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Epílogo

"Deseo cumplido, un mito volviendose un héroe"





—Hitoshi-kun...

—¿Uh?

El pelimorado se voltea para ver quien lo llama antes de marcharse a su hogar, debía organizarse, ya faltaba poco para que se cumpliera lo establecido para que su novia regresara a Japon, pero al parecer la familia Stroessner quería que invitara a algun compañero de la ClaseA para ir a verla, ya que la tenían emocionalmente perdida, creían que trayendo algun amigo esto se aliviaría, ya que Itaete al verse distinta no había vuelto con un caracter tan animado.

¿Quien lo estaría? Tener piel insertada de otros en si mismo, y para mas escarbar en la llaga, la de sus hermanos, que ella misma mató por defensa propia.

Estaban locos si eso era siquiera algo soportable para una mente tan apesadumbrada como la de su novia.

—Se que es mucho decir, pero... Quería yo... Bueno, agradecerte por el apoyo que has dado a Itaete-san... —dice tímidamente Uraraka Ochako, jugando nerviosa con sus manos en gestos con una sonrisa.

—Lo haría siempre, no hay nada que agradecer, creo.

Aquello le había tomado un poco de sorpresa al pelimorado, aunque de algo estaba seguro, algo tenía entre sus manos.

—¿Quieres algo mas?

—Etto... Quisiera saber si le podrías dar algo a ella por todos... Se que no podré verla ahora sin largarme a llorar. Por favor... —suplica mientras saca de su mochila un libro de color verde.

Hitoshi no sabía que decir, aun ni siquiera se había planteado en decidir quien se iría con él para hacer entrar en razon a Itaete pero estaba seguro que la castaña no era la indicada, lo llorona no ayudaría mucho, mas de lo que ya se imaginaba.

—Supongo, ¿pero no quisieras esperas a que vuelva? —pregunta extrañado al ver el libro en sus manos, pesaba un poco.

—Creo que sería mejor que se lo entregues, ella te tiene mas confianza a ti, de cualquier forma, dile que la extrañamos y la esperamos para comer Mbeju y su adorado Tereré —sonríe ligeramente, entre nervios Uraraka Ochaco.

Hitoshi asiente, sin esperar a que se marche la castaña se encamina a su siguiente clase.

Pronto llegaría el momento de verla, y estaba ansioso de verla, tenerla y saber que podía hacer para sacarla de cualquier estancamiento que pudiera poseer. Ya faltaban pocos días.

[…]

—¡Auch! No a la violencia animal baka, tks...

—Te lo mereces, siempre andas siento arriesgada, no porque tengas ese instinto debes dejarlo salir tan fácil, debes encontrarte a ti, hacerle frente o que se yo... Serukî-san debe pensar antes de actuar —contesta frío un pelimorado viéndola.

—Lo sé, ya me lo han dicho. Es por eso que estoy en la mira del Líder de los villanos. Pero no estaré del lado de ellos, mi bestia no quiere. Ni nos hará bien. Somos como el antivillano, no somos conocidos por el bien, pero tampoco nos llevamos bien por lado del mal.

Explicaba mientras esquiva por poco, o por reflejo otro golpe de Hitoshi, aquel pelimorado era él, aunque esta vez el golpe era con la caja de chocolates.

—¡Oye! Los chocolates no tienen la culpa. —exclamo casi agarrando sus manos pero me detengo, quedando estática.

—  —  —

Yo... No lo sabía, ¡Pero tampoco iba a dejar a mis compatriotas en peligro! En mi sangre está el de pelear o morir, aunque no esté en mi país, con mi Patria, no iba a abandonarlos a su suerte. ¡Capitán!

¡Pero eso no quiere decir que te suicides, mocosa!

¡Si es necesario lo haré! Usted dijo que vine aquí para aprender a proteger a mis seres queridos, pues lo hice, quizás no de la buena manera, pero él así lo decidió, no quiero perder ahora a mis compañeros a los que se muestran amables y no me ven como un monstruo. Son gente buena, por favor, miré lo que hice no por lo que pudo haber pasado.

Se escuchaban sus propios sollozos emerger de sí misma.

—  —  —

¿Quién eres? —dice seriamente Todoroki mientras detrás de él estado Midoriya.

El ambiente se percibe fresco y tenso,  pero seguro a la vez, como si fuera bienvenida entre ellos.

—¿Q-qué le estás haciendo a Serukî-san?—tartamudea nervioso Midoriya.

Eran gente que parecían dar su vida por ella. Se notaba palpitante la amistad.

