Parte Única
Escribí esto hace tantísimos, tantísimos años que, bueno, fue en diciembre del 2018, lo cuál para ser precisos, sí fue hace mucho tiempo.
Es gracioso, porque cada fin de año desde el 2018 me estuve prometiendo a mi misma que ese año subiría el os, pero antes de darme cuenta ya era marzo del siguiente año, así que le hacía algunos cambios y esperaba pacientemente a que fuera diciembre de nuevo, porque yo estaba aferradisíma a subirlo en diciembre, este año finalmente logré hacerlo después de tantos años. Porque a pesar de que use wattpad como el 1% de lo que solía usarlo antes, siempre quise terminar de subir al menos este OS, todo ficticio y todo cringe.
🍀🍀🍀🍀🍀🍀🍀
Yoongi observó a Hoseok entrar como un torbellino a su habitación. Los mechones negros de cabello cayéndole sobre el mojado rostro y la forma en la que vestía daba a notar que estaba preparándose para salir.
- ¿A dónde vas? -curioseó Yoongi dejando de lado su más reciente lectura. Había estado toda la tarde leyendo mientras escuchaba al menor caminar por la habitación contigua, abriendo y cerrando cada uno de sus cajones.
-Hyunsik me invitó a una cita, nos veremos en la cafetería -respondió el menor sin siquiera mirarlo y sin alejar la atención de su objetivo. Mismo que Yoongi no sabía cuál era.
-Ah... qué bien...
Aquello fue lo único que su mente procesó en responder y trató de continuar con la lectura del libro que el mismo Hoseok le había regalado en su último cumpleaños. Lamentablemente no pudo continuar con su lectura teniendo al menor recorriendo toda su habitación, yendo de un lado a otro y asaltando sus cajones como si fuera un ladrón.
Y justo cuando Yoongi, ya harto de esa situación, se disponía a preguntar qué diablos pasaba, el menor lo llamó.
-Hyung... ¿Me podrías prestar tu chaqueta de cuero?
El gesto de Hoseok era de desesperación pura, mientras que el de Yoongi era de mera confusión.
- ¿Eh?
-Tu chaqueta, la negra -habló Hoseok haciendo gesto de manos sobre su cuerpo, simulando una prenda-, no encuentro la mía -terminó de explicar haciendo un puchero.
El mayor de los dos y más bajo hizo un gran esfuerzo por salir de la cama y dirigirse descalzo hasta el armario donde el menor estaba parado.
-No está ahí -dijo el más alto al ver que parecía querer encontrar la chaqueta donde él obviamente ya había buscado.
Yoongi frunció el ceño, haciendo muecas. Su mente había comenzado a rememorar donde había dejado la chaqueta.
-No sabes dónde está, ¿Verdad?
Yoongi se giró y observó que Hoseok lo miraba con detenimiento.
-De acuerdo, me pondré la chaqueta café, total todo combina con lo beige.
-O simplemente podrías no ir -las palabras habían salido de su boca sin siquiera desearlo, dando paso al deseo de que la tierra se lo tragara.
-No, esa no es una opción, el chico es una dulzura.
-Es piscis.
- ¿Y?
Hoseok parecía realmente interesado en saber su respuesta. Yoongi por su parte no tenía muchas ganas de responder y había vuelto sobre sus pasos para continuar con su amena lectura. Aún así, estando ya acostado en la cama, cubierto por las cobijas, decidió responder.
-Odias a los piscis.
Una sonrisa extraña apareció en los labios de Hoseok, quien se acercó hasta el mayor quitándole delicadamente el libro de las manos.
-Solo te odiaba a ti.
- ¿A mí? -cuestionó el reciente teñido pelinegro sin parecer un poco indignado, aunque en realidad sí lo estaba.
-Sí, a ti -volvió a decir Hoseok parado a su lado con el libro entre las manos.
-Vives conmigo -le recordó Yoongi.
-Lo sé -declaró Hoseok devolviéndole el libro-, y eso es porque ahora te quiero muchísimo.
Y después de eso Hoseok se encaminó hasta la puerta, saliendo de la habitación, dejando a Yoongi confundido.
-Pues no parece -gritó Yoongi a modo de broma cuando el chico ya había desaparecido de la estancia.
