VI
Regulus Black se incorporó en la cama listo para su primer día de Hogwarts.
Una noche más, apenas había podido pegar ojo, pero a estas alturas ya no era algo raro para él.
Lo que sí que era completamente nuevo es que en el poco tiempo que había conseguido dormir, antes de que las pesadillas comenzaran, la melodía que escuchó el día anterior y la voz de la desconocida habían invadido su cabeza.
Decidió no pensar mucho más en ello, pues consideraba que ya tenía suficientes problemas y salió de su habitación dispuesto a desayunar mientras que Parkinson y Rosier aún se removían entre sus sábanas.
Una vez en el gran comedor, se sentó todo lo separado de el resto de gente que pudo y comenzó a desayunar en silencio, como solía hacerlo.
De vez en cuando no podía evitar que su mirada se dirigiera a la mesa de Hufflepuff, sabiendo que la desconocida del día anterior era de aquella casa gracias a su túnica, pero tener la mesa de Ravenclaw entre medias no le facilitó la vista.
-¡Black! Así que aquí estás, te has ido sin nosotros.
El nombrado rodó los ojos con molestia. Aquellos dos no pillaban una indirecta.
Parkinson y Rosier se sentaron frente a él y comenzaron a hablar de cosas que a Regulus no podían interesarle menos.
A decir verdad Regulus no podía recordar en qué momento específico aquellos dos idiotas habían decidido hacerse sus amigos. Los años anteriores se habían limitado a sentarse junto a él en el tren para que sus padres les vieran y habían compartido cortas conversaciones.
El chico suspiró mirando su cuenco de cereales, todo el hambre abandonando su cuerpo de un momento a otro. Suponía que ser el nuevo heredero de la casa Black tenía sus ventajas.
-¡Quitámelo de encima Peter!
La exclamación de Evan Rosier hizo que tanto Regulus como un par más de Slytherins se girarán en su dirección.
El chico estaba paralizado y miraba con ojos desorbitados a un pequeño lagarto en su hombro.
Regulus casi suelta una risa al reconocer al animal y ante la reacción de Rosier.
Parkinson procedió a agarrar uno de sus libros, dispuesto a estampar a la pequeña criatura contra él, pero Regulus fue más rápido.
El chico extendió la mano hasta dejarla cerca del hombro de Rosier.
El animal miró la mano de Regulus durante unos segundos, probablemente decidiendo que hacer, hast que por fin se decidió y subió a esta.
El lagarto se movió por su brazo hasta colocarse en su hombro y tumbarse allí, como hizo la noche anterior con su dueña.
Peter Parkinson y Evan Rosier miraban al chico con sorpresa.
-¿Cómo has hecho eso?
Regulus se encogió de hombros.
-Soy Slytherin, se me dan bien los reptiles. - Dijo para luego levantarse. - Nos vemos en clase.
Dicho esto se acercó al profesor Slughorn, quien repartía los horarios de Slytherin y le entregó el suyo.
-Señor Black, no se olvide de que la reunión de apertura del club del club de eminencias tendrá lugar este sábado.
El chico asintió.
-Allí estaré profesor.
Dijo para salir del gran comedor.
Una vez estuvo alejado de todo el mundo, Regulus agarró al lagarto y le dejó en el suelo.
-Jude, ¿te llamabas Jude verdad? Será mejor que vuelvas con tu dueña.
Se dio la vuelta y comenzó a andar hacia el aula de encantamientos, donde tendría lugar su primera clase del curso, pero unas pequeñas patas subiéndose a su zapato detuvieron sus pasos.
-¿No vas a irte verdad?
Más que una pregunta fue una afirmación. Regulus bufó con molestia y volvió a posar al pequeño reptil en su hombro.
-Genial, ahora tengo una lagartija siguiéndome a todas partes.
Sintió como unas uñas se clavaban en su hombro y miró a la criatura con el ceño fruncido.
-No tengo tiempo para esto, llegaré tarde a encantamientos.
Aquello no era cierto, de hecho llegó diez minutos antes de que la clase comenzara. Saludó al profesor Flitwick y se sentó donde lo hacía habitualmente, en el fondo de la clase.