—  —  —

—¡Maldita perra, ríndete y te haré mierda! —exclamó Bakugo al ver que todos estaban esperando una señal de vida.

Un rubio ceniza estaba alentandola a seguir adelante, como si le estuviera animando a la pelinegra -a su manera-,  para que resurgiera.

—¡Se-ru-kî! ¡Se-ru-kî! —exclamaba toda la clase 1-A.

Luego de él se escuchaban voces unidas, aclamando por ella, dandole fuerzas, fuerzas que llegaban a su corazón para dar calor y luz por siempre.

—  —  —

Itaete, nunca has sido el monstruo caótico que todos dicen, sabes perfectamente que todos los somos, no eres peor a todos, siempre te hemos demostrado que inclusive eres mejor que nosotros. ¿Recuerdas lo que mamá decía?

Se escucha muy cerca de ella, pero al parecer no se dejaba ver ante el mayor, a lo cual parecía nuevamente estar llorando en esa situación.

—Que era la estrella de acero celestial que había llegado para traer la felicidad en el hogar... P-pero no me siento así, ¡por mi culpa la perdimos! ¡nunca debí tocarla! ¡por mi culpa la familia se contaminó en el mal camino!

Angustia, impotencia y lágrimas resaltaban en ella.

—  —  —

—Serukî, puedes prestarme atención —exige el pelimorado mientras parecía muy enfrascada en algo.

El calor había subido a sus mejillas, sin perder contacto con los ojos violaceos del contrario.

—¿S-si? Perdón...

—Descuida, con lo del caso de Stain, se comprende que estes paranoica con lo que te rodea. Pero eso no es lo que quiero decirte.

—¿Entonces que es?

Hitoshi, el pelimorado, al tener cerca las manos de su contraria, las toma por encima de la mesa, y tembloroso traga saliva, por lo que estaba apunto de hacer.

—Sé que soy tonto por no haberlo hecho oficial, tampoco por esforzarme mucho en que sea especial el momento, pero no soy de flores ni de rosas, ni bombones no siempre... Pero... ¿quisieras ser mi novia Serukî Itaete? —pregunta un tanto nervioso e incómodo.

—Hitoshi...

—Sé que no soy perfecto, pero haré todo lo que sea posible para protegerte y quererte como te lo mereces... —dice Hitoshi nervioso.

Una felicidad y calidez la hacía sentir el corazón vibrar de amor.

—Soy mil veces peor que tu... No se hacer nada bien, soy débil, y mi alma estaba contaminada. Pero aun así quiero proteger lo que siento que me da vida. Hitoshi... Si quiero ser tu novia. Tan sólo tenme paciencia —solloza mientras junta sus manos y las besa.

—Gracias... Tranquila, contigo eso puedo permitírmelo —bromea

—Rohayhu, che corazõ

—¿Qué?

—Te amo y quiero, mi corazón.

Al escuchar la traducción, Hitoshi se vuelve sumamente rojo,  muriéndose de amor y millones de cosas pero ni sin antes, toma el mentón de su ahora novia, para luego depositar su primer dulce beso en la chica que tanto parecía amar en ese momento.

—  —  —

Un joven de cabellera blanca mitad pelirroja, con ojos heterocromaticos la mira sin comprender. Por lo que posa su mano en el hombro de su contraria.

—Somos amigos Itaete, confía en mi, en nuestros compañeros, podemos protegerte juntos. Dime que es lo que sucede, siento como si estamos perdiendo, yo siento que me evades... —añade.

Levanta la mirada del suelo al escuchar sus palabras y su mandíbula se tensa, enojada consigo misma. Por lo que tan solo se dedica a perderse un momento en sus miradas heterocromicas.

—Ellos... Me han encontrado... Por eso se ha mejorado la seguridad... Los villanos y ellos creo que se han unido... Yo... Si mi destino es morir por todo lo que he causado, no me salven Todoroki —suplica sollozando—...yo ya no quiero seguir con la pesadumbre.. Yo...

—No digas eso,  tienes a Hitoshi por quien debes luchar,  nos tienes a nosotros, que somos como tu familia, junto a los héroes que estan intentando protegerte, no te rindas porque nosotros no los dejaremos llegar a ti —añade firme mientras la separa y limpia las lágrimas, con un hermano consolando a su hermanita pequeña.

Sentía sorpresa y sentimientos encontrados, no podía saber cuan agradecida y perturbada se encontraba, pero estaba segura que estos amigos que habían llegado a su vida, serían los mejores de toda su vida. Por lo que ella los protegería de ellos, intentaría no perder la batalla antes de tiempo.

Después de todo, ella quería ser un héroe como todos ellos.

