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05 | A s e s i n a d o s


MELANIE SE SENTÓ CON MICHAEL  en una de las sillas plegables en el centro del ayuntamiento. Después de que Michael había hablado del choque, Melanie estaba determinada a saber más. ¿Era posible que él hubiera muerto en un choque? ¿Que sus recuerdos habían regresado tan rápido como Louis había dicho que harían?

―Yo... ―comenzó él, con una aturdida mirada cruzando su rostro―. Recuerdo sentirme mal en la fiesta. Les dije a todos que iba a fuera por un poco de aire, y vi... las vi a ti y a Rachel dejando el edificio  también. Rachel me dijo que te estaba llevando a casa porque estabas muy jodidamente borracha.

―Suenas como yo ―Melanie se burló, antes de incitarlo a continuar.

Mientras Michael hablaba, los recuerdos se formaban en la cabeza de Melanie. Recordaba a Rachel diciéndole que se hacía tarde y que probablemente sería mejor partir a casa.

―Así que, les dije «adiós» con la mano y comencé a vagar por el pueblo. También estaba ausente. ¡Estuve cerca de ser atropellado por un auto! ―Los ojos de Michael estaban muy abiertos mientras hablaba, como si estuviera reviviendo el momento―. Estaba tan perdido en el tiempo, que ni vi el choque. Debo haber divagado fuera del pueblo y no me di cuenta.

―¿Después qué pasó, Mikey? ―Preguntó Melanie, haciendo su mayor esfuerzo de no instarlo mucho para que hablara. Dudaba si sería agradable tratar de recordar cómo estaba antes de morir.

―Estaba vagando alrededor de los bosques, cerca de la carretera principal. El lugar donde tú y Louis me encontraron andando. Después, de repente, el carro pasó con mucha fuerza al lado de mí, y vi que alguien cayó de él. Estaba preocupado por ellos; ¡acababan de caer del auto! Así que comencé a caminar después de ellos pero estaba demasiado distraído porque el carro todavía iba máxima velocidad adelante del camino.

»Ahí fue cuando me di cuenta de que había otro carro dirigiéndose hacia él. No había mucho que pudiera hacer, así que saqué mi teléfono para pedir ayuda.

Melanie escuchaba atentamente, sus ojos lanzándose hacia Louis, quien estaba sentado en silencio, escuchando también.

Parecía que evaluaba lentamente las palabras que salían de la boca de Michael.

―Llamé a una ambulancia y luego fui a ayudar a la persona que había caído del carro, pero ellos ya estaban persiguiendo al vehículo.

»Ahí fue cuando ambos estuvieron a punto de chocar, pero el del que habían saltado de repente, se desvió antes de que el otro carro hiciera contacto con él, pero en lugar de eso, chocó contra un árbol. Debió de haber otra persona en ese auto, porque no se habría desviado así como lo hizo, a menos que... ―Michael se fue desvaneciendo, corriendo sus manos por su cabello mientras relataba su historia.

―Está bien, Michael ―Melanie lo tranquilizó frotando su espalda con dulzura―. No tienes que...

―Sí, tengo qué. ―La voz de Michael era firme―. ¡Ni siquiera te he dicho la mejor parte!

―¿Hay una mejor parte? ―Preguntó Melanie, con una ceja levantada.

―Síp ―dijo Louis, con una sonrisa en su rostro―. Él muere.

―¡Louis! ―Regañó Melanie, estrechando sus ojos en él.

―Realmente eres Satanás, ¿verdad? ―Comentó Michael con desprecio.

Louis se encogió de hombros.

―Continúa ―dijo Melanie.

―Fui hacia el auto, corriendo después de la mujer que había caído de él. Sí, sí era una chica ―dijo Michael, mientras resolvía el desconcertado rostro de Melanie―. A menos que el chico haya decidido ponerse un par de melones debajo de su camisa... Como sea, me quedé en los árboles y me hice camino hacia el auto, el cual había chocado hacia adentro.

»El capo había desaparecido completamente y salía humo del motor. El otro carro se detuvo y alguien salió, empezando a caminar hacia la mujer. Se abrazaron antes de notarse en los árboles y eso es todo lo que puedo recordar...

―¿Eso es todo? ―Dijo Louis, sonando aburrido.

