Capítulo 3
Sábado 7 de Septiembre del 2013
Querida Sara:
Las clases se han vuelto más pesadas, he ahí mi explicación por no haberte escrito en toda una semana.
He decidido solo escribirte los Sábados, ese día tengo tiempo libre y además, no es como si pasaran cosas emocionantes cada día. Así que, al final de la semana, intentaré escribirlo todo en una carta.
¿Cómo has estado? ¿Las cosas por allá van bien? ¿Estás supervisando a Greg? Todavía no le enviado ninguna carta porque se que no las leerá, las usará para hacer sombreros de papel o aviones, y además, todavía no he encontrado nada que pueda gustarle. Pero dile que lo extraño, por favor.
Actualmente estoy tomando pastillas y una inyección diaria, el Sábado pasado, después de escribirte la carta, caí profundamente dormido. Me despertaron Steven, Marco y Dipper tiempo después, justo a tiempo para la comida.
Ahora, tu bien sabes que he pasado DÍAS ENTEROS sin dormir, entonces eso me sorprendió.
Me escabullí hacia la enfermería y obviamente tenía gripe.
No te asustes, estaré bien, en especial con 'Dipper Sobre-protector' que no me deja ni asomarme a la ventana para que no me enferme aún más. Creo que parte de la culpa la tiene su hermana gemela, Mabel, dice que desde chiquitos tienen una dependencia el uno por el otro y que siempre ha tenido que estar ahí para correr detrás de ella, arreglando sus problemas y cuidándola de nuevos.
En fin, suficiente de Dipper, no ha pasado mucho. Mis amigos se empiezan a preguntar porque como melazas y patatas a diario, pero no le dan mucha importancia. A fin de cuentas, todos tenemos algo que hacemos a menudo inconscientemente.
Espera, te he hablado mucho de Dipper pero no creo haberte contado lo suficiente de Steven y Marco.
No voy a entrar en muchos detalles de su vida personal o de como nos conocimos, pero el chiste es que estábamos Dipper y yo en la biblioteca y accidentalmente nos topamos con estos muchachos, aficionados a 'Calabozos, Calabozos y Más Calabozos' también.
Y eso es todo, creo que no hay nada más que decir, a excepción de que ahora, ellos son parte de mi grupo de nerds.
Creo que no hay nada más que agregar, he sacado un sobresaliente en la clase de Literatura Antigua y Dipper se ofreció a ayudarme con las ecuaciones.
¡Cuídate!
Siempre tuyo:
-Wirt
—Y, ¿qué tan linda es esa tal Sara?—preguntó Dipper, cruzándose de brazos.
Wirt dejó las cosas sobre su escritorio y concentró la vista en su amigo.
—Bastante. Es muy linda. Su color de piel es oscuro y es pelinegra, ¿por qué preguntas?—respondió.
Dipper se encogió de hombros.
—Comparar gustos físicos. A Marco le gustaba una rubia con mechas azules, a mi me gustaba una pelirroja, a ti una pelinegra. Mera curiosidad.
Wirt asintió y se tragó su última pastilla del día.
—Bueno, como quieras, tengo que ir a la librería por algo para la clase de Literatura, ¿quieres acompañarme?—preguntó, levantándose de su cama.
Dipper negó con la cabeza.
—No... no puedo—replicó, casi instintivamente.
Los ojos de Wirt se abrieron como platos y su boca se transformó en una línea.
—¡¿Qué?! ¡¿Por qué no?!
Los ojos del otro castaño se abrieron y su boca se empezó a mover de arriba abajo, intentando articular alguna excusa, pero simplemente no emitía sonido.
—¿Dipper? ¿Pasó algo malo?—indagó Wirt, acercándose a su amigo, genuinamente preocupado.
Dipper sabía que era ahora o nunca, tendría que ingeniar alguna buena excusa.
Se alejó de su amigo y sonrió nerviosamente.
—Me encantaría ir, pero si voy entonces tendré la tentación de tomar la continuación al libro que estoy leyendo ahora. Y si hago eso lo más probable es que lo empiece a leer, y si lo empiezo a leer me spoiliaré de lo que pasa después, y...
—Ya entendí, ya entendí. Bueno, me iré, entonces. No me tardo—interrumpió el más alto, tomando sus cosas.
Dipper asintió.
—¿Llevas suéter?—preguntó.
—Si, mamá—contestó Wirt, fingiendo ser un niño pequeño.
—¿Ya te tomaste tus pastillas?
—Si, mamá.
—Está bien, no te andes por lo frío.
—No, mamá.
—¡Y regresas a tiempo para jugar 'C, C, Y Más C'
—Que si, mamá.
Dipper rodó los ojos y tomó su libro.
—Bueno, ya váyase, hijo mío. Regresa con bien.
Wirt asintió y salió del cuarto.
Metió las manos en las bolsas del pantalón mientras pensaba en sus cosas.
Pero algo de todo ello seguía rondando en su cabeza.
¿Por qué Dipper era tan sobre-protector con él?
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