—Esta bien, pro-procuraré luchar y no decaer mas... Pero no dejaré de protegerlos, no será facil que los deje cuidarme—añade mientras sonríe terca pero algo triste.

—Nunca fuiste algo suave y fácil de comprender, no lo esperábamos... serukî-chan —añade Kirishima, y Denki mientras los dos tenían lagrimean cayendo por sus mejillas.

Sorprendiendo a ambos de la presencia de esos dos, mientras que por detras tres personas se tiraban para abrazarla conmocionados por lo que habían escuchado sobre ella.

—Serukî-chan no dejaremos que te dañen, no mas, tu eres como nuestra hermana, nunca te dejaríamos de lado. —exclama Uraraka, mientras sollozaba.

—¡Les golpearemos y dejaremos sin descendencia a esos idiotas! ¡Con Serukî-chan no! —exclama lloriqueando Hagakure, mientras la abrazaba.

Mientras que estemos juntos, no podrán volver a dañarte, porque si no...los dejaré resquebrajados—añade Mina uniéndose a ese abrazo.

Todos los chicos habían podido escuchar la verdadera historia cargada de peso de Itaete,  aunque era cierto, unidos jamas serían vencidos.

—  —  —

Aquellas habían sido las imagenes que percibió al sentir la tranquilidad emerger ante el cansancio de su cuerpo, la rigidez y el dolor, mientras veía borroso a su amado, llorando por ella.

Aquel parecía su final trajico, pero cuando se permitió volver a estar consciente tu cuerpo pareció reconocer la necesidad por el cual aun debía luchar por vivir al escuchar...

¡Lucha por nosotros! NO, NOS DEJES... NO ME DEJES....

El grito mas que nada la envolvía en inquietud, amor y nostalgia, por lo que intentó evitar la luz que parecía carcomerla, pero no pudo evitarla por unos minutos.

Pero en esos pocos minutos pudo volver a ver a su figura materna, quien se encontraba orgullosa de verla fuerte y amando, como siempre siendo la luz en el camino de sus hermanos, aunque esta le había dicho que aun no era el tiempo de que ambas se juntaran hasta un final eterno, que debía volver, debía despertar.

***

Claro que aquello fue difícil, porque cuando lo logró había pasado un mes en estado de coma, casi no sabía moverse por si sola, aunque cuando despertó se permitió reír, reír como si nunca hubiera estado mal.

Con tal solo recordar su despertar, no daba cambio alguno con esa vez.

Cameron estaba durmiendo a su lado, parecía devastado, pero como ella no supo medir sus movimientos, este mismo cayó al suelo y desde la camilla, ella con mucho esfuerzo logró mirarlo sin entender porque estaba así.

—¡¿Ah no es tiempo para bromas, muñequita?! Mi caraaaa aaa...

Eso fue lo primero que había dicho el rubio de ojos celestes, pero al escuchar su risa de la pelinegra enrulada, este parecía haber quedado estatico.

—Jajaja que va, no te volveras mas feo, ¿ahora que pasa? ¿El raton te comió la lengua o viste un fantasma?

Pero el rubio sin dudar se acercó a ella y la abrazó con delicadeza, como si tuviera miedo que ella desapareciese, y aquello la alarmó por lo que no dudó en preguntar.

—Came? Que ocurre?

—Te extrañé mucho, te extrañamos, por favor ya no nos asustes mas así, por favor.

Los ojos azules bañados en cristales perdidos, le encogieron el corazón, por lo que solo asintió aceptando la suplica.

Luego de aquello cuando la familia se volvió a reunir, se empezó a armar el desmadre, uno tras de otro.

— — —

Al tan solo recordar que luego de dos semanas le dejaron salir de la parte de cuidados intensivos para estar en una habitacion normal, con suplicar y mucho insistir logró hacer que sus hermanos la ayudaran a levantarse, aunque de alguna manera no la dejaban levantarse como si tuvieran miedo de algo malo que no tuviera que enterarse.

Y claro que luego de dar pasos de bebé, supo de lo que se trataba, se sentía extraña, su corazón parecía inquieto, parecía no ser ella pero si a la vez. Algunas partes de su piel tenían grandes vendajes, y se tensó mucho al sentir lo sensible de esas zonas.

Con cierta extrañeza y miedo voltea a ver a sus hermanos, quienes tragan saliva, nerviosos.

—¿Que es... esto?

—Mejor es que te sientes, pequeña Pacholí —intermedia Benjamin con suma delicadeza.

Con ayuda de Cameron lo hizo, pero seguía con miedo, e intriga de entender porque estaba tan... ¿nueva? ¿distinta?

