05
La frente en peligro de extinción de Mina
Mina se siente como una niña a la que cuidan mientras se sienta en la cama con las piernas cruzadas y las manos cuidadosamente puestas sobre su regazo mientras Sana le seca el cabello. La mayor desliza sus dedos a través de sus mechones y le quita el flequillo de la frente, haciéndola arrugar un poco la nariz ante el calor que siente en su piel por la secadora.
Mina la mira a través de sus pestañas, observando su bonito suéter naranja y su brillante cabello rosado que cae cuidadosamente sobre sus hombros a través de su gorro, y está convencida de que no importa lo que se ponga hoy, se verá como una idiota a su lado.
"Tu cabello es tan suave", comenta Sana, frunciendo el ceño un poco como si se sintiera ofendida. "Ni siquiera cuidas tu cabello. ¿Por qué es tan esponjoso? Siento que el mío se rompería como espagueti bajo mis dedos si no lo lavo cada dos días".
Mina esboza una sonrisa. "Estás exagerando. Tu cabello se ve bien".
"Eso es porque pasé horas tratando de que pareciera así".
"¿Horas?"
"Horas, Mina. Lo digo en serio."
"Wow."
"¿Ves? Te sorprende porque no tienes que hacer ningún esfuerzo. ¿Cuál es tu rutina de cuidado para el cabello?"
¿Una rutina? ¿La gente tiene una rutina?
"No lo sé... a veces paso un peine por él antes de salir de casa".
"Dios, me caes mal", se queja Sana en voz baja antes de alborotarle el pelo un poco más.
Apaga la secadora y es entonces cuando Mina se da cuenta del ruido que hacía la máquina. Parpadea un par de veces y observa a su amiga dirigirse a su armario.
"No vuelvas a entrar allí", bromea, apoyando los codos en los muslos y ahuecando la cara entre las manos. Su piel está un poco fría por el agua, pero le gusta cómo huele después de la ducha. La calma.
"Cállate. ¿Dónde está el suéter beige?"
"No es una cita, Sana."
"Eso dices tú. Dime dónde está ese suéter".
"No va a ser una cita". Repite y se deja caer en la cama, mirando al techo con el ceño fruncido. Aunque me encantaría que fuera una.
Cierra los ojos y niega con la cabeza.
Mina no se ha olvidado de la chica que estaba con Nayeon en el café. A menos que descubra quién es ella, encerrará sus sentimientos detrás de una puerta y fingirá que no existen. No es que no lo estuviera haciendo ya, pero pretenderá que ese hecho tampoco existe.
Tiene que acostumbrarse a hacer eso en caso de que resulte ser alguien con quien está saliendo.
¿Es mi trabajo hacerme miserable voluntariamente?
"El suéter... Mina. Asaltaré tu armario. Me volveré salvaje. No me importa. Tienes tres segundos".
"Jesús, está detrás de la puerta".
"Ves, ¿fue eso tan difícil?"
"¿Es tan difícil entender que esto no es una cita?"
Sana no responde. La menor la observa coger el suéter de la percha, alisarlo con la palma de la mano antes de sostenerlo contra su cuerpo y mover las cejas hacia Mina mientras esta simplemente pone los ojos en blanco y se sienta de nuevo.
"Voy a parecer una idiota, bien vestida en medio de un grupo de adolescentes bebiendo alcohol barato".
Sana la toma de la mano y la saca de la cama, y Mina la deja a regañadientes y le quita el suéter de la mano. "No es necesario estar bien vestida para parecer una idiota", comenta, recibiendo a cambio un empujón de Mina. La japonesa mayor le da un puñetazo en el brazo y la contraria finge estar herida, corriendo dramáticamente hacia el otro lado de la habitación como si alguien la hubiera arrojado.
"Me hiere."
"Es porque tengo razón".
"Sí, lo sé."
"Sí... Hey". Sana toma una almohada de la cama y se la arroja, fallándola por tan lejos que Mina se burla. La mayor la ignora. "¡Sin bromas autocríticas! Hablamos de esto. Sólo yo tengo permitido insultarte. Nadie más. Ni siquiera tu misma".
La mano de Mina está en la puerta del baño cuando dice: "Eso ni siquiera tiene sentido".
"Privilegios de mejor amiga. Ahora ve a cambiarte".
Diez minutos más tarde, está vestida con el mismo suéter y sentada en la silla en la que suele estar para hacer sus tareas, y las manos de Sana están en su cabello nuevamente. Ella le está quitando el flequillo, empujándolo hacia los lados y sacándolo de su frente, lo rocía para mantenerlo así.
Cuando termina, da un paso atrás y la mira, con una lenta sonrisa en sus labios.
"Te ves guapa."
"Dijiste que siempre parezco una idiota..." Sana la hace callar, levantando ambas manos frente a su cara. Mina espera a que ella baje las manos antes de agregar rápidamente: "Decídete".
La pelirosa le toca la frente.
"Oye, ay. ¡Me lastimaron allí!" Su chichón se había curado prácticamente el mismo día que lo recibió.
"Creo que me gusta esto de la frente expuesta".
"Te odio."
"No lo harás después de que te consigas una novia hoy".
Mina aparta las manos de la mayor cuando intenta tocarle la frente de nuevo. "No es una cita."
"Ya veremos."
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