Dos ~~> El pecado de la lujuria
Una pasarela recta en el suelo empezaba a iluminar de rosa los corazones que tenía pintados al ritmo de la música, a la vez que las cortinas del fondo se levantaban y dejaban ver un escenario enorme con una barra en el centro y coloreado de tonos sobre todo morados, además de mantener una decoración lujuriosa basada en dibujos de corazones y mujeres con poca ropa.
La mayoría de asistentes eran hombres, jóvenes y más adultos por igual, que pagaban no solo por la fiesta sino también por el espectáculo y los ligues que intentaban con las camareras, las cuales también iban vestidas con lo mínimo. A pesar de tener órdenes de seguirle el juego a quienes intentaban cortejarlas, muchas de ellas terminaban humillando a sus pretendientes frente a sus propios amigos. Pero la mayoría no hacía eso, porque si trabajaban allí era por algo.
Con todas las miradas expectantes puestas en el escenario, una chica de la misma edad que Ezna aparece desde detrás de las cortinas, su única ropa siendo un sujetador extremadamente corto y un tanga apretado, ambos de colores negros y provocativos. En su rostro, una sonrisa burlona y juguetona que esparcía confianza, y a sus lados otras dos chicas que servían de acompañantes.
Aunque, en realidad, todos habían venido solo a ver a Ágatha, las demás eran solo unas extras que tampoco importaban mucho... a no ser que sus 'precios' fueran menores, porque en ese caso los chicos se tiraban hacia ellas como monos sin cabeza.
- Parece que ya va a empezar - Murmura desde la sala VIP un chico alto, de ropa glamurosa y piel pálida, ojos rojos y cuernos que demuestran su procedencia demoníaca, rodeado de varias chicas jóvenes que, aunque en sus miradas parecen estar disfrutando, solo hace falta ver los collares dorados que tienen atados a sus cuellos para comprender la realidad de todo esto.
- Señor Asmodeus, ¿quiere que le rellene la copa? - Pregunta un joven vestido de traje y corbata y sujetando un plato con varias bebidas, en su mayoría vino y alcohol.
- ¡Joder, déjame disfrutar de la actuación de mi mejor estrella en paz! - Le grita rabioso a la vez que, de un manotazo, tira el plato y rompe todos los vasos. - Pero sí, anda, relléname la copa... ¡ya sabes qué vino me gusta! - El chico abandona la sala, recogiendo los cristales que puede mientras tiembla y siendo incapaz de hablar.
En la sala VIP en la que se encuentra Asmodeus también priman los tonos rosados y morados, aunque hay existencias del rojo dado que muchos lo asocian a la pasión. Además de las mesas con buenas vistas al escenario, hay varias habitaciones que constan únicamente de una cama grande y velas. Suelen estar vacías, ya que las pocas personas que querrían 'hacer uso de las habitaciones', o bien paga bailes privados a las chicas que bailan después de que terminen, o bien lo hacen en público con alguien a quien conocen como si nada.
Con un rápido vistazo te das cuenta, pues al lado de Asmodeus hay dos súcubos besándose y manoseándose como si estuvieran solas. Pero total, a nadie de allí le molesta, a algunos incluso les gusta ver esas cosas cuando están de paso.
La música y Ágatha se compenetran a la perfección, la chica baila alrededor de la barra sin miedo a enseñar demasiado, está acostumbrada al fin y al cabo. Sus movimientos sueltos ya son lo suficiente buenos de por sí, pero van acompañados por una especie de correa fantasmal dorada que tiene atada al cuello y con la que Asmodeus la controla para hacer que su baile sea todavía más sensual; la chica no trata de liberarse, y en su lugar intenta complementarse con los movimientos de las cadenas para dar un mejor espectáculo.
- Así me gusta, cariño... - Susurra Asmodeus con una brillante sonrisa de dientes mientras hace a la chica del pelo moreno posar, tanto para los espectadores como para su propio disfrute.
Los billetes llueven de las manos de los hombres que visualizan todo, suelen ser bastante adinerados y todos esos ingresos van para los 7 Demonios Capitales, por lo que siempre se salen con la suya.
"Necesitamos hablar" lee Ágatha en su móvil en voz alta una vez están entre bastidores.
