Cada vez que su tacón tocaba el suelo lo ponía más y más nervioso. Se encontraba cerca, y cada vez más lo estaba conforme cada zapatazo más se escuchaba.

Cerró los ojos, la puerta de la habitación se abrió de golpe y ella se dejó caer pesadamente en la única silla que existía en ese oscuro cuarto escondido en el sótano de la Tienda de la Telepatía.

—Buenos días, señorita Mabel—tenía la mirada clavada en algún punto del suelo, y justamente lo hacía para evitar mirarla a ella.

—Ugh. Hola, Will—echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos—. Estoy muy cansada.

Hubo un pequeño silencio, Will cerró el ojo e intentó adivinar la hora.

—Son las ocho de la noche, ¿no es así?—ella respondió con un ligero "ajá"—. Es el último show del día, tienes dos horas más para hacer lo que quieras y después Dipper te mandará a la cama.

Si bien no se esperaba esa respuesta, tampoco estaba muy sorprendida por la sabiduría del demonio. Una sonrisa pervertida se formó en sus labios con lo último que dijo el demonio.

—Pero hoy no quiero que Dipper me mande a la cama—soltó un ligero gruñido, cargándolo lo más que podía de una voz sensual—. Dipper y yo ya nos hemos acostado muchas veces.

Will tragó saliva, empezaba a sudar.

—Bueno, puedes irte sola a la cama si quieres. No es como si...

—No—lo cortó, y empezó a jugar con sus pendientes—. Quiero que tu hermana me mande a la cama.

Se quedó estupefacto unos instantes, ¿había oído bien?

Mabel Gleeful, la dictadora y muy sensual novia de Dipper Gleeful estaba diciendo que quería tener relaciones con la demonio del Reinado de las Pesadillas Valery Cipher. Se preguntó si había algo más raro que eso. Porque, por todo lo que él sabía, ella era completamente heterosexual y además incestuosa.

Un escalofrío le recorrió la espalda al tan sólo pensar en eso.

—Y bien, dime, ¿me vas a responder?—quería amenazarlo con algo, pero simplemente no sabía qué hacer. La única promesa que la peliazul les había hecho cumplir antes de partir era cuidar de su hermano Will Cipher, y de verdad no la quería decepcionar—. Porque puedo irme si tú...

—Mi hermana soñaba con besarte—cortó, casi de golpe. No quería estar solo nuevamente—. Ella... ella dejó de hacerlo en el momento en el que yo empecé a hacerlo... Lo siento.

—¿Y lo sigues haciendo?—tronó los dedos, frente a ambos apareció una pequeña mesa con leche y galletas.

—A... A veces. No es nada común, ¿por?—se mordió el labio inferior, tenía mucho miedo.

—No... por nada—se encogió de hombros y le acercó un vaso.

Will lo tomó con sus frías manos negras de dorito flotante, empezó a revolverlo con la otra mano.

—¿Qué no te lo vas a tomar?—hizo una mueca.

—No... no puedo tomarlo siendo una figura geométrica—contempló el líquido blanco, ligeramente teñido de verde—. Necesito tener mi forma física para hacerlo.

—¿Y qué esperas? ¡Hazlo!—estaba impaciente.

No dijo más palabra, asintió temeroso y se mordió el labio mientras que mutaba su forma de demonio por el saco de carne al que los normales llamaban "cuerpo".

—Muy bien, bebé. Ahora bebe tu leche pasada—ordenó, admirando el chico que tenía enfrente.

Se acercó el vidrio a los labios y con manos temerosas le dio un buen y largo trago. El sabor sólo le quemaba la garganta, pero no más. Era un demonio de otra dimensión y estaba hecho de energía pura. Nada podía detenerlo.

—Ya, para. Te la vas a acabar antes de comer tus galletas—con el pie le acercó la bandeja de plata, él tomó una y la examinó antes de morderla.

—Urm... ¡rico!—soltó una tarascada, logrando acabar con todo el postre de un bocado—. ¿De qué están hechas?

—Oh, ya sabes... lo usual—empezó a usar su poder para pasarle más y más galletas al demonio, quien las devoraba con fiereza—. Un poco de azúcar, pero mucho veneno también.

Él no paró de comer o vaciló, seguía engullendo como si su vida dependiese de ello, porque lo hacía hasta cierto punto.

—Ahora dime... ¿sabes algo del paradero de mi hermana?—pasó el último tragó de leche, su estómago empezó a doler.

—Sé que está intentando buscar a un idiota que anda perdido con el mayor demonio de todas las épocas—le guiñó un ojo y empezó a cotonearse hasta salir de la habitación. 

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Se despertó jadeando, el sudor corría por su frente.

—Así que ahí está—sus ojos azules se llenaron de esperanza.

Se colocó sus botas y escribió una pequeña nota a Wirt antes de salir de la habitación con sigilo.

Por lo menos ya sabía dónde estaba el árbol de pino.

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Mi cumpleaños es el lunes, ¡felicitenme perras! >:c 

Ocno :v Las amo~ <3 

¬¬ Justo empiezo parciales mañana y no he estudiado ni mierda *se va a estudiar*

Besos robóticos congelados:

—Valery

P.S. Seeeh, yuri. 7u7r