Capítulo 2
Sábado 31 de Agosto del 2013
Querida Sara:
Perdón por no haberte escrito antes, las clases aquí son más duras de lo que pensé, obligándome a trabajar el doble, pero afortunadamente, eso es lo que hago mejor.
¿Sabes quién más también es bueno en trabajar el doble? Dipper.
Últimamente las cosas entre nosotros se han puesto bastante raras, pero no en un mal sentido, sino que más bien nos hemos hecho más... unidos. Si, al grado de que hay veces en las que lo dejo leer mis poemas. ¿Cómo pasó esto? Te lo explicaré más adelante.
Raro, ¿no lo crees? Es decir, nunca tuve un amigo con el que fuera tan unido. Ni él. Bueno, dice que su tío Stanford fue un gran apoyo para él en su adolescencia, pero nunca nadie de su edad.
¡La química entre nosotros es excelente! Tiene muy buen gusto en literatura... ¡y conoce muy buenas canciones!
La cinta que te estoy grabando progresa excelente, me gustaría darte más detalles, pero me temo que eso arruinaría la sorpresa.
Me estoy desviando del tema, el chiste es que el único "momento incómodo" (por así decirle) que hemos tenido hasta ahora fue el Martes. Después de averiguar que ese pequeño diablillo ha estado husmeando entre mis cosas y descubrió quien eras, me puse a perseguirlo por todo el cuarto.
Esquivé los objetos que me lanzaba y salté los obstáculos durante unos buenos cinco minutos, hasta que me tropecé con un pisapapeles y accidentalmente caí al suelo... aterrizando encima de él.
Tranquila, después de eso nos levantamos, me dio un golpe amistoso en el brazo e hicimos una carrera hacia el comedor para ver quien ganaba.
Casi nos meten a detención por hacer eso, pero esa ya es otra historia.
Se me está acabando la hoja, así que me tengo que despedir, pero te escribiré otra carta mañana por la noche o el Lunes por la mañana.
¡Cuídate! ¡Espero tu respuesta!
Siempre tuyo:
-Wirt
El castaño dobló la carta y la guardó en el sobre.
La dejó encima de su escritorio y se acostó en su cama, cruzando los brazos por detrás de su cabeza al tiempo en el que cerraba los ojos.
—Sara...—murmuró, antes de caer dormido.
(...)
—¿Crees que esté muerto?
—Ni idea, cuando llegué lo encontré así.
—¡Claro que no está muerto! ¡Su pecho se mueve! ¡Par de zopencos!
Las voces fueron lentamente despertando a Wirt, voces distorsionadas, pero familiares, aunque no podía reconocer de quien.
—Vamos, ya lo despertaron. ¡Hola, Wirt!
Esta vez si pudo reconocer la voz de quien le hablaba, era de Dipper.
Abrió los ojos poco a poco.
—Urm... ¿qué pasó?—preguntó, tallándose los ojos.
Dipper se acuclilló a su altura y le colocó una mano sobre el hombro.
—Hermano, ¡has dormido por horas! ¿Estás bien?—inquirió, claramente preocupado.
—¿Qué? ¡Ah, si! Estoy bien, solo un poco... cansado. Eso es todo—replicó Wirt, sonriendo.
Dipper asintió.
Marco y Steven se miraron un momento, después regresaron su atención a los dos chicos.
—Bueno—dijo Steven—, la comida está lista. Los dejaremos a ustedes y sus "asuntos" mientras vamos a apartar mesa.
Marco asintió y ambos salieron corriendo del cuarto antes de siquiera dejarlos responder.
Dipper rodó los ojos.
—Son unos zopencos—musitó.
Wirt asintió.
—Pero son nuestros amigos... y los queremos—murmuró.
Dipper sonrió y se encogió de hombros.
—Si, bueno, si estuviéramos en una isla desierta sin nada que comer nosotros cuatro, no dudaría en matarlos y usarlos de alimento—reconoció.
Wirt hizo una mueca y pasó un brazo por encima del hombro de Dipper.
—Venga, carnívoro, vamos a comer algo que no sean humanos—alentó.
Dipper sonrió.
—¡Vamos! Pero, ¿seguro que estás bien?—volvió a cuestionar, su cara reflejando preocupación genuina.
—¿Qué? Si. Solo estaba cansado, eso es todo—replicó Wirt, igual que antes. Intentando parecer macho y no queriendo alarmar a su amigo.
—Esta bien.
Ambos chicos salieron caminando hacia el comedor, aunque Wirt tomó un último vistazo hacia atrás antes de partir.
Su cuerpo temblaba ligeramente y sentía frío, a pesar de que tenía su suéter más caliente puesto.
Se encogió de hombros y siguió a Dipper por el pasillo, sintiéndose raro y cansado.
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