※5
Capítulo 5: "Pequeñas peleas. Parte1"
Al día siguiente de aquel día caótico la pequeña de ocho años se había levantado algo adolorida pero luego recordó el suceso de ayer con el pues atascado en el árbol, por lo que se quedó pensando en la luna(o bien mirando el techo). Eran como las dos de la mañana y ya no podía dormir mas, por lo que seguía pensando como poder contactar de manera libre a su amiga Luisa, que era ente que la controlaba cuando estaba en la forma del luisón, por lo que al intentarlo un escalofrío le recorrió la espina dorsal de todo el cuerpo.
||Hija mía... ¿Que haces despierta?
—T-tu no eres Luisa, ¿q-quien eres? ¡Que le hiciste? —pregunta con miedo ante la grave voz masculina que la respondió.
Solo su madre le decía "Hija", y ella nunca había conocido a su padre.
||No digas eso, pequeña, soy tu papi, desde tu nacimiento he estado contigo Itaete... Luisa aun está dormida.
—Pero yo nunca te he visto, nunca hemos hablado hasta hoy. ¿porque recién hoy quieres hablar conmigo? —pregunta la pequeña enrulada, acariciando su cabello para evitar mirarlo mal, era desconfiada.
|| Tranquila, esta vez solamente quiero cuidarte, pasar un momento de padre e hija, puedes hacerme este favor y prometo que no volveré a molestarte.
—No parece real que estuvieras conmigo desde antes, dime algo de eso. —realmente a veces la pequeña era muy desconfianza, y esta situación era la típica frase: "ver para creer".
||Mucho antes que nacieras conocí a tu madre, era y sigue siendo una mujer encantadora. En una noche de miedo y desesperación por una rara enfermedad que padecía quise verla por última vez pero como no estaba bien pasé bajo sus piernas y te concebí, pequeña... Yo te puse Itaete, yo te vi venir al mundo pero por ser yo... Te condené a esta mala vida... Perdoname, no lo podía evitar por mas que muriese eso no se borraría conmigo... —la voz parecía triste y arrepentido, pero a la hora de hablar de ella, de su nombre se emocionaba, se sentía orgulloso.
Las emociones que la embargaban eran intensas y tomaban muy desprevenidas. Ahora la pregunta era, ¿porque no lo recordaba?
||Porque eras muy pequeña para diferenciar entre un amigo imaginario y yo, ¿te acuerdas de Lubi? Tu mejor amigo que te cuidó en aquel entonces de huir de aquellos niños que te lastimaron la primera vez, pues ese fui yo, por mucho que quería hacerles saber que eras mi hija, debía mirar por tu mejor bien, no te convenía que desde pequeña fueras asesina si eres un dulce puro y tierno que solo debe tener amor. Y eso tu madre lo sabe, ella sabe de mi y de Luisa... Desde que eras una bebé te he estado cuidando, pero cuando llegaste a los siete dejaste de creer que alguien mas estaba allí y solo viste a tus hermanos por lo que me bloqueaste la forma de hablarte.
—Lubi... Entonces... Entonces no me dejaste porque era tonta, fea y debil... —susurra sintiendo como las lagrimas empezaban a salir.
Si bien desde que había cumplido los siete sus compañeros de la escuela le habían dicho todo eso, lastimandola y haciéndole creer que todos huian de ella por ser algo malo.
||No, no, no. Eso nunca lo serías para mi, tu eres mi preciosa hija, la que nació para ser la estrella que iluminara el camino de tus hermanos y la de tu madre, la pequeña niña de acero. Mi pequeña, perdoname por llegar hasta ahora, realmente hice lo que pude pero gracias a que ayer pasaste miedo me dejaste abierta la conexión pero lastimosamente es por poco tiempo.
—¿Pero porque? Si yo no quiero perderte, ya no me enojaré contigo, pero no me dejes por favor... Por favor... Papito —suplica ante le gran miedo de sentirse sola de nuevo.
