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Capítulo 12

Lisa veía su nueva casa, era muy diferente a lo que estaba acostumbrada. Jisoo estaba a su lado, ella lo había comprado a su nombre y esperaba la aprobación de Lisa. La pelinegra se mantuvo en medio de la sala, asintiendo.

_Me gusta - Jisoo sonrió por su respuesta - quítale el candelabro y quita ese cuadro - señaló, Jisoo apuntaba sus palabras en un pequeño cuaderno - y pon un cuadro mío, hay que darle estilo.

_¿Desea que contrate sirvientes?

_Por ahora no - giró a ella - ve a continuar con tu trabajo - su voz era tranquila - gracias por ayudarme.

_Es un placer - Jisoo hizo una leve reverencia.

_Espera - detuvo - ¿Cuándo dijiste que será el baile?

_Ow - Jisoo se mostró pensante - debe estar por aquí - buscaba rápidamente y nerviosa en su pequeño cuaderno.

_Tranquila, me lo dices en la mañana. ¿Creés que ahora Jennie estará durmiendo? Me gustaría ir a verla.

_Son las tres de la mañana, mi señora. Los humanos duermen.

_Es una lastima que los humanos gasten la mitad de su vida estando inconscientes - negaba - ¿Entonces qué haré? Estoy aburrida.

_Puede torturar malas almas como siempre lo hace a estas horas. Aunque creo que su aburrimiento se debe que ahora encontró a la reina y tus pensamientos están ocupados en ella. Quizá pueda ir a verla mientras duerme.

_¿Tú crees? - lo estaba considerando - no quiero asustarla si despierta. Espera - observó a Jisoo - ¿solo es una excusa para ir a ver a Rosé? - Jisoo desvío la mirada, nerviosa - está bien - sonrió - vamos.

Jisoo sonrió. Se convirtió en aire y ambas desaparecieron.

***

Cuando ambas aparecieron en la habitación de Jennie, se llevaron la sorpresa de que Rosé peleaba con varios entes que rodeaban a Jennie. La castaña dormía sin percatarse de nada, era evidente, ningún humano puede sentir o ver algo que no sea de la humanidad, no al menos que las entidades se dejen ver, que es muy difícil que lo hagan.

Lisa carraspeó y los entes giraron a verla, al instante traspasaron las paredes despavoridos, huyendo del mismo Lucifer quien podría hacerlos polvo se solo un ligero soplido.

Rosé relajó su posición, guardando la espada y suspirando. Estaba peleando desde las nueve de la noche, eran demasiados malos entes que intentaban lastimar a la castaña.

_Gracias - Rosé flotó con suavidad, sentándose en la mesita de noche - ¿Qué hacen aquí?

_Solo vine a ver a mi chica - respondió Lisa - ¿A tenido alguna pesadilla? - veía a Jennie, sonrió al verla dormir tranquila.

_Pesadillas no, pero sus sueños son escenarios en donde destroza a varios humanos. Si vieras la sonrisa que tiene en esos momentos - respondió Rosé.

_Son lindos sueños - Lisa se inclinó al lado de Jennie.

_No te acerques mucho, luego le dará parálisis del sueño - aconsejó Rosé.

Jisoo se sentó a su lado, recostando su cabeza en su hombro. Rosé besó su cabello y también se apoyó en ella. Ambas veían a Lisa admirar con cariño a Jennie.

Pero incluso Lisa retrocedió asustada cuando Jennie abrió de manera rápida sus ojos, mirando a la nada.

Rosé y Jisoo se pusieron de pie, sentían algo extraño. La espalda de Jennie brillaba, su cicatriz relucía, traspasando incluso las frazadas. Jennie se levantó con torpeza, caminando como si fuera moribunda. Lisa trató de sostenerla pero Jennie la empujó con molestia contra la pared, haciendo que salga despedida en volteretas por la ventana que explotó ante el fuerte impacto.

Jisoo vió aquello, quedando boquiabierta. Su mirada se encontró con los ojos cansados de Jennie y comenzó a negar nerviosa.

_Yo no te voy a detener, tú sigue tu camino - se escondió detrás de Rosé - eres libre - sonrió.

Jennie siguió su camino, tambaleante y con los brazos colgando. Sus ojos volvían a estar rojos y su cicatriz latía en su brillo. Lisa volvió a aparecer en forma de humo entrando por la ventana, al no encontrar a Jennie, miró a Jisoo interrogante, la pelinegra le señaló la puerta.

_¡Jennie! - fue tras ella. Al salir al pasillo, corrió a la escaleras y pudo ver a la castaña salir de la casa - ¡Jennie!

_Vamos - Rosé tomó el brazo de Jisoo - debemos ayudar, no la pueden ver así.

Jisoo se dejó llevar, resignada a ser golpeada por su reina.

Lisa se ponía frente a la castaña, retrocedía a cada paso y trataba de hablarle, pero Jennie parecía estar durmiendo y parecía ser su otra esencia era quien estaba despierta.

_Jennie, detente - pedía nerviosa - no puedes andar así - esquivó un torpe golpe que Jennie quería darle en su cabeza - no seas violenta - regañó - nuestra relación no es así.

_¡Humano al frente! - avisó Jisoo, ella volaba sobre ellas, a cuatro metros de altura.

_Lo siento, cariño - pidió Lisa, antes de tomarla de los brazos y mandarla a volar en una voltereta hacia los arbustos.

El chico pasó tranquilamente con su motocicleta, él no podía ver a Lisa ni a los angeles.

_¡Cuidado con mi humana! - advirtió Rosé al bajar al lado de Jennie.

La castaña se levantó nuevamente, aún en estado zombie. Siguió caminando y Lisa suspiró con frustración, debía seguirla.

_¡¿A dónde quiere ir?! - Lisa preguntó al abrir sus alas y volar al lado de Jisoo.

_¡No lo sé! - respondió Rosé volando a su lado - ¡Quizá es un recuerdo que está buscando!

_¡Humano al frente! - avisó Jisoo.

Lisa vió a aquella chica que caminaba con su mochila, venía viendo su celular sin darse cuenta de una moribunda castaña que caminaba en su mismo camino. Lisa hizo que su gorra se baje por completo, cubriendo los ojos de aquella chica. Entre la confusión y enojo, la chica batallaba en su lugar, tratando de quitarse la gorra. Jennie pasó por su lado, con ojos rojos y cabello por la cara.

Cuando la chica pudo quitarse la gorra, ya no estaban cerca. Las tres cuidaban que nadie la vea, fueron largos minutos en que siguieron su paso. Lisa se mostró extrañada al ver que habían llegado a un parque, caminó por el camino que este tenía en medio y las tres ángeles se detuvieron, mirando aquella gran iglesia.

_¿Qué es lo quiere aquí? - preguntó Lisa.

Al llegar a la puerta, Jennie solo posó su mano en cerradura y esta se derritió, cayendo en lava a los pies de la castaña. Las tres bajaron detrás de ellas, guardando sus alas. Jennie abrió la puerta con suavidad, ingresando a pasos tranquilos.

La luz de la luna ingresó por la puerta, alumbrado a la estatua de Cristo que estaba en el altar. Jennie siguió su camino, sus pasos no hacían ningún ruido. El lugar estaba en un completo silencio, pero al acercarse cada vez más a la puerta de al fondo, oían una respiración tranquila, era el padre durmiendo.

Jennie ingresó de la misma manera, pisando la lava que había creado por derretir la cerradura. El padre dormía boca arriba, usando una bata blanca. Lisa observó la pequeña habitación, había muchas cruces en las paredes, velas y retratos de santos.

El ángel guardián del padre vió con extrañeza la presente de las tres ángeles. Parecía querer preguntar, pero la voz de Jennie lo interrumpió.

_¿Vas a intervenir? - su voz salió áspera, susurrante, como si fuera una serpiente hablando.

Las tres ángeles observaron al padre, en sus pensamientos se reflejó todo lo que el mayor había hecho y tuvieron que parar al ser muy repugnante y doloroso incluso para ellas, que no eran humanos.

_Yo...no puedo intervenir ante actos humanos...- respondió el ángel guardián - no intervendré - dió un paso atrás.

Jennie sonrió con malicia, volviendo su vista al padre. Se acercó a él con lentitud. Levantó su mano con tranquilidad y una filosa garra salió de su dedo índice. Jennie sonreía, enloquecida, jadeante y dejando caer su saliva por tener la boca abierta. Fue acercando su dedo, pasándola en su pecho. Aquella garra era tan delgada, como si fuera una aguja con una ligera curva. Presionó con fuerza y fue cuando el hombre despertó ante el dolor al ser atravesado.

Jennie quitó su garra y reía de manera espeluznante al ver que el mayor cubría su pechos ante el escape de sangre. Por alguna razón los gritos no se escuchaban, y es que el hombre se dió cuenta a la vez, que su lengua había desaparecido.

El hombre se mostró aterrado al ver a Jennie, estaba seguro que era un demonio. Salió torpemente de la cama y salió de la habitación sin dejar de cubrir su pecho, pero la sangre se escapaba entre sus dedos.

Corrió por el pasillo y vió la puerta abierta, pero esta se cerró de golpe. Golpeó con fuerza la madera, intentando salió, sus lágrimas caían, sus desesperación nublaba su mente.

Escuchó la puerta de su habitación ser destrozado. Giró pegando su espalda a la puerta y vió a aquel demonio, sonriendo, con brazos colgando, tambaleante, cabello despeinado y ojos rojizos. Pero sus alas salieron en grande, dejando caer gotas de sangre y algunas plumas.

Lisa observó sus alas, ya no eran solo huesos, ya tenía la mitad de sus plumas en ellas. Cada vez su amada tenía más control, más fuerza. Era admirable lo rápido que estaba volviendo, que ya no estaba siendo cegada por una sola vida, y que poco a poco vuelva a ser ella, lo fué desde un principio.

Su amada Lilith.

Su amada Jennie.

No importa el nombre, no importa su apariencia, no importa cuantas vidas pasen, ella siempre será su amada.

Rosé giró a ver a Lisa y suspiró, era increíble que aún así, Lisa la miraba enamorada.

El estruendo en la puerta hizo que Rosé volviera a ver a Jennie, pero ella no estaba, solo un gran agujero como si fuera una explosión estaba en la puerta. Solo tuvo que viajar detrás de la castaña en forma de viento blanco.

Lisa salió junto a Jisoo, ambas miraban el cielo, Jennie sujetaba del cuello al mayor y volaba mostrando sus enormes alas. Se lo estaba llevando a las montañas para torturarlo, para jugar con él hasta que la última gota de sangre caiga de sus venas.

_Jisoo - pronunció Lisa - vé con ella y cuídala. Cuando acabe estará muy cansada y volverá a dormir. Traela a su hogar, yo arreglaré su ventana.

_Sí, mi señora - fue detrás de Rosé, siendo viento negro.

Lisa se quedó viendo a lo lejos a aquel hombre. Era increíble que ya había tenido denuncias por tocamientos a menores, pero fueron los mismos creyentes que lo mantenían allí y lo protegían ante cualquier acusación, porque...es un enviado de Dios.

A unas cuantas calles de Lisa, un ente flotaba por las calles, escondiéndose de callejón a callejón y viendo a aquella pareja caminar con cansancio, estaban yendo al trabajo.

"Eva..." Se escuchaba entre los vientos, susurrando. Más entes se iban acercando.

"Adán..." Más susurros.

Aquel susurró viajó rápidamente a través del viento, llegando a los oídos de Lisa, quien giró de inmediato el rostro, mirando con rencor el camino por donde había venido aquel susurro.

_Finalmente apareces...- murmuró con voz dura - Adán. No importa si tienes otro nombre, sabré quién eres.

Voten ❤️

Capítulo pagado por mi esposa Victoria4Lin

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