Lucía, eras y siempre serás un diamante en bruto,

meto todos los asterismos del cosmos en estas páginas

porque te merecías universos que nadie te supo dar.

Este libro es mi equivalente al echarte de menos

que dicen las personas normales,

porque no voy a gastar mi bombona de oxigeno

en decir algo que el tiempo se va a molestar en borrar,

cuando  le plazca

porque así hizo  contigo,

no te dio la tregua suficiente

para que aguantaras un poco más.

Es mi manera de pedirte perdón

porque no supe ver que te pasaba,

me ganó tu sonrisa

y olvidé que sus tormentas

se llevaban gran parte de la orilla.

En gran parte esto es un gran desahogo,

porque  podré por fin soltarme de tu fantasma

y seguir con mi vida,

porque no hay forma de que se vaya.

No es que no me encantes,

es que los recuerdos queman demasiado

y ya tengo demasiada exposición solar en el cuerpo

y quemaduras de tercer grado que me he hecho recordándote.

Treinta escritos para sincerarme,

treinta razones por las que tienes que dejar de buscarme

treinta maneras de vivir con el recuerdo,

y treinta maneras de sobrevivir a una condena.

En Multimedia fotografía tomada por Diane Arbus, fotógrafa estadounidense.