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Capitulo 16


Desperté esperando Kaela estuviera a mi lado, pero ya no estaba allí, me puse de pies algo aturdido gire mi cabeza a los lados tratando de sacar un poco de tanto estrés, empecé a buscar en toda mi habitación alguna nota pero no la encontré, me sentí decepcionado pero ¿Qué esperaba? Una nota de amor de alguien a quien he herido bastante, que iluso soy tengo suerte de que me hable.

Fui al refrigerador a tomar un poco de agua, encontré allí zumo de naranja, y junto a el la nota que esperaba, mi corazón dio un vuelco y sonreí.

''Gracias por cuidar de mí, toma muchos líquidos y no te metas en Problemas''

Fue tan simple pero para mí era el mundo entero, mire mi reloj y eran apenas las seis de la mañana, mientras miraba la hora mi teléfono sonó era extraño que sonara tan temprano, alguna emergencia se había presentado, lo tome rápidamente, pero al ver de quien se trataba quede más atónito

 —Margaret ¿Se encuentra bien? —pregunte preocupado.

—No mi pequeño no pasa nada, estoy bien, solo que vi tus llamadas y creo que hoy es buen día para vernos. —dijo alegre.

—Claro que si, dígame en que momento, aunque me pregunto que hace despierta a estas horas, a usted le encantaba dormir recuerdo. —respondí riendo.

—Con el tiempo querido te das cuenta que todo cansa, envíame tu dirección iré en taxi hasta dónde vives, así sacas a pasear a este costal huesos. —propuso.

—Tranquila yo paso por usted, dígame usted su dirección. —articule

Tras un breve acuerdo obtuve su dirección y fui a buscarle, vivía en una pequeña casa hecha a sus gustos, recordé que ella siempre le gustaba imponerse, siempre tenía palabras sabias que decir o una anécdota que contar, su pelo estaba cubierto de canas y su piel de líneas, esas marcas que te llegan con los años. Al verme me envolvió en un abrazo y su vista quedo fija en mi pequeña herida.

—No preguntare que te sucedió, ya es suficiente de ser curiosa, además me lo dirás tú mismo. —aseguro.

Caminamos todo el parque y algunos centros comerciales, mientras le hable de Kaela y ella me contó sobre su vida, de las cosas pequeñas que valoramos todos.

—Vamos a sentarnos en ese banco hijo mío, ya mis cansados pies no dan para más. —Se disculpó llevándome al banco.

Nos sentamos y ella empezó a tirarles migajas de galletas a las palomas que sobrevolaban la zona.

—Entonces Byron ¿Qué te sucede? Para necesitar realmente mi ayuda debes estar en serios problemas. —adivinó.

—Kaela es la mujer que amo, bueno ya lo sabe se lo he dicho bastante, pero le he fallado, y lo peor de todo es que no puedo tener relaciones con ella, usted es de las pocas personas a quien le puedo decir mis problemas sin vergüenza, es extraño pero creo que Dios la puso en mi camino para ayudarme. —entoné.

—Continúa querido. —alentó.

—No puedo tener erecciones con mi novia Margaret y esto me está matando, y no tengo problemas, porque me duele decirlo pero le fui infiel y si pude mantener relaciones, no sé qué me pasa con Kaela pero siento un bloqueo y estoy devastado. —confesé.

—Es interesante ver cómo eres médico y no sabes que le sucede a tu cuerpo, por algo soy buena en mi área, no por nada estudie psicología, debo decirte querido que todo está en tu mente, estas bajo un trauma psicológico que quizás te cause tu propia chica, talvez tú mismo al serle infiel te estas poniendo barreras que te evita tener una erección con ella, o puede que no te sientas atraído por ella. —sugirió.

—Claro que me siento atraído por ella es la chica más hermosa que he conocido y su cuerpo me excita hasta su voz, pero mi amigo no ayuda. —exprese.

—Una vez trate a una pareja, el pobre chico cada vez que empezaba el proceso de hacer el amor con su novia no podía mantener una erección, al contrario de ti aquel muchacho no busco consuelo en otros brazos, busco ayuda en una profesional, aquel joven se cerraba ya que el padre de la novia le decía que si tocaba su hija lo mataría, así que su cuerpo reaccionaba no permitiendo que pudiera tener relaciones, como sabes soy anciana pero me adapto a los tiempos, estos son liberales así que le di un empujoncito a aquella pareja que hoy en día está casada y tienen una hermosa niña que de hecho se llama Margaret. —mencionó.

Reí de mí mismo, me di cuenta donde estaba mi problema, ahora todo tenía sentido, el problema a mi impotencia tenia nombre, Liam, mi cuñado era quien me había creado esta situación.

—Por tu forma de reír me di cuenta que ya sabes donde radica tu problema. —enuncio.