—Digamos que luego del susto de casi perderte, tuvimos que mover cosas para que tu cuerpo cicatrizara y pudieras sanar... —dice algo tajante el moreno, Daniel.

¿Mover cosas? ¿A que te refieres con eso?

—Itaete, tuvimos que hacerte unos transplantes de urgencias para ayudar a tu cuerpo a sanar. Si no lo hacíamos, te perdíamos para siempre. —explica con sutileza Aaron,  quien estaba en sillas de ruedas—, y con eso añado que tuviste un transplante de corazón, falleciste por unos minutos... No podíamos dejarte sola, ni tu a nosotros... Perdonanos pequeña estrellita —suplica suavemente el peliazul.

Aquello realmente no se lo esperaba, lo máximo que sabía era que debía necesitar un transplante de piel para su costado que estaba siendo carcomido, pero lo del corazón, ahora explicaba ciertas cosas.

Pero... ¿porque se encontraban ellos tan tensos? Porque la miraban como si se fuera a.... desmoronar?

—Entiendo... Pero algo no comprendo del todo.

—¿Que es lo que no entiendes, muñequita de porcelana? —pregunta el rubio con cierta confusion y preocupacion.

—¿De que tienen miedo? ¿Que les preocupa tanto? No le veo la razon por la que no me lo digan bien a la cara. ¿o es que no confian en mis capacidades?.

Todos tragan saliva, y el peliazul se acerca a ella, tomando su mano. Mientras que los demás hacen una mueca de disgusto y preocupacion.

Benjamin la observa, y solo le acerca dos fotos, dos recuerdos que la harían entender.

—En cuanto a tu defensa propia ante tu secuestro y sobrevivencia, al haber protegido a tus maestros de los gemelos... Fueron... Fue... Fuiste... Compatible con sus tejidos para recuperarte, aunque no lo creas, Eugenio de pequeño daba su corazon por ti... Se lo prometió a nuestra madre —dijo con sutileza Aaron, la realidad.

No pudo comprender muy bien al principio, pero luego de ver la foto de ellos tres con su madre cuando era pequeña, su sabor de la boca cambió una de mal augurio, si recordaba haberlos matado en defensa propia, estaba de acuerdo con que debía elegir y que si no tuviera que haber elegido, intentaría hacerles entrar en razón, pero este no era ese caso. Por lo del corazon, comprendió que el donante fue él.

Pero... La gota que colmó el vaso, fue llegar a la parte del transplante de tejidos, y con solo recordar a Antonio, todo se volvió oscuro,  del miedo y la desesperacion al recordar todo junto con la sensación de compartir la misma piel, le habia dado una impresion que la indujo a un  desmayo.

Asustando a sus hermanos.

—  —  —

Semana tras semana, aunque no quisiera dar credito a la situación, esa verdad no dejaba que ella pudiera dormir con regularidad, Lubison ya no se descontrolada como antes, sino que se mantenía allí para ella a pesar que esta misma solo fingía estar volviendo a la normalidad.

Las primeras semanas de haber sabido la realidad, despertaba por culpa de las pesadillas traumática que Antonio había dejado en ella, sus hermanos la cuidaban, estaban cerca de ella, lograban que durmiera unas tres horas, pero aun no eran completas. Para Benjamin,  Aaron y Cameron les había tocado lidiar con gritos de desesperacion, miedo, y tristeza, pero a Daniel le tocaba hacerle quitar todo lo que ella pudiera tragarse llevandose las penurias, los enojos e impotencias de la menor, día y noche peleaban, pero habían días que este par acababa durmiendo juntos, tranquilizando un poco a los demás. Sin embargo, por parte de Selkie y Sirius, tocaba animarla, sacarla de esa penuria y luto que aunque no quisieran, para Itaete lo que había hecho le pesaba, eran sus hermanos, no se encontraba triste por haber terminado con sus vidas, sino que estaba decepcionada por no haberlos podido salvar de esa oscuridad, se sentía decepcionada y frustrada consigo misma el tiempo que estuviera sola,  y cuando los mayores le daban espacio la veían perdida entre sus pensamientos observando el paisaje.

Lastimosamente para el capitán su tiempo con ella terminó porque debía seguir con su trabajo, pero prometió verla pronto, que Sirius la cuidaría.

Aunque esta misma tuvo que explicarle algunas cosas acerca del porque, y ese día parecía ser uno de los tanto que empezaba a colorear sus días grises.

—Sirius...

—¿uhm? ¿Qué pasa cachorrita?

—Tu...y mi hermano, ¿que tan serio van?

