Conduje hasta la casa de Margaret, oh mejor digo su antigua morada, allí vivía una pareja de ancianos, quienes no sabían nada de la antigua inquilina, trate de comunicarme con ella por llamada nuevamente pero solo contestaba el buzón de voz.

Deseaba llorar, pero no me salían las lágrimas, mi impotencia era tan grande, sentí ese nudo en la garganta que te hace sentir no puedes respirar.

Me detuve en medio de la calle, salí del auto y cerré la puerta con demasiada fuerza, empecé a caminar, mis pies hicieron parada frente a un lugar muy conocido, demasiado para mí, la tienda de Kaela.

Le vi sonreírle a sus dos empleados mientras despacharán algunos clientes, me acerqué más al cristal para visualizar mejor, cuando salieron quienes estaban comprando antigüedades se quedaron viéndome con recelo, volví mi vista hacia donde estaba mi chica y sus trabajadores, la joven de adentro subió el volumen de la radio, no pude escuchar lo que sonaba pero si me reí ante el espectáculo, todos bailaban alrededor de Kaela quien sostenía algo parecido a un micrófono haciendo mímica, movía su cabeza de un lado a otro luciendo como una de esas artistas en un concierto.

Decidí entrar, lo hice en silencio, verla moverse al ritmo de la música me derretía por dentro, su ternura no tenía comparación, el chico recogió el gancho de su pelo y se lo entrego, apreté los puños pero me contuve, empecé a caminar lentamente hacia a ella, nuestras miradas se encontraron, y su sonrisa desapareció ante el asombro, aunque en cuestiones de segundo sus labios se curvaron sonriendo aun con más emoción, y oh por Dios mi corazón era la inestabilidad total ¿Que me pasaba con ella ? Porque me hacía sentir así, todas las mujeres tiene su valor, pero Kaela era quien me controlaba, al final descubrí que no podía seguir estando con otras mujeres.

Camine más rápido y la tomé en mis brazos, le abracé, besé su frente y sus labios, sentí tanto amor por esta mujer que creí estallaría lo que provocaba una punzada bastante grande de remordimientos en mi al saber lo que acaba de hacer, y lo que había hecho.

—Deja tus empleados y vamos a casa conmigo. —supliqué.

La tome de la mano y corrí con ella, escuché el asombro de los que estaban dentro de su tienda, Kaela siguió mis pasos, mientras reía, fije mi vista en ella un instante, y pudo jurar que todo su ser era magia. Cuando nos detuvimos sofocados quede mirando dónde había dejado mi auto.

— ¿Dónde está tu auto? —preguntó.

Mire la zona mejor y procure que en donde lo había dejado era prohibido parquear vehículos.

— ¡Maldición! —exclame. —Se lo llevaron los de tránsito —añadí.

Llame un taxi y fuimos a mi casa, Kaela estaba abrazada a mí, pero no me sentía nada cómodo ¿seguiría igual si supiera más acciones? Para completar la situación sonaba en la emisora del chófer Apologize de OneRepublic.

It's too late to apologize.

¿Es muy tarde para disculparse? Lo sería realmente...

No dejaba de sonar ahora en mi cabeza, mire a mi novia y la abrace, apreté mis ojos para obviar algo de culpa. Una vez llegamos a mi casa Kaela se quedó viéndome.

— ¿Te sucede algo? —inquirió.

No hable, más bien actué, la tome arrastrándola hasta la pared la bese, como nunca lo había hecho, fui rudo, mordí sus labios, me sentía airado conmigo mismo, y mi mente solo quería darle placer aun sintiendo ciertas barreras, empecé desnudarla mientras besaba su cuello, baje hasta sus senos, su piel estaba erizada, Kaela deseaba esto, yo en cambio tenía miedo, seguía impotente, me detuve apreciando tanta hermosura, lo que su ropa cubría y era solo para mí.

—Lo siento, no sé qué me sucede Kaela. —dije preocupado.

Ella se acercó a mí, su cabello cubrió sus senos, puso sus manos en mi rostro buscando mi mirada, una que yo trataba de evitar, esa llena de culpa.

—Vamos a superar esto Byron, no pasa nada, buscaremos ayuda profesional. —respondió.

—No entiendes nada Kaela, solo me pasa contigo, maldición no puedo satisfacerte, porque no puedo tener erección contigo, pero con otras chicas si, el problema eres tu ¿Qué me haces? Ahora mismo podría llamar una de mis conquistas e inmediatamente puedo estar, pero tú, contigo todo es distinto. —Mi tono de voz fue demasiado alto, y mis palabras muy hirientes.

Ella se quedó como una estatua, no sabía cómo decirle las cosas y las suelto de la peor manera posible, dañándola más.

—No te pediré que repitas lo que dijiste porque te escuché muy bien. ¿Afirmaste haberme sido infiel? —preguntó

Su voz tembló al hacer esta pregunta, yo asentí, pude ver como lagrimas corrían por sus mejillas, soy el hombre más bastardo que existe, intente acercarme a ella pero su mirada me hizo detener, sus ojos hablaban por si, era como no te acerques a mí, no te toques.

—Lo que no sabes, no te lastima, no te daña ¿Por qué no pudiste quedarte callado? Necesitabas sacar eso de ti para sentirte mejor, pudimos resolver tu impotencia juntos, pero ahora me quieres culpar, cuando el problema lo tienes tú. —afirmo.

Me lanzo el jarrón que ella misma me había regalado, lo esquive dejando que este se estrellara haciéndose añicos, Kaela se vistió y se dirigió a la puerta.

—No te atrevas a salir Kaela. —ordene.

—No te estoy terminando Byron, pero ahora mismo no quiero verte, ahora yo quiero pensar si eres el hombre que debe estar en mi vida, quizás piense así porque te amo demasiado, no te metas en mi camino si es que sientes algo por mí, cosa que dudo. —recalcó.

Abrió la puerta y salió, sentía que me estaba sofocando, estaba experimentando un ataque de pánico, mi vista estaba borrosa, mi cuerpo no se movía, algo me decía que perdería la mujer que más amo y he amado en mi vida, en su momento preferí momentos que toda una eternidad.

Mi teléfono no dejaba de sonar, no quería hablar con nadie, pero mí obligado a ver quién me llamaba, algunos números eran desconocidos para mí, otras llamadas eran de Margaret y Alexa, deduje que ya Alexa se había enterado de mi percance por lo que Liam también estaba enterado.

—Dime Alexa. —dije al contestar.

— ¿Le pasa algo a Kaela? Me acaba de llamar y su voz no se escucha bien, Byron solo te diré que si le hiciste algo ve escribiendo tu testamento. —respondió.

—Soy el peor hombre del mundo, pero voy a remediar todo, te pido de favor que seas su hombro, y le ayudes, yo hare mi parte. —concluí.

Colgué la llamada y me senté mirando los vidrios del jarrón, era momento de hacer un cambio en mi vida, uno que si diera frutos.

Aquí me tienen de nuevo, no habría nuevo cap hasta la próxima semana, pero mi amiga Zule me tiene amenazada que si no subía un nuevo capitulo me mataría, así que aquí lo tienen, como ven Kaela esta sufriendo, pero se hará mas fuerte, el tiempo de Byron sufrir llego ahora Buajajajja risa malvada de fondo. si les gusta el capitulo no olviden dejar sus votos y comentarios.