―Es más de lo que yo puedo recordar ―dijo Melanie y Louis rodó los ojos ante su contribución.

―Sé que me golpearon en el estómago, porque ahí es donde siento más dolor ―dijo Michael frotando su abdomen bajo cuidadosamente―. Debo de haber sido pinchado con un palo.

―¿O simplemente te caíste? ―Sugirió Melanie.

―No se cayó ―dijo Louis. Melanie sabía que Louis era capaz de ver cómo todos en El Más Allá habían muerto―. Si se hubiera caído, y de alguna manera... empalado a sí mismo, hubiera ido derecho al Cielo. Es solo si eres asesinado a propósito que terminas aquí.

Melanie se viró lentamente para mirarlo. ¿Lo había oído bien? Sonaba como si estuviera insinuando que al par los habían asesinado.

―¿Qué? ―Dijo Louis; sus ojos estrechándose hacia los humanos.

―¿Nos estás diciendo que fuimos asesinados? ―Preguntó Melanie, con pánico en su voz―. ¿Por qué alguien querría matarnos?

―¿Estarías sorprendida de cuánta gente tiene instintos asesinos enterrados en lo más profundo de sus almas? Tal vez fuiste asesinada por alguna razón

―¡Mierda! ―Gritó Melanie―. ¡Nadie es asesinado por una razón!

―¿No? ―Louis cuestionó. Se paró donde paseaba tranquilamente (en una de las sillas de plástico del ayuntamiento), y se sacudió el polvo. Miró alrededor del ayuntamiento, con una mirada de aburrimiento en el rostro―. Este lugar es terriblemente aburrido.

―¡Este lugar entero lo es! ―Gritó Melanie. Se paró de donde ella y Michael estaban sentados e irrumpió a donde Louis estaba-. Voy a limpiarte esa sonrisita de suficiencia si no dejas de burlarte. Si fueras tú quien estuviera muerto y tuvieras a un idiota ayudán...

―¿Cómo tú? ―Espetó Louis; rabia burbujeando en sus adentros. Apretó sus dientes mientras él y Melanie participaban en un concurso de miradas, sus ojos lentamente tornándose rojos. Él comenzaba a perder el genio con cada irritable comentario de Melanie y Michael. Nunca había tenido a un par de humanos así...

―Eres un idiota ―murmuró Michael y la intensa mirada de Louis le cayó encima.

―¿Quieres decirlo de nuevo, Michael Quinn? Estoy bastante seguro de que perderías tu bonita cara si voy y te la chingo ―amenazó Louis―. ¿No sería horrible vivir con la cara de un demonio?

―Pero... tú eres un demonio, ¿no? ―Dijo Michael, con su voz saliendo más tranquila que antes.

―Ángel, Demonio, Diablo... Hay muchos términos para describirme, no soy un demonio. Soy el Demonio. Hay, y siempre habrá, uno solo como yo.

―Paren de discutir por basura ―dijo Melanie, frotándose las sienes con frustración. Estaba estresada por muchas cosas; su muerte, estar atrapada en El Más Allá, las peleas de Louis y Michael, sus repentinos momentos de dolor como si fueran animales agarrándose a una jaula en su cabeza. La actitud de Louis, su sonrisa socarrona, Louis, Louis, Louis...

―¿Soy realmente tan atractivo que no puedes quitar los ojos de mí? ―La voz de Louis quebró su línea de pensamientos y se ruborizó cuando se dio cuenta de que había estado observando por sólo Dios sabe cuánto.

―Estaba pensando ―murmuró ella.

―Louis, ¿puedo hablar contigo en privado? ―Melanie preguntó. Él miró a Michael, quien no escuchaba a escondidas tan sutilmente. Melanie le dirigió una pequeña sonrisa antes de hacer señas a Louis para que la siguiera. Dejaron el edificio y se sentaron en los escalones de piedra de afuera.

―¿Qué está preocupándote, querida Melanie? ―Peguntó él.

Ella dejó salir un suspiro.

―Muchas cosas.

―¿Entonces nada nuevo?

―No. Solo estoy asustada, supongo.

―¿Por qué?