Sin saber como una suave caricia logra sentir en la mejilla derecha mientras las lagrimas esta vez ella no lo soltaba si no él.
||No me iré para siempre estaré dormitando en tu corazón y velaré tu sueño desde el cielo con la compañía de la luna. No puedo quedarme mucho tiempo, porque solo mi alma esta contigo, en cuerpo hace tiempo ya terminó mi tiempo... —explicó con pesar.
—¿Qué? No... No puedes estar como los animalitos que sin querer maté, yo... Yo quiero abrazarte, decirte cuanto te quiero, jugar como los niños lo hacen con sus papis en el parque... —empieza a entrar en un caos de pánico y tristeza, pero su visión se oscurece.
Solo por obra y gracia de la madre luna, el Luisõ había logrado tenerla de manera espiritual a su pequeña frente a él, estando en su subconsciente, ambos se miraban.
El hombre de cabellera negra, con bigote casi como el de ned Flanders, junto con algunos rulos en el cabello, su piel blanca como la de un español se encontraba frente a la niña de ocho años con cabellos enruladas que no entendía bien lo que sucedía.
—¿No vendrás a abrazarme pequeña? Soy yo... Nde ru(Tu padre/papá) —dijo el hombre soltando lágrimas mientras se colocaba en cuclillas abriendo los brazos para ella.
Quien sin dudarlo lo hizo, porque, ¿porque? ¿Que hijo no quisiera abrazar a su padre luego de creer que no tenía ni la quería?
Itaete se encontraba sollozando y abrazándolo fuerte, sin querer dejarlo ir.
—Yo si te quiero mucho, pero no te vayas, te necesito. No se que pasa con mami, ni siquiera se que me pasa... Quedate y veme crecer... Por fa papi...
Suplica entre los sollozos la pelinegra enrulada, mientras que el hombre la abraza como si nunca lo quisiera dejar de hacer, era su pequeña, la niña que siempre había soñado y tenido en mente, su pequeña Itaete.
—Siempre ten en mente, que te amaré por siempre, que sea cual fuese la situación estaré allí para apoyarte, si Luisa está una parte de mi siempre estará. Mi pequeña, a veces las cosas no son para siempre pero no por eso dejarás de luchar, yo lucharé siempre por volver a ti y poder ver a tu madre. Siempre lucha por lo que ama, si? Se buena niña, juega y vive. Pero cuidado con los sepultureros eh? Ellos si pegan fuerte si estas en el cementerio. Te amo demasiado mi niña, cuidate si.
Él tiempo del Luisõ se acababa, la luna parecía querer seder al amanecer su puesto, y con él, llevaba el alma de la única figura paterna que Itaete poseía en si misma, siendo asi que Itaete al despertar tan solo se quedó mirando un punto, mas solo sonrió un poco.
—Gracias papito... Por venir y reconocerme ante mis ojos.
[…]
En esa misma tarde, las cosas se sentían mas livianas, Itaete se sentía un poco vacía pero Luisa seguía hablandole pero tambien le decía que su hermano pronto llegaría que tomaría su lugar por un tiempo.
Cosa que no entendía muy bien, por lo que solo estaba allí las dos para apoyarse. Pero si bien, Yeruti quería que ella y sus hermanos mayores los gemelos, se llevaran bien entre si, por lo que pidió a Benjamin y Daniel que los acompañaran a la escuela que ella se sentía un poco resfriada.
Por lo que ambos hijos sin dudar los acompañaron.
Si bien los gemelos para esta altura tenían unos 13 años e iban a un grado mucho mas superior al de ella pero por pedido de su madre, ambos jugarían juntos en el receso, que casualmente coincidía hoy.
Mientras que Daniel tenía 18 años y Benjamín 28 años, ya que cada hermano se llevaba unos 5 años de diferencia. Por lo que una vez que los dejaron en la nueva escuela, ambos fueron directo a sus trabajos. O bien Daniel a volver a cuidar a su madre ya que sentía que el inútil de Cameron lo echaría a perder con lo torpe que era.