—Si Margaret, el hermano de Kaela ya me dio unas cuantas maneras de matarme si tocaba su hermana, y créeme que lo haría es un cirujano muy bueno y entregado a su familia. —dije pensativo.

¿A caso le temía a Liam? Inconscientemente me di cuenta que sí, pero no de pelear con el más bien de fallarle a Kaela, usarla y luego dejarla, algo que no pasaría, aunque si ya le había fallado.

—Ya sabes más que yo como funciona el cuerpo humano, porque ya sabes que hacer, adiós a eso que te pone barrera, además los familiares no deben de meterse en problemas de parejas, a menos se les pida o sea algo grave, eso es entre tú y tu chica. —Me guiño un ojo y se puso de pies.

—Gracias Margaret, no sé cómo agradecerle todo lo que ha hecho por mí. —respondí.

—Cómprame otro helado, preséntame tu chica y visítame de vez en cuando, así lo pagaras hijo mío. —dijo palmeando mi cabeza.

Después de dejar a Margaret en su casa fui al hospital, tenía que supervisar las rondas y consultar unos pacientes, estaba en la sala de espera enviándole un mensaje a Kaela cuando sentí su perfume, levante mi rostro buscándola y lo que vi me dejo atónito, ella iba caminando al lado de un hombre al que no conocía, él le brindaba una mirada llena de lujuria, su atuendo y su pelo fue lo que aumento mi desconcierto, llevaba un vestido un poco más arriba de las rodillas y una chaqueta abierta mostrando su escote, mi celular se fue al suelo, no le di importancia alguna, mi boca no se cerraba su hermosa cabellera no estaba, se lo había cortado a la altura de los hombros y resaltado con rayos dorados.

Nuestras miradas se encontraron, ella me sonrió moviendo con su mano su pelo, la ira se apodero de mí, su acompañante coloco su mano sobre su espalda lo que le hizo incomodarse y a mi volverme loco, me dirigí hasta ellos y lo empuje, todos se quedaron viéndome por lo que tuve que soltarlo.

—Se puede saber qué te pasa Byron. —expreso Kaela enojada.

—Qué te pasa a ti y quien es este que anda contigo y te dejas tocar así a la ligera. —inquirí.

—Él es mi nuevo socio en antigüedades, es de otro estado y estará exportándome nueva mercancía, hoy tenemos un lote para el hospital, así que si me disculpas debo seguir en mi trabajo, continua en el tuyo. —aclaro con dureza.

Mis ojos no dejaban de mirarle, sus largas piernas, y su pelo corto, aun así le quedaba hermoso pero me dolía en gran manera ver que lo había cortado.

—Tú vienes conmigo. —aseveré. —Y tú no te atrevas a poner un dedo sobre ella. —añadí mirando al nuevo socio de nuevo a Kaela.

La tome de la mano arrastrándola hasta mi consultorio, sé que todos se quedaron mirando la escena y que todo llegaría a oídos de Liam, pero al diablos lo que el pensara, cerré la puerta detrás de nosotros y aprese a Kaela en la pared la bese con furia, mordí sus labios, ella me imito mordiendo los míos, me excite a tal manera que olvide todo y allí fue cuando lo sentí, tuve una erección con ella. Kaela rompió el momento y me empujo.

—Qué bueno que ya puedes excitarte conmigo, pero no creas que obtendrás lo que deseas de mí. —comento arreglándose el vestido.

— ¿Por qué cortaste tu pelo?, no me dijiste que lo harías, te dije que no lo hicierais nunca.

—Es mi cabello y yo decido como llevarlo, dejaste de tener mando en mi cuando te acostaste con otras chicas, además recuerda que dicen por ahí que cuando una dama se corta el cabello es porque hará grandes cambios en su vida, no te metas en como actué de ahora en adelante si no quieres ser tu uno de esos cambios amor mío. —aclaro.

Se puso frente a mí, poniéndose en puntitas deposito un beso en mis labios, lamio los suyos y salió del consultorio, quede excitada y confundido, así fue como mi dama sumisa dejo de serlo.

Salí tras ella, al tiempo de ver como su socio le sonreía y ella ladeaba su cabeza sonriéndole, el intento volver a tocarla pero ella se movió evitando el contacto, me acerque lo suficiente para escuchar como le decía ''Si vuelve a tocarme aquí mismo acabara nuestro contrato Señor Paul, el hombre se sobresaltó y miro a todos lados, su mirada quedo fija en mí, cruce mis brazos haciéndole señas de ''Ella es mía'' y le sonreí.

—Doctor ya es hora de las consultas. —dijo el interno de turno sacándome de mis pensamientos.

—Si claro, comienza por el orden que te di, niños y envejecientes primero. —Le recordé.

Mi hermosa Kaela era más fuerte de lo que imaginaba, me sentía cada vez más enamorado y apegado a ella, si decidía dejarme sentía seria el fin para mí.

;8D

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