Cuando el resto de alumnos comenzaron a llegar Peter Parkinson se apresuró a sentarse a su lado, mientras que Rosier escogió el asiento delante del suyo.
Regulus rodó los ojos una vez más, completamente irritado por la presencia de los chicos.
Se giró hacia Parkinson, notando como este le dio suaves golpes en el brazo, tratando de llamar su atención.
-Mira esto Black.
Parkinson sacó el pie de su pupitre y lo colocó en el pasillo, haciendo caer al suelo a un chico rubio con una larga trenza.
El rubio no se atrevió si quiera a levantar la mirada del suelo y recogió sus cosas rápidamente ante las risas de algunos y las miradas de pena de otros.
Regulus, por su parte se limitó a apartar la vista. Odiaba ese tipo de comportamiento, pero no iba a hacer nada para frenarlo así que lo mejor era no mirar.
Era consciente de que haciendo esto se volvía parte del problema, al igual que todos los alumnos del aula, que lo habían visto y no intervinieron ni avisaron al profesor, quien había salido a por material unos segundos.
El grito de Parkinson llamó la atención de todo el aula.
El chico de cabellos negros agitaba su mano bruscamente, ya que en esta un pequeño reptil había clavado sus colmillos.
Regulus tapó su sonrisa con su mano para que nadie notara su expresión de contento, mientras que el chico rubio miró con cariño al animal.
Cuando Jude se soltó de la mano del chico cayó en el pupitre de este y corrió hasta volver a esconderse en el hombro de Regulus.
Peter se giró hacia él con una mueca de furia, como si estuviera a punto de gritarle, pero se detuvo, recordando por qué se juntaba con él, supuso Regulus.
-Voy a ir a sentarme con Evan. Deberías controlar a tu lagarto.
Regulus le sostuvo la mirada unos segundos con una expresión indescifrable.
-No es mío.
Se limitó a decir, pero se aseguró de acariciar a Jude.
Parkinson mordió su labio, asegurándose de no decir nada más y se sentó junto a Rosier.
La clase de encantamientos pasó relativamente rápido para Regulus, teniendo en cuenta que le gustaba bastante la asignatura.
Cuando Flitwick anunció que los alumnos eran libres para irse se tomó su tiempo recogiendo sus cosas, con la esperanza de que Parkinson y Rosier no le esperaran.
Para su suerte, ambos salieron rápidamente del aula, tras el chico rubio al que Parkinson le había puesto la zancadilla antes.
Regulus siguió recogiendo tranquilamente, ignorando el ruido fuera del aula y cuando terminó se dispuso a dirigirse a su siguiente clase.
No llegó muy lejos, puesto que se detuvo nada más salir de la puerta.
En el pasillo estaba el chico rubio de antes, llorando en los brazos de una chica rubia con las puntas del pelo de colores y de la desconocida del día anterior.
-No pasa nada Xen, siempre podemos pegarla.
La voz de la chica hizo que Regulus frunciera el ceño. ¿Por qué pegar algo cuándo podían usar un reparo?
La chica rubia pareció pensar lo mismo que él, puesto que lo dijo en alto, causando la risa del grupo.
Regulus observó como los tres amigos se ponían de pie.
Jude saltó de su hombro y corrió hacia su dueña.
-¡Jude! ¿Dónde has estado todo el día?
¡Sabes que Pandora no quería mojarte!
¿Mojarle? ¿Qué demonios le habían hecho al animal?
-¿Y de dónde sales Jude?
Regulus se congeló cuando la mirada de la chica se posó en él.
Ella sonrió de manera dulce y agitó su mano hacia él, pero Regulus se limitó a fruncir el ceño.
Tras unos segundos la chica le dio una última sonrisa para luego irse.
Regulus se quedó solo en el pasillo, preguntándose una vez más quién demonios era esa chica.
¡Hola!
El capítulo de hoy es un poco más largo y creo que el siguiente será la fiesta de bienvenida de Slughorn.
Muchas gracias por leer y no os olvidéis de comentar y votar si os ha gustado <3
Nos vemos!
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