V
El primer día de clases no comenzó demasiado bien para Willow.
Después de diez minutos intentando despertarla de la manera delicada que le caracterizaba Pandora acabó por lanzarle un chorro de agua con su varita que, además de despertarla, espantó a Jude, quien salió corriendo y se escondió en algún remoto lugar del gran castillo.
Ambas chicas bajaron al desayuno y se sentaron junto con Xenophilius en la mesa de Hufflepuff.
A pesar de que era cierto que esa casa específica de Hogwarts se caracterizaba por su lealtad, tolerancia y en ocasiones amabilidad, ni siquiera ellos se acercaban a la extraña escena que siempre protagonizaban los tres amigos.
A primera vista parecía algo completamente normal. Xenophilius leía una revista con su cabeza apoyada en el hombro de Pandora, quien retocaba los cabellos de su novio sentada frente a Willow, que estaba muy ocupada acariciando una lechuza.
Pero si a esa sencilla escena le añadías que el largo cabello de Xenophilius estaba atado en una larga trenza que había girado alrededor de su cabeza creando una especie de tiara, que su revista estaba al revés, que Pandora añadía flores al cabello del chico que nadie sabía aún de dónde había sacado y que la lechuza que Willow acariciaba ni si quiera era suya, añadiendo a todo esto los estrafalarios retoques que los tres les habían hecho a sus uniformes, se podía entender por qué ni siquiera los amables Hufflepuffs querían acercarse a ellos.
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Una vez el desayuno acabó el trío se vio obligado a separarse. Xenophilius se despidió de las chicas con un abrazo para ir a clase de encantamientos mientras que las dos Hufflepuffs se dirigieron a las mazmorras, pues tenían clase de pociones.
Acababan de cruzar la puerta del aula cuando el profesor Slughorn se detuvo frente a ellas mirándolas con una gran sonrisa.
-Señorita Sayre, espero que haya pasado un buen verano.
-Uno estupendo profesor.
Respondió Pandora con una sonrisa.
-Me alegro, me alegro. Sólo quería recordarle que la reunión de apertura del club de eminencias tendrá lugar este mismo sábado y que puede llevar acompañante si así lo desea.
Y dicho esto el hombre se marchó tan rápido como llegó.
A Willow no le molestó en absoluto que el profesor no la hubiera siquiera mirado a los ojos, en su lugar se giró hacia Pandora y agarró su brazo con sus ojos brillantes.
-¿Puedo ir contigo de acompañante por favooor? La última vez llevasteis a Xen y yo también quiero iiir.
La rubia soltó una pequeña risa y arrastró a su amiga, quien aún la miraba con ojos de cordero, a sus asientos.
-Xen es mi novio Willow, es normal que le invite a él en lugar de a ti.
La de piel morena rodó los ojos ante lo dicho por su amiga.
-Xenophilius odia las cosas normales, igual que tú e igual que yo, por eso somos amigos.
Pandora volvió a soltar una suave risa ante el tono suplicante de su amiga y acabó por asentir.
-Supongo que a Xen no le importará que vayas tú, el año pasado se aburrió bastante.
La rubia puso sus manos en las mejillas de la morena y las acarició como le era costumbre.
-Pero espero que tengas algo bonito en el armario si vas a ser mi acompañante.
Willow asintió y dejó que su amiga dejara una última caricia en sus mejillas para besar rápidamente su frente en forma de agradecimiento.
Las muestras de amor y de afecto no eran nada raro para el grupo de amigos. Los padres de Xenophilius no comprendían a su hijo, además nunca habían sido muy afectivos, el padre de Pandora murió enfermo cinco años atrás y su madre aún seguía llorando su pérdida y en el caso de Willow, a su hermano Marvin nunca le gustó el contacto físico y su madre iba con tanta prisa a todos lados que a veces se olvidaba de los abrazos.
Era por eso que el grupo de amigos no tenían problema en dar y recibir el afecto que no tenían en sus hogares y nos les importaba mucho lo que pensara el resto.
La clase de pociones pasó rápido, Willow casi se puso a llorar cuando tuvo que echar ojos de rana a la poción, por lo que Pandora tuvo que hacerlo en su lugar, pero al final de la clase, más gracias a Pandora que a Willow, pudieron entregarle una poción decente a Slughorn.
Cuando la clase terminó las igas salieron de las mazmorras, puesto que tenían transformaciones con Ravenclaw.
Pero frenaron sus pasos cuando se encontraron a Xenophilius arrodillado en un pasillo cerca del aula de encantamientos, recogiendo cachos de papel.
Las chicas se acercaron rápidamente hacia él y Willow comenzó a recoger los papeles mientras que Pandora rodeó a Xenophilius con sus brazos.
El chico apoyó la cabeza en el hombro de su novia y soltó un sollozo.
-Xen, ¿qué ha pasado?
Preguntó Pandora con un tono dulce, acariciando la espalda del chico.
-Fue al salir del aula de encantamientos, unos chicos de Slytherin me vieron con el Quisquilloso y lo han roto en mil pedazos.
Willow observó los trozos de papel que había estado recogiendo con el ceño fruncido.
El Quisquilloso era la revista que Xenophilius soñaba con publicar un día, deseando informar al mundo de todas las maravillas y peligros que podían encontrar observando mejor. Llevaba trabajando en aquel primer modelo todo el verano.
Willow metió todos los trozos de papel en su mochila con delicadeza y se acercó a sus amigos, uniéndose al abrazo.
-No pasa nada Xen, siempre podemos pegarla.
-O usar un reparo, tenemos magia Will.
La chica soltó una pequeña risa ante el comentario de su amiga. Podía parecer estúpido pero el haberse criado entre muggles hacía que a veces se olvidara de que la opción mágica también existía.
Xenophilius también se rió, causando que el abrazo se rompiera, para que ambas chicas pudieran mirarle a los ojos.
-¿Estás mejor?
El chico asintió ante la pregunta de su novia y se levantó del suelo en el que habían estado arrodillados los tres.
-Será mejor que nos demos prisa, McGonagall se enfadará si llegamos tarde.
Pandora se levantó tomando la mano de su novio y ambos ayudaron a Willow a hacer lo mismo.
La pareja comenzó a andar hacia el aula, pero Willow se detuvo cuando notó algo en su pie.
Bajó la mirada para encontrarse con su pequeño lagarto.
-¡Jude! ¿Dónde has estado todo el día? Sabes que Pandora no quería mojarte.
Dijo la chica cogiendo a la pequeña criatura entre sus manos.
-¿Y de dónde sales Jude?
Murmuró girándose en la dirección por la que Jude había llamado su atención.
A tan solo unos metros de distancia, Regulus Black estaba al lado de la puerta del aula de encantamientos, mirándola fijamente.
Willow se limitó a sonreír y a agitar su mano en modo de saludo.
Regulus por su parte no contestó a este, se limitó a mirarla con el ceño fruncido, preguntándose como demonios era esa chica tan confiada, especialmente con un desconocido.
Al notar que su saludo no iba a recibir respuesta, Willow se encogió de hombros y tras lanzarle una última sonrisa siguió a sus amigos.
¡Hola!
En este capítulo hemos podido ver un poco más de la relación entre Pandora, Xenophilius y Willow y me encanta.
¿Os ha gustado?
¿Tenéis parte favorita?
No os olvidéis de votar y comentar si os ha gustado <3.
Nos vemos!
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