Misterio

esa es la palabra que mejor te definiría

y aún así, eres la mejor metáfora

que necesito

para desvelarme con todo lo que me mata,

a veces dueles

como un cigarro provocando rotos

en un huracán,

y vienes a quemarme las entrañas

y a drogarme con tu presencia incorpórea,

hace tiempo que empecé a hablarle

a las paredes, mis libros

y al minutero de cada madrugada

de ti,

y ahora toda mi cabeza

sabe de ti,

empezó como una terapia

y ahora se ha vuelto rutina,

¿cuándo vas a salir de mí, Lucía?

llévate todos los poemas

que no pudieron salvarte

y habita tu propio lugar en mis restos

agrietados.

Sé que te mando irte

y te pediré que vuelvas.

A veces lloro

inundando tu rostro

que me incendia

de margaritas,

pídeme lo que sea,

y tú me dices

-inúndame con tus lágrimas.

Maldita muerte

si muero en cada resto de ti

que ya no me llega.

nota: perdón por estar tan ausente, pero este poemario es una parte de mí, de la que me estoy despidiendo porque muere con ella, una parte de mi oscuridad que estoy dejando que se la lleve ella, porque Lucía es la razón de esto, y las 233 lecturas, son más para ella que para mí, porque esto es de ella, y para ella.

Lucía es impacto,

Lucía fue un meteorito

y decidió impactar

en mi mente como un océano,

y esa es la razón

por la que llevo XIII poemas

hablando de los cigarros que se consumen

en rímel caído

cada vez que pienso en ella.