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Capítulo 9

Jennie estaba sentada al lado de Lisa, después de aquel pequeño mareo y las extrañas imágenes que había visto en su mente, los ojos de Lisa no dejaban de atraer su atención. Sintió la necesidad de saber más de ella y tomó el lugar a su lado. Ambas bebían del caliente café y como si fuera algo de siempre, la conexión crecía muy rápido.

En la otra mesa, Adán veía esto seriamente, su café seguía lleno, no había probado ni un bocado, sabía que no podían echarlo hasta que termine lo que pidió. Miraba receloso como Jennie sonreía tan naturalmente, parecía agradarle la presencia de aquella mujer.

Él no entendía porqué, la mujer desconocida no era ni siquiera atractiva, aquel traje le quedaba ridículo por ser una mujer delgada y su tonto sombrero que no se quitaba mi siquiera por respeto dentro de la cafetería.

Y el tatuaje en su cuello, tan estúpido y horroroso. Una serpiente y una espada en medio, era como si quisiera creerse el ángel caído. Había leído en antiguos libros sobre aquella marca, que solo pocas personas decían haber sido ayudados por el ángel caído y que traía esa marca cuando lo vieron.

Seguramente esa mujer se enteró de los raros libros que Jennie leía, él lo sabe perfectamente, siempre escoge los mismos libros de la biblioteca, relatos e historias de ángeles, dioses y demonios, todo lo relacionado a las leyendas, mitos o pasajes bíblicos.

Él también había intentando llamar su atención de esa manera, por eso se cambió el nombre a Adán, para que ella pudiera ser su Eva, pero la maldita perra aún se hacía la difícil. Tal vez está esperando a que sea rudo, quizá le gusta eso. Le está pidiendo a gritos que se comporte como un verdadero patán.

_¿Te puedo hacer una pregunta algo personal? - Jennie preguntó.

_Adelante.

_¿Cuál fue el motivo por el cual te hiciste ese tatuaje? - esperó curiosa su respuesta, Lisa parecía pensativa, sonriente.

_Me pareció lindo - sonrió - tan misterioso y llamativo.

_¿Entonces no sabes su significado? Bueno, es un mito.

_¿Un mito? - apoyó sus brazos en la mesa, viéndola atenta - cuéntame, me gustan las historias.

Lisa sonrió al ver la emoción en Jennie, aunque la castaña lo quiso ocultar, el brillo en sus ojos y su sonrisa ansiosa la hicieron evidente.

_Verás, no sé si esto te vaya a incomodar, pero se dice que ese tatuaje, es la marca que lleva Lucifer en su cuello - esperó nerviosa su reacción.

_Wow, ¿Lucifer? - Lisa fingía sorpresa - no me incómoda, es más, creo que me agrada ese tipo - sonrió de lado.

_¿En serio? - se mostró sorprendida - ¿No te da miedo?

_No - negó, apoyando su mentón en una de sus manos - quizá hasta es muy apuesto...o atractiva, quien sabe.

_A mí me da miedo...- respondió la castaña por lo bajo - la verdad, no sé si creer o no, pero desde pequeña me inculcaron el miedo. No puedo decir que es bueno pero me da curiosidad poder saber la historia, ¿No? ¿Creés que eso es incorrecto?

_No - Lisa negó levemente - tienes una mente muy curiosa, eso me gusta. Buscas tus propias respuestas sin encasillarte en una sola. Admiro mucho eso.

_¿No te incómoda que hable de estos temas?

_No - sonrió - los curiosos fueron los que construyeron el mundo.

Esto hizo sonreír a Jennie.

Jisoo volvía a aparecer al lado de Rosé, aún se mostraba seria, pero su corazón la había hecho volver, sabía que había tocado un tema muy delicado para Rosé.

_Veo que aún siguen hablando - Jisoo observó al hombre - y veo que él también sigue aquí.

_Ni siquiera tocó su café - respondió Rosé - parece que estará aquí todo el día.

Adán dejó las monedas en la mesa y se levantó.

_Te equivocas - Jisoo observó atenta - se irá - el hombre vió una vez más a Jennie, sonrió de lado y salió de la cafetería - iré a ver qué planea.

Jisoo se convirtió en una corriente de aire oscuro, yendo tras él. Rosé admiró con tristeza, al menos ella podría hacer algo. Tal vez...romper las reglas tuvo un propósito para ella.

***

Adán caminaba de manera tranquila y seria, la humeante figura lo seguía al rededor sin poder ser visto por algún ojo humano. En cada calle que giraba, se veía cada vez más extraño y sospechoso, mirando a todos lados. Jisoo notó la dirección en la que iba, aquel camino era la que Jennie tomaba al salir del trabajo.

Estaba yendo a la casa de la castaña.

Lo siguió hasta llegar frente al hogar de Jennie, este miraba con disimulo al rededor, viendo que no hubiera nadie. Caminó a la entrada y fingió esperar a alguien, rápidamente caminó a las espaldas de la casa y se acercó a la puerta trasera del patio.

Intentó abrirla pero estaba con seguro, se dirigió a la ventana de al lado y al dar un paso más, su pie resbaló hacia adelante y sus piernas se abrieron por completo al caer, causándole un gran dolor en su zona baja.

Jisoo reía por su pequeña travesura, ella había tomado su pie por un momento. Le gustaba hacer resbalar a las personas en las calles, pero con él sí que disfrutó verlo sufrir.

Adán se levantó entre quejidos, caminó con cuidado a la ventana y entre gestos de dolor, sacó un destornillador y trató de forzarlo para abrirla. Jisoo se mantenía en el techo sobre él, solo mirando. Observó la maceta que estaba a su lado y una pequeña sonrisa traviesa apareció en ella.

Adán gritó adolorido cuando la maceta se rompió en cabeza. La tierra en su cabello fue sacudida y al poco tiempo sus dedos se mancharon de sangre.

_¡Mierda! - gritó bajando la cabeza y sujetándose del dolor.

_Yo no permito malas palabras. No, no. Muy mal - Jisoo negó - toma uno más - rió al hacer caer otra maceta, esta logró tumbar al hombre al suelo.

Adán sacudió su cabeza, desorientado por un momento, apoyó sus manos en el suelo y se levantó entre tambaleos. Gruñó de frustración y en un grito de enfado golpeó la ventana con su puño, logrando romperlo pero también causándole heridas en su mano.

Abrió la ventana y siento brusco intentaba ingresar metiendo una pierna primero, lastima que la ventana se cerró de golpe por un toque de Jisoo. El hombre apretó los dientes para reprimir su grito, solo soportando. Abrió la ventana furioso, y cuando quiso meter su torso, su cuerpo salió despedido hacia atrás, casi como si alguien lo hubiera empujado.

Jisoo estaba frente a la ventana, viéndolo seriamente.

Adán se levantó rápidamente, nervioso por lo que había pasado, quizá perdió el equilibrio y se fue hacia atrás. Se acercó otra vez a la ventana y fue cuando un gran dolor de cabeza lo hizo gritar y caer al suelo. Jisoo movía suavemente su mano en medio de su cabeza, sonriendo levemente por su juego.

Adán se levantó y entre tropezones salió corriendo sin soltar su cabeza, debía ir de inmediato a un hospital. Jisoo volvió a aparecer en su forma humana en medio del patio, viéndolo marcharse entre gritos.

***

_Entonces nos vemos mañana - Jennie se despedía de Lisa - tengo mucho trabajo por hacer.

_Lo entiendo, tienes muchos clientes. Veo que tu cafetería va bien - veía al rededor - y gracias por agregar tu número - pronunció avergonzada - es mi primer celular.

_Se me hace difícil creer que es tu primer celular.

_Nunca lo necesité, pero ahora tengo un interés - Jennie se sonrojó por su mirada - hasta luego - retrocedió.

_Hasta luego - ambas no dejaban de sonreír.

Jisoo miraba sentada al lado de Rosé, ellas habían visto todo.

_Que bonito es el amor - Jisoo sonreía.

_¿Tú no tienes trabajo por hacer? - Rosé preguntó curiosa - has estado mucho tiempo aquí.

_Mis alumnos lo están haciendo, cada día se necesita de más angeles de la muerte para recoger las almas - suspiró - el trabajo nunca se acaba. Es todos los días, a todas horas.

_Es un trabajo muy difícil - Rosé se sentó a su lado, tomando su mano.

_Mucho. Ver todo ese sufrimiento y las distintas situaciones, unas más crueles que otras. Es algo que no se lo deseo a nadie - entrelazó sus dedos - ese hombre - recordaba - fue a casa de Jennie, intentó ingresar.

_¿Lo impediste?

_Le dí una pequeña lección. Ese sujeto debería estar agradecido, Lisa lo hubiera hecho pedazos...literalmente.

_Ya mató a un humano - Rosé recordó a ese hombre que había golpeado a Jennie por el perro. Felizmente, el perro ya tenía un buen hogar - va a llegar a un límite en el que Dios responda, y eso es lo que me preocupa.

_Muy pocas veces Lisa mató a alguien, las muertes en sus manos sería muy fácil de contar y recordar. Pero, ahora con la presencia de Jennie, ya van dos personas muertas, eso también me preocupa.

_¿Dos?

_Mató a una mujer, golpeaba a su hija de manera muy cruel, Lisa encontró a la niña en el bosque y la ayudó. Ahora uno de nuestros hermanos la está cuidando - comenzó a reír - esos dos destruyeron la casa sin querer. Querían cortar leña y nuestro hermano no supo usar la sierra eléctrica, se tuvieron que mudar por unos días - notó a Rosé pensativa - ¿Pasa algo?

_Yo...solo pensaba - giró a verla, admirandola por un momento - ¿Cómo sería el criar a un niño? ¿A...un niño nuestro? - desvío la mirada, nostálgica - es algo...que nunca lo sabremos.

Jisoo sonrió levemente, entristecida.

_Serían tan hermosos como tú, estoy segura.

_Pero es cosa de humanos - sonrió, tratando de animarse - ese sueño es para ellos.

_Ellos lo necesitan para que la humanidad siga existiendo, porque ellos mueren, Rosie - acarició su mano - nosotros los ángeles, somos inmortales.

_Lo sé, solo es algo que siempre pienso.

_Me gusta cuando podemos estar así - sonrió - conversando, siendo cariñosas.

_Lo estaríamos siempre si no estuvieras tentando a mi mente y cuerpo cada vez que vienes a verme - acusó divertida.

_Me gusta hacerlo, tal vez algún día triunfe el amor - ambas rieron.

_¡Ay! ¡Jisoo! - se puso de pie - ¡Ya comienzas! ¡Deja de compartir esos pensamientos conmigo! - Jisoo solo reía, hasta que Rosé sacó su espada.

_¡Está bien, está bien! - la pelinegra se levantó - con cuidado, cariño - se acercó a ella, Rosé solo bufó y guardó su espada - que ángel tan ruda tengo como esposa - sonrió.

***

La noche había llegado, la cafetería estaba siendo cerrado y como siempre, Jennie regresaba a solas por las calles. Traía puesto sus audífonos y cargaba una caja viejos platos y tazas, había comprado nuevos y los antiguos lo usaría ella.

Rosé cortaba a la mitad a otro espectro que había intentado atacar a Jennie, ese había sido el décimo en el día, con la presencia de Lucifer eran muy pocos los que lo intentaban.

Guardó su espada y siguió rodeando a Jennie, cuidandola. Fue cuando sus ojos notaron a aquel hombre venir a pasos tranquilos detrás de ella, a una larga distancia. Observó con preocupación a Jennie, ella no podía hacer nada, era la decisión del ser humano.

Detuvo su vuelo y bajó al suelo, viendo directamente a Adán correr a la castaña. El hombre pasó al lado de Rosé y ella cerró los ojos al escuchar el grito de Jennie. La caja cayó al suelo, los platos y tazas rotas se esparcieron por el la vereda. La boca de Jennie fue cubierta y al poco tiempo quedó inconsciente por el pañuelo en su boca.

Rosé giró con lástima a verla, un auto se detenía al lado de ellos, dentro había otro hombre. Lo ayudó a subir a Jennie al auto y su cuerpo descansó junto a otra figura femenina, también inconsciente pero más pequeña, parecía ser de apenas doce años.

Rosé suspiró y elevó sus alas para volar sobre el auto, avanzando a una gran velocidad en dirección de la carretera.

_Esto se hacía en los viejos tiempos - Adán reía divertido en el copiloto - así se escogían a las esposas - bebía de su botella de alcohol.

_¿La llevarás lejos? - preguntó su amigo, otro perdedor y con mente repugnante al igual que él.

_La llevaré entre las montañas, viviremos allí. Será mi mujer y tendremos muchos niños - la admiraba por el espejo retrovisor - ella quería esto - sonrió de manera fría - ¿Y tú? ¿Qué harás?

_Solo me la cogeré y la tiraré por allí. Esa niña me a estado provocando en días. ¿Para qué usas una falda si no es para provocarnos?

Rosé reprimía su enojo, no debía hacerlo, no debía entrometerse en las decisiones humanas, ellos eligen su camino.

"¿Por qué no hiciste nada?"

Esa pequeña voz llegó a sus recuerdos.

"¿Por qué no me ayudaste?"

Rosé cerró los ojos, aquello aún le afectaba.

"Eres...igual de mala que ellos"

Rosé aún estaba sobrevolando encima del auto. Adán imaginó ver por un momento la sombra de un par de gigantes alas en cada lado del auto. Rosé se estaba reprimiendo, no debía, no debe hacerlo, son las reglas.

Mientras los dos hombres reían y conversaban, ya conduciendo por la vacía carretera, los ojos se Jennie se abrían lentamente.

Aquellos ojos rojos sangre, mirada perdida, como si solo estuviera durmiendo tranquila.

Muy tranquila.

Más vale que nadie la moleste.

Voten ❤️

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¿Ya me siguen?







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