Pero si bien los había encontrado riendo por lo que solo se calmó. Esperaba que este día siguiera así.
[…]
Rapidamente el receso llegó, y los gemelos se encontraban jugando con Itaete, el juego de puppy. [Que se trata de tratar de alcanzar al cachorro y evitar que la otra persona te gane el puesto. Por lo que si ambos gemelos jugaban por el primer puesto, también asi cuidaban a su hermanita].
Pero en medio de toda aquella corrida entre sus juegos, la pequeña Itaete se había chocado un niño mayor, se le veía de la edad de Daniel por lo que le dio un poco de miedo a Itaete, porque si bien este parecía ser mas malo.
—Fíjate por donde vas, mocosa.
La voz había asustado mucho a itaete. Se sentía pequeña.
—L-lo siento, fue sin querer... De verdad...
—¡Tus excusas no me valen! —exclama al ver que la chica con la que estaba había corrido al verla. Por lo que este al verla intensamente se percató de quien era. Pero justo cuando la iba a agarrar, dos manos la atraen para atras.
—Perdone a mi hermanita, no sabía lo que hacía —dijo con sumo cuidado Antonio.
—Si, realmente lo lamentamos, no volverá a ocurrir Sebastian. —dijo Eugenio, refugiando tras él a su hermanita.
Después de todo, ambos habían prometido cuidarla desde que parecían odiarla.
—Así que ustedes son la maldita familia sanguijuela de Stroessner, ¿acaso no saben lo asqueroso y cruel que fue su bisabuelo, el dictador del Paraguay? —habla con prepotencia mientras los mira con asco a los tres.
—Si, pero nosotros no somos como él, su mandato quedó atras, no todos somos iguales a nuestros antepasados. —añade con seriedad Antonio.
—Ja, por favor, no me hagas reír, se muy bien, que la mala sangre nunca muere. ¿creen que ustedes son diferente? Son la misma rata mala en otro cuerpo. Por eso... ¡chicos! —llama y un cuarteto de chicos mayores se acercan rodeandoles.
—¡Nosotros no tenemos la culpa! Deja de ser tonto, ni ellos lo tienen, s-si nos haces algo se enterará la directora —dijo con pánico Itaete defendiendo a sus hermanos.
Pero aquello no fue escuchado para bien.
—Oh, mira, Sebas, ella es la lubison, no parece tan temible como dicen —añade un chico pelinegro con cabello de hongo, este le cubria los ojos, mas no su sonrisa burlona.
—Ah? Esta es la septima hija. Que asco, es una maldita fea que me podría hacer —añade mientras agarra una piedra y muchos le siguen la corriente.
—N-no deberían hacer eso, ¡no saben quiénes somos! —intento parecer fuerte Eugenio.
Pero, sin embargo, ambos tan solo eran el Ao Ao y el Kurupi gran cosa sun no podían hacer.
—¡Ataqueis a los monstruos! Juguemos al policía y ladron —la sonrisa siniestra y burlona del Sebastian de cabello rubio y ojos miel, no era para nada buena.
Por lo que ambos gemelos intentaron escapar con su hermana protegiéndola, pero entre uno de los lugares, Itaete tropezó haciendose daño. Ya faltaba poco para llegar donde la maestra, pero los niños enseguida gritaron y empezaron a tirarle piedras y basura. Ya que disponían de los basureros cerca de cada edificio de la escuela.
Pero justo cuando las cosas se estaban pintando mal, Eugenio ve el peligro para su hermana menor y se coloca de escudo, haciendo que una botella rota le corte la cena y frente, por suerte no era nada grave. Pero esto ya había alterado lo suficiente a Antonio.
