Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 2

Todos estos días han sido estresantes; problemas, problemas y más problemas.

Agarré la pluma y la empecé a mover encima del lugar de la firma.

Escucho la puerta abrirse lentamente.

—¡Yoongi! —Jimin se tira completamente hacia mi cuerpo.

—¿Qué quieres? —apoyé fuerte mis manos en su espalda tirando la pluma a un lado.

—Vamos a comprar ropa. —se aleja un poco y arregla su traje.

Quise reírme, pero había algo en su expresión que no me lo permitía.

—Anda tú solo, yo no tengo porqué estar pegado a ti como un chicle. —giré la silla y terminé de fimar el papel.

Se queda callado por unos segundos.

—Vamos a ir juntos porque tú pagarás.

Quedé atónito ante sus palabras.

—¡¿Qué?! —giré hacia él— Te pago casi once mil libras al mes y por cada vez que tenemos demasiado contacto físico te pago mil más, prácticamente ya tienes una buena fortuna. 

—El contrato dice: Park Jimin tiene derecho a cualquier cantidad de dinero para sus necesidades. —pone una carpeta en frente mío.

No tengo la necesidad de abrirla para saber que ahí están las más de diez hojas que implica nuestro contrato.

—¿La ropa para ti es una necesidad cuando ya tienes un clóset repleto?

—Sí, porque esa ya pasó de moda. —baja la mirada y puedo ver cómo está haciendo un puchero.

No puedo resistirme. 

—Bien. —dije finalmente.

Él se fue sonriente.

Volví mi mente en la gran cantidad de papeles que tenía en la mesa, tomé una carpeta y los guardé.

Dejé todo correcto en la oficina y bajé al primer piso.

Vi a Jimin ya listo mirándome con una sonrisa.

—Yoongi... —dice mientras me acerco.

Le pongo atención.

—¿Podrías no avisar que estaremos en ese lugar?

Quedé sorprendido.

—Te compraré ropa con mi dinero, no puedes pedirme que no llame a los paparazzis cuando es por eso que te pago. —caminé hasta su lado.

—Solo tú y yo, por favor... —movió su cabeza de lado a lado.

—Jimin...

—Por mí. —movió sus manos frotando una con la otra.

—¡Bueno, bueno, bueno! Pero no me...

Me estaba abrazando.

—Sabes que en el fondo te quiero. —susurra en mi oído.

—Lo sé. —correspondí su abrazo y lo apreté hacia mí.

Obviamente él no me quería. 

Se separó unos segundos después.

Se quedó en silencio y apretó el botón del ascensor.

El ascensor se abrió y los dos subimos.

—Hoy quiero conducir yo. —dice mientras marca en los botones el subterráneo.

—¿Qué?

—¿Puedo? —toca mi hombro.

—¿No que le tenías miedo? 

Observo de reojo cómo apoya su cabeza en mí.

—Quiero intentarlo.

Las puertas se abren.

—Bien, elije lo que más te acomode. —dije mientras caminaba junto a él.

—El Bugatti. —apunta a un sector del estacionamiento.

Debe de estar bromeando.

—¿El Bugatti? —cuestioné entre carcajadas.

—Sí, este. —camina y apoya su mano en el Bugatti Chiron.

Lo observo por un momento y no parece querer cambiar de opinión.

—Tienes licencia, ¿verdad?

Él asiente con una sonrisa.

—Ve y busca las llaves. —añado.

Da la vuelta y va corriendo dando saltitos.

Cuando ya estamos adentro Jimin se veía bastante decidido, sentado con confianza observando todo.

Manejó despacio y tranquilo hasta la salida del estacionamiento.

Apenas salimos decidí hablar.

—¿Cuántas veces has conducido?

—Solo tres veces.

—¡¿Qué?! —alcancé a gritar antes de sentir cómo la velocidad había aumentado intensamente.

Cerré mis ojos fuertemente y me agarré del asiento.

—¡Jimin! ¡Jimin! ¡Por favor! —grité suplicando.

