio, en la tormenta y la calma, todo mi ser te abraza hasta el alma. —añadí.
Si sé que fui muy cursi pero si no expresaba lo que sentía por ella, acabaría quemando mi pecho.
—Wao eres increíble Byron debiste ser poeta mi amor, te amo simplemente así lo diré —dijo sonrojándose.
Bese su frente y quede mirando el techo, recordé las llamadas anónimas y los mensajes que había estado recibiendo.
—Tengo que decirte algo. —dijimos al unísono.
Nos miramos sin decir nada.
—Dime tu primero —pedí.
—No, habla tú, por tu expresión puedo ver que es algo muy serio, en cambio lo mío fue un mal sueño, gracias a Dios. —Suspiro mientras se sentaba para mirarme.
Resople también sentándome.
—Sabes que desde el incidente con Miguel comencé a recibir amenazas y de lo demás también tienes conocimientos. —Hice una pausa para ver como ella ponía atención a cada detalle.
—Resulta que volví a tener algo parecido, me han vuelto a llamar y testear nuevamente, realmente ya estoy cansado de la situación y tengo miedo. —admití.
Sus manos temblorosas sujetaron la mía, asintió alentándome a continuar.
—No quiero que andes sola, quiero que estés conmigo la mayor parte del tiempo, mejor aún te vayas de vacaciones a donde están tu hermano y Alexa
—sugerí
—No pienses que me voy a alejar de ti, no me vengas con el típico cliché que me vaya y te deje por la situación porque no lo haré, nos mantendremos juntos. —manifestó.
Me sentí orgulloso, cualquiera en su sano juicio se habría alejado de mí, más con todo lo que yo había hecho, el daño que le cause.
—Quiero que vengas conmigo al hospital, Veira saldrá hoy y quiere que estés con ella, es mejor se mantengan juntas cuando yo no esté contigo, también quiero que me acompañes a la compañía de teléfonos pediré un historial de llamadas, no me quedare de brazos cruzados ante esto. —declaré.
—Oh perfecto, pero no creo que Veira y yo pasemos mucho tiempo, ella se va a casar y se irá a su luna de miel. —expresó.
—Sí, no lo había pensado, pero sea el tiempo que este por la zona lo pasas con ella por cierto ¿Que me ibas a decir tú? —pregunté.
—Ah sí, me asusta de la situación que mi sueño tiene que ver con lo que mencionaste. —soltó.
La vi temblar tome su barbilla en mis manos para hacerla mirarme, sus ojos tenían lágrimas.
—Mi saltamontes háblame, ese sueño no fue real mírame. —supliqué.
— Es-estábamos en u-un río. —tartamudeó.
Noté que se le hacía difícil, pero al igual se estaba reprimiendo, y sería peor para ella no hablar de la situación, cuando me disponía a alentarla la vi tomar un respiro, secar sus lágrimas y verme.
—Estábamos en un rio, pasando un momento agradable, mientras llegaron unos familiares y amigos de Miguel y nos atacaron te hirieron a tal punto que no era posible salvarte. —dejo salir junto a un sollozo.
Temía de los sueños, sentía este como un mal presagio.
—Todo saldrá bien, es lo mismo que tú me dijiste hace un momento, sólo fue un sueño amor. —trate de calmarla hasta lograrlo.
Después de un largo abrazo nos levantamos a cumplir con la rutina diaria, teniendo sí más precaución que de costumbre.
Nota: He estado algo ausente, pero es que estoy en exámenes finales, selección de materias para el próximo semestre, entrega de trabajos finales entre otros, así que espero me disculpen, pero tranquil@s que tendrás más de Lujuria por mucho y actualizaciones más seguidas, les amo muchísimo agradezco a cada de ustedes que se toma su tiempo en leerme, votar y comentar, espero les guste el capitulo.
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