―Lo que dijo Michael me hizo dudar... Dijo que estaba alguien más en el carro cuando chocó contra el árbol. Yo desperté a lado de un árbol, donde él estaba. No quiero creer que fui asesinada en un estúpido accidente automovilístico...

―Melanie ―comenzó Louis, con voz suave―, no importará después de que escojas vivir o morir...

―Pero sí importará ―Melanie suspiró―. Asesinada. Eso es lo que dijiste. Así que, la persona que saltó del carro probablemente fue la que... ―Ella se detuvo cuando el recuerdo emergió. Michael había visto salir a Rachel a dejarla a su casa, y había fruncido el ceño. No podían ser ella y Rachel en el auto. Eso era ridículo.

―Melanie, cuando tus recuerdos regresen, quiero que te des cuenta de que quien te haya matado, no puede escapar con lo que hizo.

La voz de Louis era dura y ella lo veía.

―¿Quieres que los acuse con la policía? ―Cuestionó ella.

Louis asintió.

―Sí. Te mantendrá a salvo, si decides regresar...

―Creo que lo haré ―dijo Melanie, con determinación en su voz―. Resolveré por qué me mataron.

―Yo creo que ya sabes ―dijo Louis suavemente. Cuando abrió los ojos, una palabra se formó en los labios de Melanie. El pavor la inundó.

―Dinero.

Louis asintió lentamente.

―Sé que tu familia es rica y que te gusta ayudar a tus amigos pero, ¿alguna vez has pensado que la gente encontraría una manera de aprovecharse?

Melanie estaba en shock. Los únicos amigos a los que ayudaba bastante regular eran, Rachel, Michael, Kaleb, Chriss, y Molly. Ninguno de ellos la dañaría por una cantidad más generosa, seguramente. ¡Michael estaba muerto! Incluso si tuviera algo que ver con su muerte el dinero no lo ayudaría en El Más Allá.

―Estás diciendo que uno de mis amigos...

―No. No estoy diciendo nada, Melanie ―dijo Louis―. Estás entendiendo mal. Te dije que si alguna vez lo pensaste. No estoy tratando de hacerte pensar que alguien de tu familia o amigos te hicieron eso, pero es una posibilidad.

―Tú sabes cómo morí. ―Melanie arrastró sus pies más cerca de Louis―. ¿Sabes la historia completa?

Louis asintió lentamente.

―Sí.

―Entonces, ¿alguien que conozco me traicionó? ¿Por dinero?

Louis se encogió de hombros.

―Lo sabrás muy pronto. Tus recuerdos volverán pronto. Probablemente, en las próximas ocasiones estarás atravesando por tremendas cantidades de dolor otra vez.

Melanie asintió, asimilando sus palabras lentamente. ¿Realmente estaba lista para saber cómo murió? ¿Quién la había matado? Melanie tenía la esperanza de que Louis estuviera equivocado. Si regresaba a la Tierra sana y salva, ¿qué haría si la persona que la mató aparecía en su cama de hospital?

―Entonces, llamó a la policía, ¿verdad?

Louis rió.

―Sí. Si no lo haces tú, entonces lo haré yo.

―¿Eres capaz de hacer eso? ―Preguntó Melanie―. ¿Puedes bajar a la Tierra y hablar y caminar como el resto de nosotros?

―Sí, aunque no por largos periodos de tiempo. Probablemente tenga permitido quedarme por... un día, a lo mucho. No puedo dejar a otras pobres almas varadas aquí por mucho.

Melanie asintió, entendiendo.

―Lo tengo. Debes bajar conmigo y ayudarme a patearles la mierda a los bastardos que me mataron.

Louis rió de nuevo.

―Me encantaría, pero si causara mucho lío, probablemente sería completamente despojado de mis poderes por El Grande, otra vez.

―Ah. Entonces probablemente es mejor que te quedes aquí ―dijo Melanie, sonriéndole. No podía evitarlo, pero le sonreía, la realidad golpeándola como una tonelada de ladrillos; él era realmente bastante normal. Bueno, normal si fueras El Mal.

―Deberías saber ―comenzó Louis―, que cuando despiertes de nuevo, estarás muy dolorida. Estarás despertando después de un accidente, Melanie. Dependiendo de cómo moriste, tardass en recuperarte completamente.

―No me importa ―dijo Melanie―. No dejaré que se libren de lo que hicieron.

―Muy audaz ―dijo Louis, dándole un codazo suave en el hombro―. Eres bastante luchadora, para ser una chica.

Melanie jadeó.

―¿Cómo te atreves? Las mujeres pueden ser tan luchadoras como los hombres. Pero no lo sabrías. Eres algo femenino para ser un chico.

―Es curioso que lo menciones. Una vez Gabriel me dijo algo similar.

―¿Gabriel? ¿Como el Ángel Gabriel?

Louis asintió.

―Tuvimos algunas peleas una y otra vez. Me llamaba niña.

―No dudo que Dios te haya echado del Cielo. Si peleabas con sus otras creaciones, entonces te pondrían en la lista de traviesos.

―Melanie, esto no es la historia de Santa y sus Elfos ―dijo Louis serio―. Esto se trata de dioses, ángeles y yo.

―«Y yo» ―citó Melanie, soltando una risita―. Yo, el Gran Demonio malvado.

―No soy tan malo como todos me hacen ver ―dijo Louis―. Aprendí mi lección.

―Seguro que lo hiciste, chiquillo ―dijo Melanie, parándose. Se estiró y giró para ver a través de la puerta entreabierta del ayuntamiento. Michael estaba sentado, tarareando, perdido en el espacio. Melanie se sintió mal por dejarlo solo, pero los necesitaba a ambos separados, a Michael y a Louis.

―¿Louis?

―¿Sí?

―¿Qué haces con las almas que juntas?

La pregunta tomó al diablo por sorpresa; nadie se le había preguntado antes. ¡Ellos sólo querían vivir! De todas formas, ¿qué más le daba a Melanie? No era como si le importara lo que pasará en el mundo de Satán.

―Yo...

Antes de que él pudiera contestar, los ojos de Melanie se abrieron y dejó salir un grito, igual de penetrante que el otro. Cayó al piso en frente de él mientras el dolor recorría su cuerpo, fuego en sus venas, su cuerpo estremeciéndose con cada asalto. Era tan doloroso, que ya no pudo soltar más gritos: su garganta estaba demasiado inflamada.

Louis se dobló a un lado de ella y agarró su mano fuertemente.

―Respira, Melanie, respira.

Y lo hacía. Trataba de respirar lo mejor que podía para hacerlo lo más calmadamente posible. Lastimaba a cada toma que daba, pero se le pasaría ―tenía que―. Tomó la mano de Louis con fuerza; sus nudillos tornándose blancos mientras su cuerpo entero comenzaba a temblarle.

Está bien, ella pensaba una y otra vez. Está bien, está bien...

El dolor sólo aumentó en su pecho y cabeza. Melanie se preguntaba lo que pasó mientras había muerto. ¿Se había golpeado la cabeza y luego caído en algo? Se hizo bolita, una bolita tirada en los escalones de piedra del ayuntamiento.

Pudo ver a Michael correr hacia ella, con pánico en su rostro, pero sus palabras que salieron de su boca no fueron escuchadas; no podía concentrarse suficiente para entender, el dolor era la única cosa en la que podía concentrarse.

Luego se detuvo tan rápido como había empezado. Dejó salir un suspiro de alivios, sus músculos calmándose. Lentamente, sus oídos captaron pedazos de un discurso:

―... ¿¡Qué estás haciendo?! Algo mejor ¿¡Tal vez?! ―Michael le gritaba a Louis. Melanie vio al diablo poner los ojos en blanco mientras Michael iba hacia él.

―Oh, ¡cállate! ―Él le gritó, y Michael se cayó instantáneamente. Se veía avergonzado antes de sentarse junto a ella.

―Ustedes dos necesitan parar.

Louis ayudó a Melanie a ponerse de pie, y ella se tambaleó levemente

A diferencia de cuando había despertado por primera vez en El Más Allá, no había ningún dolor en absoluto. Se sentía completamente bien,

―Louis...

―Melanie, estás lista para recordar ahora.

Dio un paso hacia ella y le tomó una mano. Melanie la observó cuidadosamente antes de lentamente bajar su palma hacia la de él. Para su sorpresa, estaba calientita.

―Cierra los ojos.

Y así hizo.

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