—Es muy malo hablarle al conductor, demasiada distracción. —responde con gracia.

Apreté fuerte mis dedos alrededor del asiento, abrí los ojos y veía por los cristales pasar todo fugazmente.

Mi cuerpo fue hacia adelante cuando frenó.

—¡Debes de frenar bien, no de golpe! —reclamé sientiendo mi corazón latiendo fuerte.

—Yo estoy conduciendo, no tú.

Traté de calmarme pero era imposible viendo cómo Jimin agarraba con dura determinación el volante.

—No debes andar a esa velocidad, ¡puedes ocasionar un accidente!

Observé la sonrisa que se formaba en su rostro.

—¡Qué mejor que morir juntos!

—¡Estás demente!

—Y así me amas, cariño. —voltea a verme y me guiña el ojo.

Iba a protestar, pero la luz cambió a verde y Jimin partió otra vez a toda velocidad.

Sentía que mi corazón saldría de mi cuerpo, mis manos estaban sudadas y dolorosas por el fuerte agarre.

—¡La policía vendrá por nosotros!

—Nada que unos billetes no puedan arreglar. —responde con una amplia sonrisa.

Miraba todo muy aterrado.

Mi corazón se detuvo en el momento que pasamos muy cerca, demasiado, al lado de otro vehículo y este tocó su bocina.

—¡Mierda! —cerré los ojos otra vez.

Escuché su risa como respuesta.

Lo estaba pasando muy mal, quería abrir la puerta y aventarme.

—Yoongi...

—¡Baja la maldita velocidad! —apreté aún más mis ojos.

Sentí algo frío en mis mejillas.

—Yoongi... ya estamos acá.

Abrí los ojos y el auto estaba detenido, completamente estacionado.

—Idiota. —me quité el cinturón y bajé del vehículo.

Sentía a Jimin detrás mío tratando de alcanzarme.

—Yo manejo de vuelta. —hablé duramente con las manos en los bolsillos.

Escuché una queja irreconocible y un pequeño toque en mi brazo.

—Dame la mano. —pidió.

Agarré su mano bruscamente, tirándolo a mi lado.

Sentía cómo me miraba. Estaba enojado con él por ser tan inmaduro e irresponsable.

Las calles cada vez tenían más personas, se nos quedaban mirando, murmuraban cosas; lo normal.

Cuando la gran tienda lujosa llegó a nuestros ojos aflojé el agarre de la mano de Jimin y puse mi mejor sonrisa.

Vi de reojo cómo él también forzaba una sonrisa.




 •    •     •




Jimin prácticamente estaba comprando toda la tienda, yo solo miraba atentamente cada paso que daba.

Me di la vuelta por un momento y pude ver una multitud de gente afuera.

Iba a mirar a Jimin, pero una cabellera castaña se atravesó por mis ojos; un chico de rostro adorable, de piel tan blanca como la mía y un cuerpo atractivo.

Él miraba cada accesorio que había en el lugar.

Tenía un aspecto joven, podría jurar que es menor que Jimin.

—¿Qué haces? Dirige tu mirada al frente —lo escuché entre dientes—. Todos nos están viendo.

—Hay un chico muy lindo por ahí atrás. —solté un suspiro de enamorado.

—¿Lindo? —da la vuelta dando una mirada a la gente en general disimuladamente— Yo... no creo entender la belleza masculina.

—Jimin, eres tan heterosexual, no opines. 

—Es que en verdad no puedo enterder qué hay de especial en los hombres, incluso me veo en el espejo y no encuentro nada. —se pone en frente mío con los brazos cruzados.

—Quizás tú no eres especial. —hago el mismo gesto con los brazos.

Los ojos de Jimin se volvieron brillosos.

—Bueno, no había la necesidad de decir eso. —su voz se escuchaba... rara. 

Claro que no lo había.

Antes de que pudiera disculparme, Jimin ya tenía su lengua en mi boca y sus brazos alrededor de mi cuello.











Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro