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Capítulo 22



—Ruth ya te dije que no estoy embarazada. Solo estoy estresada. —Respondí rápidamente

—Que las pruebas caseras te salgan negativas no quiere decir que sea así, a la prima de una hermana de una tía de una amiga mía le resultó así, la prueba de sangre le dio su verdadero resultado.

— ¿La prima de la que? Ruth estás loca, podías decirme que alguien le pasó así, además no me haré ninguna prueba de sangre.

Ruth me miró mal, de hecho estaba enojada conmigo porque le negué el matrimonio a Liam.

Mi estómago empezó a hacer ruidos, tenía hambre aunque ni me apetecía nada, que dilema, hoy debía de almorzar con la madre de Liam, mire mi reloj y me di cuenta que no dilataba en pasar por mí. Entre al baño y lavé mi rostro, tenía ojeras.

—Alexaaaaaa, afuera esperan por ti.

De verdad que Ruth estaba loca, con la llamada que dio se atrevía a desatar la tercera guerra mundial, pero aun así amaba a mi loca y apasionada amiga.

—Ruth deberías de cantar ópera. —Le sugerí.

Salí y me encontré con la madre de Liam, sentada dentro del coche de Liam, ella conducía.

—Buenas Tardes señora Reynolds. —Salude cordialmente.

—Vamos a tutearnos Alexa querida.

—Ah claro Mikaela.

Fuimos a un restaurante, y pedimos comida.

—Mikaela yo la invito.

—No querida, yo invito, por cierto te traje algo.

Mikaela saco una tarta de fresas y mango, recuerdo que el día en la fiesta la probé y quede fascinada.

—Mi hijo me dijo que te encanto y te prepare una a ti sólita, cuando mi hijo te visite no le des.

—Como podría negarme. —Dije a carcajada.

Pasamos la tarde hablando y luego fuimos de compras, Mikaela era una excelente mujer, no me extrañaba que Liam tuviera tantos valores.

—Sabe, usted crío un buen hombre.

—Gracias querida, aunque Liam es un cabeza hueca, si no, él hubiera hecho una propuesta de matrimonio que no te hubieras resistido a negarte.

Sentí mi piel hervir, sé que me había puesto roja totalmente, me avergonzó que Liam le comentará a su madre.

—Lo siento, es que aún no me sentía preparada. —Me excuse.

—Oh querida descuida, no te estoy diciendo nada con eso, sé que aún no estás lista, aunque no cabe duda que amas a mi hijo.

Mikaela se acercó a mí y puso sus manos en mis hombros y me miró con una dulzura conmovedora, como una madre mira a un hijo, comprendí que ya estaba en el corazón de ella.

—Pero mi querida, las oportunidades hay que aprovecharlas, no todos los días te piden matrimonio. No dejes ir a alguien que te ama y daría su vida por ti.

Mikaela me llevo a casa de Liam, y le dijo que usaría el auto un rato más.

—Anda con cuidado madre.

Salude a Liam, él siempre me recibía con amor, me quede viéndole, mi garito negro. Él sonrió mostrándome los hoyuelos que se le hacían ligeramente en sus mejillas y allí volvía la sensación de estar más roja que un tomate.

—Alexa mi amor ¿estas segura que estas bien?

—Claro que sí, y me haría sentir mejor que me lleves adentro y me hagas el amor.

—Lo que usted diga.

Liam me alzó en sus brazos y beso mis labios, pateó la puerta, lo que me hizo sonreír y nuestros dientes chocaron en medio del beso, lo que nos hizo reír más.

—Estaremos un buen rato a solas, así que esta vez te haré el amor en mi mueble.

Liam se desnudó, me quede como una boba mirando su cuerpo, sintiendo mi libido. Luego de acercó a mí y me desnudo también beso cada parte de mi cuerpo, ambos jadeamos era increíble cómo nos hacíamos sentir. El me giro poniéndome de espalda a él, besando mi cuello desde atrás mientras acariciaba mis senos, lo sentir bajar hasta quedar a la altura de mis nalgas, lo sentí mordisquearme, me tense un poco cuando sentí un ligero dolor, pero me gusto la sensación. Cuando se levantó el subió mi rostro para que mirara al espejo que quedaba frente a nosotros, en nuestros rostros estaba reflejada la lujuria, el placer. Y mientras pensaba en lo que reflejábamos Liam me penetró, cada vez más rápido, más duro dentro de mí y justamente allí explote.

Mis piernas temblaban, para cuando Liam llego al clímax yo estaba vuelta una gelatina, si él no me sostiene ya estuviera en el suelo. Nos dejamos caer en el mueble quedando sobre Liam. Bese su cuello y me dormí, ya me estaba acostumbrado a sus brazos, ya no podía vivir sin Liam, él era mi ancla, mi atadura eterna.

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