Maldije para mí misma, recordé me había puesto una cinta en la herida y esta se desprendió dejando descubierta mi lesión, no era muy grande pero vaya que si era profunda, me daba sensaciones extraña, tengo hemofobia que es el miedo a la sangre y a las heridas en sí, aunque he ido a terapias aun no puedo del todo controlar mi ritmo cardíaco o los mareos al ver sangre cuando sufro alguna herida. Mis manos estaban sudadas y temblaban, al menos no había sangrado en casa y esto fue un alivio. El médico que tenía en frente de mi estaba preocupado y no es lo menos pues era médico y no tenía el mismo temor que yo.

—Me hice una herida en el antebrazo con un cristal en casa. —expliqué cortante.

Noté me miraba con recelo y desconfianza, tomó su móvil y yo como atrevida a fin de cuentas se lo arrebate de las manos, el me miró desconcertado.

—Mire, yo no penetre en propiedades ajenas, y mucho menos intenté suicidarme, como podrá ver mis síntomas, Doctor, tengo hemofobia y no soporto la idea de tener heridas ni si quiera el hecho de ver agujas, así que si no me va a ayudar... 

No pude terminar lo que estaba diciendo, el médico se acercó más a mí con preocupación y me sostuvo, juro que si no lo hubiera hecho estuviera en el suelo, estaba tratando de controlar mi fobia, pero no resultaba.

—Señora.—susurró el medico conmigo en brazos

—Señora no, dígame Alexa. —declaré.

—Alexa, si abre la puerta de su coche y se sienta podre examinar la herida. —sostuvo sin soltarme.

Muchos pensamientos recorrieron mi mente, y que más da, decidí obedecer, abrí mi coche y me senté, me avergonzó un poco porque mi coche están hecho un desastre.

—Ahora extiende tu brazo y vamos a tratar control de respiración.

Hice como dijo apartando la vista, empecé a sentirme un poco relajada, cuando sus dedos recorrieron mi piel, mi vello se erizo, sentí mis mejillas arder y le mire, pero gracias al cielo estaba muy entretenido como para darse cuenta que mis ojos no paraban de observarle, "Alexa, ¿qué te pasa? Quieres calmarte".

—Si me das un momento iré a mi auto y busco mi botiquín y así puedo curarte.  —artículo mientras seguía examinándome.

—Hum no está bien de verdad gracias.

—Alexa, si le dejo así se va a infectar. Y teniendo usted la fobia que tiene no creo sea la mejor manera.

—Pensándolo bien si busque sus cosas. —pedí rápidamente.

Me sonrió y se dirigió a su coche a buscar su botiquín, pero vaya que botiquín tenia detrás el, que trasero, muchas personas están ajenas a que las chicas nos fijamos en el trasero de los hombres también.

En poco tiempo regreso con una caja de herramientas y allí había improvisado un botiquín, tenía muchos instrumentos allí lo que me hizo poner aún más nerviosa, no soportaba nada de eso.

—Seño... digo Alexa, te voy a explicar los procedimientos que haré, sé que esta no es el área indicada para hacerlo pero conociendo tu fobia sé que no iras a un centro de salud.

—Vaya sí que acertó. —dije con desdén.

—Primero voy a limpiar tu herida con algo no te dolerá, luego la desinfectare y te voy a colocar anestesia, no te va a doler nada, prometo tendrás solo una línea fina. —aseguro el médico.

—Si pero el problema es que no soporto las agujas. —expresé aterrada.

—Tranquila nena, concéntrate en mí. —suplicó mirándome a los ojos.

Empezó a lavar mi herida y a hablarme, su voz era tan sensual.

—Bien amor, me llamo Liam Vasco, dime ¿Eres alérgica a algo?

—No a nada.? —contesté.

— ¿Que te gusta hacer en tu tiempo libre? —consultó

Me quede meditando en esto, hacia tantas cosas diría soy multiuso hago distintas tareas a la vez y tengo poco tiempo libre pero sobre todo amo tocar el violín y me encanta la lectura. Pensé para mí misma. De repente sentí un pinchazo y me puse tensa.

—Calma ya paso. —Me tranquilizo Liam.

Y me miró entonces sus ojos oscuros me hicieron temblar pero esta vez no por mi fobia si no por su penetrante mirada, me hizo desear sentirlos mirando cada parte de mí, y sus labios sus perfectos labios, desee sentirlos también. ¿Era posible que un extraño me hiciera sentir así? Bien ahora me di cuenta que sí.

— Ves ya está.

Mire mi herida y ya estaba cubierta totalmente, entonces lo vi escribir algo y pasármelo.

—Toma estos antibióticos, y ahí está mi numero si necesitas algo, ahí dice dónde trabajo.

—Gracias Doctor.

—Liam. —me corrigió.

—Oh si gracias Liam.

Me guiño un ojo y se fue a su coche, que suerte la mía enfrentar todos mis miedos en un día, y sobre todo que en pocos minutos Liam logrará ayudar a calmar mis fobias y ahora sí que estaba asustada porque no podía sacarlo de mi cabeza. Saque estos pensamientos de mi cabeza y me fui a mi trabajo.