Itaete podía estar perdida en sus penurias, pero también era capaz de observar como los de a su alrededor fortalecían sus uniones, y no le pasó por alto las atenciones mimosas de ella con su hermano Benjamin. Sin bien, al principio se sintió vacía, idiota y triste al pensar que Sirius pudiera enojarse con ella por acaparar a su hermano mayor, pero tambien se sentía idiota por quizas estar acertada en que todos deberian seguir con sus vidas, pero ella era la que los detenía...

—Eh... Ah... Emm... S-si, con el pasar del tiempo, al tenerte como principal preocupacion, eso nos fue uniendo y llevando por ese camino... Estamos saliendo, actualmente, perdoname por no contartelo antes, cachorrita.

Sus expresiones de la peliazul pasaban de nervios, sonrojos, preocupaciones pero sobre todo al hablar o bien, solo pronunciar el nombre de su hermano, pudo saber cuan enamorada estaba, se la veía feliz con un brillo diferente en los ojos. Con eso bastó, para no enojarse, si bien solo estuvo feliz porque la felicidad de ellos se la contagiaban a ella.

—Ah, bueno. No estoy enojada.

Dijo sin mas, mientras volvía su mirada al atardecer de aquella mañana del viernes. Sonriendo tímidamente sintiendo nostalgia al extrañar a alguien en especial.

—Me alegro por vosotros, espero... Y que sean felices, se cuiden y por sobre todo se apoyen siempre. Mi hermano es especial Sirius, por lo que tenle mucha paciencia, pero si te hace daño dime y no verá la luz del sol. —sonríe angelical, mientras se acaricia suavemente sus rulos.

—O-oh... Bueno, de cualquier forma no creo que suceda. No quiero que lo dañes, me se defender. Pero bueno, gracias por no enojarte, siempre estaremos para ti, no te voy a quitar a tu hermano, lo digo por si las dudas.

Fue allí cuando el color de  las mejillas pálidas cobraron vida tomando color a un rosado pálido en la enrulada.

—J-jajajaa... Si... Y-ya veo...

Estaba avergonzada, pero tan solo se dedicó a abrazarse a si misma, aun no estaba segura con abrazar a otros que no fueran sus hermanos, por lo que se quedó allí. Sirius quería abrazarla, pero el doctor y el psicologo mismo había dicho que no la debían forzar porque aun no estaba del todo bien emocionalmente.

—¿Sirius?

—¿Q-que pasa?

—¿Por que no me dejan ver a Shinsou? —preguntó en un susurro triste.

Pero justo cuando Sirius iba a responder, Benjamin llegó a sacarla del momento incomodo a su novia y prometida.

—Primeramente, porque esta en Japon recuperando las clases perdidas, las mismas de las que te enseña ese héroe Best Jeanist, y dos, porque no sabemos como reaccionaran al verse. —dijo sentándose a lado de Sirius abrazándola suavemente.

Itaete asintió en silencio no iba a refutar nada, aunque aquello había hecho sentirse mas vacía, lo extrañaba mucho pero no sabía si al verlo gritaría de miedo con solo un abrazo o si se repugnaria de ella misma.

No quería dañarlo ni dañarse.

—  —  —

Al estar en el tercer mes, las cosas comenzaron a ir medianamente bien, Itaete volvía a comer con normalidad, pero a la hora del baño aun se tomaba su tiempo, aun no estaba agusto consigo misma, pero seguía intentando ir para adelante que quedarse en el pasado, las risas se iban y venían, pero tambien al mismo tiempo todos sabían que algo en ella faltaba, y aunque Aaron sabía que era realmente, por eso había enviado un mensaje a Best Jeanist diciendo que consiguiera un pasaporte para viajar legalmente a Japón.

Este sin problemas dio su apoyo, sabiendo que el Director Nezu ya previó todo con antelación. Aunque estaba de mas admitir que a ese animal blanco le gustaba la rareza y fuerza bestial como resistencia que poseía esa alumna extranjera.

Por lo que antes de cumplir los tres meses de recuperacion, los ultimos días, ya habían conseguido ir a Japon, el psicologo de Itaete había aceptado el viaje y el acercamiento, porque tenía un cuadro de depresión que no se iría sin la ayuda del novio. Siempre lo veía dibujar al pelimorado en las noches, por lo que la mejor terapia era dejar que se acercaran ambos en un mismo lugar.

—  —  —

Actualmente.

Hitoshi estaba agotado, hace unos días había sido el examen para tener el permiso a usar su quirk, y esta vez ya lo había conseguido, no como la primera vez, aunque deseaba saber si que pasaría con ella, ¿tambien le harían la prueba? ¿o siquiera la dejarían ser heroína?