- ¿Has visto las noticias? - Pregunta una de las chicas con las que Ágatha había bailado hace tan solo unos segundos; las tres mantienen el mismo trabajo, aunque se nota quién es más famosa que las otras.
- Ah, sí, parece que una chica ha perdido su alma en una apuesta contra Lucifer. ¿A quién se le ocurre?
Su corazón se acelera en ese momento, es demasiada coincidencia el mensaje que su mejor amiga le había mandado junto a que una chica haya perdido su alma apostando, sobre todo porque conoce los problemas ludópatas de Ezna. Siempre se pasaba apostando, aunque fuera muy buena con ello, no era buena idea apostar con un demonio.
Nunca era buena idea hacer tratos con un demonio.
- Oye, decidle a Asmodeus que he tenido que irme pronto - Menciona Ágatha por lo bajo a sus compañeras y sale corriendo antes de mediar palabra, sin embargo, alrededor de su cuello aparece un collar dorado y la cadena tira desde ella hasta el cuerpo del demonio. - O puede que tenga que decírtelo directamente.
- ¿Dónde te crees que vas, cariño? No hemos terminado - Susurra mientras le da una calada al cigarrillo y lo expulsa justo frente al rostro de la chica, haciendo que retroceda del asco. - No contigo. Ya sabes, hay bastante gente dispuesta a pagar millonadas por...
- Sí, lo sé, ¿y no pueden hacerlo ellos solos? ¡Con la de vídeos porno que he hecho ya! - Se queja dando a entender su desaprobación. - Tengo prisa, te juro que te lo compensaré cuando sea... o como sea - Menciona con una mirada lasciva, conoce perfectamente el punto débil de Asmodeus y no le importa aprovecharlo. Aunque este nota sus intenciones bastante rápido.
- Ágatha, ¡nosotros no juzgamos a los clientes! A nosotros nos da igual para qué usen tus vídeos, o para qué usen tu cuerpo... Siempre y cuando paguen lo que es debido, claro.
- Tengo prisa - Vuelve a repetir, cada vez más impacientada. - De verdad, te lo compensaré con horas extra si hace falta, o con tus fetiches raros, pero necesito irm... ¡Ah!
Antes de que terminara de hablar, Asmodeus vuelve a tirar de la cadena con mucha más fuerza que antes, esta vez mandando a la chica a chocarse contra una mesa y provocándole un dolor insoportable. Mientras la sangre chorrea de su espalda, la cadena vuelve a tirar hacia Asmodeus haciendo que Ágatha se choque contra el suelo.
Entonces, el demonio coloca un dedo bajo su barbilla y, con un tirón, la obliga a establecer contacto visual mientras la chica hace temblar su labio del miedo.
- Creo que no lo estás entendiendo - Su tono de voz cambia a uno mucho más enfadado. - Tú y yo teníamos un 'trato'... ¿Y sabes lo que le pasa a la gente que incumple un trato con un demonio?
No responde, aunque es conocedora de la respuesta. Un destino mucho peor que perder el alma, y mucho peor que la muerte.
- Mírame - Ordena al notar que su ojo morado trata de desviar la mirada. - Si te digo que me traigas un aperitivo, ¿tú qué dices?
Ágatha tarda unos segundos en responder.
- Sí, Asmodeus... - Susurra con dificultad.
- Si te digo que te desnudes y bailes, ¿tú qué dices?
- Sí... Asmodeus - Vuelve a hablar, ahora aparta mucho más la mirada. El dedo del demonio vuelve a obligarla a que le mire a los ojos, ahora acercándose mucho más a ella.
- Si te digo que te tires a quien me ha pagado una millonada por tu cuerpo, ¿tú qué dices? - Pregunta con un tono lleno de maldad y lujuria a partes iguales.
- Sí... - Susurra. - Sí, Asmodeus.
- Así me gusta - Con un brusco movimiento deja a la chica caer de nuevo al suelo, dolorida. - Ve a taparte esas heridas tan feas, y luego te veo en... alguna de las habitaciones VIPs. Necesito desquitarme el enfado, cariño.
