Capítulo 8
—"I don't blame you, for being you. But you just can't blame me for hating it."
La carta reposaba sobre el escritorio, ¿qué era? ¿La quincuagésima o quincuagésima primera vez que la leía? Había perdido la cuenta después de la octava vez que lo hacía.
Las palabras eran completamente ciertas, ¡él lo sabía! ¡Su inteligencia se lo decía! Pero aún así, le gustaría que fueran solo mentiras... ¡patrañas! Necesitaba saber que esa chica era obra de una broma cruel de Dipper en un intento de demostrar que era mejor bromista que la leyenda Stanley Pines, ¡necesitaba hacerlo!
La peliazul rodó los ojos, ¿qué más necesitaba este idiota para creerle que no mentía?
Suspiró y le puso pausa a su playlist musical, se retiró los audífonos y dejó de cantar.
—Tengo hambre—puso los ojos en blanco—. El Mexicano castaño... urm... ¿cómo se llamaba? ¿Barco?
—Marco—Wirt rechinó los dientes, por fin alejando la vista de esa carta en quince canciones, según había contado Valery.
—Bueno, él—una ligera sonrisa se curvó en sus labios, la mención del nombre de ese chico tiñó sus pálidas mejillas de un dorado casi invisible—. Él me dijo que había un restaurante de comida Retro por aquí, ¿tienes dinero?
—No... no creo tener lo suficiente como para pagar la cena ahí hoy. Estamos a Viernes... va a haber un montón de personas...
—Eso no me importa—lo cortó ella—. Ahorita lo que quiero es el baro. Es Viernes en la semana después de quincena, ¡¿cómo mierdas no tienes dinero?!
Wirt su celular: Viernes 20 de Septiembre del 2013, 10:30 P.M.
Rodó los ojos y se levantó de la silla.
—Mis padres me envían dinero a final de mes, me he gastado lo de el pasado—arrimó el objeto bajo el escritorio y se estiró el suéter.
—¿Y eso qué? Yo tengo mucha... mucha hambre—gesticuló las últimas palabras, dándole a entender a su interlocutor que de verdad necesitaba alimento.
—Bueno, pues tenemos una cafetería gratis aquí abajo—ella hizo una mueca, él le rodó los ojos antes de continuar—: , pero está cerrada.
Pudo escucharla suspirar de alivio, y guardó las llaves de la habitación y su celular en el bolsillo de su pantalón.
—Y como yo estaré corto de dinero hasta dentro de unos diez días, no puedo permitirme gastar los pocos dólares que me quedan sueltos en comidas para alienígenas de otro mundo.
—No soy ningún alienígena, soy un ser humano omnipotente, sólo eso—reclamó ella.
—Pero Marco ha de tener de sobra, siempre tiene su dinero para emergencias—fingió no escucharla, ella de nuevo sonrió ligeramente al oír el nombre y el dorado centelló en sus mejillas una vez más—. Así que iremos a él y lo sobornamos.
—¿Y por qué no vamos con nadie más?—ella se paró y se colocó frente a Wirt con los brazos cruzados.
Él ladeó una sonrisa, se cruzó de brazos también y chasqueó la lengua.
—Él tiene el dinero, él tiene las indicaciones del restaurante, él lo tiene todo. ¿Necesitas más explicación?
—¿Desde cuándo empezaste tú a ser el mamón de la relación?—una sonrisa se formó en sus labios.
El castaño se encogió de hombros y le abrió la puerta a la demonio, que sonrió con aires de superioridad y salió del cuarto contoneándose.
Wirt la siguió de cerca, preparando mentalmente las mentiras que le iba a contar a Marco para que los llevara a ambos a cenar. O tal vez no iba a ser necesario, tal vez la chica lograra convencerlo con ese encanto que previamente había visto ella tenía sobre él y saliera ganando sin decir ni mierdas.
Y mientras ellos comían con tranquilidad, engullendo malteadas y hamburguesas, había un chico castaño con una gorra de pino que se estaba sofocando. Encerrado dentro de una pequeña caja de metal oxidado, intentando escapar del brillante ojo de cristal que sobre él se cernía.
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Ustedes: Valery maldita hijueputa no has actualizado en dos semanas. >:c
Yo: Este... seeeeh. B|
Ustedes: *alistan sus antorchas y rastrillos marca Stan*
Yo: ¡Pero esperen! Tengo una idea pa' compensar [?]
Ustedes: *bajan sus armas y están dispuestas a escuchar*
Yo: *inhala hondo mientras que sudor corre por su frente e intenta buscar las palabras adecuadas porque sabe que esto podría ser su final* Urm... pueh'... este... ¿maratón de dos capítulos?
Ustedes: *fruncen el ceño*
Yo: *traga saliva* ¡Tres!
Ustedes: *fruncen los labios*
Yo: Urm... agh... este... ¡cinco!
Ustedes: *bajan sus armas* Te estaremos vigilando, Lery *desaparecen entre las sombras*
Yo: *suspira aliviada* *baja a la cocina y agarra ositos de goma y galletas* *Eye Of The Tiger empieza a sonar* *se truena los dedos y se siente frente a su computador a lo Hiro Hamada* *se pone a escribir como loca posesa porque no quiere morir*
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