Quizá no había sido broma. Quizá quería que Hoseok se diera cuenta.
Suspiró cerrando los ojos, tratando de dormir. Apenas eran las seis, era estúpido pretender dormir a esa hora, pero dormir lo ayudaba a no pensar y si no pensaba era mejor.
Al cerrar los ojos los pensamientos llegaron como balas y el más presente fue el de la primera vez que conoció a Hoseok. Había sido hace ocho años y Yoongi aún reía al recordarlo, porque nunca en la vida había conocido a alguien tan extraño y creyente de la suerte.
Hoseok era el eterno creyente de la lista de la suerte anual japonesa, el eterno creyente de que tirar sal sobre la mesa era sinónimo de desgracias, al igual que mirar a un gato negro sin escupir y caminar bajo una escalera. El eterno creyente de que romper un espejo significaba tener siete años de tragedias.
Hoseok era un completo supersticioso.
Hacia rituales para atraer la buena suerte y el amor. Y claro, no podía faltar que leyera diariamente su horóscopo, diciendo que tal día no podría encontrarse con tal signo porque los planetas estaban alineados de tal manera y Yoongi no entendía una mierda, pero ese era su menor, un supersticioso astrológico del cual estaba perdidamente enamorado.
El estruendoso sonido de su celular y de específicamente un tono designado a una persona resonó entre las cuatro paredes color café de su habitación.
- ¿Bueno?
-Hey, ¿Estás libre?
[☘️]
-Así que Hoseok salió con ese chico, interesante.
Yoongi continuó tomando su bebida, ignorando, o más bien, tratando de ignorar a su hyung, lástima que no era posible.
Seokjin pareció notar su incomodidad y en sus labios apareció una sonrisa burlona mientras batía su café, agregando más azúcar.
- ¿No te parece interesante?
-Sé lo que tratas de hacer Jin y créeme que no estoy de humor.
-Que pena, porque yo sí, Yoongi, yo sí.
-Podríamos solo.. -Yoongi extendió sus manos mordiendo su labio inferior-, ¿podríamos no hablar del tema?
-Yoongi, no trato de burlarme, solo, ¿eres masoquista o algo?
-No lo soy.
- ¿Entonces por qué te lanzas a ti mismo al olvido? -el de cabello castaño se echó hacia atrás dando un largo suspiro al ver que el menor no respondió-, solo dile lo que sientes.
- ¿Crees que es tan fácil?
Su amigo se inclinó hacia adelante mirándolo con los ojos bien abiertos, su boca igualmente abierta y prácticamente el castaño terminó gritándole como solía hacerlo cuando se molestaba, hablando demasiado rápido.
-Lo es, al menos para ese niño bobo lo es o, ¿Cómo crees tú que fue capaz de decirme que le gustaba antes de que lo rechazara de forma sutil porque ya estaba saliendo con Namjoon? ¡Para Hoseok todo es fácil!
Yoongi a punto de volver a hablar, fue interrumpido por el mayor.
-Mejor ni hables, porque lo que sea que digas me va a hacer enojar, Min Yoongi.
-Entonces no hablo...
-Estás hablando.
-Pero..
-Tu sola voz me molesta en estos momentos.
- ¿Qué mierda?
El mayor rodó los ojos y después de bufar, jaló la manga del suéter color azul que vestía. Uno que Yoongi sabía que Namjoon le había obsequiado en su cumpleaños y que el mayor parecía no querer quitarse desde entonces. Seokjin miró la hora en su reloj de correa y comenzó a guardar todo en su bolsa.
-Ya me tengo que ir, Namjoon ha llegado de su vuelo, me está esperando en el departamento.
-Oh, está bien, dale mis saludos -pidió Yoongi.
Luego de unos segundos Seokjin observó a su amigo regalándole una sonrisa deslumbrante.
-Claro que sí y tu salúdame a Hobi, dile que no sea tan testarudo.
Yoongi frunció los labios y minutos después ambos se despidieron bajo el frío invernal que abrazaba la ciudad en ese momento.
Yoongi amaba el invierno, aunque no por si mismo. Amaba el invierno porque era la estación favorita de Hoseok. Antes del menor Yoongi no tenía una estación favorita, amaba todo por igual, aunque la gente creyera que era un amargado al que no le gustaba absolutamente nada. Él amaba ver las flores en primavera, amaba el sol brillando en verano, amaba el viento en otoño y amaba la nieve. Cuando Hoseok llegó a su vida comenzó a amar aún más cada estación y aquello fue sin siquiera darse cuenta. Hoseok amaba cada estación del año, pero incluso Yoongi sabía que había algo diferente en sus ojos, una especie de brillo especial cada vez que el invierno llegaba pintando de blanco toda la ciudad de Seúl y antes de darse cuenta estaba esperando cada invierno con tal de poder ver aquellos ojos luminosos.
Justamente era invierno, las calles estaban repletas de personas con abrigos extremadamente gruesos y Yoongi se preguntaba por qué su compañero de casa había salido con esa simple chaqueta de cuero. Comprendía que quizá trataba de impresionar a ese chico, aunque él no veía la necesidad de impresionarlo. El menor lucía genial con cualquier atuendo para él.
Después de un largo trayecto en el autobús Yoongi finalmente llegó a su departamento y justo antes de salir del elevador miró la hora en su reloj digital.
Eran las diez.
Supuso que a esa hora Hoseok ya debería haber vuelto de su cita, después de todo era eso, una simple cita. Y tenía razón, apenas abrir la puerta del departamento fue capaz de percibir un delicioso aroma en el ambiente; una mezcla de tomate, cilantro y otras especies.
Emitió el típico "ya llegué" con el que siempre solían saludarse ambos y dejó sus zapatos en la entrada para dirigirse a la cocina.
Hoseok le dedicó una sonrisa al verlo y ese simple gesto logró alegrarle toda la existencia.
-Cuando venía pasé por la tienda y decidí preparar la cena hoy -explicó el más alto enfocándose en la olla que tenía frente a él, mientras Yoongi no hacía más que observar su perfil.
-Huele bien.
Sus miradas chocaron fugazmente antes de que el menor volviera a enfocarse en preparar la comida.
-Es mi forma de recompensarte por las molestias que te cause más temprano.
-Y ¿Cómo fue tu cita?
-Mi cita -respondió con leve burla alcanzando alguna especie de la alacena y abriendo la bolsita de esta-, los piscis y los acuario no combinan, me sigo preguntando por qué me llevo bien contigo.
-La astrología no lo es todo Hoseok, pero bueno, tú me odiabas.
-Tenía 17 años Yoongi, yo creía que me ibas a quitar a Jin hyung, pero vamos a superarlo ¿Sí?
Yoongi se echó para atrás recargando sus manos sobre la madera de la barra de la cocina y arqueó una ceja.
-Incluso hiciste un berrinche cuando te barrí los pies -se burló Yoongi sabiendo lo que provocaría.
La mirada que Hoseok le lanzó lo hizo arrepentirse de su comentario, o quizá no, así que continuó hablando.
-Dijiste que por mi culpa no ibas a casarte, ¿De dónde sacaste eso?
-Dichos urbanos, Yoongi -declaró Hoseok, para continuar preparando la cena.
Cuando la cena estuvo lista ambos cenaron en un plácido silencio que en ocasiones era interrumpido por Hoseok con el fin de contarle algo que vio durante su estadia fuera. Yoongi no volvió a hacer mención de la cita con ese chico y Hoseok tampoco.
Y como era costumbre al terminar la cena decidieron ver una película tonta de las que le gustaban a Hoseok.
-Sabes -llamó Hoseok en la oscuridad, haciendo a Yoongi desviar la vista de la pantalla y mirar el rostro de Hoseok lleno de sombras cambiantes por la iluminación del televisor-, ya sé que la astrología no lo es todo.
Yoongi no lo interrumpió, sabía que el menor tenía más que decir.
-Pero algunas veces tiene razón y me divierte.
- ¿En qué? -esta vez no pudo reprimir su pregunta.
-En ciertas actitudes, por ejemplo tú eres muy sentimental y los piscis lo son.
- ¿Soy sentimental? Eso es nuevo, Hoseok.
-No lo niegues, no te gusta llorar frente a las personas, pero siempre lloras cuando estás solo.
-Bueno, en eso tienes razón.
-La única razón por la que me gusta la astrólogia es porque quiero pensar que hay algo destinado para mi. Tú sabes, la compatibilidad de los mundos.
-Es fantasioso -opinó Yoongi mirando a Hoseok contemplar la televisión sin prestarle atención.
Finalmente Hoseok miró a Yoongi ante esas palabras.
-Tú eres más fantasioso que yo.
-Es porque soy piscis -explicó sonriendo.
Y después de un "quizá" de parte de Hoseok, este volvió a girarse con leve tristeza. El mayor no podía entender por qué estaba tan triste, quizá todo había salido mal en su cita, no lo sabía y no quería preguntar.
-Estoy ansioso por que acabe el año, espero que este año esté en un número más alto de la lista de la suerte, este año estaba en el 365, el último lugar.
-Estaba en el tercer lugar, Hoseok y no me fue de maravilla. No es real, cada quien forja su vida, no una lista, ni los horóscopos, ni tus rituales raros de ponerte bajo la mesa, debes hacer algo por tu cuenta.
-Quizá tienes razón.
-La tengo -presumió Yoongi enfocándose de nuevo en la película, no sin antes guardar en su memoria la sutil sonrisa que los labios de Hoseok formaron al escuchar lo que dijo.
La atención de ambos fue dada por completo a la película que Hoseok había decidido ver y tan pronto se presentó una escena de comedia el mencionado comenzó a reír a carcajadas, inclinándose sobre el regazo del mayor. Yoongi lo observó, su cuerpo temblaba sobre el suyo mientras el sonido de su risa llenaba la habitación. Después de unos minutos, finalmente se calmó y se incorporó en su asiento aún riendo.
-Sabes, creo que podría sacar ventaja de mi número tres en la lista -dijo Yoongi rompiendo el silencio y su risa.
- ¿Eh? ¿Cómo? -preguntó Hoseok sonriendo ansioso. La oscuridad seguía presente, solo cambiando en ocasiones por las sombras de la televisión. El único sonido audible era el de la película que se reproducía en la pantalla y que ya había quedado completamente olvidada en ese momento.
El mayor se sentó de lado apoyándose en el respaldo del sofá con su mano izquierda. No lo dudó más y en un rápido desplazamiento se acercó a Hoseok hasta quedar frente a frente y si el menor tenía idea de lo que iba a ocurrir no dio indicio de saberlo. Y quizá no tenía idea, pero cuando los labios de Yoongi se encontraron con los suyos en un tierno beso tuvo la idea muy bien planteada.
Hoseok sentía los labios del mayor sobre los suyos, moviéndose, tratando de obtener una reacción de su parte, pero él parecía demasiado sorprendido para reacciónar. En cuestión de segundos el mayor había dado por terminado aquél íntimo momento y se había marchado a su habitación, cerrando la puerta y dejando a Hoseok mirando la nada, cuestionándose si estaba dormido o despierto.
Yoongi por su parte se arrojó sobre la cama. No era la primera vez que se besaban, lo habían hecho antes. Lo habían hecho estando demasiado ebrios, demasiado intoxicados por cierta cantidad de alcohol, pero en aquél entonces Yoongi tenía la excusa de haber estado ebrio y de que muy probablemente lo había confundido con Kim Soohyun. Era un maldito mentiroso y el mayor cobarde de toda Corea del Sur por haber huido sin esperar la reacción de Hoseok. Tenía miedo de ser rechazado de forma inmediata y él necesitaba disfrutar de la euforia que le había dado ese roce de labios. Deseaba saborear ese momento y repetirlo mil veces en su memoria, dejándole a su engañada mente creer que podría volver a disfrutar de aquellos labios algún día.
La mañana siguiente ni siquiera salió de su habitación hasta asegurarse que el menor se había marchado a la universidad, no quería que lo rechazara y aunque le doliera no verlo tenía que hacer ese sacrificio.
Con el pasar de los días Yoongi había conseguido apenas cruzar palabras con el menor. Era una tortura dejar de hablar con la persona a la que le contaba todo, con quien convivía a diario, pero lo había logrado y las únicas palabras que habían salido de su boca eran "buenos días" "hola" "adiós" "buenas noches" y "dejé la cena en el microondas".
Era tonto, pero Yoongi creía que era lo mejor.
[☘️]
-Definitivamente eres un tonto.
-No te lo conté para que me regañes, Jin, voy a dejar de contarte las cosas que me pasan.
El mencionado agachó la cabeza derrotado y negó con los ojos cerrados.
-Es que me es imposible creerlo, era tu oportunidad.
-No, no había oportunidad Jin, para nada la había.
La puerta principal fue abierta y fue cuestión de tiempo para que un moreno hiciera acto de presencia.
-Oh, ya llegaste -dijo Seokjin al mirar a Namjoon- ¿Cómo estuvo tu vuelo?
Namjoon saludó a Yoongi y fue hasta donde estaba su novio, dejando un beso fugaz en sus labios.
Yoongi se levantó del taburete de la cocina.
-Bueno, ya me voy.
-Espera, ¿no te quedas a cenar? -preguntó Namjoon-, es nochebuena.
-No, tengo que visitar a mi hermano -era mentira.
Yoongi abrazó a sus dos amigos despidiendose de ellos.
Al salir percibió las luces navideñas presentes en cada rincón de la ciudad, pareciendo recordarle a todos qué época del año era. En otros años a esa misma hora caminaba junto a Hoseok.
Eran amigos después de todo y ahora habían terminado así, con Hoseok yendo a casa de su hermana a pasar las fiestas navideñas. Aquello solo lo supo por el mensaje que Hoseok había enviado, él seguía huyendo de él. Ni siquiera sabía como había logrado huir tanto tiempo cuando ambos vivían bajo el mismo techo. Quizá eso demostraba que cuando se desea algo con mucha fuerza termina ocurriendo, porque él no quería que Hoseok lo rechazara, aún si aquello implicaba no verlo.
El gran edificio del complejo de departamentos en el que vivía también tenía un espíritu navideño, algunos vecinos habían adornado el lugar con muchas luces de colores y blancas. Su piso, en el que sabía estaba su departamento permanecía en completa oscuridad. Entró al edificio saludando a un par de vecinos.
Finalmente llegó hasta su departamento después de haber decidido ir por las escaleras. Sus ánimos por llegar a su departamento no eran muy grandes, sabía que una vez llegara estaría en completa soledad. Sin Hoseok haciendo bromas o sin Hoseok preparando pollo de manera que pasara por ser pavo.
Abrió la puerta del departamento, preparado mentalmente para encontrarse con la soledad. Las luces estaban apagadas y había una maleta cerca de la cocina.
La maleta de Hoseok.
-Yoongi -la dulce voz resonó en sus oídos, activando su desganado cuerpo, su mente trató de razonar todo lo que estaba ocurriendo. Entonces algo en él le dijo que corriera y lo hizo-. ¡Hey! ¿A dónde crees que vas?
Hoseok había corrido detrás de él, interponiéndose entre la puerta y Yoongi. A pesar de la oscuridad podía observar los almendrados ojos fijándose en su persona. Ahí estaba, parado frente a él, la persona de la cuál había estado huyendo, mirándolo fijamente después de una semana. Luciendo tan hermoso con una simple camisa roja de botones y una camisa negra bajo la misma. Yoongi una vez más se convenció de que aquello le quedaba bastante bien.
-Volviste -dijo Yoongi sin saber que más decir. No veía a Hoseok, su vista fija al suelo y sus propios zapatos.
-Sí, volví.
-Debiste avisarme qu-
- ¿Para qué? ¿Para tener tiempo de huir? -adivinó Hoseok con cierta brusquedad-, no, por esa misma razón no te dije nada, Yoongi, ya fue mucho. Hablemos y deja de huir.
-No estoy huyendo.
-Sí lo estás y ni siquiera sé por qué.
Preguntándole el por qué, Yoongi sintió la desesperación embargarlo.
-¿Por qué estás tan raro? ‐volvió a decir Hoseok.
- ¿Por qué? Porque te besé maldita sea, ¡te besé! -gritó desesperado, esperando que su desesperación llegara hasta Hoseok.
- ¿Ves? -replicó Hoseok-. Sí estás huyendo... y besarme ¿Qué tiene eso de nuevo? Lo hemos hecho antes.
Al parecer, estar separados por unos cuantos centímetros no ayudaba a transmitir la desesperación de Yoongi a Hoseok, porque él estaba bastante tranquilo, demasiado sereno.
-No Hoseok, tú no entiendes -Yoongi hizo el amago de alejarse, pero Hoseok le sostuvo por la muñeca.
-Dime qué no entiendo, dímelo y así voy a entender.
-No vas a entenderlo.
-Lo haré, solo dímelo, maldita sea, deja de ser un cobarde como lo he sido y dímelo Yoongi.
Hoseok no era ese tipo de persona que solía alterarse, era calmado y alegre. Escucharlo gruñir encendió todas las alarmas de Yoongi, algo estaba gritando en su cabeza, gritando que no podía aguantar más. Las palabras luchaban por salir de su boca, por revelar sus preciosos secretos.
- ¡Estoy enamorado de ti, Hoseok! -soltó finalmente Yoongi molesto. Gritando-. ¡Y tú claramente no lo estás! Ahora entiendes la razón de..
Yoongi había desviado la vista y cerrado los ojos al momento de responder. No pudo ver como Hoseok se acercaba a él tomándolo del abrigo, juntando sus labios tal y como él lo había hecho antes de que estuviera huyendo durante una semana entera.
Hoseok movía sus labios sobre los suyos. La respuesta del mayor no tardó en llegar, moviendo de igual manera sus labios, creando una especie de danza con sus bocas. Las manos de Yoongi se habían abierto paso hasta la cintura de Hoseok rodeándolo en un abrazo que acercó más sus cuerpos y las manos del más alto rodearon el cuello del contrario.
-Yo te amo, Yoongi. -confesó en un murmullo el menor cuando finalmente rompieron el beso.
Yoongi estaba perplejo. No sabía qué decir y ciertamente pensó que de un momento a otro despertaría.
- ¿Estoy soñando? -preguntó Yoongi mirando fijamente los ojos de Hoseok.
El menor olía a perfume, uno que el mismo le había obsequiado la navidad pasada. Según palabras del menor se había convertido en su favorito porque le recordaba a él. El mero pensamiento lo hizo sonreír y recostar su cabeza en el hombro del menor, contra la suave tela de su chaqueta.
-No, es la realidad -respondió Hoseok.
-Si esa realidad algún día acaba voy a..
-Ha sido mi realidad desde hace años.
Los ojos de Yoongi se abrieron desmesuradamente ante dicha confesión. Apartándose del abrazo y observando a Hoseok sonreír tiernamente.
El sonido del timbre de la puerta principal los sacó de su breve momento de ensoñación.
-Supongo que es la comida que ordené -comentó Hoseok soltando por completo a Yoongi y dirigiéndose a la puerta.
Todo parecía surrealista, desde Hoseok pagándole al repartidor de comida rápida, hasta Hoseok pasando a su lado, tomándolo de la mano y arrastrándolo hasta el taburete de la cocina. Incluso el sabor de las brochetas de cordero era surrealista. Estar sentado en el balcón mirando las estrellas junto a Hoseok era surrealista. El simple hecho de tomar su mano era surrealista, así como pareció surrealista que Hoseok le dijera que nunca tuvo una cita con Hyunsik y que ese día había salido con Taehyung y Jimin, aun así el alivio que sintió no fue surrealista, la felicidad que sintió fue más real que la luna iluminandolos en ese momento.
-Supongo que usaré mi suerte actual, el año que viene estaré en el lugar 200 -comentó Yoongi mirando al cielo, aún sosteniendo la mano de Hoseok. Habían estado así cerca de una hora.
-Este año estoy en el quinto lugar. Supongo que te daré un poco de mi suerte -respondió el menor mientras reía colocándose con la mano libre el gorrito de su gruesa sudadera.
-Finalmente será tu tan esperado año de la suerte.
Hoseok soltó una sonora carcajada que obligó a Yoongi a mirarlo. Dio un movimiento de cabeza en negación.
-Es tonto si lo ves de esa forma. Después de todo, cada año era mi año de la suerte solo por el simple hecho de que tú estabas ahí.
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