Capítulo 28
Visitaría el pasado para cambiar el daño que te cause, recogería tus lágrimas, solo te saldrían de felicidad. Eran mis pensamientos día a día.
Fui a la habitación de Veira, estaba sola, me senté a su lado y sujete sus manos, su vista estaba pérdida, seguía sin salir del síndrome de enclaustramiento.
—Veira no nos hagas esto, vuelve a nosotros, estuviste excelente aquel día, debes de proteger a personas inocentes con tu talento. —Le dije mientras le daba masajes a sus manos.
—Ella volverá, lo sé. —habló Kaela detrás de mí.
Me gire a verla, llevaba un ramo de flores en sus manos, coloco una en el pelo de su amiga y las demás las dejo sobre la mesa, se situó a mi lado sujetando junto a mí las manos de Veira.
—Veira no puedes dejarme así, tú siempre has sido fuerte cariño. —susurró Kaela.
Beso la frente de su amiga y la abrazo, la vi sollozar sobre ella, y sentí dolor por ambas.
—No me dejas respirar. —Esa voz...
Mire rápidamente a Veira, la había escuchado hablar, Kaela le paso igual porque salto hacia atrás tan rápido que se fue al suelo, le tendí una mano sin dejar de ver a Veira, su respiración era forzosa y sus ojos estaban húmedos.
—Oh por Dios Veira has vuelto. —declaró Kaela.
El novio de Veira acababa de entrar y al observar la escena lanzo un grito y se desmayó, este tipo tendría que revisarse, no era para nada normal que ante cualquier estimulo de desmayara, aunque este caso creo que si lo amerita.
El medico neurólogo llego en cuanto se enteró y comenzó a examinar a Veira, con el tiempo los médicos habíamos desarrollado la habilidad de mantener el rostro neutro al momento de estar con pacientes, ya sean en buen estado como en etapas terminales, cuestión que los pacientes no pudieran leer nuestras expresiones y no se precipitasen a acontecimientos, pero no podíamos ocultarnos nada bajo ninguna expresión entre nosotros mismos, fue suficiente una mirada para saber que la amiga de mi novia se encontraba en perfecto estado.
—Aquí tenemos buenos fisioterapeutas, va a necesitar terapia para sus extremidades por el tiempo en cama, aunque no fue mucho no debe tratar de forzar su cuerpo y dejar que todo tome su curso de manera natural. —explico el neurólogo.
Con nuestra ayuda Veira logro sentarse, comenzó a bromear con Kaela mientras su novio no se le quitaba del lado, por un momento se le fue la alegría de su rostro y palideció.
— ¿Sucede algo? —pregunte preocupado.
—Casi morimos ¿Liam y su esposa están bien? —pregunto ella en cambio.
—Sí, lo están Liam te dio los primeros auxilio junto a su esposa, también recibí disparos, pero estamos bien. —expresé.
—Esos malditos, debieron entender, ahora todo se empeora para ellos ¿Le apresaron? —quiso saber.
—No a todos, pero no te preocupes, le están buscando y nuestros hogares están siendo vigilados, Liam y su familia se fueron a tomar unas vacaciones y tú te tienes que casar e irte de luna de miel. —Explico Kaela.
Veira miro a su novio de la misma manera que Kaela lo hacía conmigo, nos dimos cuenta que era tiempo de dejarlos solos, mi novia y yo salimos dejándolos en momentos de privacidad.
—Solo pase a dejarle esas flores a Veira, me tengo que ir, he encontrado una cajita de música que no está en mi inventario y debo de ubicar a su dueño o dueña. —articulo Kaela.
Me abrazo y beso mi pecho y se alejó de mi moviendo exageradamente sus caderas, haciendo que su falda de vuelo se moviera de un lado a otro, pude tener un vistazo de su trasero.
— ¡Kaela! —grite.
Ella se giró sonriendo haciendo movimientos inocente con sus manos.
—Antes de buscar a quien le pertenece ese objeto te vas a cambiar esa maldita falta. —ordene
—Como diga jefe. —Se burló.
Normalizo sus pasos y se introdujo al ascensor, di la vuelta sintiendo una punzada de dolor, la herida en mi brazo dolía, no había tenido el descanso que en realidad necesitaba, entre a una habitación sin pacientes y quite mi bata, revise la herida y estaba enrojecida y caliente, estaba infectada, busque entre el armario de medicamentos y la cure y coloque una gasa estéril en ella. Mi celular comenzó a sonar y respondí sabiendo que era mi madre quien me llamaba.
—Dime que no estás trabajando, me soñé que tus heridas se habían abiertos y estaban infectadas, también te vi llorando cuando los médicos te curaban, ven con Kaela para casa, toma unas vacaciones y ven. —suplico.
Las madres y sus formas de hacer pedidos, no sabía si su sueño fue real o mentía para invitarme a visitarla, pero su instinto no fallaba, necesitaba unas vacaciones y si, una de mis heridas estaba infectada.
—Estoy bien madre, por ahora no pediré vacaciones, las voy a necesitar cuando me case con Kaela, vamos a visitarte un domingo de estos ya verás. —aclare.
—Cásate rápido entonces, oh cielos se quemaron las galletas que horneaba, luego te llamo te quiero hijo mío. —se despidió y colgó.
Estalle en risas, cada vez que mi madre dejaba quemar sus galletas de avena le venía el mal a mi padre, ella lo culpaba de todo y sacaba todo a relucir, creo que le mencionaba hasta lo que nunca hizo.
Flashback
—Mami algo se quema. —vocifere.
Me incline hacia la estufa sintiendo como el vapor acaloraba mi piel, era mi cumpleaños número diez por lo que mi madre había decidido hacerme galletas de avena y chocolate.
Escuche sus pies descalzos correr a la cocina, apago el horno cuando llego y comenzó a pelear, mi padre justamente entraba en casa con sus zapatos sucios, afuera llovía por lo que era inevitable no hacerlo.
—Mira no más como traes los zapatos, es que no ves que todo está limpio, eres un desastre, ya se quemaron mis galletas, ¿me estas engañando? Dime quien es qué le voy a sacar el corazón, de seguro es la niña de la que tanto hablas que era linda cuando estabas en el kínder. —grito mi madre.
Papá me miro y suspiro antes de estallar en risas, se colocó delante de mi madre y la abrazo mientras ella intentaba zafarse.
—Mujer solo te tengo a ti, vamos a volver a preparar las galletas y deja de pelear, es el cumpleaños de Byron y debemos darle un buen ejemplo para cuando se case. —expreso mi padre.
Mamá se relajó y le sonrió a mi padre y juntos comenzaron a preparar las galletas de nuevo.
Mi teléfono volvió a sonar y conteste esta vez sin mirar la pantalla.
—Madre vuelva a hacer sus galletas y tome las cosas con calma...
—Ojo por ojo, diente por diente. —comento alguien en la línea.
Mire la pantalla pero era anónima la llamada, me sentí tenso como nunca, esta situación aún no terminaba, justo cuando comenzaba a sentir que todo fluía normal algo sucedía que lo cambiaba todo.
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