Y cuando los chicos huyeron del lugar dejándolos heridos, y viendo cmo las maestras venían a socorren a su hermano que manchado estaba de sangre. Itaete intentaba evitar llorar, pero se había asustado mucho al ver como todo transcurría, pero estaba feliz de tener unos buenos hermanos en esos momentos.
—Tranquilo... Hermanito, Eu estará bien. —intentó animar a su hermano pelimorado.
Pero este de repente la había empujado, con una cara fea, de enojo consumido.
—¡Por tu culpa, nos hirieron! Si fueras menos torpe todo esto no hubiera ocurrido.
Aquel grito la había asustado aun mas, se había lastimado uno poco los antebrazos al caer en la arena roja que poseia la escuela. No estaba entendiendo bien porque su hermano la trataba así.
—Pero no... Fue aproposito... Hermanito...
—¡No me digas hermano! ¡Desde hoy no lo somos!
Aquel enojo y susto lo habían consumido, para luego salir a por su gemelo, que le preocupaba mas él que su tonta hermanita. Dejandola sola después de todo ese día.
[…]
Cuando las clases habían terminado, los dos hermanos, esta vez tanto Daniel como Cameron se habían venido para buscarlos, pero grande fue la sorpresa, al encontrar a uno de los gemelos, mas específico Eugenio, que por lo general prefería no meterse en peleas, con una gran gasa en la ceja y cabeza en la parte derecha, mientras que el gemelo, Antonio mirando muy preocupado, y distanciado de Itaete quien se encontraba en un rincón sentada con la cabeza cabizbaja.
—¿Que pasó aquí? —preguntó Daniel con voz severa pero tranquila.
Mientras que Cameron iba corriendo hacia la pequeña quien parecía no querer salir del escondite que su cabello le proporcionaba, solo había aceptado que su hermano mayor la cargase mas no hablado en voz alta. Una vez que ella y el rubio de ojos azules se habían marchado.
Antonio había empezado a contar lo que sucedió, pero cuando su hermano Eugenio iba a defender a la pequeña, ambos gemelos acabaron peleando por las maneras de pensar diferente. Ya que Antonio decía que todo había sido culpa de Itaete y por el lado de Eugenio la defendia diciendo que aun era muy pequeña para defenderse por si sola.
Quedando un tanto incómodos, y mas al escuchar el regaño del mayor para ambos, diciendole que esto no acabaría bien cuando llegaran a casa, ya que por alguna razon Aaron no estaba para nada contento cuando los había mandado a buscar.
[…]
Actualmente.
En la cabeza del perro sin pelo y con ganas de matar a todos los que se encontraba, por alguna extraña razón cuando este había ido a atacar al pelimorado, esta se había detenido. Pero estaba en un estado de shock como si algo estuviera recordando y mas cuando la mirada de este recayó en sus contrarios y hermanos.
—¡Aaaaaaah!
—¡Malditaaaa!
Ambos hermanos gritaron de dolor al conectar mirada con el monstruo ya que de cierta forma los había llevado a recordar una escena muy dolorosa para los tres. La muerte de su madre.
Hitoshi no entendía bien lo que ocurría, y esperaba la oportunidad de poder ayudar, mas solo se encontraba estático, aunque, ¿que mas podía hacer si el perro negro y maloliento lo tenía bajo sus garras con aquel frío de muerte que lo había dejado estático?
◆●◆●◆◇◈●
Hola!!! Aquí ya les traigo otro nuevo capítulo, ya al fin se está acercando el momento en que todos esperan.
El momento en que deje de hacerles ver el pasado, y los deje ver el presente. ¿A que si?
Algunos han querido este encuentro especial con el padre de Itaete, espero haber hecho un buen recuerdo. Porque hice alto pilotaje xD. Las quiero, los quiero y muchas gracias por su apoyo, siempre.
¿Qué parte les pareció mas interesante? ¿Qué parte les gustó mas? ¿Alguna duda?
Sin mas que decir, nos vemos en el proximo capítulo, saludos!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro