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VIII

La cena había terminado y ahora los alumnos del club de eminencias y sus acompañantes estaban repartidos por toda la sala, hablando en grupos pequeños.

Willow y Pandora estaban cerca del escritorio del profesor Slughorn.

La morena observaba ensimismada la pecera con el pequeño pez arcoíris nadando de un lado a otro, mientras que su amiga rubia la miraba preocupada.

Willow no había pronunciado palabra desde su pelea con Rosier y Pandora sabía mejor que nadie lo mucho que las palabras sangre sucia afectaban a su amiga.

Era tan sencillo como leer un periódico, a día de hoy había familias de muggles muriendo casi al día, familias como la de Willow. Aunque la chica nunca había expresado sus preocupaciones en voz alta, Pandora notaba como siempre que traían un periódico, Willow era la primera en agarrarlo y leerlo todo por encima, temiendo que algún día la familia que estaba en la portada fuera la suya.

Pero mientras que Pandora no paraba de pensar en lo peligroso que era ser muggle o hijo de ellos en aquel momento, Willow trataba de hacer lo contrario. Observaba al pez nadar de un lado a otro tratando de alejar de su mente todos aquellos pensamientos que trataran de todo lo que estaba ocurriendo con el que no debe ser nombrado, le aterraba solo pensarlo. Había visto a demasiados hijos de muggles derrumbarse a llorar en el gran comedor para saber que era un problema serio.

Cerró los ojos con fuerza tratando de alejar aquel pensamiento que de una manera u otra siempre conseguía volver a su cabeza.

-Voy a salir a tomar aire Dora.

La rubia se giró hacia su amiga con una mueca de preocupación.

-¿Quieres que te acompañe?

Willow negó con la cabeza dedicándole una pequeña sonrisa y salió del aula de Slughorn, tratando de alejarse de la gente.

Pandora la observó salir de la sala sin perder detalle de sus movimientos y una vez la perdió de vista suspiró frustrada. Se suponía que esta noche ambas iban a pasarlo bien y a olvidarse de sus problemas, pero aquel plan había quedado arruinado.

-Hola... ¿Tú amiga está bien?

Frente a Pandora se encontraba la melena pelirroja y la suave sonrisa de Lily Evans, mientas que Frank Longbottom se asomaba por encima del hombro de esta, ambos interesados por el estado de Willow.

La rubia sonrió dulcemente y asintió.

-Está bien, es solo que es duro escuchar esa expresión, especialmente ahora.

Lily asintió, sabiendo perfectamente a lo que se refería, pues ella también sentía ese miedo todos los días.

~°°°~

Willow salió del aula de Slughorn y suspiró aliviada de haberse alejado del tumulto.

Comenzó a andar por el pasillo con la intención de ir a los jardines y mirar las estrellas, pero se detuvo abruptamente cuando casi se choca con una figura frente a ella.

Regulus Black, quien también había frenado justo a tiempo para no chocarse con la chica, la miró incómodo, dándose cuenta de que no podía huir de aquella situación sin que todo fuera completamente extraño.

-Hola.

La suave voz de Willow interrumpió el tenso silencio que se había instalado entre ellos.

Regulus se mantuvo callado unos segundos, barajando las opciones que tenía, hasta que se decidió por contestar.

-Hola.

Ambos miraron a los ojos del otro, sin saber muy bien que decir.

Willow giró levemente su cabeza hacia un lado concentrándose en analizar los orbes grises del chico frente a ella, aquel color grisáceo le recordaba a la niebla y a todas las criaturas que salían gracias a esta, aprovechando la oportunidad de que nadie les vería.

Regulus se removió incómodo, sintiendo como si los castaños ojos de la chica pudieran percibir todas y cada una de las emociones que su madre tan bien le había enseñado a ocultar.

Fue el chico quien rompió el contacto visual, no soportando la presión de los ojos de Willow en los suyos, no cuando éstos parecían saberlo todo.

-¿Te ha gustado la cena? El filete que habéis tomado tenía muy buena pinta, aunque nunca lo sabré, no como carne.

Regulus alzó las cejas, confuso una vez más ante aquella chica, aunque ya comenzaba a ser costumbre.

-Esto... Si, estaba bueno.

La chica frente a él asintió con una cálida sonrisa.

-Me alegro. - Dijo solemnemente. - Ahora, si me disculpas, creo que he tenido suficientes emociones por un día. Adiós Regulus Black.

El nombrado  asintió, recordando como Rosier se había dirigido hacia ella y su amiga durante la cena.

Cuando Willow se alejó de él, se dispuso a volver a la fiesta, pero se detuvo al observar como la chica salía del castillo en lugar de ir hacia la sala común de Hufflepuff.

A pesar de que todo su ser le estaba gritando que lo que ella hiciera no era su problema y que no debía seguirla, su curiosidad acabó llevándose lo mejor de él, ya que se encontró a si mismo siguiendo a la chica de oscuros cabellos.

Cruzó una de las puertas que daba al patio y observó como, en lugar de sentarse en el césped como ambos habían hecho unas noches atrás, Willow se quitó los zapatos y comenzó a andar en dirección al bosque prohibido.

Los ojos de Regulus se abrieron con sorpresa. No podía entrar en el bosque sola y más por la noche, moriría allí.

Cuando la figura de Willow se perdió entre los árboles del bosque, Regulus comenzó a andar a paso rápido hacia este sin detenerse a pensar en por qué motivo estaba entrando a un lugar peligroso a intentar salvar la vida de alguien a quien a penas conocía o sin detenerse a pensar en que aquella desconocida era una sangre sucia, aquello que debía despreciar.


¡

Hola!
Han pasado 84 años... Pero he vuelto!
Tuve un gran bloqueo y se me juntó con exámenes jajaj.
Pero ya estoy de vuelta y os traigo un nuevo capítulo.

Espero que os haya gustado <3

Adiós!

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