Esta mañana había amanecido muy mal de estado físico  a causa del desgaste físico que poseía, su madre no lo dejó marchar a buscarla, y se sentía como si le hubiera fallado, se sentía vacío sin ella, tanto que no tenía ganas ni de salir a pasear ni ver gatos.

Por lo que cuando iba de camino a por agua, el sonido del timbre se escuchó, por lo que extrañado fue a ver que pasaba.

Pero cuando lo abrió se quedó estático en el marco de la puerta.

—Wao pensaba que estarías en mejor forma, pero al parecer fue un pequeño descuido. ¿nos dejas pasar? —pregunta el rubio de ojos celestes.

—Eh... Si.

Hitoshi se recuperó dejando que pasen, mientras que Cameron cargaba con cuidado a su hermana dormilona.

—¿Dónde la puedo dejar? —pregunta Cameron.

—Conociéndola es mejor en una cama que en un sofá, que se da vuelta y se golpea.

Le muestra su habitación y con Super cuidado la deja en la cama, sonríe divertido al ver como se acomoda mejor ante el roce del colchon, dandose cuenta que no tenía problemas con moverse de cama en cama, siempre sería su muñequita de porcelana, dormilona y salvaje.

Se acerca a Hitoshi, y le revuelve el cabello con suma familiaridad y confianza, haciendo que se tense el pelimorado.

—Es tu turno, cuídala y llamanos ante cualquier cosa.

Una vez dicho esto, se marchó dejándolos solos.

Hitoshi sin saber muy bien como calmar a su corazón que parecía querer escapar de si para acercarse a ella, lo hizo a paso lento, mientras se arrodillaba ante ella, con cierta añoranza y amor ante su cachorra, su amada.

Estaba considerablemente palida, aun se notaban sus ojeras caracteristicas en ella, sus rulos seguían hermosos, y con suma delicadeza le acaricia la mejilla sin poder aguantarse, su expresion al dormir se relajó considerablemente, parecía aflijida, se sintió tranquilo al recibir esa reacción hacia él. No todo estaba perdido.

Con suma suavecida se separó de ella, y besa su frente para luego ir en busca de algo de beber, estaba seguro que ella lo necesitaria.

Después de todo le habían dejado en claro que recién habían llegado del viaje de allá hacia allí. Por lo que al ver a su madre en casa, preparando algo de comida se puso nervioso al explicarle la situación, que si no fuera porque dijo que aun estaba durmiendo ella gritaria de emoción, por al fin conocer a su nuera.

Una vez que pudo calmar a su madre, se retiró a su cuarto llevando dos vasos de jugo de uva, por lo que al llegar se tomó su tiempo para poder leer un libro mientras esperaba, pero se quedó dormido en el camino a la espera de verla despertar.

No sabía cuanto tiempo había transcurrido pero al sonido recurrente de algo chocar con la superficie de madera de su cuarto, sus ojos fueron parpadeando, quedandose sediento ante lo que veía.

Itaete estaba despierta, mirándolo algo perdida, mientras tomaba el jugo, para luego haber bajado con delicadeza sobre la mesita de noche, para luego tímidamente saludarlo con una sonrisa suave.

—Hola...

—Buenas... Buenas tardes, cachorrita dormilona...

Enseguida logra ver el sonrojo de su pelienrulada, esbozando una sonrisa divertida, sin poder evitarlo, aquello lo hacía feliz.

—Perdon por quitarte la cama.

—Puedes usarla siempre que necesites, parecías mas tranquila

Las palabras salían entre ellos suavemente y con delicadeza, aunque para cada uno su corazon temía decir algo incorrecto, sin embargo, se tranquilizaban con una simple sonrisa, evidencia perfecta de estar aun enamorados.

—Solo con personas especiales puedo dormir con tranquilidad... Tu siempre lograste dar tranquilidad a mi alma. Gracias...

Aquellas palabras salieron de los labios de su amada, mientras la veía acercar sus piernas a la cama, sentándose y abrazandolas, para luego recostar su cabeza en ellas.

—Es reciproco la sensación. Te extrañé mucho Aoi Inu. —dijo mientras dejaba el libro a un lado, mientras se paraba con lentitud y se acercaba a ella.

No veía que la acción le molestase a ella, solo parecía observarlo con curiosidad.

—¿Has... Estado bien en el curso de heroes? —pregunta tímidamente Itaete al tenerlo cerca, mientras cierra sus ojos.