Asmodeus desaparece en una nube de humo rosa, quedando en la sala únicamente las chicas con las que había bailado, quienes se reían frenéticamente de lo sucedido (Ágatha siempre pensaba que le tenían celos), y las dos súcubos que hace unos segundos estaban dándose el lote en mitad de la sala, y que ahora caminaban juntas hacia el pasillo de habitaciones.
Bueno, y Ágatha, que aguantaba el sollozo en el suelo. Reprimía las lágrimas, tragaba aire y miraba al frente. "Todo irá bien" se decía a sí misma; "no llores, disfrutas esto. Tienes que disfrutarlo. Eres una ninfómana, no puedes ser otra cosa. Todo irá bien".
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Las calles oscuras de Under-G eran únicamente iluminadas por las luces amarillas de las ventanas de edificios que parecían de un vertedero y por farolas improvisadas que se apagaban de un momento a otro. Al fin y al cabo, vivían bajo tierra, y la poca electricidad que recibían del Exterior era la mínima para sobrevivir.
Un coche prácticamente roto y construido con trozos de basura (algo que en la ciudad es considerado 'último modelo') aparca repentinamente en mitad de estas calles y del asiento del copiloto baja la propia Ágatha, dejando la puerta semiabierta mientras el conductor le dirige la palabra.
- Gracias por el buen rato, jodida puta... - susurra con un tono burlón un hombre de aparente mediana edad, típico viejo que viste como si todavía tuviera 20.
- Ah, vaya, qué insulto, ¡estoy suuuuuperofendida! - Exclama con ironía para luego gatear en el asiento del coche, dirigiéndose a su propietario. - Pero, ¿qué podemos decir de alguien que ha tenido tan mala suerte en el amor como para que su única forma de meterla sea pagando millones de dolares a una estrella porno? Los viejos cada vez estáis más desesperados, ¡mientras yo me divierto como si no hubiera un mañana!
Ágatha le da un beso en la nariz de forma irónica y se baja del coche mientras el viejo gruñe, aunque le dirige la palabra una vez más.
- Por cierto, que sepas que a Asmodeus no le importa lo que haga con mis clientes una vez terminan sus "actos desesperados"... - Susurra mientras deja asomar algo metálico de su bolsillo, algo parecido a una pistola. - Puede que las demás chicas del oficio no se arriesguen, pero créeme que él nunca echaría a alguien con tanta fama y tan buen cuerpo como yo, incluso si eso implica esconder un asesinato...
- Eh... ¡V-Vete a la mierda! - Exclama a la vez que pisa el acelerador sin siquiera cerrar la puerta del copiloto.
- Mira quién se ha vuelto agresiva ahora - Habla la voz de Ezna a sus espaldas, quien estaba esperando a su amiga en ese mismo sitio y había visto toda la discusión.
- Sí, bueno, ya sabes, cosas del oficio - Menciona tirando a la basura la pistola de agua que había usado para amenazar al viejo. - Todo sería tan fácil si fuera solo bailar y f...
- Vale, no quiero más imágenes mentales por hoy - Bromea su amiga.
- Aburrida... Oye, ¿es cierto lo que dicen? ¿Lo de que le has vendido tu alma a Lucifer?
Ezna toma un ligero respiro y se toma su tiempo para responder.
- No 'se la he vendido', más bien la he perdido - Analiza el expresivo rostro de desaprobación de su amiga. - En una apuesta... - Vuelve a mirarla de arriba a abajo. - ¡Y qué querías que hiciera, con todo ese dinero podría habernos sacado a las dos de aquí!
- Y aun así te faltarían varios millones para llevarnos a Xenon, y varios más porque no creo que quiera despedirse de Sera - Ágatha detiene su movimiento por un segundo. - Joder, Ezna, ¡que Lucifer tiene tu alma y sigues actuando como una cría! Te dije mil y una veces que lo dejaras, que no íbamos a conseguirlo, ¡y ahora vas y...!
- No me juzgues por errores que tú también has cometido - La frase de la chica la pilla por sorpresa, aunque termina reculando. Porque, en cierto modo, sabe que tiene razón. Pero, al final, sí que decide hablar.
- Te juzgo porque no quiero que mi mejor amiga termine como yo.
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