—Si... Ha sido complicado recuperar las clases, pero lo he conseguido, de otra forma no podría estar viendote.

Fue humilde y sincero, mientras se volvia a parar para alcanzar algo entre los estantes.

—Ah... Y-yo tambien complicaciones para ponerme al día con todo. Pero me alegro que todo haya ido bien. Conseguimos vernos, eso dice mucho.

Itaete se permite el poder sonreír ante la sensacion de felicidad al tener las mismas metas, el poder verse, pero se extraña al ver cuando trae consigo una especie de album verde hacia ella.

—Tengo un regalo de tus compañeros para ti. Pero quiero y debo saber si realmente estás bien para recibirlo. No quiero dañarte ni hacerte recordar malos momentos... —dice con suma preocupacion y delicadeza.

—Si estoy contigo... No creo tener miedo a encontrarme con mis demonios, tu eres mi paz, Hitoshi

Aquellas palabras esta vez lograr hacer ruborizar al pelimorado, logrando que con ese gesto ella ría de ternura, seguía siendo lo que tanto amaba, por lo que se acercó sin miedo a él, por un momento se olvidó de sus complejos y se dejó llevar por la curiosidad, dejando reposar su cabeza en el hombro de su contrario.

—Ábrelo, no se de que va, pero quiero compartir este momento contigo.

—No sabes cuanto te extrañe, aunque sigues siendo igual de mandona. —suspira permitiendo salir una sonrisa nerviosa, abriendo con delicadeza el libro.

|| Itaete Seruki.

Hicimos esto entre todos, para recordarte que para nosotros sigues viviendo en cada uno, eres parte de nuestra familia, te quisimos, te queremos y te extrañamos tanto. Hasta Bakugo se pasa incendiando al pobre Mineta cuando este pasa de pervertido y nostalgico, Tsuyu-chan no deja que siquiera se acerque a tu casillero, todos esperamos que este album siga creciendo para cuando vuelvas de tu recuperacion, que sigamos escribiendo aventuras juntos.

No tienes idea de la falta que nos haces, extrañamos verte en competencias de comida con Suga, por lo que esperamos que cuando veas nuestro regalo nos permitas ir a verte.

Atentamente, Uraraka Ochaco y toda la Clase 1A.

—  —  —

—Je... Parece que tengo buenos amigos, snif...

Las lagrimas en la pelienrulada iban mojando lentamente al pelimorado, que con delicadeza fue pasando su brazo izquierdo tras la espalda de su novia, para acariciarle despacio, en modo de apoyo ante sus emociones.

Hasta él mismo se sorprendía de lo que aquella clase había evolucionado en cuanto a su forma de ser desde el momento en que los había conocido.

La querían, y por mas que Itaete se tardase en recuperar, ellos aun la esperaban con brazos abiertos.

—¿Cómo no tendrías buenos amigos?, si eres mi gran heroína, mi Aoi Inu —besa suavemente la frente de su chica.

Logrando sentir con estremeciemiento de ella, ante sus acciones que le salían del corazón, por un momento se preocupó y se iba a alejar, pero una mano lo detuvo, ya que esta lo agarraba como si nunca mas quisiera estar lejos de él.

—N-no me molesta. Estoy... Bien...—dijo Itaete regalándole una sonrisa.

—Esta bien, ¿seguimos? —pregunta algo curioso.

—Jajajaa dale.

Dio vuelta otra hoja, y fue en ese momento que sus emociones se volvieron a disparatar.

Era una foto de Sirius y ella, en los primeros meses que estuvieron conociéndose, se abrazaban y en el fondo se veía al metiche del adorable capitán.

—N-no se vale, buscaron las fotos mas imposibles de olvidar y reemplazar —dice ya con la nariz congestionada de las lagrimas que producían su llanto de emoción y felicidad.

|| Desde que Tsuyu-chan descubrió que tienes familia en la tripulación de Sirius, hemos podido saber que siempre has logrado seguir adelante y sin saber el cómo, encuentras maravillosas personas para cuidarte, por eso sabemos que Sirius junto al Capitan Selkie son parte de la familia, por lo que conseguimos la copia de la foto original, sabemos que esta foto ni la propia Sirius nos la daría, pero si es para ti, sin duda fue fácil. Uraraka-chan tuvo que esforzarse en conseguirla. Espero que sea un buen recuerdo para ti, Seruki-san.

Enseguida aquella frase bajo la foto, Itaete pudo identificar que se trataba de Midoriya Izuku escribiendo la, mientras posiblemente se ponía nervioso a lado de la castaña.

Haciendo que inconsciente mente lograse emocionarla.

—Asumo que esa caligrafía es de Midoriya, se nota un poco titubeandote.

—No me sorprenderia si la causa de su nerviosismo fuera otra chica —dijo la pelienrulada, con una sonrisa.

—Ja, probablemente sea por eso. Tus compañeros y amigos, son un tanto especiales,  bueno, sigamos —continua el pelimorado, mientras voltea otra hoja del album.

||A lo mejor tu novio se enoje con esto, pero con mucho respeto también te considero una persona importante en mi vida, eres una muy buena amiga, tranquila y mas con Dark Shadows esperamos que pronto podamos salir a acampar, hemos descubierto buenos lugares para encontrar luciernagas. Esperamos verte pronto, saludos y cuidate mucho, Itaete-san.

—Hmp... No estoy celoso —advierte Hitoshi ante la mirada de la pelinegra al levantar la vista—, si quieres salir, saldras, pero ahora estas conmigo. E iré contigo porque no confío en este —anuncia.

Logrando que una armoniosa risa resuene suavemente en el ambiente, sin embargo siente un roce que lo pone a temblar, un pequeño beso en la mejilla.

—Aja, no se nota los celos. Pero tranquilo, como ya viste solo somos amigos. S-solo soy tuya, y tu mío... —contesta ruborizandose mucho.

Hitoshi con solo esas palabras se había vuelvo un tomate vivo, pero encantado dejó un beso en la mejilla de la pelienrulada.

—Te amo, ¿lo sabes? Eres lo único que me mantiene cuerdo en los dias de oscuridad. Sigamos que quiero saber que tanto hicieron en esto —añade.

Ambos sigue pasando las fotos riendo al ver algunas simpaticas comiendo alguna comida típica de Paraguay y otras haciendo monerías, hasta que vuelven mirarse entre ambos quedando perdidos en aquellas profundidades de sentimientos que comparten.

—  —  —

Los meses fueron pasando, Hitoshi fue notando como a Itaete aun le costaba acercarse mas que besos a él. Pero un día no soportó verla despertar con miedo por lo que sumo mimo y delicadeza empezó  a darle mas mimos, besos y caricias hasta lograr que Itaete se centrara en él y se olvidace por un momento de aquellos malos recuerdos.

Siendo así su primera vez, aquella noche de noviembre.

Unidos en alma, corazon y cuerpo, sanandose las heridas juntos como solo ellos podían lograrlo, en pareja.

—  —  —

Para diciembre, Hitoshi logró convencerla para encontrarse con sus amigos, aunque se hubiera puesto aun mas sobreprotector y mimoso con ella, debía admitir que era tiempo que ellos tuvieran la oportunidad de pasar tiempo con su novia.

Sin embargo, cuando se reencontraron, fue el momento en el que pudo notar que era este lugar donde el estaba contento de pertenecer.

Aunque fuera muy ruidoso, por nada del mundo cambiaría la felicidad de su novia por volver a estar solo y perdido en otro lugar.

Sacandose así una foto grupal, una maravillosa escena sin duda alguna, porque Bakugo parecía estar a punto de achicharar a Mineta, mientras Denki , Kirishima y Sero abrazaban junto a las chicas a Itaete, cada uno festejando y siendo feliz de estar nuevamente con su amiga.

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Pasado un tiempo, todo fue pasando cual orden del destino estaba predicho para cada uno, que al cumplirse cinco años todos habian logrado llegar a su meta, ser héroes profesionales con el titulo y cargo en la sociedad. Aunque pudiese ser extraño, Hitoshi había estado un año en agencias de Heroes, trabajando y demostrando al mundo lo que el como héroe podía ofrecer. Pero al otro año al darse cuenta que su amada no estaba sintiéndose a gusto sin poder volver a su hogar.

Se propuso descansar un tiempo de Japon, para acompañarla en una nueva vida, aventura y logros para su pequeña luisõ. Volviendo a Paraguay, llegando como la heroína que había prometido ser, conociendo a su suegra, y empezando a amar la comida tradicional de Paraguay.

Quizas la vida de todos no estaban siempre relacionadas, pero de vez en cuando todos se juntaban en la casa que poco tiempo fue la de Itaete y Hitoshi, para disfrutar de vacaciones ocasionales, contando sus anecdotas y riendo de como todo comenzó hasta el día  a día.

Todos siendo felices, aunque Hitoshi Shinsou deseaba en un futuro no muy lejano, pedirle matrimonio a Itaete, quizas poder tener una familia, y... ¿quien sabe? Quizas volver a tener una gran historia a la cual poder contar a personas nuevas que podrían estar por venir.

F   I    N  

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